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El libro consta de 34 capítulos

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Presentación del tema: "El libro consta de 34 capítulos"— Transcripción de la presentación:

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2 El libro consta de 34 capítulos
DEUTERONOMIO Repetición de la Ley El libro consta de 34 capítulos Parte 2 de 3 Capítulos 12 al 26

3 Aquí cada uno hace lo que mejor le parece, porque todavía no han entrado en el lugar del descanso y en la herencia que el Señor, tu Dios, te dará. Pero cuando pasen el Jordán y se establezcan en la tierra que el Señor, su Dios, les dará como herencia, cuando El les dé el descanso, librándolos de todos los enemigos que estén a su alrededor, y ustedes se sientan seguros, llevarán al lugar que el Señor, su Dios, elija para constituirlo morada de su Nombre, todo lo que Yo les ordeno: sus holocaustos y sacrificios, sus diezmos, sus dones, y las ofrendas escogidas que le hayan prometido al Señor mediante un voto. cf. Dt 12,1-12

4 Ten cuidado, entonces, de no ofrecer tus holocaustos en cualquier santuario que veas.
Ten cuidado de no abandonar nunca al levita. Si el lugar que el Señor, tu Dios, elija para constituirlo morada de su Nombre, se encuentra demasiado lejos, tú mismo podrás matar, conforme a mis prescripciones, los animales del ganado mayor o menor que el Señor, tu Dios, te dará. Y comerás en tu ciudad todo lo que quieras. Pero los dones que debas consagrar al Señor y los que ofrezcas en cumplimiento de un voto, irás a llevarlos al lugar que el Señor elija. Escucha atentamente todas estas cosas que Yo te mando. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, porque habrás realizado lo que es bueno y recto a los ojos del Señor, tu Dios. cf. Dt 12, 13-28

5 Y cuando el Señor, tu Dios, extirpe a las naciones que tú vas a desposeer, cuando las desalojes y te instales en su territorio, ten cuidado, no sea que caigas en una trampa. No sigas su ejemplo después que hayan desaparecido de tu presencia, ni hagas averiguaciones respecto de sus dioses, diciendo: “¿Cómo servían a sus dioses estas naciones para que yo pueda hacer lo mismo?”. cf. Dt 12, 29-31

6 En la 1ª carta de Pablo a los Corintios podemos leer:
Si surge en medio de ustedes un profeta o un intérprete de sueños, que te propone un signo o un prodigio, y te dice: “Vamos detrás de otros dioses, que tú no conoces, para rendirles culto”, aunque se cumplan el signo o el prodigio, no hagas caso de las palabras de ese profeta o de los sueños de ese visionario. Porque el Señor, su Dios, los pone a prueba para ver si ustedes lo aman realmente con todo su corazón y con toda su alma. cf. Dt 13, 1-6 En la 1ª carta de Pablo a los Corintios podemos leer: Sin embargo, es preciso que se formen partidos entre ustedes, para que se pongan de manifiesto los que tienen verdadera virtud. 1 Co 11, 19

7 Si tu hermano, el hijo de tu padre o de tu madre, tu hijo o tu hija, la esposa que duerme en tus brazos, o tu amigo más íntimo, trata de seducirte en secreto, diciendo: “Vamos a servir a otros dioses”, que ni tú ni tus padres conocieron no cedas a sus instigaciones ni le hagas caso. Sé implacable con él, no lo perdones ni lo encubras. Deberás apedrearlo hasta que muera, porque intentó apartarte del Señor, tu Dios, que te hizo salir de Egipto, de un lugar de esclavitud. cf. Dt 13, 7-11

8 Si de una de las ciudades que te dio el Señor, tu Dios, para que vivas en ella, te llega esta noticia: Gente despreciable de tu misma raza ha logrado seducir a los habitantes de su ciudad, diciendo: “Vamos a servir a otros dioses”, que tú no conociste, investiga el caso, examínalo e infórmate debidamente. Y si es verdad que la cosa es así, que se ha cometido semejante abominación, pasa sin compasión al filo de la espada a los habitantes de la ciudad, y conságrala al exterminio total con todo lo que hay en ella, incluido su ganado. cf. Dt 13, 13-16

