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San Francisco de Borja 3 de Octubre.

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Presentación del tema: "San Francisco de Borja 3 de Octubre."— Transcripción de la presentación:

1 San Francisco de Borja 3 de Octubre

2 « ¡No serviré nunca más a señor
Una frase clave en la vida de san Francisco de Borja, que es como un lema de su vida: « ¡No serviré nunca más a señor que se pueda morir"

3 San Francisco pertenecía a la célebre familia Borja.
La familia Borja, era una de las más célebres del reino de Aragón, España. Alcanzó fama mundial cuando Alfonso Borja fue elegido Papa con el nombre de Calixto III. A fines del mismo siglo, hubo otro Papa Borja, Alejandro VI, quien tenía cuatro hijos cuando fue elevado al Pontificado.

4 Francisco de Borja llegó a ser: Duque de Gandía, Marqués de Lombay, Grande de España, Virrey de Cataluña, Gran privado del emperador Carlos V y caballerizo de la emperatriz Isabel. Luego sería General de la Compañía de Jesús.

5 Nació en Gandía, del reino de Valencia, el 28 de octubre de 1510.
Su padre era nieto del papa Alejandro VI; su madre era nieta del rey Fernando el Católico y prima del emperador Carlos V. Tenía siete hermanos menores. Además, del segundo matrimonio de su padre, tuvo otros 12 medio hermanos.

6 Su familia era muy religiosa, influenciados especialmente por una abuela y una tía, que eran clarisas, ya que su madre murió siendo Francisco de diez años y todos sus hermanos muy pequeños. De sus hermanos, uno fue abad, otro cardenal y tres de sus hermanas fueron religiosas clarisas.

7 Comenzó sus estudios en Zaragoza; pero pronto, a los doce años, sus parientes le enviaron a la corte del emperador Carlos V. Y por disposición del mismo emperador fue a Tordesillas como paje de la Infanta Catalina, la hija menor y compañera en soledad de la infortunada reina, Juana la Loca. Allí estuvo tres años. Una vez que hubo terminado sus estudios en Zaragoza, a los dieciocho años, Francisco ingresó en la corte del emperador.

8  El emperador y la emperatriz recibieron a Francisco más como amigo que como súbdito. Estaba dotado con múltiples encantos, y, después del emperador, dicen que su presencia era la más galante y caballerosa en la corte. Fue nombrado gentilhombre de la Casa de Borgoña del emperador Carlos V. Francisco, que ya desde niño fue muy piadoso y había deseado convertirse en monje, siguió dando ejemplo de fe y vida cristiana aun en medio de la corte.

9 En 1529, teniendo 19 años, contrajo matrimonio con doña Leonor de Castro. Era el deseo de la emperatriz y de Carlos V, quien nombró a Francisco Marqués de Lombay y Escudero de la emperatriz, y nombrando Camarera Mayor a Leonor.

10  El 1 de mayo de 1539  murió la emperatriz Isabel de Portugal con solo 36 años de edad. Era considerada una de las mujeres más bellas de su tiempo. El emperador Carlos V, muy dolorido, se retiró al monasterio de Yuste. Los funerales fueron presididos por el hijo de Isabel, quien después sería el rey Felipe II.

11 Sus restos debían ser trasladados a Granada, pues en la capilla real yacían los Reyes Católicos y otros reyes y príncipes. La comitiva encargada del traslado estuvo presidida por el cardenal de Burgos y entre los cinco integrantes más notables figuraba, como principal, Francisco de Borja y Aragón, quien presidió el reconocimiento oficial del cadáver. Todo normal.

12 Al terminar el viaje en Granada se descubrió el féretro antes de introducirlo en el sepulcro a fin de corroborar una vez más su identidad. El cadáver estaba verdaderamente irreconocible. Al ver descompuesto el rostro de la emperatriz que el mundo había admirado por su belleza, Francisco dijo:

13 “He traído el cuerpo de nuestra Señora en rigurosa custodia desde Toledo a Granada, pero jurar que es ella misma, cuya belleza tanto me admiraba, no me atrevo. Sí, lo juro (reconocerla)”. Entonces dijo su famosa frase: “Pero juro también no más servir a señor que se me pueda morir”.

