EL BIEN

La pregunta ética por el bien humano En la Ética a Nicómaco, Aristóteles dice: “Todo arte y toda investigación y del mismo modo toda acción y elección parecen tender a un bien; por esto se ha dicho con razón que el bien es aquello a que todas las cosas tienden”

Tipos de bien Bien aparente y bien real Bien técnico y bien moral Bien finalizado y bien último Bien último: significa objeto último del deseo, fin o bien global en el que los deseos quedan satisfechos, que no deja nada fuera de sí y que no es referible a ningún fin ulterior; es decir que es querido en sí mismo y no en orden a otra cosa. f

Sin embargo, la vida tiene diversas dimensiones y cada una tiene su propio fin, por tanto ¿cómo podemos hablar de un bien supremo o bien último? Si los fines de cada actividad o dimensión de la vida, fuesen fines últimos cada uno, serían fines no articulados ni articulables en una totalidad que los engloba, serían inconmensurables. Pero la experiencia enseña que solo relacionándolos en el seno de un todo más amplio, podemos tomar decisiones oportunas cuando se produce un conflicto entre ellos.

Que haya un único fin último hace posible que haya un orden de prioridades en la propia vida. Los fines no últimos y el fin último no se relacionan entre sí como los medios y el fin. Su relación mutua se asemeja más bien a la que existe entre las partes y el todo. Charles Taylor: Lo que una persona hace o no hace es últimamente comprensible sólo si sabemos lo que esa persona quiere ser, es decir, si sabemos lo que ama.

Fin último y felicidad Aristóteles: “Puesto que todo conocimiento y toda elección tienden a algún bien, digamos cuál es aquel a que la práctica aspira y cuál es el supremo entre todos los bienes que pueden realizarse . Casi todo el mundo está de acuerdo en cuanto a su nombre, pues tanto la multitud como los refinados dice que es la felicidad, y admiten que vivir bien y obrar bien es lo mismo que ser feliz. Pero acerca de qué es la felicidad, dudan y no lo explican del mismo modo el vulgo y los sabios. Pues unos creen que es alguna de las cosas visibles y manifiestas, como el placer o la riqueza o los honores; otros ,otra cosa”

La felicidad es el horizonte natural de la voluntad al que queda necesariamente referido todo lo que queremos y decidimos. De la aspiración natural a la felicidad no es posible prescindir, porque no está en el ámbito de lo elegible. Por una parte la felicidad está ligada al bien perfecto del hombre y a la actividad humana o tipo de vida que hace posible alcanzarlo, por otra parte, parece ligada al placer y a la ausencia de dolor.

Fin último, felicidad y racionalidad La felicidad es una aspiración propia y exclusiva de los seres racionales. La búsqueda de la felicidad está ligada a pensar, razonar, reflexionar, plantearse preguntas; que a su vez son modos de búsqueda de la verdad; de la búsqueda del verdadero bien del hombre. De modo que la felicidad es un deseo razonable que sólo podrá ser satisfecho razonablemente, de acuerdo con la razón.

La ética quiere determinar lo que es razonable querer como fin último y sobre esa base pronunciar las normas y los juicios de valor sobre los diversos proyectos de vida, que de hecho los hombres trazan para sí mismos. La ética no pretende decir todo lo que el hombre debería hacer o dejar de hacer, pero si puede determinar ciertas modalidades generales que deben ser observadas. Estas modalidades generales tienen carácter normativo y son las virtudes.

El contenido del bien humano

La postura aristotélica Lo bueno en sí mismo es la vida conforme a la razón o la vida virtuosa. ¿Por qué? Porque vivir es una actividad común al hombre y a las plantas; la sensibilidad es poseída también por los animales. Lo propio del hombre es la vida racional y por tanto lo que puede hacer realmente feliz al hombre es la perfección de la actividad según la razón, perfección a la que llamamos VIRTUD

Aristóteles distingue dos dimensiones de la razón, la teórica y la práctica a las que corresponden dos tipos de virtudes: la virtudes intelectuales y las virtudes éticas o morales. La actividad más alta de la razón es la contemplación teórica de la verdad, por lo que son las virtudes intelectuales las que dan al hombre la felicidad perfecta; que no está al alcance de todos. También habla de un segundo tipo de vida feliz que consiste en la vida según las virtudes éticas.

