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Textos del Taller de la poesía y el relato - GUAREÑA –

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Presentación del tema: "Textos del Taller de la poesía y el relato - GUAREÑA –"— Transcripción de la presentación:

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2 Textos del Taller de la poesía y el relato - GUAREÑA –

3 Prólogo. Este haz de páginas es nuestro primer grito de libertad hacia fuera de cada uno de los testimonios que aquí se presentan y, aunque se vivieron muchos años de represión, ellos no pudieron olvidar. Cada declaración es un grito desgarrador en el que se denuncian claramente los agravios e injusticias que sufrieron muchas persona durante la Guerra Civil Española. Los sacrificios de hombres, mujeres y niños entre dos fuegos que hoy nos hacen recuperar estampas de otra época, pero ellos están vivos, en el instante, en tensión y movimiento. Y quieren prestarnos esos retazos de vida para que no mueran, quizás para que tampoco se duerma el pueblo del que forma parte, llámase Guareña o la raza humana Por todo ello diría que los protagonistas son personajes múltiples caracterizados desde el principio por una cita de Antonio Machado: “Tras el vivir y el soñar, está lo que más importa: EL DESPERTAR” Eulalia Cortés Retamar

4 ANA Cuando Petra conoció a Manuel, éste ya prácticamente no se levantaba de la cama, de él había escuchado que era la única persona de Guareña que sabía el nombre y apellidos de todos sus vecinos(…) (…)Ella llegaba cada mañana a la casa de él cargada con su pequeño maletín lleno del instrumental para curarle las escaras abiertas en su ajado cuerpo(…) (…)y en ese rato él le contaba con los ojos cuajados de añoranza, muchos de sus recuerdos y vivencias con todo el lujo de detalles que deja el sufrimiento.(…) (…) para Manuel uno de los temas más recurrente era el de la Guerra,(…) (…) Recordaba especialmente el día que el viento proveniente de Don Benito, anunciaba el levantamiento( …) (…) El recordaba muy vivamente el sonido de esos disparos, y el enfrentamiento de los leales a la República, al grito de ¡Viva Rusia y muera España!, así como la irrupción de los nacionales, formando unos y otros un frente de Resistencia, donde la Iglesia de Santa María fue el testigo mudo recibiendo la peor parte al ser derribada su torre de un cañonazo(…)

5 (…) Bandos, ¿quién les había preguntado?, cuando las tropas ocuparon el pueblo abriendo las puertas de par en par, para establecer y ocupar las posiciones adecuadas, solo se podía estar a favor o en contra y se solía optar por salvar la vida y la de los tuyos (…) (…)estaba escuchándole la historia tantas veces contada, pero como novedad Manuel llegados a este punto, le pidió que acercase su oído a sus labios, cosa que ella no le negó, porque sabía lo mucho que le costaba últimamente hablar. En el momento en que se rozaron, él le susurro una sola palabra, -Ana Este el último suspiro, se lo había dedicado a esa pequeña criatura que se estaba gestando en sus entrañas, era el nombre que sabía que le hubiese leído en su carita, no sabiendo ni Petra que estaba embarazada.

6 AQUELLA MAÑANA DE SEPTIEMBRE Cuenta mi padre, que ahora tiene setenta y cuatro años, que aún se acuerda de aquella mañana de mediados de septiembre…esos días de la entrada de las fuerzas nacionales en el pueblo. (…) le llamó la atención oír grandes voces, un gran bullicio, muchos hombres vestidos de uniforme y cargados con grandes metralletas… (…), “que vienen los Rafaeles, abrid todas las puertas” (…)un hombre joven de unos veinte años estaba asomando en el dintel de su puerta, él se acercó a saludarlos, y sin darle tiempo a intercambiar palabras, le agarraron y le hicieron dar un paso al frente.(…) (…)Al torcer la esquina de la calle, le encañonaron y le mataron son mediar palabra alguna(…) Cuenta mi padre, que entonces tenía seis años, que aún se acuerda de aquella temprana mañana de septiembre, de que en el cielo empezaba a haber oscuros nubarrones y que él sintió mucho miedo y sólo se le ocurrió agarrarse fuertemente al mandil de su madre y esconder la cabeza en él.