14 San Francisco de Borja dirá muchos años después que ese momento fue el de su conversión: Una conversión de hombre bueno a santo.

15 Bastante tuvo que ver también el sermón funerario pronunciado por san Juan de Ávila.

16 Francisco de Borja tuvo una larga entrevista con San Juan de Ávila, a quien hizo saber su deseo de reformar su vida. Francisco regresó a Toledo resuelto a ser un perfecto cristiano.

17  Dos meses después, teniendo Francisco 29 años, Carlos V le nombró virrey de Cataluña ( ), cuya capital es Barcelona. Años después, Francisco solía decir: “Dios me preparó en ese cargo para ser general de la Compañía de Jesús. Ahí aprendí a tomar decisiones importantes, a mediar en las disputas, a considerar las cuestiones desde los dos puntos de vista. Si no hubiese sido virrey, nunca lo hubiese aprendido”.

18 En el ejercicio de su cargo consagraba a la oración todo el tiempo que le dejaban libres los negocios públicos y los asuntos de su familia. Los personajes de la corte comentaban desfavorablemente la frecuencia con que comul-gaba, ya que prevalecía entonces la idea de que un laico envuelto en los nego-cios del mundo cometía un pecado de presunción si recibía con demasiada frecuencia el sacramento del Cuerpo de Cristo.

19 En Barcelona, conoce a los jesuitas. El primero fue el P
En Barcelona, conoce a los jesuitas. El primero fue el P. Antonio de Araoz, quien durante su estadía en la ciudad se dio a los ministerios sacerdotales con notable fruto. En 1542 estuvo también en Barcelona el beato Pedro Fabro, de paso para Alemania, con otros dos compañeros. Francisco de Borja los trata con muestras de especial simpatía.

20 En 1543 muere su padre, el duque
En 1543 muere su padre, el duque. Francisco hereda entonces el Ducado de Gandía y pasa a vivir en sus tierras. Animado de justicia social, Borja se preocupa por el bienestar de sus súbditos. Es especialmente generoso con los pobres y necesitados. La mayoría de la población estaba formada por cristianos nuevos, antiguos moriscos, ignorantes en la fe. Para ellos tiene una opción preferencial y para ellos construye un colegio.

21 Ese colegio, pensado primeramente para los moriscos, tan numerosos en su ducado, después decide ampliarlo a toda clase de alumnos. El Colegio de Gandía fue el primero de la Compañía donde los jesuitas dieron clases a alumnos de fuera de la Orden. Luego sería universidad.

22 Por entonces, el obispo de Cartagena escribió a un amigo suyo: "Durante mi reciente estancia en Gandía pude darme cuenta de que Don Francisco es un modelo de duques y un espejo de caballeros cristianos. Es un hombre humilde y verdaderamente bueno, un hombre de Dios en todo el sentido de la palabra... Educa a sus hijos con un esmero extraordinario y se preocupa mucho por su servidumbre. Nada le agrada tanto como la compañía de los sacerdotes y religiosos..."

23 El 27 de Marzo 1546 muere su esposa doña Leonor de Castro
El 27 de Marzo 1546 muere su esposa doña Leonor de Castro. Fue un gran dolor para Francisco. Tenía 36 años de edad y su hijo menor apenas ocho años. Los acontecimientos se sucedieron entonces con gran rapidez. En mayo de ese mismo año, Francisco hace los Ejercicios espirituales bajo la dirección del Padre Andrés de Oviedo, rector del Colegio de Gandía.

24 En el momento culminante de los Ejercicios, el de las elecciones, toma su decisión. El 2 de junio de 1546 hace voto de entrar en la Compañía. El beato Pedro Fabro se entrevista con Borja en Gandía y él, que viajaba a Roma, sería el encargado de solicitar a San Ignacio la admisión.

