? Romika García de Cáster © Rosa Ribas

Romika García de Cáster nació en 1898 en Mérida, México Romika García de Cáster nació en 1898 en Mérida, México. Romika es un nombre maya que significa „luna de sangre“. Sus padres fueron Emiliano Cuatemoc García, un hombre de ideas extremadamente conservadoras, autoritario y despótico, y Susan Cáster, una pionera del feminismo en América Latina. 1898-1900

Su abuelo materno fue John W Su abuelo materno fue John W. Custer (1800-1855), un poderoso terrateniente norteamericano que, en protesta por la anexión de Tejas en 1848, prefirió hispanizar su apellido. Aunque Custer formaba parte de los colonos anglosajones de Tejas, no podía identificarse con el expansionismo de los Estados Unidos que, con dicha anexión marginaban a una gran parte de la población de Tejas Es de suponer que en la decisión de John W. Custer influyó también en gran medida la fuerte personalidad de su esposa Guadalupe Parra, hermana del famoso pintor mexicano Felix Parra. 1900-1905

El espíritu liberal y luchador de su abuelo reaparecerá en la nieta, una gran defensora de las ideas de José Martí. Pero en su infancia y su adolescencia, su vida transcurre por otras sendas, pues en 1908, por iniciativa paterna, es enviada al internado Sacre Coeur de Caracas gobernado estrictamente por monjas francesas. Allí pasará los quizás más oscuros años de su vida hasta que en 1913, Susan Cáster, su madre, la lleve de nuevo a su lado. 1908-1913

A su padre nunca más volvió a verlo en vida A su padre nunca más volvió a verlo en vida. En 1912, durante la confusión de la Revolución Mexicana, fue fusilado, acusado de traición, por sus propios correligionarios maderistas en Ciudad de México. En su testamento, redactado en la prisión pocas horas antes de su muerte, dispone que su hija reciba la casa familiar en Santiago de Chile. Esta casa devino con los años un refugio para Romika. 1908-1913

Tras abandonar el sombrío internado, inició una larga odisea por varios países latinoamericanos acompañando a su madre por diversos países latinoamericanos. Después de la muerte de Emiliano Cuatemoc García, Susan Cáster inició una breve pero apasionada carrera política propagando, con más bien escaso éxito, el feminismo y el socialismo entre los indígenas. 1913-1916

Durante sus viajes por Bolivia, Colombia y Perú, Romika establece un intenso contacto con las culturas indígenas del continente. En sus diarios de la época se encuentran numerosos testimonios de su preocupación por las cuestiones indígenas. En estos textos primerizos dedica también extensos pasajes a su primer gran amor, José Carlos Mariátegui, a quien había conocido en 1915. Este primer romance es también el tema de su primer volumen de poemas Del amor y de las llamas, cuyo título ya refleja un juego con dobles sentidos que será tan característico también en sus obras posteriores. 1914-1916

Cuando en 1916 su madre desaparezca en circunstancias misteriosas e inexplicables, Romika pondrá bruscamente fin a su relación con Mariátegui y se refugiará en su casa en Chile. A partir de esta fecha, volverá a la casa cada otoño. 1916-1920

Durante estos años de exilio voluntario en Chile conocerá la vanguardia de la literatura chilena del momento, con nombres como Pablo de Rokha, Juan Emar y Pablo Neruda, de quien se enamoró desde el primer encuentro en la universidad en 1921, pero que nunca correspondió a este amor. Este amor no correspondido es el tema de su libro de poemas Veinte canciones desesperadas y un poema de amor, que muestra una vez más de qué modo la literatura es para Romika García una expresión del estado del alma. 1916 – 1922

En 1923 se casó con el multimillonario Claudio José O'Brian Carrillo, "el rey del nitrato". Pronto tuvo que descubrir que este matrimonio había sido un error. Claudio José no sólo no supo comprender las inquietudes artísticas de Romika, sino que además intentó sofocar cualquier intento de emancipación. En una carta que le escribió durante un viaje se puede leer: "Esas fantasías poéticas que perturban tu hermosa cabecita no son más que anhelos adolescentes. Creo, mi palomita, que ya va siendo hora de que abandones esos ensueños y te conviertas en una mujer. Mi mujer. A partir de ahora, tu mayor y mejor obra somos yo y los frutos de nuestro amor". 1923-1931

