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La vida del que idealiza se agranda, se despega de la tierra. Soñar, imaginar, es poner alas al espiritu, es robarle un poco de sangre al corazon para.

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2 La vida del que idealiza se agranda, se despega de la tierra. Soñar, imaginar, es poner alas al espiritu, es robarle un poco de sangre al corazon para tener de color rosa nuestro ensueño; es amasar con vida nuestros idolos, es hacerlos palpitar entre el calor de nuestras manos...Y quien se atreveria a negar que es posible trocar en realidades nuestros sueños. Soñar es jugar con esperanzas. La muñeca fue nuestro juguete de niñas; ilusion, esperanzas son juguetes de mujeres. Soñando que amamos el amor suele llegar. Soñemos, pues, que la vida es solo de los que sueñan.

3 Las ilusiones son posibles, pero una especie de hastío resuma a nuestro alrededor, se cunde y nos contagia haciéndonos caer en el punto negro de la desilusión. Y no es extraño que así sea porque el listón de los sueños lo hemos colocado tan alto que casi nos parece imposible alcanzarlo. No pongáis límites y soñad; es posible

4 las ilusiones, si no existen, hay que inventarlas, porque sin ellas nuestros pasos sobre la arena serán borrados a la primera ola que los alcance; no, no habrá huellas, y sin ellas, ¿qué podemos legar a los que amamos? Las ilusiones son pequeñas cosas que hay que contemplar desde la magia de nuestras pupilas, a veces regadas por dolores y lágrimas. En cada corazón de invierno hay una primavera que palpita. ¡Vividla! No hay vuelta atrás

5 No os dejéis caer en brazos de la depresión con la consiguiente cantinela, nada me hace ilusión. Hay que cerrar las puertas, a cal y canto, a los primeros síntomas, de desilusión, hay que tratar de ser conscientes de que sufrimos un mal pasajero, y dar, como mínimo, un paso, tan sólo un paso que puede dar lugar a una suma indefinida de ellos que nos devolverán a la alegría del vivir y el soñar. Si sientes el aldabonazo tremendo de la desilusión, de la depresión, a veces con motivos y otras sin ellos, busca la fuerza precisa para sacar de la nada un soplo de vida que te devolviera a la magia de un sueño, si bien podía quedar reducido a unas palabras sobre el blanco de una hoja de papel:"Quiero".

6 Buscad dentro de vosotros: somos manantial de ilusiones. La imagen y semejanza que somos de un Dios hará que de nuestras manos, y casi de la nada, puedan renacer días inéditos, radiantes de luz, días de rutilantes estrellas en nuestro oscuro universo. No lo dudéis, La rutina es fácil confundirla con el hastío y hacernos caer en el desaliento total. Yo creo que, en primer lugar, hay que revestir la rutina de cierta solemnidad, de forma que no sea tal en el sentido de producirnos cansancio por lo repetitiva que pueda ser. Podemos repetir el camino, pero nuestros ojos pueden descubrir nuevos paisajes. He ahí el secreto. Por otra parte, hay que aceptarla como un bien necesario: sabemos a dónde vamos y qué nos aguarda. Nada, nada tiene que ver la rutina con la desilusión: ambas cosas podemos manejarlas en nuestro provecho.

7 Con los años se pueden multiplicar o dividir las ilusiones. Lo más común es ir perdiéndolas como si una vez tocado fondo, no hubiera motivo para tales. Yo os digo que por mucho que se viva, ni se toca fondo, ni se llega con la punta de los dedos, porque, mientras vivimos, ascendemos o descendemos, y en ese movimiento siempre ha lugar la ilusión. Los mayores somos presa muy fácil para la desilusión, dado que nuestros objetivos parecen alcanzados y uno se pregunta: ¿y ahora qué? Es cierto que esta interrogante también irrumpe en nuestras vidas muchas veces y con tal virulencia que podemos sentirnos hundido sin encontrar respuesta. Pero también es cierto que, cual naufrago en alta mar, debemos aferrarnos al más mínimo vestigio de salvación que podamos vislumbrar.

8 La ilusión, a todas las edades, hay que inventarla, casi siempre sacarla de la nada, darle cuerda y caminar por ella. Teresita 10/19/2015 10:24 AM10/19/2015 10:24 AM10/19/2015 10:24 AM10/19/2015 10:24 AM10/19/2015 10:24 AM10/19/2015 10:24 AM


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