25 San Ignacio se alegró mucho de la noticia; sin embargo, aconsejó al duque que difiriese la ejecución de sus proyectos hasta que terminase la educación de sus hijos y que, mientras tanto, tratase de obtener el grado de doctor en teología en la Universidad de Gandía, que acababa de fundar. También le aconsejaba que no divulgase su propósito, pues "el mundo no tiene orejas para oír tal estruendo."

26 Francisco obedeció puntualmente
Francisco obedeció puntualmente. Pero al año siguiente san Ignacio le dio permiso de que hiciese en privado la profesión. En su propia Universidad, entregada a la Compañía de Jesús, Francisco obtiene el grado de doctor en teología el 20 de agosto de 1550.

27 El 30 de agosto de 1550, el duque deja Gandía para viajar a Roma
El 30 de agosto de 1550, el duque deja Gandía para viajar a Roma. Antes hace testamento. El motivo oficial, lo encuentra en el jubileo del Año santo. Lo acompañan tres jesuitas, los PP. Araoz, Miró y Oviedo, y un séquito de 25 personas. Fue dolorosa la despedida de toda la familia.

28 El viaje duró casi dos meses, por tierra y en caballos
El viaje duró casi dos meses, por tierra y en caballos. San Ignacio le había encargado que pasara por Parma a visitar a Margarita de Austria, la hija de Carlos V, “muy devota de la Compañía”. En Bolonia debería entrevistarse con el Delegado pontificio, el Arzobispo Sauli, para tratar del Colegio de la Compañía en aquella ciudad. En Florencia podría visitar a los duques Cosme I y su esposa Leonor de Toledo. En Ferrara podría tratar el asunto del Colegio. Todo lo cumple San Francisco de Borja y ciertamente muy a gusto de San Ignacio.

29 El 23 de octubre de 1550 llega a Roma
El 23 de octubre de 1550 llega a Roma. La primera visita es para san Ignacio. Los cardenales le ofrecen alojamiento en sus palacios. El mismo papa Julio III se lo ofrece en el Vaticano. Pero el duque no quiso otra posada que la de Santa María del Camino, donde moraba San Ignacio. Fueron tres meses de formación y conversación entre dos Santos.

30 El duque, además de lucrar el jubileo, se da entero a los asuntos romanos de la Compañía de Jesús. Dos cosas ocupan principalmente su atención, la construcción de una nueva Iglesia para la Compañía y el financiamiento del Colegio Romano que estaba por inaugurarse. Las autoridades municipales resistían el permiso para la nueva Iglesia del Gesú, pero Borja obtuvo las licencias. Además obtuvo limosnas muy generosas.

31 Desde Roma, el 10 de enero de 1551, le escribía al emperador Carlos V en estos términos: “Habiendo, pues, tras la muerte de la Duquesa, sopesado mi elección, y habiendo pensado durante cuatro años, y habiendo hecho orar, por esta intención, a varios siervos de Dios, y creciendo cada día mi deseo y desapareciendo las tinieblas de mi corazón, aunque no mereciera ser empleado en la viña del Señor, sobre todo llegando tan tarde y limitándose hasta ahora mi tarea de arrancar las vides, que otros plantaban; aún así, siendo sin medida la bondad divina y su clemencia un océano inmenso, les pareció bien a los siervos de la Compañía de Jesús admitirme en su Orden, en la que desde hace mucho tiempo deseo vivir y morir”.

32 Rápido para concebir grandes proyectos, Francisco había urgido a San Ignacio a fundar el Colegio Romano, antecesor de la universidad gregoriana. Propiamente san Francisco de Borja sería el fundador; pero se llamó “gregoriana” por el papa Gregorio XIII, quien inauguró los cursos universitarios.

33 Francisco de Borja consigue del papa Paulo III el breve “Pastoralis officii cura” del 31 de julio de 1548 por el que se aprueba el texto de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Sin duda el primero, y tal vez el único libro que ha merecido en la historia de la Iglesia una tal distinción.