9 Ustedes son hijos del Señor, su Dios
Ustedes son hijos del Señor, su Dios. No se hagan incisiones ni se rapen el cabello sobre la frente en homenaje a un muerto. Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios, y El te eligió para que fueras su propio pueblo, prefiriéndote a todos los demás pueblos de la tierra. cf. Dt 14, 1-2 No comerán nada que sea abominable. No comerán ningún animal muerto. cf. Dt 14, 3-21

10 Cada año deberás separar la décima parte de todo lo que hayan producido tus sembrados, y en la presencia del Señor, tu Dios, en el lugar que El elija para constituirlo morada de su Nombre, comerás del diezmo de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, y también los primogénitos de tu ganado mayor y menor. Así aprenderás a temer siempre al Señor, tu Dios. Si el camino es demasiado largo para que puedas transportar el diezmo, porque el lugar que el Señor elija te queda muy lejos, cuando El te haya bendecido, los cambiarás por dinero y luego irás a ese lugar, llevando contigo el dinero. Allí podrás comprar con ese dinero todo lo que desees: ganado mayor o menor, vino o bebida fermentada, en una palabra, cualquier cosa que sea de tu agrado. Entonces comerás en la presencia del Señor, tu Dios, y te alegrarás junto con tu familia. No olvides al levita que vive en tus ciudades, ya que él no tiene posesión ni herencia contigo. cf. Dt 14, 22-27

11 Al cabo de cada siete años, harás una remisión
Al cabo de cada siete años, harás una remisión. La remisión consiste en lo siguiente: Todo acreedor condonará a su prójimo el préstamo que le haya concedido. No hará ninguna demanda a su prójimo, es decir, a su hermano, porque se ha proclamado una remisión en homenaje al Señor. Podrás, eso sí, demandar al extranjero, pero deberás liberar a tu hermano. Sí, el Señor, tu Dios, te bendecirá como te lo ha prometido: tú prestarás a muchas naciones, sin tener necesidad de pedirles prestado, y dominarás a muchas naciones sin que ellas te dominen. Si hay algún pobre entre tus hermanos, no endurezcas tu corazón ni le cierres tu mano. Abrele tu mano y préstale lo que necesite para remediar su indigencia cf. Dt 15, 1-9 En la 1ª Carta de Juan, podemos leer: Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios? 1 Jn 3, 17

12 Si tu hermano hebreo, sea hombre o mujer, se vende a ti, te servirá durante seis años y al séptimo año, lo dejarás en libertad. Cuando le concedas la libertad, no lo envíes con las manos vacías. Llénalo de presentes tomados de tu ganado menor, de tu era y de tu lagar, haciéndolo partícipe de los bienes con que el Señor, tu Dios, te bendiga. Recuerda que tú fuiste esclavo en Egipto y que el Señor, tu Dios, te rescató. Por eso ahora te doy esta orden. Pero si él te dice. “No quiero alejarme de ti”, porque te ama, y ama también a tu familia y se siente feliz a tu lado, entonces tomarás una lezna y le perforarás la oreja contra la puerta de tu casa: así será tu esclavo para siempre. Lo mismo deberás hacer con tu esclava. cf. Dt 15, 12-18

13 Consagra al Señor, tu Dios, todos los primogénitos machos de tu ganado mayor y menor. Tú no trabajarás con el primogénito de tus vacas ni esquilarás al primogénito de tus ovejas. cf. Dt 15, 19

14 En la 1ª Carta de Pablo a los Corintios, podemos leer:
Solemniza el mes de Abib celebrando en él la Pascua en honor del Señor, tu Dios, porque una noche del mes de Abib El te hizo salir de Egipto. No inmoles la víctima pascual en cualquiera de las ciudades que el Señor, tu Dios, te dará. La inmolarás únicamente en el lugar que El elija para constituirlo morada de su Nombre. Durante seis días comerás pan sin levadura, y el séptimo día harás una asamblea litúrgica en honor del Señor, tu Dios. Ese día no realizarás ningún trabajo. cf. Dt 16, 1-8 En la 1ª Carta de Pablo a los Corintios, podemos leer: Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad. 1 Co 5, 8 cf. Dt 16, 9-12

15 cf. Dt 16, 13-15 Tres veces al año, todos los varones se presentarán delante del Señor, tu Dios, en el lugar elegido por El: en la fiesta de los Ácimos, en la fiesta de las Semanas y en la fiesta de las Chozas. Nadie se presentará delante del Señor con las manos vacías. Cada uno dará lo que pueda, conforme a la bendición que el Señor, tu Dios, te haya otorgado. cf. Dt 16, 16-17

