Espiritualidad del Adviento

“El Espíritu del Señor está sobre mí “El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para traer la buena nueva a los pobres, para anunciar a los cautivos libertad y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y para proclamar el año de la gracia del Señor” Lucas 4, 18-19  

Nos estamos acercando a las fiestas navideñas y por todas partes se comienzan a ver signos decembrinos: luces, árboles navideños, adornos, nochebuenas, regalos, juguetes… todo parece indicar que se acerca una temporada de paz. La realidad es otra: inundaciones, conflictos políticos, asesinatos brutales, crisis económica, hambre, catástrofes, tristezas, epidemias, muerte y destrucción. Ante toda esta realidad la Palabra de Dios nos llena de esperanzas: Viene Dios a salvarnos. Jesús, el ungido ha sido enviado para rescatarnos. Este es el sentido que tiene el tiempo de Adviento, que iniciamos este año el 29 de noviembre.  

  La palabra "Adviento" significa “presencia”, "llegada". Este tiempo se divide en dos grandes partes: la primera, va desde que comienza (primer domingo de diciembre o último de noviembre) hasta el 16 de diciembre. En esta parte recordamos que tenemos que estar alerta esperando la última venida del Señor: La segunda parte del Adviento va desde el 17 hasta el 24 de diciembre; con ella nos preparamos a celebrar el nacimiento de Cristo (Misterio de la Encarnación: “El Verbo se hizo carne” Juan 1, 14) y a su llegada espiritual a nuestros corazones.

Al celebrar el tiempo litúrgico de Adviento, la Iglesia quiere "avivar" la esperanza en la segunda venida de Cristo y la alegría que nos trajo su nacimiento.

Adviento, por ello, es tiempo de salvación Adviento, por ello, es tiempo de salvación. Salvación que brota del nacimiento de Jesucristo - Dios hecho hombre- pues él vino a abolir el odio, el pecado, la muerte y el mal. ¡Cristo viene a salvarnos! Viene a sanar los corazones, a anunciar la Buena nueva y a liberar a los cautivos en el pecado.  

Cristo viene en la Eucaristía, en su Palabra y en cada hermano. Cristo viene cada Navidad de nuevo a cada corazón.

Hemos de celebrar la Navidad creyendo y, sobretodo, esperando que Jesús vendrá a “juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin”. En ese día, los cielos y la tierra serán nuevos y nosotros seremos resucitados para gozar de la presencia del Señor que se nos mostrará tal cual es. Es la Pascua de la creación. Motivo, no de miedo, sino de esperanzas (Ver 1 Corintios 15, 50-58)  

· Es tiempo de arreglar, reparemos los camino del Señor. · El Adviento es un tiempo de preparación: abramos el corazón al Señor.  · Es tiempo de limpieza; quitemos toda la "basura" de pecado que pueda haber en nuestro interior. ·  Adviento es tiempo de adornar, adornemos nuestras vidas con las más bellas virtudes de fe, de esperanza y amor. · Es tiempo de arreglar, reparemos los camino del Señor. ·  Es tiempo de regalar: regalemos nuestro perdón, y nuestra sonrisa comprometiéndonos a obrar siempre el bien y la justicia.  

· Haz oración: encuéntrate con tu Señor. · Primero que nada acércate más a Dios, no dejes que el consumismo de estos días nos aparten del verdadero sentido de estas fiestas: asiste a la iglesia, participa en la celebración, acércate a la Eucaristía. · Confiésate: es necesario pedir y dar perdón para gozar de la gran alegría que el Señor nos promete. · Practica la caridad: En estos días de fiesta hay mucha gente que sufre, da más que una limosna a aquellos que les falta amor. · Vive estos días con la alegría de saber que Jesús vendrá y contagia a los demás. · Haz oración: encuéntrate con tu Señor.  

Adviento: Es tiempo de volver a Dios: El quiere nacer de nuevo, pero esta vez en el pesebre de tu corazón.