La fe como fundamento de la existencia
Itinerario … La teología: La cultura contemporánea: El contexto de la fe La teología: La fe que busca comprender La revelación: La invitación a la fe
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Pero … ¿qué es creer? ¿Un pseudoconocimiento? ¿Una sospecha? ¿Una alienación conveniente? ¿Una alucinación? ¿Un deseo subconsciente?
Y recordemos… Hay muchos motivos y razones para no creer … Algunos de ellos son:
La modernidad puso en jaque a la religión y la fe Immanuel Kant (1724-1804); Auguste Comte (1798-1857); Ludwig Feuerbach (1804-1872); Karl Marx (1818-1883); Friedrich Engels (1820-1895); Sigmund Freud (1856-1939); Friedrich Nietzsche (1844-1900); Jean Paul Sartre (1905-1980)
Sin embargo … el creer se funda en la estructura antropológica más profunda del ser humano Creer es humano – es propio del hombre – de la mujer; Más aún: es lo más humano – lo más propio del hombre y de la mujer. ¿Por qué?
Estructura antropológica del creer Interés Condición y posibilidad del creer Existencia humana Futuro Apuesta
Creer en el otro como preparación a la fe … La cualidad de una relación no se funda en la información, sino en su carácter personal Y es personal… Cuando hay encuentro; Cuando hacemos la experiencia del “tú me interesas – yo te intereso” (Levinas); Cuando ese encuentro nos transforma: nos invita a sentir, a pensar, a soñar, a esperar, a querer, … a ser nosotros mismos; Cuando el otro deja de sernos indiferente o una amenaza y se hace un compañero en el camino; Un compañero / compañera en quien me reconozco, en quien me puedo confiar, en quien puedo creer y esperar, en quien el amor se hacer realidad.
Creer… una definición programática Cuando Dios revela hay que prestarle "la obediencia de la fe", por la que el hombre se confía libre y totalmente a Dios prestando "a Dios revelador el homenaje del entendimiento y de la voluntad", y asintiendo voluntariamente a la revelación hecha por El. Para profesar esta fe es necesaria la gracia de Dios, que proviene y ayuda, a los auxilios internos del Espíritu Santo, el cual mueve el corazón y lo convierte a Dios, abre los ojos de la mente y da "a todos la suavidad en el aceptar y creer la verdad". Y para que la inteligencia de la revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones (Concilio Vaticano II, Dei Verbum, n.5).