16 En cada una de las ciudades que el Señor, tu Dios, te dé para tus tribus, pondrás jueces y escribas que dicten sentencias justas en favor del pueblo. Tu deber es buscar la justicia, sólo la justicia, para que tengas vida y poseas la tierra que el Señor, tu Dios, te da. cf. Dt 16, 18-20 No plantarás ninguna clase de árbol, para tenerlo como poste sagrado, junto al altar que dediques al Señor, tu Dios. Tampoco erigirás piedras conmemorativas, porque el Señor, tu Dios, las detesta. cf. Dt 16, 21-22

17 Si en medio de ustedes, en una de las ciudades que el Señor, tu Dios, te dará, hay un hombre o una mujer que hace lo que es malo a los ojos del Señor, tu Dios, y quebranta su alianza, porque va a servir a otros dioses y a postrarse delante de ellos, delante del sol, la luna o todo el Ejército del cielo, contrariamente a lo que yo te he mandado, y el hecho llega a tu conocimiento, realiza una minuciosa investigación. Y si es verdad que la cosa es así, que se ha cometido semejante abominación en Israel, saca a las puertas de tu ciudad al hombre o a la mujer que hayan cometido ese delito, y apedréalos hasta que mueran. cf. Dt 17, 2-5

18 Si te resulta demasiado difícil juzgar un pleito por homicidio, por reclamación de derechos, por lesiones, o cualquier otra causa que se haya suscitado en tu ciudad, subirás hasta el lugar que el Señor, tu Dios, elija, y te presentarás a los sacerdotes levitas y al juez en ejercicio. Tú les expondrás el caso, y ellos te harán conocer la sentencia. Deberás ajustarte a lo que ellos te digan en el lugar que elija el Señor, tu Dios, procediendo en todo conforme a sus instrucciones. Dt 17, 8-10

19 Cuando entres en el país que el Señor, tu Dios, te dará, cuando lo tomes en posesión y vivas en él, si alguna vez dices: “Voy a poner un rey para que me gobierne, como todas las naciones que están a mi alrededor”, pondrás un rey elegido por el Señor, tu Dios, que pertenezca a tu mismo pueblo. El rey no deberá tener muchos caballos ni hacer que el pueblo regrese a Egipto. Tampoco tendrá muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe, ni acumulará oro y plata en cantidad excesiva. cf. Dt 17, 14-17

20 En la 1ª Carta de Pablo a los Corintios, podemos leer:
Los sacerdotes levitas, o sea, toda la tribu de Leví, no tendrán parte ni herencia con los israelitas: ellos se alimentarán de las ofrendas destinadas a los sacrificios y de la herencia del Señor. Por lo tanto, esta tribu no poseerá una herencia en medio de sus hermanos: su herencia es el Señor, como El mismo se lo ha declarado. Porque el Señor, tu Dios, eligió al sacerdote y a sus hijos, entre todas tus tribus, para que siempre estuviera en su presencia y oficiara en nombre del Señor. cf. Dt 18, 1-5 En la 1ª Carta de Pablo a los Corintios, podemos leer: ¿No saben ustedes que los ministros del culto viven del culto, y que aquellos que sirven al altar participan del altar? 1 Co 9, 13

21 En el Evangelio según San Juan, podemos leer:
El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo; lo hará surgir de entre ustedes, de entre tus hermanos, y es a él a quien escucharán. Esto es precisamente lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: “No quiero seguir escuchando la voz del Señor, mi Dios, ni miraré más este gran fuego, porque de lo contrario moriré”. Entonces el Señor me dijo: “Lo que acaban de decir está muy bien. Por eso, suscitaré entre sus hermanos un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él dirá todo lo que yo le ordene. Al que no escuche mis palabras, las que este profeta pronuncie en mi Nombre, yo mismo le pediré cuenta. Y si un profeta se atreve a pronunciar en mi Nombre una palabra que yo no le he ordenado decir, o si habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá”. Dt 18, 15-20 En el Evangelio según San Juan, podemos leer: Porque yo no hablé por mí mismo: el Padre que me ha enviado me ordenó lo que debía decir y anunciar. Jn 12, 49

