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INDICE 1.- Introducción. Contexto histórico.

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1 LA NARRATIVA ESPAÑOLA POSTERIOR A 1936: TENDENCIAS, RASGOS PRINCIPALES Y AUTORES SIGNIFICATIVOS.

2 INDICE 1.- Introducción. Contexto histórico.
2.- La novela de los años 40 (posguerra): Dentro de España (novela existencial) Fuera de España (novelistas en el exilio) 3.- La novela social de los años 50. 4.- La novela renovadora desde los años 60 (desde 1962 hasta 1975) 5. - La novela en democracia a partir de 1975.

3 ESQUEMA: NARRATIVA DESDE 1939
1. NOVELA DE POSGUERRA a) Fuera de España: La novela del exilio b) Dentro de España Novela de evasión Tremendismo 2. REALISMO SOCIAL DE LOS 50 a) Objetivismo c) Realismo crítico 3. LA RENOVACIÓN DE LOS 60 4. A PARTIR DE 1975 3

4 Literatura condicionada
1.- Introducción. Coordenadas Históricas Periodización Ruptura Literatura condicionada

5 A) PERIODIZACIÓN En el plano histórico, se distinguen 2 principales etapas: DICTADURA ( ) DEMOCRACIA (desde 1975) Literariamente, se distinguen 4 periodos: La posguerra (años 40) La literatura social (años 50) Intentos renovadores (años 60-70) Literatura en Democracia (desde 1975) 5

6 Se puede hablar de 5 generaciones de escritores:
Generación del 36. Autores que se dan a conocer durante la Guerra Civil o en los años inmediatamente posteriores. Generación del 50. Generación del 68. Promoción del 80 y del 90. Últimas incorporaciones a la novela española.

7 B) RUPTURA La Guerra Civil y la dictadura posterior suponen un corte en la evolución literaria española debido a una serie de razones (se acaba con la llamada Edad de Plata) La muerte de algunos (Unamuno, Valle-Inclán). El exilio obligado de otros autores por su apoyo a la República (rehumanización y el compromiso social): Ramón J. Sender Francisco Ayala Max Aub Rosa Chacel Las nuevas circunstancias políticas y la censura impiden la novela de corte social. Las circunstancias históricas (miseria, desigualdades, falta de libertades, etc…) hacen que pierda sentido la novela deshumanizada y vanguardista. La novela española de los años 40 debe comenzar de nuevo. 7

8 C) LITERATURA CONDICIONADA
Durante la Dictadura la producción literaria estuvo condicionada por factores como:* FACTOR CENSURA Contenidos no afectos a la ideología oficial no se permiten DIRIGISMO CULTURAL Apoyo del Régimen a la literatura de su signo ideológico AISLAMIENTO Se desconocen las novedades europeas y mundiales. Evolución propia DESCONOCIMIENTO DEL PASADO Aquellos escritores e intelectuales de ideología distinta al Régimen se excluyen de manuales, de la enseñanza… DESPRESTIGIO DE LA CULTURA Rechazo de toda manifestación artística por parte del Franquismo que creó toda una forma de sentir en la sociedad. Millán Astray: «Muera la inteligencia» Tras la Dictadura, la literatura sufrirá el condicionamiento del mercado literario y de los circuitos comerciales 8

9 La ruptura afecta a los tres géneros:
1) La poesía presenta una ruptura total. 2) La novela experimenta cambios, pero seguirá presente la técnica realista. 3) El teatro renovador anterior a 1939 desaparece, pero las obras comerciales siguen representándose.

10 LA IDEOLOGÍA DE LOS VENCEDORES EN LA GUERRA CIVIL
El levantamiento militar de julio de 1936 tiene como primer efecto la eliminación de las organizaciones e ideologías democráticas y obreristas (revolucionarias). En palabras de Franco al embajador francés Herbette, España necesitaba una «operación quirúrgica», que limpiase al país de la izquierda revolucionaria. […] En definitiva, se trataba de poner en marcha una lógica de represión, ya visible en el discurso de los sectores cedistas radicales (las Juventudes de Acción Popular), en Falange, en el tradicionalismo que, por supuesto, culmina en los militares alzados en el verano del 36. Como explicaba una circular a las Comisiones depuradoras del magisterio a fines de año: «Los individuos que integran esas hordas revolucionarias, cuyos desmanes tanto espanto causan, son sencillamente los hijos espirituales de catedráticos y profesores que a través de instituciones como la llamada Libre de Enseñanza forjaron generaciones incrédulas y anárquicas. Si se quiere hacer fructífera la sangre de nuestros mártires, es preciso combatir resueltamente el sistema seguido desde hace más de un siglo de honrar y enaltecer a los inspiradores del mal, mientras se reservaban los castigos para las masas víctimas de sus engaños.» Ahora el alcance de la contra-ideología era general, bajo esa consigna de eliminación del oponente, fueran «hordas marxistas» o demócratas: en definitiva, el Mal, la Antiespaña. (A. Elorza y C.López Alonso: Arcaísmo y modernidad) 10