7 ANÓNIMOS VENCEDORES En una guerra no sólo existen víctimas y verdugos, vencedores y vencidos; también en ésta surgen, como si hubieran estado dormidos entre nosotros, aquellos héroes anónimos, gente normal de la calle, que superan el día a día con afán de conseguir su libertad y la libertad de los que los rodean. A estos héroes y, en especial a mi abuelo, Aureliano Cabrera, dedico este relato. El día veintinueve de septiembre del mismo año en el que comienza la pesadilla española, fiesta de San Miguel, entran las tropas franquistas en Guareña. El enjambre de soldados viene desde Mérida y como si de una red se tratara criba el campo sin dejar escapatoria a aquellos rojos que cometan el error de cruzarse en su camino(…) (…)Despuntaba el día cuando Aureliano junto a su padre y tres hermanos abandonaban su hogar y dejaban el pueblo como hacían otros vecinos…

8 (…)Habían pasado unos días desde la llegada y todos intentaban volver a una forzada normalidad. Ya nada era igual salvo los ruidos de la guerra de los últimos días que seguirían llegando a sus oídos, no se sabía si por el viento o por el miedo que cada uno cargaba en su haber.(…) (…)El trabajo era duro y desesperanzador porque las tropas franquistas contaban con la ayuda de aviones aliados alemanes y destrozaban aquel trabajo con solo sobrevolarlo una vez, incluso si se descuidaban, podían ser enterrados vivos.(…) (…) Antes de partir se intercambiaron una última mirada cargada de desolación y sin poder decir nada el estruendo de un cañonazo los sobresaltó.(…) (…).¡No hubo en ningún momento de la historia tantos Don Quijotes tirados en caminos con en éste!.

9 (…). La pareja de soldados, sospechando encontrarse con lo que para ellos solo eran putos rojos, algo más que animales, cogieron a padre e hijos y los condujeron de nuevo hasta otro improvisado cuartelillo Tras ser interrogados mandaron a los tres niños a casa, quedando su padre arrestado, donde esperaría su sentencia junto a otros vecinos: cárcel o paseíllo (…)Entre los vecinos allí hacinados podía encontrar muchas muecas de espanto, e incluso, la incredulidad más desconcertante. Un mundo loco que había envuelto a personas humildes en la más absoluta desgracia (…) (…) Aquella noche dieron el paseíllo muchos conocidos de Cipriano y los disparos se escucharon en la lejanía dejando al pueblo sumido en el miedo, pero él no estaba entre las víctimas.(…) (…) De esta manera habían conseguido regresar los cuatro a una casa que no encontrarían ya igual: las puertas arrancadas, desvalijada, hogueras prendidas en el suelo, pero, al menos, tenían un techo. Los vecinos, ocupados cada uno en su desgracia, tampoco serían los mismos, todos debían comenzar de cero y los posteriores años no serían fáciles aunque poco a poco se iría recuperando todo.

10 LA MEMORIA DE NATIVIDAD (…) Cuando entró la guerra en Guareña, septiembre 36, mi abuela Natividad, casada y con dos niños pequeños, de familia humilde, trabajaba sirviendo para llevar su casa adelante (…) la casa de su familia estaba destruida, a merced de los saqueadores, que tomaban las casas abandonadas y hacían motines de guerra. Natividad un día se armó de valor y se acercó hasta allí, al llegar y encontrarse con el saqueo, ella de fuerte carácter y sin pelos en la lengua, se enfrentó a los que allí estaban, les increpó y recriminó fuertemente y con mucha probabilidad fue allí donde firmó su sentencia de muerte. (…)Esperaron a que diera luz y fueron a buscarla, la sacaron de su casa y se la llevaron en uno de esos camiones, para que escarmentara, decían. Cuentan algunos que no murió al primer intento y tuvieron que rematarla. La bala que la remató costaba cinco duros o una arroba de vino, que era el valor que tenía la vida en esos días. (…)A sus hijos pequeños los llevaron a Falange y la consigna fue que tendrían una madre mejor a partir de ese día. (…)Sólo queda en mi conciencia el firme propósito de contar y recordar su vida, para que no quede en la ignorancia y el olvido.

