Tómate tu tiempo para leer esto. Si hoy no puedes, mañana habrá una nueva oportunidad.

Desde el fondo de tu corazón… Una pequeña reflexión Desde el fondo de tu corazón…

Nos centramos en lo que hacemos y, sobretodo, lo que nos queda por hacer. No nos damos cuenta: lo que sentimos es lo que conforma nuestras vidas y nos hace más o menos felices. El pensamiento es el que crea el sentimiento: nos sentimos dichosos porque pensamos que somos amados, que somos útiles y especiales.

“Según piense, así me sentiré”.

Conocerte a ti mismo te hará más fácil Por eso, si quieres, puedes adentrarte en tus pensamientos, en una percepción más auténtica de quién eres. Conocerte a ti mismo te hará más fácil mejorar las cosas que no te gusten de ti y potenciar las que más te satisfagan.

Busca un lugar en el que te sientas cómodo y en el que estés a gusto para estar solo. Debe ser un lugar libre de colores u olores fuertes, con el menor ruido posible y en el que haya espacio. Coge una manta y ponla en el suelo; en ella estarás sentado, tumbado o como más cómodo te encuentres. Puedes usar una banqueta o un asiento que te resulte cómodo, pero no debe ser un sitio en el que te quedarías dormido. Si te viene bien para concentrarte enciende una vela y ponla un poco lejos de ti, así no podrás enredar con ella y no te descentrarás.

Para estar tranquilo y relajado puedes hacer unos estiramientos antes de empezar, eso también hará que estés más concentrado. Recuerda que esta reflexión la haces para ti mismo. Hazla sólo si es un buen momento para ello, y repítela cuantas veces necesites. Atenúa un poco la luz para darte un ambiente más intimista. Y recuerda que lo más importante es que tú estés a gusto.

Este es un buen momento para recordar un lugar donde te has sentido lleno gracias a la tranquilidad que desprendía. Puede ser un sitio especial, la naturaleza o allá donde te encuentres. Recuerda esa sensación, ese bienestar que sentiste aquella vez y créalo de nuevo dentro de ti. Ya estás listo para ir a lo que de verdad importa. Excluye los pensamientos que te dicen qué debes hacer, que te atan al tiempo y a las personas. Escucha esos sonidos que no percibes normalmente y el silencio te ofrece hoy. Siente tu respiración, cómo tu corazón late.

Tú siempre sabes lo que necesitas. Ahora tienes que escucharte. Siente qué te realiza como persona y qué no lo hace. ¿Estás satisfecho con tu vida?. ¿Hay algo que necesites o que quieras cambiar para sentirte mejor contigo mismo?. Recuerda que esta reflexión la haces para crecer como persona y sentirte bien. Todos cometemos fallos, así que las cosas más difíciles de encarar trátalas con cariño; cuando cometemos un error, esto nos da la oportunidad de aprender de él.

Emplea todo el tiempo que sea necesario para llegar a conclusiones que sean importantes para ti. Cada día una distinta.

Ahora que ya sabes qué es importante para ti ya puedes revisar lo que haces. Intenta ver las situaciones que últimamente te han disgustado, pero una a una. Recuerda qué pasó, y ahora recuerda lo más importante, ¿cómo actuaste tú?. Todo debe ir encaminado a que te veas a ti mismo desde fuera: ¿te gusta tu manera de actuar? Siempre hay tiempo para mejorar, para perdonar, para pedir disculpas y para crecer como persona, no te agobies si lo que ves de ti no te gusta, sólo requiere tiempo y paciencia que llegues a ser la persona que quieres ser.

Tras haber visto cómo eres tú desde fuera, observa las situaciones que anteriormente recordaste. Intenta darte cuenta de cómo reaccionan las personas ante ti. Antes de juzgar a otro piensa que cada vez que cometes un error, sueles tener motivos para ello, cosas personales que no sabe la persona ante la que estas cometiendo ese error. Trata tus errores y los que cometen otros con cariño. A veces de ellos nacen las más bellas relaciones personales. Piensa en lo que puedes hacer tú para mejorar esas situaciones que te han disgustado; hablando, obrando…y con paciencia.

Ya estás listo para el perdón y las gracias Ya estás listo para el perdón y las gracias. Ofrécetelos a ti mismo y a aquellos que creas que lo necesitan. Primero en tu mente; si crees que luego tienes que compartirlo con ellos, hazlo. Si en este punto aún estás ávido de más, busca dentro de ti. Tú te guías mejor que nadie en este mundo. Aunque otros te puedan ayudar, que es maravilloso, no te subestimes. El que mejor puede llegar a conocerte eres tú mismo.

Cuando estés listo para volver a la normalidad vuelve a centrarte en ti. Vuelve a tu lugar hermoso para despedirte de él con un “hasta pronto”. Vuelve a sentir tu respiración, tu corazón. Ahora siente de nuevo esos ruidos que el silencio ha destapado. Apaga la vela y haz de nuevo los estiramientos si empezaste con ellos Levántate despacio, a tu ritmo. Este es un buen momento para ir a hacer deporte o pasear, aunque a ti te puede apetecer algo distinto; si puedes, hazlo.

Hazlo como más a gusto te encuentres. Espero que esta reflexión te haya venido bien. Puedes hacer solo un trozo, repetirla una vez al mes o una vez al día; adaptarla para que te sientas más cómodo o cómoda. Hazlo como más a gusto te encuentres. Escucharse a uno mismo es una buena idea. Con cariño: AmyM.S.