11 2.Novela de los años cuarenta
Pobreza literaria muy notable. Estéticamente la ruptura es total con las tendencias previas: - Novela rehumanizadora (novela política de los años de guerra) - Novela vanguardista. Dentro de España va a haber dos posibilidades narrativas: A. LA NOVELA DE EVASIÓN B. INTENTOS RENOVADORES Fuera de España encontramos: A. NOVELA DEL EXILIO 11

12 FUERA DE ESPAÑA (NOVELA DEL EXILIO)

13 Después de la Guerra Civil bastantes escritores continuaron su tarea en el exilio:
Arturo Barea Rosa Chacel Max Aub Francisco Ayala Ramón J. Sender… Otros se dan a conocer por primera vez: Manuel Andujar José Ramón Arana… En general, son novelas de temas sociales empleando técnicas realistas junto con innovaciones formales. 13

14 Características: a) Conocimiento de sus obras lento y tardío, y su incidencia literaria, prácticamente nula. b) Singular evolución de cada uno (nuevo país, circunstancias personales, tendencias literarias) c) Recreación constante del pasado y la asunción dolorosa del presente, que se manifiesta en estos temas: El pasado de España: La trágica experiencia de la guerra, sus antecedentes y consecuencias. La añoranza de España Recuerdos de infancia y adolescencia. La vida del exiliado La condición humana El descubrimiento del mundo americano d) De igual forma, se mezclan orientaciones estéticas muy diversas (el lirismo, la parodia, el compromiso político, el humor), así como formas tradicionales y vanguardistas.

15 Aquellos muertos que íbamos encontrando, después de días bajo el sol de África, que vuelve la carne en vivero de gusanos en dos horas; aquellos cuerpos mutilados, momias cuyos vientres explotaron. Sin ojos o sin lengua, sin testículos, violados con estacas de alambrada, las manos atadas con sus propios intestinos, sin cabeza, sin brazos, sin piernas, serrados en dos. ¡Oh, aquellos muertos! Arturo Barea: La forja de un rebelde (II) 15

16 DENTRO DE ESPAÑA

17 a) LA NOVELA DE EVASIÓN:
Emplea técnicas realistas y ofrece tres tipos de obras Novelas de los triunfadores Novelas realistas-costumbristas (desmitificadora) Humorismo, fantasía poesía Ideología conservadora Puro estilo decimonónico Escape de la realidad Ensalza los valores del Régimen Recrean ambientes y paisajes típicos Situaciones absurdas, cómicas, diálogos disparatados Basada en el glorioso pasado imperial Gonzalo Torrente Ballester: Los gozos y las sombras W. Fernández Flórez: Las siete columnas. Rafael García Serrano: La fiel infantería José Mª. Gironella: Los cipreses no creen en Dios Wenceslao Fernández Flórez: El bosque animado. 17

18 Los gozos y las sombras A Carlos se le había ocurrido que aquella noche Rosario tenía que venir. No sabía por qué, ni si era un presentimiento. Había preparado una bandeja con café y galletas y había encendido la chimenea de su dormitorio. Cuando supuso que Paquito ya no subiría, salió de la torre y fue a ver si los leños se habían encendido, si la habitación se calentaba. Llevaba en la mano el quinqué encendido. Tuvo que hacer fuego otra vez, y atizarlo, porque la leña estaba húmeda. Pasó algún tiempo antes de que la llama fuese satisfactoria y segura. Le dolían las rodillas y la espalda. Se incorporó y echó un vistazo. Realmente, la habitación estaba destartalada, había desconchados por todas partes y agujeros en el piso, por los que entraba el aire. Añadió una manta a la cama. Al hallar frías las sábanas, pensó que debiera haber traído unas botellas de agua para calentarlas, porque Rosario llegaría mojada y tiritando. Era inexplicable lo de Rosario. Él era pobre, no había más que ver la casa en que vivía. Rosario se engancharía a su pobreza para siempre. Algún día tendría que regalarle algo, un traje, un mantón, unos zapatos, y eso costaba dinero, más de lo que él tenía. En cosas de oro no había ni que pensar. (Rosario, delicadamente, se había despojado de todos los regalos de Cayetano.) Las mujeres no son fácilmente comprensibles. 18

19 B) INTENTOS RENOVADORES
A partir de 1942, algunos autores muestran en sus obras el deseo de superar la novela de evasión. Hay dos formas de superarla: Realismo tremendista Acentuación de ambientes sórdidos Inclusión de acciones violentas Realismo existencial Tono sombrío y existencial Expresión del desengaño y la angustia del ser humano Expresión dura, desgarrada y abrupta Temas: incertidumbre sobre el destino humano, falta de comunicación Argumentos truculentos Ambientadas en la época y personajes desorientados C.J. Cela: La familia de Pascual Duarte (1942), Pabellón de reposo (1944), Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes (1944) Miguel Delibes: La sombra del ciprés es alargada (1948) Carmen Laforet: Nada (1949)

20 Típico de esta novela será el reflejo amargo de la vida cotidiana, desde un enfoque existencial.
Por eso los grandes temas son la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte. Abundan los personajes angustiados, marginados y desarraigados: Pascual en “La familia de Pascual Duarte”, Andrea en “Nada”. Ausencia de crítica social. Las novelas de ese periodo reflejan el malestar social del momento; se convierten, así, en testimonios de ambientes reales y de situaciones conflictivas, aunque la censura hizo imposible cualquier tipo de denuncia. Esta orientación realista supuso la ruptura con el mundo convencional y triunfalista de la novela dominante, al servicio de la exaltación patriótica, y sirvió para denunciar la miseria material y moral de la inmediata posguerra española.

