LA DIMENSIÓN SOCIAL DEL SER HUMANO

Objetivos de la clase: + Evidenciar la dimensión social y comunitaria del ser humano, mediante la cual se relaciona y vincula con otros. + Valorar la dimensión sexual de ser humano como medio de expresión de los afectos y elemento fundamental de su desarrollo. + Reconocer la sexualidad como don de Dios.

Ser humano – Ser Relacional Según los antecedentes Bíblicos podemos afirmar que la persona es descrita como “Ser Relacional”, es decir, relacionada con Dios, con el mundo y con los otros seres humanos (“hombre y mujer los creó”). De estas tres relaciones, la relación a Dios es la primera y la que fundamenta todas las demás.

En relación con sus semejantes Dios no creo al ser humano como un ser solitario, desde el principio lo creo “hombre y mujer”. A ello hay que añadir otro aspecto del relato bíblico: solo el grupo, no el individuo aislado, puede cumplir las consignas de Dios: “Crezcan, multiplíquese, llenen la tierra”. Aquí se da un primer reconocimiento de la dimensión social del ser humano. La relación a los demás no se limita a la relación varón - mujer, sino que se extiende a toda la comunidad humana.

No se puede entender al ser humano cerrado en si mismo. El cristianismo hace del semejante un prójimo, y del prójimo un hermano. Porque todos somos por igual hijos del mismo Padre: De ahí que el hombre se hace responsable de sí mismo en la medida que se corresponsabiliza de su hermano.

DIMENSIÓN AFECTIVA DEL SER HUMANO.

SEXUALIDAD

La Sexualidad.- La sexualidad es un elemento constitutivo de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano.

La Sexualidad.- El cuerpo humano, con su masculinidad y feminidad, es no sólo fuente de fecundidad y de procreación, como en todo el orden natural, sino que incluye desde el principio el atributo « esponsalicio », es decir, la capacidad de expresar el amor: ese amor precisamente en el que el hombre-persona se convierte en don (se da a si mismo).

La Sexualidad.- La sexualidad humana es un Bien: parte del don que Dios vio que « era muy bueno » cuando creó la persona humana a su imagen y semejanza, « varón y mujer los creó » (Gn 1, 27).

La Sexualidad.- En cuanto modalidad de relacionarse con los otros, la sexualidad tiene como fin el amor, más precisamente el amor como donación y acogida. La relación entre personas debe ser esencialmente una relación de amor.

La sexualidad en su dimensión genital, desempeña la función de testimoniar el amor de Dios a los hombres y de convertirse en un lenguaje profundo para manifestar el amor mutuo y fiel para siempre entre un hombre y una mujer, en un contexto en donde Dios permite y promueve esta manifestación de amor. El encuentro sexual adquiere protagonismo en la relación de pareja, la afirma y la conduce a su perfeccionamiento., en un contexto de madures, donación y principalmente amor.

¿ Qué elemento tengo para integrar de manera armoniosa la sexualidad en mi vida de joven ?

La Castidad.- Castidad es la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual según los principios de la razón. Por la castidad la persona adquiere dominio de su sexualidad y es capaz de integrarla en una sana personalidad.

La castidad consiste en el dominio de sí, en la capacidad de orientar el impulso sexual al servicio del amor y de integrarlo en el desarrollo de la persona. La virtud de la castidad forma parte de la virtud cardinal de la templanza, que tiende a impregnar de racionalidad los impulsos y los apetitos de la sensibilidad humana. (nos permite ordenar los deseos y subordinarlos a la razón)

La formación de la Castidad.- Si no vigilas tu imaginación y tus pensamientos, es imposible que guardes castidad. El apetito sexual es sobre todo psíquico. El apetito sexual aumenta según la atención que se le preste. ¿Qué tipo de películas, memes o videos envías y recibes? ¿Qué música escuchas? ¿Cuál es su contenido? ¿Cómo son tus conversaciones de sexualidad con tus amigos?

Castidad y Fe La pureza no se puede guardar a medias. Con nuestras solas fuerzas, tampoco; pero con el auxilio de Dios, sí. Quien -con la ayuda de Dios- se decide a luchar con todas sus fuerzas, vence seguro. No es que muera la inclinación, sino que será gobernada por la razón. El mundo se ríe de la pureza y de la castidad, como si se tratara de cosas pasadas de moda.