Semana de la juventud 2015 DIÓCESIS DE ZAMORA

. He 2, He 4, Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones. El temor se apoderaba de todos, pues los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común. La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos. Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía. No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta, y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad

ORACIÓN DEL JOVEN Padre bueno, nuestros pueblos necesitan jóvenes que no se desanimen ante los problemas de la vida, jóvenes capaces de dar sentido a su existencia y a la de aquellos que los rodean, jóvenes que iluminan su vocación en la amistad con Jesucristo. Queremos una pastoral juvenil que, unida a tu Hijo, abra nuevos horizontes para quienes lo buscan, para dar respuesta a las interrogantes de nuestro tiempo. Deseamos escuchar tu Palabra, que ella nos incendie el corazón y nos lance a conquistar nuevos ambientes, compartiendo con otros tu vida y la nuestra. Por ello, como los discípulos de Emaús le decimos a tu Hijo: ¡quédate con nosotros!, que tu Espíritu, presente en nuestras comunidades juveniles, las vivifique y, vivificados, podamos dar Vida. Que María, la Joven de Nazaret, Mujer llena del Espíritu Santo, nos acompañe en nuestro caminar para revitalizar la Pastoral Juvenil. Amén

Dios desde siempre ha amado al ser humano y lo ha hecho partícipe de su existencia para que tenga vida plena, lo creó a su imagen y semejanza y lo constituyó un ser social y comunitario. Dios ha querido que todos los hombres y mujeres formemos una sola familia, nos tratemos con espíritu de hermanos a imagen de la comunión trinitaria. El mismo Jesús Hijo del Padre, da plenitud a nuestra humanidad en la naturaleza de comunión, llamándonos a vivir en la unidad trinitaria, para que todos en el Padre seamos uno.

Hoy vemos dañado en nuestras comunidades este llamado a la comunión, especialmente en los jóvenes que se ven forzados a vivir o trabajar en el anonimato y el individualismo de la sociedad. Se vive en junglas de asfalto que absorben sus ideales y proyectos personales. La primera comunidad que es la familia está afectada desde su estructura, ya sea por la pobreza, el desempleo, la violencia, el relativismo de los valores y los nuevos modelos de familia que llevan a un detrimento en su vida afectiva y el crecimiento de valores.

Aparecida afirma que la familia es un tesoro para nuestros jóvenes y comunidades, pero está amenazada (DA 432), no responde a la seguridad y confianza que necesita el joven para enfrentar los nuevos acontecimientos y retos de la sociedad (Civilización del Amor 74).

Nuestras comunidades se ven dañadas y fracturadas por el miedo y la violencia, donde los jóvenes se ven envueltos a causa de varios factores como la pobreza y la desigualdad. La violencia organizada es un cáncer en nuestras comunidades, encuartela a jóvenes llevándolos a un abismo sin futuro ni esperanza cayendo en la prostitución, crímenes, homicidios y tráfico de armas. La última estadística nacional en muertes por el crimen organizado, afirma que el 65% de las muertes es de jóvenes entre 18 y 25 años. Este es un gran desafío que se nos presenta para construir la civilización del amor (CA 87).

Otro reto para los jóvenes en las comunidades, es el problema de las adicciones como el alcoholismo y la drogadicción, debido a diversos factores como la descomposición familiar, la falta de promoción de valores cristianos que han incidido en los jóvenes para que consuman esas sustancias a más temprana edad, como un medio de escape a su realidad y los estados de ánimo. El mercado de las drogas sintéticas es fuerte y de gran variedad, que en adolescentes y jóvenes incitan su curiosidad llevándolos a terrenos muy vulnerables. Estos son algunos problemas y realidades que frustran la vida y esperanza de los jóvenes, haciéndolos frágiles ante una sociedad que sólo los ve como medio de consumo y objeto moldeable con sentimientos y deseos efímeros.

El joven necesita contextos familiares fuertes que brinden espacios para la comunicación afectiva, necesita herramientas firmes que lo ayuden a tomar decisiones, que les ayuden a enfrentar situaciones adversas en las mismas. ¿Qué nos dice la Palabra de Dios?