21 Nada Infiltrándome entre aquella gente, empujando a algunos, logré escurrirme hasta el apartado rincón del cuarto de baño. Me refugié allí, y cerré la puerta. Maquinalmente, sin saber cómo, me encontré metida en la sucia bañera, desnuda como todos los días, dispuesta a recibir el agua de la ducha. En el espejo me encontré reflejada, miserablemente flaca y con los dientes chocándome como si me muriera de frío. La verdad es que era todo tan espantoso que rebasaba mi capacidad de tragedia. Solté la ducha y creo que me entró una risa nerviosa al encontrarme así, como si aquél fuese un día como todos. Un día en que no hubiese sucedido nada. «Ya lo creo que estoy histérica», pensaba mientras el agua caía sobre mí azotándome y refrescándome. Las gotas resbalaban sobre los hombros y el pecho, formaban canales en el vientre, barrían mis piernas. Arriba estaba Román tendido, sangriento […] 21

22 La sombra del ciprés es alargada
Se iniciaba ya el otoño. Los árboles de la cuidad comenzaban a acusar la ofensiva de la estación. Por las calles había hojas amarillas que el viento, a ratos, levantaba del suelo haciéndolas girar en confusos remolinos. Hicimos el camino en la última carretela descubierta que quedaba en la ciudad. Tengo impresos en mi cerebro los menores detalles de aquella mi primera experiencia viajera. Los cascos caballos martilleaban las piedras de la calzada rítmicamente, en tanto las ruedas, rígidas y sin ballestas, hacían saltar y crujir el coche con gran desesperación de mi tío y extraordinario regocijo por mi parte. Ignoro las calles que recorrimos hasta llegar a la placita silente donde habitaba don Mateo. Era una plaza rectangular con una meseta en el centro, a la que se llegaba merced al auxilio de tres escalones de piedra. En la meseta crecían unos árboles gigantescos que Cobijaban bajo sí una fuente de agua cristalina, llena de rumores y ecos extraños. Del otro lado de la plaza, cerraba sus confines una mansión añosa e imponente, donde un extraño relieve, protegido en una hornacina, hablaba de hombres y tiempos remotos; hombres y tiempos idos, pero cuya historia perduraba amarrada a aquellas piedras milenarias. 22

23 3. La novela social de los años 50.
Guerra Fría: España empieza a salir del aislamiento y se incorpora a algunos organismos internacionales, en la órbita de EEUU. Incipiente desarrollo del turismo y la industria: recuperación económica y (migraciones de los campesinos hacia las ciudades) Los jóvenes que han vivido la guerra como niños consideran la guerra y el país desde otra perspectiva y aparecen críticas respecto al poder y a la división entre vencedores y vencidos. (círculos obreros y universitarios).

24 Objetivismo Realismo crítico
Aparecen novelas que se alejan de la evasión de los 40 En ellas, los novelistas se centran en la sociedad española del momento con su falta de libertad, sus desigualdades y su miseria. Emplearán la técnica realista El Régimen no censuró estas novelas porque necesitaba el apoyo internacional. Dos obras marcan este cambio: La colmena (1950) de C. J. CELA La noria (1951) de Luis ROMERO Habrá dos tendencias: Objetivismo Realismo crítico 24

25 Objetivismo Realismo crítico
Inspirado en movimientos extranjeros (noveau roman, novela conductista) Novela como testimonio de la época y como instrumento de denuncia política y social Narrador objetivo Predominio del diálogo Condensación espacio-temporal Personaje colectivo Narración lineal Lenguaje sencillo, coloquial Temas: la sociedad de la época, la denuncia de injusticias y desigualdades, el mundo rural, la vida urbana, las relaciones laborales, la frívola burguesía… El Jarama (1955): R. Sánchez Ferlosio Entre visillos (1957). C. Martín Gaite Realismo crítico Evolución del objetivismo Intención de crítica política y social mucho más explícita Autores comprometidos ideológicamente Personajes: estereotipos que encarnan a la clase obrera, al burgués, al campesino oprimido… La piqueta (1959): A. Ferres La mina (1960): A. López Salinas Central eléctrica (1958): J. López Pacheco 25

