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“Hermelinda” Vals criollo peruano
Vito Cano
Jennifer Yoswa
Nuñez Carvallo
Nilgum Akyol
Lisa Linch
Nuñez Carvallo
Lisa Linch
Elaine Jackson
Demetrio Saldaña
Nuñez Carvallo
Nuñez Carvallo
Elaine Jackson
Elaine Jackson
Ivon Bouchard
Elaine Jackson
Guimoye
Camino Brent
Camino Brent
Nuñez Carvallo
Marcial Farfán
Marcial Farfán
Elena Ilku
Cantan: Los Morochucos Hermelinda (Vals Peruano) Autor: Alberto Condemarín Escucha, amada mía, la voz de los cantares que brotan de mi lira cual desolado son. Malévola es tu ausencia temiendo mil azares, enferma tengo el alma y herido el corazón. Ya para mí las aves no cantan sus amores ni vierte su perfume la aurora matinal. Ni el tímido arroyuelo que bulle entre las flores tu rostro peregrino refleja en el cristal. Qué triste, amada mía, los días amanecen, qué lentas son las horas que estoy lejos de ti. Para calmar la duda que tormentosa crece, acuérdate, Hermelinda, acuérdate de mí. Seré tu fiel amante que solitario llora al recordar las horas de dicha y de placer, bañando con mis lágrimas tu frente encantadora, tus ojos dos luceros fijados hacia mí. Cantan: Los Morochucos Violines del Perú
El vals HERMELINDA tiene tras de sí una historia que muy pocos conocen. Ese fue el nombre de la esposa del gran Felipe Pinglo y esa composición fue dedicada a ella antes de convertirse en la señora de Pinglo. La Srta. Hermelinda Rivera era cortejada por Don Alberto Condemarín, unos 20 años mayor que la joven Hermelinda. En ese entonces Don Alberto era ya un reconocido compositor y Felipe Pinglo era muy joven. Es evidente que Felipe Pinglo la conquistó contra el inicial parecer de los padres de Hermelinda. Sin embargo, como una paradoja del destino, ni siquiera el mismísimo Felipe Pinglo pudo componer una canción tan hermosa como HERMELINDA ("Para calmar la duda que tormentosa crece, acuérdate Hermelinda, acuérdate de mí...") Se dice que fue una de las frustraciones de Felipe Pinglo, aunque lo intentó (se habla de una inédita HERMELINDA que nunca vió la luz debido a que Pinglo la sentía inferior a la que compuso su rival de amores). Felipe Pinglo triunfó en el amor, pero Don Alberto Condemarín ganó la partida musical con la que es seguramente una de las canciones de amor más sentidas y poéticas de nuestra música criolla. En los versos de Alberto Condemarín ya todo está consumado y nada puede hacer para revertir el desengaño. En sus versos, que son dos años más tarde que los de Pinglo, hay una resignación muy anticipada a la boda de Felipe y Hermelinda. Estos se casaron en la Iglesia de San Francisco el 11 de mayo de 1926. (Datos de Internet.)
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