La Iglesia vive de la Eucaristía Reflexiones en camino al CEN 2016 Pbro. Amadeo Tonello.
La Iglesia crece por la Eucaristía O Valor de la misión y de las iniciativas particulares: pero la Iglesia crece por la celebración de la Eucaristía O Porque ella nació de la muerte de su Señor, que se celebra en cada Misa O En la Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia: el mismo Cristo O Se actualiza la encarnación y se reviven de algún modo los misterios salvíficos de Cristo, haciéndolos actuales para el hombre de hoy
Asombro eucarístico O Nos acostumbramos fácilmente a las cosas, incluso las más sublimes. O San Juan Pablo II nos habla de recuperar el “asombro eucarístico”, es decir, de admirar el misterio de la Eucaristía. O Ello implica una mirada de fe: para Dios es posible lo imposible; y la humildad y el anonadamiento de Cristo llegan a presentarse bajo la forma de alimento
El valor de la adoración O La Iglesia gradualmente tomó conciencia de la permanencia de Cristo en las especies eucarísticas O De allí la costumbre de reservarlas en los sagrarios y de la adoración O Adorar implica en cierto modo “hacerse eucaristía”: vaciarse de uno mismo para ser para los demás O La adoración salvará al mundo: porque es volver a Dios por el mismo Dios
Eucaristía y compromiso social O El sacramento del amor exige amor: formamos un solo cuerpo puesto que comemos de un mismo pan O La Eucaristía es Cristo que se vacía de sí mismo para llegar a los más pobres O Igualmente, quien comulga debe salir de sí mismo para brindarse a sus hermanos O La fuente de la misericordia nos hace misericordiosos
Eucaristía y comunión eclesial O La Eucaristía es el sacramento de la unidad O Exige deponer lo que nos separa de los demás para construir la comunión O Jesús oró en la Ultima Cena para que todos seamos uno O Papa Francisco nos recuerda que la unidad es superior al conflicto O La unidad es también fuente de eficacia apostólica
Eucaristía y proyección escatológica O Los Padres de la Iglesia la llaman “remedio de inmortalidad” O Pues Jesús ha dicho: “el que come de este pan, tiene vida eterna” (Jn 6, 58). O Nuestra vida se desintegra en el tiempo, pero la Eucaristía nos abre a la eternidad