26 Entre visillos, Carmen Martín Gaite
Inclinó la cabeza contra las manos que había enlazado fuertemente. Lo que siguió lo entendí más confuso porque se puso a morderse los nudillos de los dedos, nerviosamente. Me contó que había estado a punto de ir a Suiza con su padre y que la noche anterior se desesperaba asomada al balcón de su cuarto pensando que eso ya nunca se podría remediar, que las cosas que podrían haber hecho en aquel viaje ya nunca las haría y la gente que podría haber conocido ya no la conocería; y que pensando eso no se podía consolar. Que un viaje le puede cambiara uno la vida, hacérsela ver de otra manera y a ella ese año se la habría cambiado. Le pregunté que por qué no había ido, pero no me contestó directamente. - Si usted no vive aquí- dijo-, no puede entender ciertas cosas. Hace poco que está aquí, ¿no? - Tres días. - Tres días- repitió-. No puede entender nada. Si le explico por qué no fui a Suiza se reirá, dirá que qué disparate, que eso no puede ser. Creerá que lo ha entendido, pero no habrá entendido nada. Solamente uno que vive aquí metido puede llegar a resignarse con las cosas que pasan aquí, y hasta puede llegar a creer que vive y que respira. ¡Pero yo no! Yo me ahogo, yo no me resigno, yo me desespero. Hablaba con rabia, con voz excitada, como si yo la estuviera contradiciendo. Había pasado de un tono a otro sin transición. Tuve miedo de que nos oyeran los de la habitación, porque se había ido desplazando hacia el hueco de la puerta y estábamos seguramente a la vista de las personas de dentro. Incluso parecía que ella se gozase en alzar la voz como si con sus últimas frases quisiera desafiar a alguna de aquellas personas, o tal vez a todas ellas. Se me ocurrió decirle que seguramente sacaba las cosas un poco de quicio bajo el peso de su desgracia, pero en seguida sentí que me había equivocado tratando de consolarla por ese camino. Lo vi en sus ojos casi furiosos. - Aquí tendría que estar usted hace diez días de la mañana a la noche, aquí en esta casa, a ver si se ahogaba o no se ahogaba, como yo me ahogo. Oyendo cómo le dicen a uno de la mañana a la noche pobrecilla, pobre, pobrecilla. Día y noche, sin tregua, día y noche. Y venga suspiros y de compasión y más compasión, para que no se pueda uno escapar. Y compasión también para el muerto, compasión a toneladas para todos, todos enterrados, el muerto y los vivos y todos. Usted ¿qué cree?, ¿que un muerto necesita tanta compasión?, ¿que necesita de los vivos para algo? Por lo menos a él, que lo dejen en paz, ¿no le parece? Entre visillos, Carmen Martín Gaite 26

27 J. Fernández Santos: Los bravos
"- A mi padre y a mí nos pilló la guerra en el pueblo y en el pueblo nos quedamos. Cuando subí por primera vez, después, aún quedaban muertos por estos sitios. Ahí, sin ir más lejos –señaló a su espalda-, a la puerta del chozo, había tres que enterré yo. Parecía extraño que aquellos parajes solos y mudos pudieran haber visto la guerra de que el pastor hablaba, el paso y la muerte de tantos hombres. Aquel silencio amarillo y susurrante no podía haber sido roto por una voz, un estruendo, un lamento; parecía tierra inmutable, indiferente, donde todas las cosas habrían de desaparecer irremisiblemente como la piedra, en polvo calcinado, sin dejar huella en su dormida nada« J. Fernández Santos: Los bravos 27

28 Novelistas más significativos
Camilo José Cela, que publica en Buenos Aires en 1951 “La colmena” y que para muchos, es un precedente de la novela social. En ella con más o menos realismo aparece reflejada la sociedad del momento (la de la inmediata posguerra) Miguel Delibes con “El camino” (1950) y “Mi idolatrado hijo Sisí” (1953) Gonzalo Torrente Ballester, con su trilogía “Los gozos y las sombras” (1957 – 1962). Otro autor destacado será Luis Romero con “La noria”, ejemplo – igual que “La colmena” – de novela colectiva, aunque ambientada en Barcelona.

29 nueva generación en torno a 1954 (generación del medio siglo)
Ignacio Aldecoa (“El fulgor y la sangre”) Jesús Fernández Santos (“Los bravos”) Rafael Sánchez Ferlosio (“El Jarama”) Carmen Martín Gaite (“Entre visillos”) Jesús López Pacheco (“Central eléctrica”) Juan García Hortelano (“Nuevas amistades”) Armando López Salinas (“La mina”) Ana Maria Matute (“Pequeño teatro”)

30 4. La novela española desde 1960:
Notable desarrollo económico. Emerge lentamente de un aislamiento internacional. Auge del turismo favorece el intercambio con el extranjero y la renovación paulatina de las costumbres y de la mentalidad.

31 Cansancio de la novela social y comprometida que no se pierde pero entra en decadencia (pobreza en calidad y poco eficaz) Se busca renovar: clara evolución hacia la experimentación. Influencias de autores europeos e hispanoamericanos Esta novela dominará el panorama literario hasta el final de la Dictadura En lo temático, se deja la crítica social y política, para pasar a temas como el autoconocimiento, la memoria, la experiencia personal, los estados de conciencia. Cambios en lo formal (ver tabla):Las novedades no afectan sólo al argumento o la estructura, también a la ortografía, (suprimen los signos de puntuación, o los párrafos, y es frecuente que se mezclen los géneros). Se persigue la belleza formal.

