La Iglesia es la comunidad de los creyentes, de los que, unidos a Cristo por el bautismo, participan de su misma misión.
En esa comunidad hay carismas distintos, funciones distintas: sin embargo, la vocación misionera es común a todos.
Todos tienen que cooperar a su permanencia y expansión.
“A toda la tierra ha llegado su pregón y su mensaje, hasta el fin del mundo”
También a los seglares corresponde el arduo deber de evangelizar en profundidad el tejido social y cultural en el que viven
Convendría, también, destacar las varias posibilidades de cooperar a las misiones en su sentido estricto:
Atender al llamado del Señor al trabajo misionero ingresando en un instituto religioso que tenga esa finalidad.
Como laicos, cooperar en un trabajo misionero, asociados a sacerdotes o religiosos, de por vida o por un tiempo específico.
Desde la vida y el trabajo de cada día, cooperar a las misiones con la oración, con las buenas obras, con la limosna.