Este canto litúrgico de acción de gracias está estrechamente vinculado con el Salmo 19: la súplica del pueblo antes de la batalla ha sido escuchada,

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LA SANTA MISA Estructura y partes.
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Pablo entiende el plan de rescate
Se abrió el cielo, y se oyó la voz del Padre:
CREER EN LA PAZ QUE NOS TRAE JESÚS. Mayo 1 Juan 20,19-31 CREER EN LA PAZ QUE NOS TRAE JESÚS. Mayo 1 Juan 20,19-31.
En esta súplica, el reconocimiento del propio pecado se une a la confiada seguridad de obtener el perdón divino. ● El salmista, lejos de sentirse.
Súplica colectiva, con oráculo de salvación En esta oración se refleja la situación espiritual de los que ya han pasado la prueba del exilio en Babilonia.
▬ Este Salmo es una profesión de fidelidad a la misión que Dios había confiado a David y a sus descendientes: la de gobernar con justicia la “Ciudad.
“El que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos” (Mc 10,45)
NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD
Domingo de Pascua VIO Y CREYÓ Juan 20, 1-9.
Una vida iluminada.
Una intensa y suave acción de gracias se eleva a Dios desde el corazón de quien reza, después de desvanecerse en él la pesadilla de la muerte. Este.
La proclamación de la realeza del Señor es asociada en este himno a dos acontecimientos decisivos de su obra salvífica: la creación y el juicio (v.
Este Salmo “real” perteneció originariamente al ritual de la entronización de los reyes davídicos. Con gran fuerza poética y en progresión dramática,
El amor y la fidelidad del Señor (v El amor y la fidelidad del Señor (v. 2), que reconforta y protege a los humildes (vs. 3, 6), motivan este canto.
El núcleo de este Salmo “real” está constituido por un oráculo del Señor, que proclama los privilegios concedidos a los reyes davídicos en el día.
Este Salmo consta de tres partes. La primera es un breve himno al Creador (vs. 1-2). La segunda, de tono sapiencial, enumera las condiciones morales.
► Ante la inminencia del combate, la comunidad congregada en el Templo (v. 3) implora la protección divina y la victoria del rey (vs. 2-6). Como era.
La confianza y el gozo profundo que brotan de la intimidad con Dios, son los sentimientos predominantes en este Salmo. Los vs. 5-6 permiten suponer.
Un hombre desterrado -probablemente un levita- suspira por volver a gozar de la presencia divina, viviendo constantemente junto al Santuario de.
Este salmo es un mezcla se súplica individual y también de salmos sapienciales En la primera parte, el salmista expresa totalmente su confianza en.
+ Esta breve oración es una súplica para pedir la protección divina en medio de la opresión (v. 5). + La petición está acompañada de una profesión.
+ Este Salmo es la súplica de un hombre perseguido y acusado injustamente. + Seguro de su inocencia (v. 5), el salmista pide que sus enemigos sean.
NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD
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ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY SALMO 20.
ACCIÓN DE GRACIAS POR LA VICTORIA DEL REY SALMO 20.
Transcripción de la presentación:

Este canto litúrgico de acción de gracias está estrechamente vinculado con el Salmo 19: la súplica del pueblo antes de la batalla ha sido escuchada, y el Señor ha concedido al rey una resonante victoria. El Salmo consta de tres partes. La primera (vs. 2-8) es una expresión de alegre reconocimiento por las bendiciones concedidas al rey, en particular, por el triunfo alcanzado. En la segunda (vs. 9-13), un sacerdote o un profeta interviene para anunciar la victoria total sobre los enemigos del Señor y del rey. Por último (v. 14), la comunidad pide al Señor, en una breve súplica, que despliegue su poder para cumplir la promesa expresada anteriormente.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza … Para nosotros, cristianos, este salmo es como un himno ante la victoria de Cristo resucitado, como una contemplación gozosa de su triunfo y una acción de gracias por el reino inaugurado en el misterio pascual del Señor. Cristo se siente colmado de gozo en la presencia del Padre; vestido de honor y majestad, en su resurrección de entre los muertos, ha conseguido la vida que pidió y ve que sus años se prolongan sin término. Señor, el rey se alegra por tu fuerza … Al rezar este salmo, debemos alegrarnos por el triunfo de Cristo sobre el pecado y la muerte, y pedir también que esta victoria de Jesús, cabeza de la Iglesia, sea finalmente compartida por la misma Iglesia, que es su cuerpo, y por toda la humanidad, última destinataria de la lucha de Cristo contra el mal: Levántate, Señor, con tu fuerza, y al son de instrumentos cantaremos tu poder, cuando contemplaremos la humanidad entera glorificada en el último día.

Señor, el rey se alegra por tu fuerza, ¡y cuánto goza con tu victoria! Le has concedido el deseo de su corazón, no le has negado lo que pedían sus labios.

Te adelantaste a bendecirlo con el éxito, y has puesto en su cabeza una corona de oro fino Te pidió vida, y se la has concedido, años que se prolongan sin término.

Tu victoria ha engrandecido su fama, lo has vestido de honor y majestad. Le concedes bendiciones incesantes, lo colmas de gozo en tu presencia; porque el rey confía en el Señor, y con la gracia del Altísimo no fracasará.

Levántate, Señor, con tu fuerza, y al son de instrumentos cantaremos tu poder.

EL DESEO DE MI CORAZÓN «Le has concedido el deseo de su corazón». Estas palabras me traen la alegría, Señor. Estas palabras te definen a ti con la profundidad de la fe y el cariño que llegan a rozar tu esencia: Tú eres el que satisface los deseos del corazón del hombre. Tú has hecho ese corazón, y sólo tú puedes llenarlo. Puedes hacerlo, y de hecho lo haces, y ésa es hoy mi alegría y mi consuelo. «Le has concedido el deseo de su corazón». Al concedérselo a «él» me estás diciendo que también estás dispuesto a concedérmelo a mí. Lo que haces por el rey de Israel lo haces por tu pueblo, y lo que haces por tu pueblo lo haces por mí. Quieres concederme el deseo de mi corazón como le concediste al rey de Israel sus victorias. Eso me hace pensar en la seriedad de tu presencia: ¿Cuál es, en realidad, el deseo de mi corazón? ¿Cuáles son las victorias que yo anhelo? Ahora que sé que estás dispuesto a satisfacer mis deseos, quiero escudriñar mi corazón para saber lo que él desea y manifestártelo a ti para que actúes ... … Mientras sigo buscando, te voy a pedir un favor, Señor: Dame la gracia de saber qué es lo que yo mismo quiero. Ese es en este momento el deseo de mi corazón.

Señor, tú que has concedido a Cristo la vida que te pidió, otórganos también a nosotros el deseo de nuestro corazón: cólmanos de gozo en tu presencia, y al son de instrumentos cantaremos tu poder, por los siglos de los siglos. Amén.