32 Autores y obras relevantes:
Luis Martín Santos: Tiempo de silencio J. Goytisolo: Señas de identidad M. Delibes: Cinco horas con Mario, Los santos inocentes J. Benet: Volverás a Región G. Torrente Ballester: La saga/fuga de JB

33 PRINCIPALES INNOVACIONES FORMALES Desaparición de argumentos
Se difuminan, la acción es mínima, mezcla de fantasía y verosimilitud Personajes individuales pero poco definidos Sufren cambios, apenas hay secundarios. El protagonista es el centro de la novela, es algo borroso, no se describe, se conocen sus pensamientos Espacio reducido o inexistente Marco impreciso y borroso Notables cambios temporales No hay relato lineal, hay desorden cronológico Novela como laberinto textual El lector debe aprender a transitar por ella. Novelas in media res, in extrema res o de final abrupto Narrador fluctuante Cambia de la omnisciencia, al objetivismo, de persona. Incluso en 2ª pers. Aparece el autor haciendo a veces digresiones crítico-reflexivas Renovación lingüística y estética Lenguaje complicado, se hace barroco, cultista. Distintos procedimientos: frases breves, lenguaje coloquial, vulgar, expresiones exuberantes Multiplicidad de recursos técnicos De lo tradicional a lo más vanguardista: monólogos, descripciones, flujo de conciencia… Desaparecen las convenciones gráficas y ortográficas Cambios de tipo de letra Escritura caleidoscópica, contrapunto, perspectivismo e intertextualidad 33

34 L. Martín Santos: Tiempo de silencio
Nacer, crecer, bailar una vez en la fiesta del pueblo delante de la procesión del Corpus con el moño alto, porque era buena bailarina y se decidió, que sí, que a pesar de todo, a pesar de estar determinada al dolor y a la miseria por su origen, ella debía bailar ante el palio en la procesión del Corpus, en la que el orgullo de la Custodia a todos los campesinos de la plana toledana salva, hundirse después, hundirse hacia la tierra, rodear el airoso talle (que la hizo elegir para la fiesta) de tierra asimilada, comida, enterrarse en grasa pobre, ser redonda, caminar a lo ancho del mundo envuelta en esa redondez que el destino otorga a las mujeres que como ella han sido entregadas a la miseria que no mata, huir delante de un ejército llegado de no se sabe dónde, llegar a una ciudad caída de quién sabe qué estrella, rodear la ciudad, formar parte de la tierra movediza que rodea la ciudad, la protege, la hace, la amamanta, la destruye, esperar y ahora gemir. No saber nada. No saber que la tierra es redonda. No saber que el sol está inmóvil, aunque parece que sube y baja. No saber que son tres Personas distintas. No saber lo que es la luz eléctrica. No saber por qué caen las piedras hacia la tierra. No saber leer la hora. No saber que el espermatozoide y el óvulo son dos células individuales que fusionan sus núcleos. No saber nada. No saber alternar con las personas, no saber decir: "Cuánto bueno por aquí, no saber decir: "Buenos días tenga usted; señor doctor". Y sin embargo, haberle dicho: "Usted hizo todo lo que pudo". Y repetir obstinadamente: “Él no fue". No por amor a la verdad, ni por amor a la decencia, ni porque pensara que al hablar así cumplía con su deber, ni porque creyera que al decirlo se elevaba ligeramente sobre la costra terráquea en la que seguía estando hundida sin ser capaz nunca de llegar a hablar propiamente, sino sólo a emitir gemidos y algunas palabras aproximadamente interpretables. “Él no fue" y ante la insistencia de un hombre, tal como ella nunca había conocido que existieran - dotados de esa alta prepotencia - aunque bien que lo adivinaba a veces mirando la ciudad de lejos con su nube de humo encima surgida de ciertos agujeros que hasta tanto más tarde no había de conocer, repetir: "Cuando él fue, ya estaba muerta “Él no fue" y seguir gimiendo por la pobre muchacha surgida de su vientre y a través de cuyo joven vientre abierto ella había visto, con sus propios ojos, írsele la vida preciosista que, como único bien, le había transmitido. L. Martín Santos: Tiempo de silencio 34

35 La saga/fuga de J.B.: Torrente Ballester
Porque hay que ver la gracia que los nativos tienen para los motes: "Picha-de-oro" al padre de siete hijas preciosas; "El glorioso movimiento" a una cachonda grandota que es una gloria mirar cómo camina, que aquello parece una armonía sideral; "La Chinquilina", como su nombre indica, a una tía muy guarra, y "Chongo-güevo-caldereta", que no se sabe lo que quiere decir, pero que no carece de intríngulis verbal, a un mendigo muy famoso que no puede ser más que eso, "Chongo-güevo-caldereta Decidí que, en lo sucesivo, escribiría mis versos en un alfabeto con clave, pero lo pensé mejor y, como tenía mucho tiempo libre, inventé un idioma." "¿Y no le da pena que su poesía no la pueda leer nadie?" "Eso es precisamente lo que busco." "¿Entonces?" Bastida hizo un esfuerzo como si fuera a confesar un crimen. "Lo que digo en mis versos es de mi exclusiva incumbencia. No le importa a nadie y encuentro ofensivo para los demás proponerles su lectura 35