34 Como no había hecho la profesión solemne, el papa desea hacerle cardenal. Él se opone; pero además san Ignacio le ayuda “poniendo tierra” por medio. Francisco deseaba hacer una peregrinación a Jerusalén, pero San Ignacio la cambia por el país vasco. El 4 de febrero de 1551 sale de Roma. San Ignacio le da sus consejos y le concede amplia libertad de movimiento. Borja queda exento de la sujeción del provincial de España, Antonio Araoz, dependiendo exclusivamente del General.

35 Cuatro meses más tarde, estando en España, se retiró a una ermita de Oñate, en las cercanías de Loyola. Desde ahí obtuvo el permiso del emperador para traspasar sus títulos y posesiones a su hijo Carlos. En seguida se rasuró la cabeza y la barba, tomó el hábito clerical, y recibió la ordenación sacerdotal en la semana de Pentecostés, el 26 de mayo de 1551.

36 Los superiores de la casa de Oñate le habían nombrado ayudante del cocinero: su oficio consistía en acarrear agua y leña, en encender la estufa y limpiar la cocina. Cuando atendía a la mesa y cometía algún error el santo duque tenía que pedir perdón de rodillas a la comunidad por servirla con torpeza.

37 Para su primera Misa escogió el Oratorio de la Casa de Loyola.
Una gran muchedumbre asistió, pues el papa había concedido indulgencia plenaria para los asistentes a su primera misa.

38 De inmediato comenzó a predicar una serie de sermones en Guipúzcoa, reviviendo la fe del país. Nada se habló más en España que este cambio de vida y Oñate se convirtió en lugar de intenso peregrinaje. Predicaba en las ciudades que lo llamaban y a las cuales sus ardientes palabras, su ejemplo e incluso su mera presencia, marcaban profunda-mente. El éxito de su predicación fue inmenso. Numerosas personas le tomaron por director espiritual.

39 Recorría los pueblos haciendo sonar una campanilla para llamar a los niños al catecismo y a los adultos a la instrucción. Por su parte, el superior de Francisco le trataba con la severidad que le parecía exigir la nobleza del duque. Indudablemente que el santo sufrió mucho en aquella época, pero jamás dio la menor muestra de impaciencia.

40 Después de su conversión, el duque empezó a practicar penitencias extraordinarias; era un hombre muy gordo, pero su talle empezó a estrecharse rápidamente. Aunque sus superiores pusieron coto a sus excesos, San Francisco se las ingeniaba para inventar nuevas penitencias. Más tarde, admitía que, sobre todo antes de ingresar en la Compañía de Jesús, había mortificado su cuerpo con demasiada severidad.

41 En febrero de 1552 San Ignacio le encarga una difícil misión
En febrero de 1552 San Ignacio le encarga una difícil misión. Debe viajar a Portugal y arreglar la situación producida en la Provincia. La misión debió interrumpirse cuando ya Francisco estaba en Salamanca. El P. Simón Rodríguez, fundador y provincial en Portugal había sido separado de su cargo. San Francisco de Borja vuelve entonces a Oñate.

42 Pero al año siguiente, de nuevo, debe dirigirse a Portugal, llamado por el rey Juan III y el P. González de Cámara, el nuevo Provincial. El 31 de agosto de 1553 llega a Lisboa donde es acogido con enorme cordialidad. Apoya en todo al P. Jerónimo Nadal, nombrado Comisario para España y Portugal, empeñado en la pacificación de la Provincia. “El me ha ayudado tanto que no puedo expresarlo” fueron las palabras del padre Nadal a San Ignacio.

43 El 7 de enero de 1554 San Ignacio escribe al P
El 7 de enero de 1554 San Ignacio escribe al P. Jerónimo Nadal, nombrando al padre Francisco de Borja nuevo Comisario de España y Portugal. Además le concede una plena autoridad sobre todo el territorio de España y Portugal, la misma del General de la Compañía. También la autoridad de Francisco debería extenderse a los territorios de ultramar, sujetos a la soberanía de España y de Portugal.

