Redescubrir la alegría de creer Año de la Fe: Del 11 octubre 2012 al 24 noviembre 2013 Redescubrir la alegría de creer
Catequesis del Papa Francisco Audiencia General miércoles 19 de junio de 2013
La Iglesia, cuerpo de Cristo
El Concilio dice que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Cuando Jesús ascendió al cielo, no nos dejó huérfanos, sino que con el don del Espíritu Santo, la unión con Él se ha vuelto aún más intensa. El Concilio Vaticano II dice que Jesús comunicando su Espíritu, constituye místicamente como su cuerpo a sus hermanos, llamados de todos los pueblos.
El cuerpo hace referencia a una realidad viva El cuerpo hace referencia a una realidad viva. La Iglesia no es una asociación benéfica, cultural o política, sino que es un cuerpo vivo, que actúa en la historia. Y este cuerpo tiene una cabeza, Jesús, que lo guía, lo alimenta y lo apoya. Si la cabeza está separada del resto del cuerpo, la persona no puede sobrevivir. Así es en la Iglesia.
Debemos permanecer unidos cada vez más profundamente a Jesús. Estemos unidos a Jesús, confiemos en Él, orientemos nuestra vida según su Evangelio, alimentémonos con la oración diaria, la escucha de la Palabra de Dios, la participación en los sacramentos.
Así como los miembros del cuerpo, aunque diferentes, forman un solo cuerpo, así nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu, en un solo cuerpo. En la Iglesia, por tanto, hay una gran diversidad de tareas; no hay una uniformidad aburrida, sino la riqueza de los dones que el Espíritu Santo otorga.
Ser parte de la Iglesia es estar unidos a Cristo y recibir de Él la vida divina que nos hace vivir como cristianos; significa permanecer unidos al papa y a los obispos, y también significa aprender a superar personalismos y divisiones, para entenderse mejor, para armonizar la variedad y la riqueza de cada uno.
¡Nosotros no vamos por el camino de la división ¡Nosotros no vamos por el camino de la división! Todos unidos, con nuestras diferencias, pero unidos, siempre: este es el camino de Jesús. La unidad es una gracia que debemos pedir al Señor para que nos libere de las tentaciones de la división, de la lucha entre nosotros, de los egoísmos del chisme. ¡Qué mal hacen los chismes, cuánto mal! Nunca hables mal de los demás, ¡nunca!
Tenemos que orar para que el Señor nos conceda la unidad Tenemos que orar para que el Señor nos conceda la unidad. ¿Pero cómo vamos a tener la unidad entre los cristianos, si no somos capaces de tenerla entre nosotros los católicos? ¿O de tenerla en la familia? ¡Cuántas familias luchan y se dividen! Busquen la unidad, la unidad que hace la Iglesia. La unidad viene de Jesucristo. Él nos envía el Espíritu Santo para lograr la unidad.
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