Caridad, comunión y justicia son aspectos fundamentales de las primeras comunidades: “se mantenían constantes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión y en la fracción del pan, todos los creyentes estaban de acuerdo y tenían todo en común”. Estas comunidades que narra el libro de Hechos de los Apóstoles, están llenas del Espíritu Santo que sembraban la semilla de la fe, la esperanza y el amor, virtudes propias de las comunidades juveniles que permite anunciar con la propia vida, la presencia del Reino.

La Iglesia joven es comunidad de personas en comunión, en fraternidad que se abren a un horizonte importante para encontrarse con Cristo-necesidad y exigencia de los discípulos, llamados a vivir en comunión con el Padre, con su Hijo resucitado y en la comunión en el Espíritu Santo (2 Cor 13, 13). La comunidad está llamada a ser comunidad de discípulos de Cristo que se hace misionera, porque la comunión nos hace misioneros con una fuerza interna, que genera experiencia personal y comunitaria con la Persona de Cristo (CA 376).

Nuestras comunidades de discípulos deben animar la comunión y participación, esto ante la tentación de muchos jóvenes influidos por la cultura actual que proclama: Cristo sí, la Iglesia NO y otras búsquedas espirituales individualistas que hacen un Dios a su medida, afirmamos que la fe en Jesucristo nos llegó a través de la comunidad eclesial y ella nos da una familia, la familia Universal que es la Iglesia Católica (Civ. del Amor 381).

Somos llamados a construir comunidades cristianas de amor que atraiga a los demás a Cristo, para que “también ellos vivan unidos a nosotros para que el mundo crea” (Jn 17, 21). El Papa Francisco, dice que la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción, como Cristo atrae todos a sí con la fuerza de su amor. La Iglesia, comunidad de discípulos misioneros, es una comunidad en camino, “el itinerario formativo del discípulo hunde sus raíces en la naturaleza dinámica de la persona y la invitación personal de Jesucristo, que llama a los suyos por su nombre, y éstos lo siguen porque conocen su voz. El Señor despertaba las aspiraciones profundas de sus discípulos y los atraía a sí, llenos de asombro.

Los jóvenes deben tener la plena convicción de ser y sentirse Iglesia. En los jóvenes mantener vivos los sueños e ilusiones de construir una sociedad y una Iglesia renovada. Los jóvenes deben tener la plena convicción de ser y sentirse Iglesia. Abrir en los jóvenes nuevos caminos que les permitan ser constructores de la civilización del amor, sembradores de esperanza y constructores de paz. Nuestra misión como Iglesia joven es crear…

Presentarles como Iglesia a Cristo vivo, único Salvador para que evangelizados, evangelicen y contribuyan con una respuesta de amor a Cristo a la liberación integral del hombre y la sociedad. La comunidad y el joven deben escuchar a la Madre: hagan lo que Él les diga” (Jn 2, 5) y hacer nuestra la respuesta, escuchando a Jesús para que los jóvenes tengan vida.

Compromiso como grupo juvenil en la foranía: Cerramos esta dinámica de temas que nos hacen conscientes de la gran necesidad de encontrarnos con Cristo, en una actitud constante de búsqueda del amor del Padre para manifestarlo en nuestra comunidad. Nuestro grupo juvenil pertenece a una parroquia, cuya organización debe estar orientada a un proceso de formación integral, que va delineando el perfil del discípulo misionero con la opción preferencial de los jóvenes de su comunidad. Los grupos juveniles no buscan rivalidad, sino buscar y crear una comunión plena en torno a Cristo que nos hace comer de su mismo Cuerpo y de su Sangre.

El compromiso que parte de tu parroquia y se orienta a la foranía es: ¿Cómo animarías los procesos de PJ en las parroquias de tu foranía? ¿Sabes cuántas parroquias y grupos juveniles tiene tu foranía? ¿Qué actividades de animación, coordinación y planificación propones para un equipo de PJ en tu foranía? Si ya se tiene proyecto, ¿qué elementos novedosos puedes implementar? ¿Qué líneas de acción y proyectos son convenientes para iluminar la problemática de esas comunidades (ciudad)? ¿Cómo crearías conciencia en tu foranía para la realización práctica y efectiva de la opción preferencial por los jóvenes?