22 Medirás convenientemente las distancias y dividirás en tres partes el país que el Señor, tu Dios, te dará como herencia, para que allí pueda refugiarse el que haya cometido un homicidio. Pero sólo en el caso siguiente: el homicida podrá salvarse huyendo a una de esas ciudades si mató a su prójimo involuntariamente, sin haberlo odiado antes. Así no se derramará sangre inocente en medio del país que el Señor, tu Dios, te da como herencia, y tú no te harás culpable de un derramamiento de sangre. cf. Dt 19, 3-10

23 No desplazarás los límites de la propiedad de tu vecino, los que han establecido los predecesores, en la herencia que recibirás cuando tomes posesión de la tierra que te da el Señor, tu Dios. Dt 19, 14 No basta un solo testigo para declarar a un hombre culpable de crimen o delito; cualquiera sea la índole del delito, la sentencia deberá fundarse en la declaración de dos o más testigos. Si un falso testigo se levanta contra un hombre y lo acusa de rebeldía, las dos partes en litigio comparecerán delante del Señor, en presencia de los sacerdotes y de los jueces en ejercicio. Dt 19, 15-17

24 Cuando salgas a combatir contra tus enemigos y veas caballos, carros de guerra y un ejército más numeroso que tú, no les tengas miedo: el Señor, tu Dios, el mismo que te hizo salir de Egipto, está contigo. Los escribas, por su parte, dirán a la tropa: ¿Alguien construyó una casa nueva y todavía no la estrenó? Que se retire y vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y otro hombre la estrene. ¿Alguien está comprometido con una mujer y todavía no se unió a ella? Que se retire y vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y otro hombre se case con ella”. Además, los escribas harán esta advertencia a la tropa: “¿Alguien tiene miedo y le falta valor? Que se retire y vuelva a su casa, no sea que transmita a sus hermanos su propia cobardía”. Y cuando los escribas hayan terminado de instruir a la tropa, los jefes de batallones se pondrán al frente de ella. cf. Dt 20, 1-9

25 Cuando te acerques a una ciudad para atacarla, primero le ofrecerás la paz. Si ella la acepta y te abre sus puertas, toda la población te pagará tributo y te servirá. Pero si rehúsa el ofrecimiento de paz y te opone resistencia, deberás sitiarla. Cuando el Señor, tu Dios, la ponga en tus manos, tú pasarás al filo de la espada a todos sus varones. En cuanto a las mujeres, los niños, el ganado y cualquier otra cosa que haya en la ciudad, podrás retenerlos como botín, y disfrutar de los despojos de los enemigos que el Señor, tu Dios, te entrega. Si para conquistar una ciudad tienes que asediarla mucho tiempo, no destruirás sus árboles a golpes de hacha. Come de sus frutos, pero no los cortes. ¿Acaso los árboles del campo son hombres, para que los hagas también a ellos víctimas del asedio? cf. Dt 20, 10-19

26 Si en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en posesión, alguien encuentra un hombre muerto, tendido en medio del campo, y no se sabe quién lo mató, tus ancianos y tus jueces irán a medir las distancias que hay entre la víctima y las ciudades de alrededor. Luego los ancianos de la ciudad más cercana tomarán una ternera que no haya sido sometida a ningún trabajo ni haya estado bajo el yugo; la llevarán hasta un arroyo de agua perenne, a un lugar donde no se cultiva ni se siembra, y la desnucarán junto al arroyo. Dt 21, 1-4

27 En el Evangelio según San Mateo, podemos leer:
También se harán presentes los sacerdotes levitas, porque el Señor los eligió para que estuvieran a su servicio y para que bendijeran en su Nombre. Luego los ancianos de la ciudad más cercana a la víctima se lavarán las manos en el arroyo, sobre la ternera desnucada, y pronunciarán estas palabras: “Nuestras manos no han derramado esa sangre y nuestros ojos no han visto nada. Perdona, Señor, a tu pueblo Israel, ese pueblo que Tú rescataste, y no dejes recaer sangre inocente sobre tu pueblo Israel”. Así quedarán absueltos del delito de sangre. Dt 21, 5-8 En el Evangelio según San Mateo, podemos leer: Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: «Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes». Mt 27, 24