La contemplación es un género de vida orientado totalmente a la búsqueda de la verdad, a la sabiduría que implica purificación y auto trascendencia. Por su parte, las virtudes morales son hábitos adquiridos que ponen de manifiesto el temple subjetivo de la personalidad, una capacidad estable de elegir lo bueno y rechazar lo malo que permite integrar las tendencias sensibles en un género de vida armónico que contribuye a la búsqueda de la verdad como fin último del hombre. Habla de un tercer elemento de la felicidad que es externo al hombre: los ocios del hombre libre, la facilidad de las condiciones materiales, la tranquilidad del alma, las amistades convenientes, un actitud benévola por parte de la divinidad.

El hedonismo Platón describe la actitud hedonista en un texto del Gorgias: “Lo que es por naturaleza hermoso y justo es lo que con toda sinceridad voy a decirte: el que quiere vivir bien debe dejar que sus deseos alcancen la mayor intensidad, y no reprimirlos, sino poner todo su valor e inteligencia en satisfacerlos y saciarlos, por grandes que sean”.

¿Es natural sentir placer? Aristóteles en la Ética a Nicómaco sostiene que el placer es radicalmente natural: el hombre está hecho de tal manera que lo agradable le parece bueno y lo penoso o desagradable le parece malo. Esto lleva a confundir el placer con el bien supremo, porque todos los seres, tanto los racionales como los irracionales, aspiran a él.

¿Es bueno el placer? Aristóteles sostiene que no es malo ni bueno en sí mismo. Es malo cuando hace al hombre brutal o vicioso. Hay muchas cosas por las que merece la pena luchar que no son placenteras. El placer no se identifica con el bien, ni todo placer se debe apetecer.

¿Cuáles son los peligros de tomar esta actitud en la vida? “Ninguna ciudad puede mantenerse en paz, por muy buenas que sean sus leyes, si sus habitantes vegetan paralizados por la pereza en todo lo que no sea comer, beber y correr tras amoríos” Platón, Carta VII. Amontonar acciones no equivale a encontrar el sentido de la vida; más bien el sentido es algo previo a la acción: es lo que se escoge, orienta y coordina las acciones.

El uso de la razón Todos experimentamos la inclinación natural hacia el placer sensible, esta inclinación es positiva en cuanto asegura la conservación del hombre. Esta inclinación requiere un ordenamiento superior, que proviene de la razón a través del ejercicio de la virtud de la templanza.

El estoicismo Para los estoicos, la filosofía es el camino hacia la felicidad. La felicidad consiste en vivir según las virtudes éticas. No se plantean que la contemplación sea el bien supremo del hombre. La virtud ética es para ellos autosuficiente. Los demás bienes deben ser indiferentes para los sabios virtuosos. El bien humano es la imperturbabilidad del sabio, la indiferencia frente al mundo. La ética estoica es una ética de autodominio; es decir un intento desesperado de neutralizar el padecimiento humano. Hay que evitar el sumo mal en vez de buscar el sumo bien.

El escepticismo La tesis ética del escepticismo es que la felicidad consiste en la imperturbabilidad o serenidad que sigue a la suspensión del juicio, porque la realidad aunque existe es incomprensible. La infelicidad y el sufrimiento provienen de la turbación causada por las ideas acerca de lo bueno y lo malo. Su error esta en que encierra una contradicción interna: niega el valor de lo sensible pero luego vive y goza; niega la universalidad de las afirmaciones filosóficas, pero sin ella no podría atribuir valor a sus propios argumentos.

La perspectiva tomista Coincide con el análisis aristotélico del bien supremo respecto a los placeres, la riqueza, el honor, etc. Para el Aquinate, el único bien que sacia el ansia de infinito que experimenta el hombre es Dios. Habla de una felicidad perfecta que solo se alcanza mediante el conocimiento de la esencia de Dios, que no se puede conseguir en este mundo, ya que supera las fuerzas naturales del hombre. Y de una felicidad imperfecta que es la participación de la felicidad perfecta y que consiste en la vida virtuosa

La vida virtuosa prepara al hombre para la contemplación La vida virtuosa prepara al hombre para la contemplación. Este tipo de vida es el único camino para participar en la felicidad perfecta ya que a través de esa vida vamos afianzando en nuestra vida la imagen y semejanza de Dios. Las virtudes morales logran regular la actividad del hombre: la posesión y uso de los bienes humanos, las relaciones sociales, etc.