36 La novela española desde 1962 hasta 1975.
El agotamiento de la fórmula realista unido además a otros factores: El descubrimiento de la novela hispanoamericana, con tres hitos fundamentales: La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa (1962) Rayuela, de Julio Cortázar (1963) Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez (1967) ( “boom” de la narrativa hispanoamericana)

37 La influencia de los grandes innovadores de la novela actual:
Marcel Proust (En busca del tiempo perdido), Kafka (El proceso, La Metamorfosis), William Faulkner (Luz de agosto) James Joyce (Ulises,1922)

38 La aparición de dos obras influidas directamente por el Ulises de Joyce:
Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín Santos Señas de identidad (1966), de Luis Goytisolo. Tras ellos, a comienzos de los años setenta, el experimentalismo se pondría de moda en la narrativa.

39 Experimentación de nuevas fórmulas narrativas
Ruptura de la linealidad argumental del relato. Se incorporan digresiones, secuencias en verso, textos periodísticos, informes… Discurso descompuesto. El párrafo deja de ser la unidad textual; aparecen secuencias de una sola frase y espacios en blanco; se usan libremente los signos de puntuación; se rompe la sintaxis lógica… Tiempo y espacio fragmentados mediante retrospecciones (flash-back), anticipaciones, simultaneidad o no progresión de elementos argumentales. Polifonía narrativa. Monólogo interior, flujo de conciencia, “tú” narrativo, mezcla de estilos directo e indirecto, perspectivismo. La nueva escritura se dirige a unos lectores cómplices, participativos.

40 aUTORES Nos limitaremos a citar sólo algunos autores y obras:
Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa) Juan Benet (Volverás a Región) Luis Goytisolo (con su ciclo narrativo de Antagonía)… Cela (Oficio de tinieblas 5, San Camilo 1936 y Cristo Versus Arizona) Delibes (Parábola de un náufrago) Torrente Ballester (Off-side)

41 La novela española desde 1975.
El ambiente de libertad en el que comenzó a desarrollarse la cultura española tras la muerte del general Franco (20 de noviembre de 1975). Desaparición de la censura (lo que supuso la publicación de novelas españolas prohibidas en nuestro país y editadas en el extranjero, expurgadas o inéditas), la recuperación de la obra de los escritores exiliados y un mayor conocimiento de la narrativa de otros países. Difícil establecer objetivos comunes debido a la proliferación de obras, la convivencia de diversas generaciones y tendencias y la falta de perspectiva histórica.

42 La experimentación en la novela entra en crisis, hay cierto cansancio
Sin embargo, muchas innovaciones se asimilan y se seguirán aplicando La novela está muy marcada por estos factores: Conjugar éxito comercial y calidad literaria: la publicidad y el marketing se convierten en factores decisivo «Literatura fungible», objeto de consumo. La cultura como negocio. Diversidad de corrientes, tendencias y autores 42

43 Convivencia de generaciones literarias
La Generación del 36: Los escritores que vivieron la guerra civil y que heredaron el panorama literario de posguerra continúan publicando y, pese a hacer ciertas concesiones a las modas literarias que van surgiendo, mantienen su estilo personal. Recordemos a Torrente Ballester, Cela, Delibes, etc. La Generación del 50 o del medio siglo: Los escritores que se iniciaron en la novela social como Luis Goytisolo, Juan Marsé, Carmen Martín Gaite… La Generación del 68 o novísimos : Los escritores que llevaron a cabo la renovación de las técnicas narrativas en los años sesenta, como Juan Benet, Juan Goytisolo, José Mª Guelbenzu, etc. La generación de escritores que se dio a conocer en los 80: Eduardo Mendoza, Julio Llamazares, Jesús Ferrero, Antonio Muñoz Molina…

44 Características generales
Se recupera el gusto por contar historias verosímiles. Se vuelve al protagonista individual, del que se nos ofrece, en ocasiones, detalladas descripciones. Preferencia por el tiempo lineal y creación de ambientes exóticos. Predominio de historias contadas en tercera persona, con narradores testigo u omniscientes. Vuelta a ofrecer historias organizadas en capítulos, con o sin títulos. Se recupera el diálogo y disminución del uso de técnicas experimentales. Se vuelve a la sencillez y la naturalidad en el lenguaje; en cuanto al estilo, cuidadosa construcción de oraciones que, a veces, ocultan la superficialidad del contenido. Los personajes continúan mostrando variedad de registros lingüísticos.