28 Cuando salgas a combatir contra tus enemigos, y el Señor, tu Dios, los ponga en tus manos, si tomas algunos prisioneros y entre ellos ves una mujer hermosa que te resulta atrayente, y por eso la quieres tomar por esposa, deberás llevarla a tu casa. Entonces ella se rapará la cabeza, se cortará las uñas, se quitará su ropa de cautiva y permanecerá en tu casa durante un mes entero, llorando a su padre y a su madre. Sólo después de esto podrás unirte a ella para ser su esposo, y ella será tu mujer. Pero si más tarde dejas de quererla, le permitirás disponer de sí misma, y no podrás venderla por dinero ni maltratarla, porque la has violentado. Dt 21, 10-14

29 Si un hombre que tiene dos mujeres, ama a una y a la otra no, y las dos le dan hijos, pero el primogénito es hijo de la mujer que no ama, cuando reparta la herencia entre sus hijos, no podrá considerar como primogénito al hijo de la mujer que ama, en perjuicio del verdadero primogénito. Dt 21, 15-16 Si un hombre tiene un hijo indócil y rebelde, que desobedece a su padre y a su madre, y no les hace caso cuando ellos lo reprenden, su padre y su madre lo presentarán ante los ancianos del lugar, en la puerta de la ciudad, y dirán a los ancianos: “Este hijo nuestro es indócil y rebelde; no quiere obedecernos, y es un libertino y un borracho”. Entonces todos los habitantes de su ciudad lo matarán a pedradas. Dt 21, 18-21

30 Si ves extraviados al buey o a la oveja de tu hermano, no te despreocupes de ellos y vé a devolvérselos cuanto antes. Si ese hermano no es tu vecino o no sabes quién es, encierra al animal en tu casa y cuídalo hasta que él lo venga a reclamar. Entonces se lo devolverás. La mujer no se pondrá ropa de hombre, ni el hombre un vestido de mujer: el que lo hace resulta abominable a los ojos del Señor, tu Dios. Cuando construyas una casa nueva, pondrás una baranda alrededor de la terraza. Así no harás a tu casa responsable de derramamiento de sangre, en el caso de que alguien se caiga de allí. cf. Dt 22, 1-8

31 Si un hombre se casa con una mujer y se une a ella, pero después le toma aversión, la acusa falsamente y la difama, diciendo: “Yo me casé con esta mujer, y cuando me uní a ella comprobé que no era virgen”, entonces el padre y la madre de la joven tomarán las pruebas de su virginidad, y las exhibirán ante los ancianos, en la puerta de la ciudad. Y en seguida extenderán la sábana nupcial ante los ancianos de la ciudad. Pero si la acusación resulta verdadera y no aparecen las pruebas de la virginidad de la joven, la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la gente de esa ciudad la matará a pedradas. cf. Dt 22, 13-21

32 Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos. Si una joven virgen está comprometida con un hombre, y otro la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, se hará salir a los dos a la puerta de esa ciudad y los matarán a pedradas. Si un hombre encuentra a una joven virgen que no está comprometida, la toma por la fuerza y se acuesta con ella, y son sorprendidos, el hombre que se acostó con ella deberá pagar al padre de la joven cincuenta siclos de plata y ella será su mujer. Nunca podrá repudiarla, porque él la violó. cf. Dt 22, 22-29

33 El amonita y el moabita no serán jamás admitidos en la asamblea del Señor, ni siquiera en la décima generación. Porque ellos no se adelantaron para ofrecerles agua y alimento, cuando ustedes iban por el camino, a la salida de Egipto; y porque Moab contrató a Balaam, hijo de Beor, que era de Petor en Arám Naharaim, a fin de que te maldijera. cf. Dt 23, 4-5 Cuando emprendas una campaña contra tus enemigos, evita cuidadosamente toda acción indecente. cf. Dt 23, 10

34 No entregarás al esclavo que acuda a ti huyendo de su dueño
No entregarás al esclavo que acuda a ti huyendo de su dueño. Se quedará contigo, entre los tuyos, en el lugar que él elija, en la ciudad que más le agrade; y no lo molestarás. Dt 23, 16-17 cf. Dt 23, 18 No obligues a tu hermano a pagar interés, ya se trate de un préstamo de dinero, de víveres, o de cualquier otra cosa que pueda producir interés. Podrás prestar a interés al extranjero, pero no a tu compatriota, para que el Señor, tu Dios, te bendiga en todas tus empresas, en la tierra de la que vas a tomar posesión. Dt 23, 20-21