44 Francisco de Borja ya no tuvo residencia fija
Francisco de Borja ya no tuvo residencia fija. Predicó mucho y en muchas ciudades diversas. A veces ante multitudes; a veces buscaba convertir a algún descreído en la soledad de algún hogar.

45 San Ignacio, en sus cartas, manifiesta que estaba satisfecho de su actuación y reconoce que ejerce el cargo con abnegación y celo. Los resultados correspondieron a sus esfuerzos. La Compañía de Jesús experimenta por esos años, en España, una notable expansión.

46 Su amor por la Compañía lo lleva a más allá de España
Su amor por la Compañía lo lleva a más allá de España. San Ignacio le recuerda su precupación por el Colegio Romano. Francisco, obediente, se da de lleno a la búsqueda de fondos que aseguraran la mantención y el crecimiento. Toma el asunto con tanta solicitud, que en Roma se habla del “Colegio Borja” o “Colegio Borja, de Jesús”. San Ignacio lo llama “el Colegio de Vuestra Reverencia”.

47 Santa Teresa de Avila, cuando enumera en sus Cuentas de conciencia a las personas espirituales de la Compañía de Jesús con quienes habló de sus cosas, dice: “al Padre Francisco, que fue duque de Gandía, traté dos veces”. - El primer encuentro de los dos santos debió suceder en 1555 y el segundo en 1557, durante la Semana Santa. El tema que santa Teresa propuso al Padre Francisco fue el de su oración, que tanto la atormentaba por esos años.

48 “Yo pregunté al Padre Francisco si sería engaño esto, porque me traía boba, y me dijo que muchas veces acaecía”. Y la misma santa, en el Camino de perfección, dice: “era muy posible; a él mismo le acaecía”.

49 Escribe santa Teresa: “En ese tiempo vino a este lugar el Padre Francisco, que era duque de Gandía y había algunos años que, dejándolo todo, había entrado en la Compañía de Jesús. Procuró mi confesor para que le hablase y diese cuenta de la oración que tenía, porque sabía que iba adelante en ser muy favorecido y regalado de Dios, que, como quien había mucho dejado por El, aun en esta vida le pagaba. Pues, después que hubo oído, díjome que era espíritu de Dios y que le parecía que no era bien ya resistirle más, que si el Señor me llevase el espíritu, que no lo resistiese, sino que dejase llevarle a Su Majestad, no lo procurando yo. Como quien iba bien adelante, dio la medicina y consejo, que hace mucho en esto la experiencia. Dijo que era yerro resistir ya más. Yo quedé muy consolada; holgábame mucho que dijese era de Dios”.

50 El Emperador Carlos V sintió por San Francisco de Borja una verdadera predilección. Durante su reinado lo distingue con delicadas misiones y le da muestras de gran confianza. Ya retirado, en Yuste, lo llama, por lo menos en tres ocasiones para tratar de cosas que le importaban sobremanera. Le encomendó tratar espiritualmente a su madre, la reina Juana, recluida por su locura en Tordesillas. Francisco cumple el encargo, hasta darle el sacramento de la extremaunción, poco antes de morir la reina en 1555.

51 También fue el padre espiritual de la hija del Emperador, la princesa Juana, antes de su matrimonio con el heredero de Portugal y, también después de su viudez. Esta princesa, regente de España, en las ausencias de Felipe II, se entusiasmó de tal manera con la Compañía de Jesús que logró, con licencias de San Ignacio, hacer los votos de la Compañía. Fue la única mujer en hacer estos votos, que en realidad significaba pertenecer a la Compañía.

52 En 1557, poco después de la muerte de San Ignacio, Carlos V abdicó, se enclaustró en el monasterio de Yuste y mandó llamar a San Francisco. El emperador nunca había sentido predilección por la Compañía de Jesús y declaró al santo que no estaba contento de que hubiese escogido esa orden. Éste confesó los motivos por los que se había hecho jesuita y afirmó que Dios le había llamado a un estado en el que se uniese la acción a la contemplación y en el que se viese libre de dignidades que le habían acosado en el mundo.

