Vicenta María y el Espíritu Santo.
Vicenta María, el Dios que es Amor, ha dado dimensiones de eternidad a tu Persona y Carisma.
Que siguen hablando hoy a los jóvenes de amor, de esperanza y de salvación.
Por el Espíritu sigues amando a la juventud de hoy, como la de ayer.
Experimentas ese amor que se hace cercanía a sus corazones hambrientos de bien.
te has hecho comprender por los jóvenes en tu vida, hecha servicio, Por el Espíritu Santo, te has hecho comprender por los jóvenes en tu vida, hecha servicio,
Y has despertado en muchos de ellos deseos de ahondar en el secreto de tu entrega.
Vicenta María, por el nos has asombrado palpando en tu vida un amor gratuito,
sencillo, humilde, sereno, que previene, está atento, intuye.
Por el Espíritu, les has conducido de la mano a Jesús, el hombre Dios que por ellos se entrega.
Y les ofrece un amor que va más allá de toda comprensión humana y sacia su ansia de amar y ser amados.
envueltos en los condicionamientos de un mundo que atrapa, Por el Espíritu, has llegado aun a los más alejados, indiferentes, envueltos en los condicionamientos de un mundo que atrapa,
Has llegado también Vicenta María, con tu sencillez, con tu estilo de vida, con tu paz, con tu respeto y entrega a la verdad.
Por el Espíritu, has abierto los tesoros de tu corazón a tus hijas que por eso han podido mejor hablar de ti y contagiar algo de lo que tú les trasmites.
Tú como Madre e intercesora de la Congregación, esa pequeña grey que llevas en el corazón,
has puesto en el de tus hijas deseos de una entrega más fiel, más auténtica, más genunina a Dios.
Por el Espíritu nos sigues invitando a ser reflejo de ese Dios Amor que eternamente nos amó y que nos guarda en su corazón.
Nos urges a una mayor coherencia de vida sellada por un Amor que la haga atrayente y contagiante.
Nos sigues diciendo con firmeza y suavidad que estamos llamadas a: AMAR SIN CONDICIONES,
reflejar ese amor en gestos de servicio y entrega,
Identificarnos con el Jesús manso y humilde, sencillo, que perdona, que espera, que abre los brazos a sus hermanos y los llama amigos, que quiere que nos amemos como El nos ama.
Reproducir en nuestras vidas aquellos rasgos crísticos que sellaron tu espiritualidad la de tu Congregación y te identificaron en la Iglesia.
Salir de la mediocridad, a vivir con magnanimidad señorío evangélico, bondad, sencillez, seguridad, paz,
Ofrecer al Señor nuestro barro, desde un amor sano de nosotras mismas, para que El lo transforme y haga nuevo cada día.
Creo Vicenta María que sigues vivificando nuestro Carisma desde y con el amor eterno de Dios en el que vives para siempre, y que desde ese Dios Amor sigues amando tu pequeña grey.
FELICIDADES…