35 En el Evangelio según San Mateo, podemos leer:
Si un hombre se casa con una mujer, pero después le toma aversión porque descubre en ella algo que le desagrada, y por eso escribe un acta de divorcio, se la entregará y la despedirá de su casa. Una vez que esté fuera de su casa, si la mujer se desposa con otro y este último también la rechaza, escribe un acta de divorcio y la despide, o bien muere, su primer marido no podrá volver a tomarla por esposa, puesto que ella ha sido mancillada. Esto sería abominable a los ojos del Señor, y tú no puedes manchar con un pecado la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia. Dt 24, 1-4 En el Evangelio según San Mateo, podemos leer: También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio. Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio. Mt 5, 31-32

36 Si un hombre acaba de casarse, no saldrá a combatir ni se le impondrá ninguna otra obligación. Quedará libre por un año para ocuparse de su casa y contentar a la mujer que tomó por esposa. Nadie tomará en prenda un molino de mano y ni siquiera la piedra movible del molino, porque ello sería tomar en prenda la vida de una persona. Si se descubre que alguien ha raptado a uno de sus hermanos israelitas, sea que lo haya maltratado o que lo haya vendido, el ladrón morirá. Así harás desaparecer el mal de entre ustedes. No explotarás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus compatriotas, o un extranjero que vive en alguna de las ciudades de tu país. Págale su jornal ese mismo día, antes que se ponga el sol, porque él está necesitado, y su vida depende de su jornal. Así no invocará al Señor contra ti, y tú no te harás responsable de un pecado. cf. Dt 24, 5-15

37 Si varios hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del difunto no se casará con un extraño. El hermano del difunto se unirá con ella, y cumplirá con sus deberes de cuñado tomándola por esposa. El primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano difunto, y así su nombre no se borrará de Israel. Dt 25, 5-6 Deberás tener una pesa exacta y justa, y también una medida exacta y justa, para gozar de una larga vida en el suelo que el Señor, tu Dios, te da. Porque El considera abominable al que procede de esa manera, a cualquiera que comete una injusticia. Dt 25, 15-16

38 Cuando entres en la tierra que el Señor, tu Dios, te da en herencia, cuando tomes posesión de ella y te establezcas allí, recogerás las primicias de todos los frutos que extraigas de la tierra que te da el Señor, tu Dios, las pondrás en una canasta, y las llevarás al lugar elegido por el Señor, tu Dios, para constituirlo morada de su Nombre. Te presentarás al sacerdote que esté en funciones en aquellos días, y le dirás: “Yo declaro hoy ante el Señor, tu Dios, que he llegado a la tierra que El nos dio, porque así lo había jurado a nuestros padres”. cf. Dt 26, 1-3

39 El tercer año, el año del diezmo, cuando tomes la décima parte de tus cosechas y se la des al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, a fin de que ellos puedan comer en tus ciudades hasta saciarse, dirás en presencia del Señor, tu Dios: “Yo saqué de mi casa lo que debía ser consagrado, y se lo di al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme al mandamiento que Tú me diste, sin quebrantar ni olvidar ninguno de tus preceptos. No comí nada de eso estando de duelo, no consumí nada en estado de impureza, ni lo ofrecí como alimento a un muerto. Obedecí la voz del Señor, mi Dios, y obré en todo según lo que tú me ordenaste. Inclínate desde tu santa morada, desde lo alto del cielo, y bendice a tu pueblo Israel y a la tierra que nos diste, esa tierra que mana leche y miel, como lo habías jurado a nuestros padres”. cf. Dt 26, 12-15

40 Hoy el Señor, tu Dios, te ordena practicar estos preceptos y estas leyes. Obsérvalas y practícalas con todo tu corazón y con toda tu alma. Hoy tú le has hecho declarar al Señor que El será tu Dios, y que tú, por tu parte, seguirás sus caminos, observarás sus preceptos, sus mandamientos y sus leyes, y escucharás su voz. Y el Señor hoy te ha hecho declarar que tu serás el pueblo de su propiedad exclusiva, como El te lo ha prometido. cf. Dt 26, 16-18

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