45 Temática Inquietudes existenciales. El novelista duda de la realidad que percibe, incluida su propia identidad, y continúa la búsqueda de su verdad. Algunas de las preocupaciones que reflejan estas obras son: Alejamiento del novelista del compromiso político. Asuntos existenciales y religiosos: las ansias de comunicación, el sentido de la vida, el desarraigo… Asuntos intimistas: la soledad, la evocación del pasado, el paso del tiempo… El misterio y la intriga como una nueva forma de evasión y en la que destaca el sentido lúdico de la literatura. La tensión entre el individuo y la sociedad permanece, pero ahora con un tratamiento de los temas colectivos más cercano a la ficción o a la fábula que a la realidad.

46 CARACTERÍSTICAS DE LA NOVELA A PARTIR DE 1975
Recuperación de la trama argumental Alejamiento progresivo de las innovaciones y experimentos del pasado: narrador omnisciente, orden cronológico, personajes convencionales, técnicas clásicas… Estética realista: ambientación realista, búsqueda de verosimilitud en la ficción: NOVELA POSMODERNA. Neorromanticismo: seres solitarios, desolados, viven cuestiones propias del ser humano (amor, muerte, misterio, inadaptación a la realidad…). No se explica el mundo, sino que se vive. Aprovechamiento de las innovaciones de los años 60 y 70 Variedad temática: - NOVELA HISTÓRICA (distintos periodos, distintas finalidades: interpretar personalmente el pasado, aprender de él lecciones para el presente, recrear ambientes, ejercicios de estilo) - NOVELA POLICÍACA o de INTRIGA (novelas-juego, ambiente urbano, detectives…) - NOVELA DE AVENTURAS (espacios abiertos y exóticos, distintas épocas, peripecias…) - NOVELA INTIMISTA (problemas personales, existenciales, intimidad desasosegada, búsqueda de la identidad…) 46

47 Algunas obras y autores destacados
Eduardo Mendoza: La verdad sobre el caso Savolta Antonio Muñoz Molina: El invierno en Lisboa Antonio Muñoz Molina: El jinete polaco Arturo Pérez Reverte: El maestro de esgrima Luis Landero: Juegos de la edad tardía Francisco Umbral: Mortal y rosa Lucía Etxevarría: Beatriz y los cuerpos celestes Almudena Grandes: Atlas de geografía humana Manuel Vázquez Montalbán: Pepe Carvalho Ana María Matute: Olvidado rey Gudú Javier Cercas: Soldados de Salamina Javier Marías: Corazón tan blanco Carlos Ruiz Zafón: La sombra del viento 47

48 «A kilómetros de la Tierra –leyó ella – se halla una órbita geoestacionaria, fija a la atmósfera porque se mueve a la misma velocidad que la Tierra: la órbita Cementerio, como se denomina a aquella a la que se envían los satélites cuando pierden su vida útil. […]» O sea, para entendernos, que los pobres satélites son como elefantes que van a morir a su necrópolis común. No deja de tener su lado poético, si lo piensas. Imagínate, Bea: unos cachivaches enormes cuya labor principal era la comunicación, mudos, aislados para siempre, rodeados de un ejército de cachivaches similares que tampoco podrán comunicarse nunca más. Alucinante, ¿no? Piensa en eso ahora, Bea, tantos años después. Hace cuatro años que no ves a Mónica. Piensa en la soledad de los satélites, la soledad orbital. Abandonados por aquellos a los que una vez sirvieron. Olvidados y fríos. Rodeados del vacío más yermo y absoluto, en el silencio helado del universo helado, cubiertos de una capa de escarcha que no brilla, que no tiene siquiera ya luz que reflejar. Inmóviles y dignos en su glacial retiro, satélites difuntos, cadáveres exánimes de gélida chatarra, antiguallas que fueron monstruos de acero y hierro, que una vez transmitieron fechas, datos y cifras a los que concedían importancia crucial. Fechas, datos y cifras que ahora nadie recuerda. Ni la fuerza del hierro escapa al desamparo. Ahora, incomunicados, herrumbrosos titanes que han perdido su fuerza, condenados a un mutismo eterno y oxidado, jalonan de morralla un sector desolado. Los cables y las tuercas se acabarán desintegrando, aunque quizá falten siglos para que ocurra eso. En cualquier caso, piensa, qué poco importa el tiempo en un paisaje ciego, donde cada minuto es exacto al siguiente, donde a cada segundo sucede otro segundo. Idéntico, inmutable, un segundo apagado para un tiempo marchito. Órbita cementerio. Soledad orbital. A veces pienso, Mónica, donde quiera que estés, que a mí me ha pasado lo mismo. Que fui enviada al mundo con una misión: comunicarme con otros seres, intercambiar datos, transmitir. Y sin embargo, me he quedado sola, rodeada de otros seres que navegan desorientados a mi alrededor en esta atmósfera enrarecida por la indiferencia, la insensibilidad o la mera ineptitud, donde nunca espera que la escuchen, y menos aún que la comprendan. A nuestro alrededor giran universos enteros, estrellas, soles, lunas, galaxias, aerolitos, grandes constelaciones, nubes de gas y polvo, sistemas planetarios, materia interestelar. Hasta basura espacial. Pero sobre todo, un silencio insondable que todo lo absorbe. Un vacío enorme y negro, una quietud indescifrable. Y aunque sé que no debería ser así, el caso es que me siento a millones de años luz de cualquier señal de vida, si la hay, que se desarrolle a mi alrededor. Siento que navego en la órbita cementerio. Lucía Etxevarría: Beatriz y los cuerpos celestes 48