11 MEMORIAS DE UN NIÑO EN LA GUERRA Tenía once años cuando empezaron a sonar los disparos en mi pueblo. Entraron las tropas leales a la República al grito de: "¡Viva Rusia y muera España!". Más tarde entraron los nacionales y se dirigieron a la casa de mi padre. Un teniente tenía una deuda con mi padre, y quería liquidar la deuda, liquidando a mi padre, diciendo que era rojo. Pero el capitán se interpuso y fue el que salvó la vida de mi padre.(…) (…)Se hicieron barbaridades en los dos bandos. Siempre que se podía se intentaba la venganza.(…) (…)Siempre recordaré como corría la sangre por la calle de las Cuatro Esquinas cuesta abajo, sangre mezclada de odio, venganza y rabia.(…) (…)que no se vuelvan a repetir tales sucesos, y que vivamos en paz y en plena armonía todos juntos.(…) (…)Y sólo espero que nunca se repita, ni creo que se vaya a repetir en el marco democrático que gozamos y en el que nos encontramos, que es el que tenemos que mantener, recordando nuestra historia más que nada para que sepamos que pasó, sin alimentar odios ni revanchismos.

12 RECUERDOS Las penas de la perdida son las que peor se mitigan si las causó la guerra nunca se olvidan. ¿ Por qué vinieron a por él, a quién yo más quería ? una mañana ardiente cuando amanecía. Barquito en cama de niños es el amor que nos dejó a quienes quedó dormidos sin ver lo que ocurrió. Llegó el día angustias... ¡ lamentos! las pocas personas que vemos... corriendo. Y allá lejos voceaban, sangre corriendo, vestiduras rasgadas desorden... silencio. Si esto nos conmueve qué sería para mi padre... pasaron los días, tristes noches, pena grande. Y cómo ocultar nuestro llanto cuando nos han dicho de él que como tantos otros se fue para no volver.

13 ENTRE DOS FUEGOS (…)En el verano de 1936 yo tenía 10 años y era la más pequeña. Tenía cinco hermanos(…) (…)Éramos una familia de trabajadores. Mis hermanos y mi padre buscaban los jornales del campo mientras que mis hermanas, cosían lo que caía en sus manos. (…)Un día de finales de septiembre, noté que en mi casa había más revuelo de la cuenta. Mi madre iba de una habitación a otra recogiendo sábanas, mantas y ropa de abrigo. Mi padre la miraba con la vista perdida y la cabeza hundida en los hombros (…) (…)Por una esquina veíamos pasar carros cargados con familias enteras, niños llorando, animales atados a los lados.(…) (…)Los aviones disparaban con tal rapidez que en su primera vuelta acabaron con la vida de muchos del grupo. Todo el mundo se dispersó para esconderse. Corríamos de un lado a otro para buscar refugio.(…)

14 (…)y dejamos atrás a una anciana que permanecía sentada en una silla, subida a un carro. No había nadie con ella. Habían huido. Nunca olvidaré cómo sus manos huesudas repasaban las cuentas de un rosario mientras movía levemente los labios mirando al infinito sin ver nada más que oscuridad.(…) (…)Por aquel entonces yo ya había preguntado por mis hermanos. Mi madre me había dicho entre sollozos que estaban luchando en el frente pero no sabíamos a ciencia cierta dónde.(…) (…)A él le dieron sólo en la pierna pero Santiago recibió dos tiros que le perforaron la vida antes de empezar a disfrutarla.(…) (…)Las noticias que llegaban no eran muy buenas. Cada vez estaban más cerca los pelotones enemigos. Los mayores hablaban de quedarse, de huir, de volver no sabían a donde. Nadie conocía qué sería lo mejor. Estábamos cansados de cambiar de pueblo, de cargar con los colchones, de buscar nuevos refugios, de la guerra.(…) (…)Por el camino vimos los pue…blos destrozados, los campos arrasados y el hambre mirándonos pasar de largo.(…) (…)El que puede recordar lo que pasamos sigue sintiendo el ardor que duele muy dentro. Las barbaridades de que fuimos testigo se niegan a reposar tranquilas.