Tras el comienzo en 1930 de una época de crisis política en Chile, Romika García decidió abandonar el país por un largo tiempo. Será su oportunidad para abandonar a su marido definitivamente. Se dirigirá a Buenos Aires, centro de una intensa vida cultural. En Argentina entrará en el círculo de Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Silvina y Victoria Ocampo. Se dice que tanto Borges como Bioy quedaron tan fascinados por ella que la rivalidad entre ambos estuvo a punto de poner fin a su amistad. 1923-1931

La participación de Romika en los debates literarios la llevó a su próxima aventura amorosa, esta vez con una mujer. Aunque hasta nuestros días no ha sido por completo aclarado, se supone que mantuvo una relación extremadamente intensa con Victoria Ocampo, cuyo desenlace plasmó de nuevo en una creación literaria, su novela La muñeca rabiosa. 1931 – 1933

Su amistad con Pablo Neruda se reanuda en 1933, cuando el poeta chileno se trasladó a Buenos Aires en calidad de cónsul. El 13 de octubre del mismo año Romika y Pablo asisten a una velada en casa del escritor Pablo Rojas Paz donde conocieron a Federico García Lorca, que había viajado a Buenos Aires con su grupo La Barraca para presentar la obra Bodas de sangre. García Lorca le causó una honda impresión. 1933-1934

Animada por Federico García Lorca, decidió viajar a España Animada por Federico García Lorca, decidió viajar a España. Allí retomó su antiguo activismo político y recorrió el país pronunciando conferencias. Son famosas sus charlas en el Ateneo de Barcelona en 1934 y en el Ateneo Mercantil de Valencia en 1935. Su conferencia en Valencia, con el provocador título "La Eva pasada, la Lilit futura" terminó en un estrepitoso escándalo, cuando un grupo de hombres irrumpió en la sala, a la que sólo se había permitido el acceso a mujeres e interrumpió su discurso al grito de "Les dones a cuinar, a parir i a brodar" (Las mujeres a cocinar, a parir y a bordar"). Tuvo que refugirse durante varios días en la casa de Max Aub por miedo a su integridad. De vuelta en Madrid, participó en muchas actividades de la Residencia de Estudiantes. 1934-1936

En 1936 conoció en Sevilla a Juan Ramón Jiménez y a su esposa Zenobia Camprubí. Tras el asesinato de Lorca, aceptó la invitación de Juan Ramón Jiménez y abandonó con ellos España con rumbo a Nueva York. En Nueva York permaneció unos pocos meses y pasó después a Puerto Rico. En San Juan residió en la casa del poeta Virgilio Dávila donde se retiró a escribir uno de sus libros más emotivos en homenaje a su gran amigo Federico García Lorca Crónica de una muerte inesperada. 1936-1939

Tras una estancia de dos años en Chile, decide verder su casa y regresar a México. En este país se mantendrá en estrecho contacto con los exiliados españoles, como Max Aub, que llegó en 1942. En 1946 entablará una muy cordial relación con Luis Buñuel, cuando éste se desplace a México, donde realizó algunos de sus grandes filmes. Estos años en México fueron quizás los más tranquilos en la vida de Romika García de Cáster. 1936-1939

Su marido, que había muerto en 1945, le legó, a pesar de que no se habían visto en años, su gran fortuna, y Romika pudo vivir holgadamente y dedicarse por completo a la literatura. De esta época son algunas de sus obras más famosas La ciudad y los gatos, El cuaderno de arena y La muerte de Antonio Crucifijo. 1936-1939

1954-1956 La vida de Romika transcurrió plácidamente hasta que en 1954 conoció a Ernesto Che Guevara, que trabajaba entonces como médico en el Hospital General de Ciudad de México y quedó fascinada por los ideales del grupo revolucionario del que formaba parte. Cuando en 1956, la hagan partícipe de sus planes en Cuba, resuelve embarcarse con ellos en el barco Granma para dar testimonio de la revolución. Desgraciadamente, los 80 guerrilleros cayeron en una emboscada de las tropas de Batista. Muchos murieron, entre ellos Romika. Se sabe que en la mochila portaba el manuscrito de su obra cumbre, Un siglo a solas. Este manuscrito desapareció, aunque algunos dicen que, en la agonía, lo puso en las manos de uno de sus compañeros, un tal Castro.

Se ignora el lugar donde fue enterrada