53 Aclaró que, por cierto la Compañía de Jesús era una orden nueva, pero el fervor de sus miembros valía más que la antigüedad, ya que "la antigüedad no es una garantía de fervor". Con eso quedaron disipados los prejuicios de Carlos V.

54 La primera Congregación General de la Compañía de Jesús se tuvo en Roma en el año 1558, dos años después de la muerte de San Ignacio. Las dificultades de la guerra, y las diferencias entre el Papa y Felipe II, la habían postergado. San Francisco de Borja no pudo estar presente. En esta Congregación fue elegido General el P. Diego Laínez. El nuevo General, de inmediato, renovó a san Francisco el cargo de Comisario para las provincias de España y Portugal solicitándole muy de veras aceptar esa cruz como el mejor servicio a la Compañía.

55 Estando en Segovia en 1559, San Francisco de Borja se entera que la Sagrada Inquisición, en Valladolid, había publicado un Catálogo de libros prohibidos, entre los que aparece las “Obras del cristiano” que se le atribuían. Él no había escrito ese libro, sino que un impresor había unido tratados escritos por Francisco de Borja y otros de autores diferentes. Los descargos de Borja, del Provincial Antonio de Araoz y del mismo Padre General fueron inmediatos. Pero la Inquisición tenía por norma mantenerse inamovible en sus decisiones.

56 Así estaban las cosas cuando el 11 de noviembre de 1559 el cardenal infante Enrique de Portugal escribió al santo invitándo-lo a visitar el Colegio de Evora, fundado por el mismo cardenal, y elevado por el papa Paulo IV a la categoría de universidad. Francisco de Borja viajó de España a Portugal. Más de alguno pensó que era una huida de la Inquisición. En Portugal estuvo un año y medio, ejerciendo su cargo.

57 Entretanto en Roma, el P. General trató las cosas con los principales de la Compañía y con el mismo Romano Pontífice. Pío IV extendió un breve exhortando a Borja a ponerse en camino para Roma para ocuparlo en asuntos de la Iglesia. El P. Diego Laínez lo designó, formalmente, en 1561 para el cargo de Asistente general.

58 San Francisco de Borja consulta especialmente con el P
San Francisco de Borja consulta especialmente con el P. Nadal, enviado por el padre General, ya que su partida parecería huir de la inquisición. Además ora intensamente. De su fama, tiene él poco cuidado. Lo importante es el mejor servicio. Ahondando en sus reflexiones, ve con claridad que el breve pontificio tiene todo el valor de una orden. El está obligado a obedecer en virtud del cuarto voto de los profesos de la Compañía, sobre la obediencia especial al Papa en lo que se refería a misiones o destinos.

59 En el mes de julio de 1561 emprende el viaje, por tierra
En el mes de julio de 1561 emprende el viaje, por tierra. Primero llega a Zamora, muy cerca de Valladolid donde está la corte. Después pasa por Aviñon, Génova, Bolonia y Loreto. El 7 de septiembre llega a Roma donde es acogido muy cordialmente. El papa Pío IV le muestra especial benevolencia. Entre otras cosas le dice estas palabras: “Nosotros tendremos cuenta de vuestra persona y de vuestras cosas, porque nos sentimos obligados por el raro ejemplo que habéis dado al mundo en nuestros días”.

60 En1562, el P. Diego Laínez debió trasladarse a Trento, al reanudarse las sesiones del Concilio.
Y en el mes de mayo, también el P. Salmerón fue destinado al Concilio, en calidad de teólogo pontificio. Sólo entonces Francisco de Borja, toma su puesto, interinamente, como Vicario general. Y después de la llegada del P. Laínez a Trento , en el mes de agosto, debe asumir como Comisario general para las provincias de Italia.