49 A. Muñoz Molina: El jinete polaco
En un piso de la calle 52 Este de Nueva York, ante los ojos conmovidos de una mujer y un hombre que oyen tras las ventanas cerradas el viento del invierno y el rumor como de catarata de la ciudad a la que asoman muy pocas veces y encuentran en el baúl de Ramiro Retratista lo que nunca han buscado, lo que les perteneció siempre, sin que lo supieran o lo desearan, las razones más antiguas de su desarraigo y de su complicidad. (...) Ellos me hicieron, me engendraron, me lo legaron todo, lo que poseían y lo que nunca tuvieron, las palabras, el miedo, la ternura, los nombres, el dolor, la forma de mi cara, el color de mis ojos, la sensación de no haberme ido nunca de Mágina y de verla perderse muy lejos, al fondo de la extensión de la noche. A. Muñoz Molina: El jinete polaco 49

50 A. Pérez Reverte: El maestro de esgrima
Mucho más tarde, cuando Jaime Astarloa quiso reunir los fragmentos dispersos de la tragedia e intentó recordar cómo había empezado todo, la primera imagen que le vino a la memoria fue la del marqués. Y aquella galería abierta sobre los jardines del Retiro, con los primeros calores del verano entrando a raudales por las ventanas, empujados por una luz tan cruda que obligaba a entornar los ojos cuando hería la guarda bruñida de los floretes. El marqués no estaba en forma; sus resoplidos recordaban los de un fuelle roto, y bajo el peto se veía la camisa empapada en sudor. Sin duda expiaba así algún exceso nocturno de la víspera, pero Jaime Astarloa se abstuvo, según su costumbre, de hacer comentarios inoportunos. La vida privada de sus clientes no era asunto suyo. Se limitó a parar en tercia una pésima estocada que habría hecho ruborizar a un aprendiz, y se tiró luego a fondo. El flexible acero italiano se curvó al aplicar un recio botonazo sobre el pecho de su adversario. A. Pérez Reverte: El maestro de esgrima 50

51 Luis Landero: Juegos de la edad tardía
Todos los días salía de casa subiéndose sus imaginarias solapas de espía, un cigarrillo colgado del labio y la mirada esquinada de astucia. Deteniéndose en los escaparates y simulando curiosidades imprevistas, angulando reojos, hurtando el perfil, burlando persecuciones y salvando emboscadas, vencía sin novedad la primera etapa del trayecto. A partir de allí, le esperaba otra suerte de peligros. Si aguardaba la luz verde para cruzar una calle y se ponía a su altura una mujer con alguna prenda negra, perdía una baza de semáforo. Si azul, ganaba el derecho a acelerar el paso durante un minuto. Si alcanzaba a un transeúnte ciego o cojo, no podía adelantarlo mientras no lo liberase algún hombre con un peso a la espalda. Quedaba cautivo de una plaza si la estaban regando o había un niño con un gorro, y no podía franquearla hasta que cruzase un perro o levantase el vuelo una paloma. Pero si el perro se paraba a hacer una necesidad, también él debía pararse y contener la respiración, pues en caso contrario las reglas del juego lo obligaban a retroceder hasta encontrar una monja o cualquier otra persona de uniforme. Por momentos la vida le parecía apasionante. Luis Landero: Juegos de la edad tardía 51

52 Javier Cercas: Soldados de Salamina
Los héroes sólo son héroes cuando se mueren o cuando los matan. Y los héroes de verdad nacen y mueren en la guerra. No hay héroes vivos, joven. Todos están muertos. Muertos, muertos. (...) El soldado le está mirando; Sánchez Mazas también, pero sus ojos deteriorados no entienden lo que ven: bajo el pelo empapado y la ancha frente y las cejas pobladas de gotas la mirada del soldado no expresa compasión ni odio, ni siquiera desdén, sino una especie de secreta o insondable alegría, algo que linda con la crueldad y se resiste a la razón pero tampoco es instinto, algo que vive en ella con la misma ciega obstinación con que la sangre persiste en sus conductos y la tierra en su órbita inamovible y todos los seres en su terca condición de seres, algo que elude a las palabras como el agua del arroyo elude a la piedra, porque las palabras sólo están hechas para decirse a si mismas, para decir lo decible, es decir todo excepto lo que nos gobierna o hace vivir o concierne o somos o es este soldado anónimo y derrotado que ahora mira a ese hombre cuyo cuerpo casi se confunde con la tierra y el agua marrón de la hoya, y que grita con fuerza al aire sin dejar de mirarlo. « Javier Cercas: Soldados de Salamina 52


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