¡Buen vendedor! Miguel-A. Dedicado a Isabel C. (de Ciudadreal).
Un dependiente estaba finalizando su primer día de trabajo en una tienda de venta de artículos variados. Al terminar el día, el jefe le preguntó cómo le había ido con las ventas. El dependiente respondió: - Pues muy bien. Hice una sola venta. - ¡Cómo! ¿Una sola venta? - gritó el jefe-. ¡Pero si el promedio de ventas de está tienda es de 30 a 40 diarias!.
- Sí, pero, ¿cuánto es el importe de cada una? -preguntó el dependiente-. ¡La venta que yo he conseguido ha sido de euros!. - ¿ euros? ¿Y qué has vendido? ¿Media tienda?. - Bueno, mire... resulta que primero al tipo le vendí un anzuelo chiquito, luego un anzuelo mayor... pero le dije que tan buenos anzuelos merecían una buena caña... así que le vendí tres: dos cañas pequeñas y una grande, también le vendí cebo para pescar. Y, como todo eso no iba a podérselo llevar en la mano, le vendí también una hermosa cesta para artículos de pesca.
- Luego -añadió el dependiente-, como el día estaba medio nublado, le dije que no se descuidara de la lluvia, por lo que decidió comprar un par de botas de goma, un capuchón y un impermeable para la lluvia. A continuación, nos pusimos a charlar, y tampoco tenía linterna, por lo que también se llevó una. Poco después le pregunté qué dónde pescaba, y me dijo que le gustaba más la pesca de mar que la de río. Y, por ello, le ofrecí un bote... y también lo compró.
Entonces, me dijo: - ¡Pero llevar de pesca este bote tan grande, me va a rayar la pintura de mi pequeño coche!. Además, si encuentro alguna rampa, mi coche no va a poder subirla con tanto peso. - Entonces, le ofrecí un Range Rover 4x4, que le encantó, y también compró la furgoneta.
- Como también -añadió el dependiente- le advertí que en alta mar es posible que las corrientes pudieran llevarlo tan lejos que iba a perder de vista la costa, le ofrecí un sistema de radio de onda corta para poder enviar un SOS en caso necesario... y también lo compró.
- ¿Y todo eso se lo has vendido por venir a comprar un par de anzuelos? -preguntó sorprendido el jefe. -¿-¿Anzuelos? -contestó, mosqueado el dependiente-. ¡No!. El tipo vino a comprar un paquete de compresas femeninas, y entonces yo le dije: "Ya que se te ha arruinado el fin de semana, ¿por qué no te vas de pesca?".