15 VICENTE “EL GRILLO” Vicente mira asomado con gesto de humildad, al balcón de su dolor a la casa de papel. Una tarde de mayo con un horizonte de sueños y una esperanza de amor, este grillo cantó. ¡ Ay pueblo, que nos echaron ¡ Ay pueblo, que me olvidó! Una línea de tierra nos ha separado y estamos lejos antes de ser acosados con el yugo por el cuello. El Pilar abandonamos: campo de rastrojos, tierra caliente su arroyo, sus puentes y esos perros que saltaban tapias bajas y barbechos. Cuando el grillo se acercó recuerdos cenicientos.

16 ¡Ay pueblo, que nos echaron! ¡Ay pueblo, que me olvidó!. Tenía clara su mirada suave su voz contempló nuesta plaza, la alcaldía, sonrió con noble y valerosa entusiasmo y tenía... corazón. ¡ Ay pueblo, que nos echaron! ¡ Ay pueblo, que me olvido! Con papeles bajo el brazo Vicente se despidió Francia, lo llamaba cuando a golpes de destino lo acogió.

17 SOMBRAS Abro un surco en la memoria de aquel colosal derrumbe y, corriendo cuesta arriba, triste suena tu nombre. Olía a ira de guerra cegando cosas gratas: que no vuelva más. ¡Cómo lanzaban las maromas a figuras menoscabadas! Y, entre peldaños y gritos y metal, se escuchaba esa canción. Una columna se forma de tallas desgarradas, parecían asomarse, miraban, inquietaban. Y, entre volutas de humo, el incendio comenzó: temblor del suelo, carrera de infantes, jaleo, desconcierto, lágrimas de santos con fuego entre sus venas. Pero un día lo levantaron, devolvió la vida el pincel, bajo la triste sombra de quienes se fueron para no volver.

18 RECORDANDO AL SR. FELICIANO QUINTANA (…)Era el Sr. Feliciano por aquella época un hombre ya entrado en años, alto, de complexión fuerte y pelo cano. Hablaba pausadamente y con la autoridad que le conferían sus años y su experiencia, pero sin jactancia.(…) (…)Vestía con pulcritud, pero sin ostentación y con el tiempo frio se cubría la garganta de la que parecía adolecerse, con una bufanda a cuadros. (…)Nunca le oí hablar mal de nadie; y aunque algunas veces me parecía que sus palabras destilaban una cierta amargura no se apreciaba en ellas resentimiento alguno(…) (…)Sabíamos desde un principio que en la guerra civil pertenecía al bando republicano pero a esas alturas para la gente de mi generación “los rojos” habían dejado de ser los malos de la película y se habían convertido en personas que duramente más de treinta años habían sido duramente represaliados(…) (…)Posiblemente si no consiguió lo primero “olvidar” si consiguió lo segundo “perdonar” así parece demostrarlo el hecho de que no mucho antes de su muerte un destacado y conocido falangista y él se dieran un abrazo pidiéndose mutuamente perdón.

19 AGRADECIMIENTOS A los autores, pertenecientes al taller de la Poesía y el Relato de Guareña:  María Dolores Aguado Sánchez.  Mónica Flores Cabrera.  Filomena Isidoro Gómez.  Pablo Guerrero Cruz.  Esmeralda Rodríguez Quirós.  Eulalia Cortés Retamar.  Pablo Guerrero González.

20 AGRADECIMIENTOS Irene Ruiz Jiménez (Maquetación del libro) Elena González López (Diseño Informático) Biblioteca Pública Municipal “Eugenio Frutos” Concejalía de Cultura del Excmo Ayuntamiento de Guareña.

21 Este trabajo ha sido realizado para el encuentro con el autor Justo Vila que organiza el Plan de Fomento de la Lectura, dentro de la campaña “Un libro es un amigo” del Área de Cultura de la Excma. Diputación de Badajoz y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez.


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