61 Terminado el Concilio, en diciembre de 1563, Laínez emprende el viaje de regreso a Roma. Francisco de Borja es nombrado formalmente Asistente general. Su tarea principal fue la de encargarse de gran parte de los asuntos de la Compañía. El P. General parecía muy cansado por los esfuerzos desplegados en el Concilio. Con gran contentamiento aceptó siempre el P. Diego Laínez, las prudentes soluciones de san Francisco a cada uno de los asuntos que se ofrecían. El P. Laínez murió el 19 de enero de 1565.

62 Al día siguiente san Francisco de Borja fue elegido Vicario General
Al día siguiente san Francisco de Borja fue elegido Vicario General. Sin demora convocó la Congregación General para el 20 de junio siguiente El 2 de julio de 1565, congregados los 39 padres presentes, en la primera votación, resultó elegido con 31 votos el Padre Francisco de Borja, uniéndose los restantes electores. El nuevo General contaba 54 años de edad.

63 Ese mismo día, los padres congregados visitaron al Santo Padre, Pío IV
Ese mismo día, los padres congregados visitaron al Santo Padre, Pío IV. Este no disimuló su alegría, por la elección realizada. Entre otras cosas, el Papa dijo que no se podía haber hecho una mejor elección y más a su gusto. El mismo San Francisco de Borja llamó a ese día, “el día de mi cruz”. “Que el Señor me lleve, o me quite el cargo, o me dé su gracia para el gobierno”. “Me ofrezco por la Compañía, en sangre y vida”.

64 La Congregación ordenó que cada Provincia tuviera Noviciado propio y estableció también la primera “Ratio studiorum” para los Colegios de la Compañía. La Congregación suprimió los cargos de Comisarios, estableciendo los de los Visitadores, pero temporales. Y impuso la realización de las Congregaciones de procuradores, cada tres años. San Francisco de Borja debió redactar el procedimiento necesario.

65 Una de las preocupaciones muy propias del padre Francisco de Borja fue que cada Provincia jesuítica tuviese su propio noviciado. Por eso él mismo personalmente fundó el noviciado de San Andrés del Quirinal, en el que se formaron san Estanislao Kostka, el predicador polaco Piotr Skarga y el futuro Padre General Claudio Aquaviva.

66 Comenzó a construir el Gesù, el templo principal de los jesuitas, soñado ya y planeado por san Ignacio. Amplió el Colegio Germánico, en el que se preparaban los misioneros destinados a predicar en aquellas regiones del norte de Europa en las que el protestantismo había hecho estragos.

67 La expansión de la Compañía de Jesús durante el generalato de san Francisco de Borja es impresionante. Los mil jesuitas, se multiplican por cuatro, pasan a ser cuatro mil. En Roma las Casas llegan a ser seis, los jesuitas 340, los novicios 50. En Italia, las provincias se dividen en cinco, cada una con su noviciado. A los Colegios anteriores, añade otros cinco. En Milán, San Carlos Borromeo, gran amigo de jesuitas, confía a la Compañía de Jesús el Seminario, dos iglesias y dos colegios.

68 En España, durante el generalato de Borja se inauguran nueve Colegios y varias casas profesas. También en Alemania, Flandes, Austria, Polonia y Lituania. En Francia, la Compañía topa con graves dificultades para su desarrollo. Está la oposición de la Universidad de París. También la guerra civil contra los hugonotes que divide al país. A la Compañía de Jesús se la considera enemiga de las libertades galicanas de la Iglesia. Con todo, pueden abrir sus puertas los nuevos Colegios de Rouen y Nevers.

69 Uno de los grandes méritos del tercer General de la Compañía fue el haber dado comienzo a las misiones en los territorios de la América española. En Brasil, ya estaban establecidos los jesuitas, desde los tiempos de San Ignacio. La primera expedición que fue a Florida terminó con un martirio. Las dos siguientes, también a Florida, acabaron también en fracaso. Para Méjico destina a 15 jesuitas con la misión de abrir un Colegio. En Perú se establecen y en otras naciones.

70 Hay misiones que parecen fracasos o sirven para la gloria de Dios, como sucedió en Brasil. El P. Ignacio de Azevedo recibe el encargo de visitar las Casas de España y Portugal y aceptar el ofrecimiento de misioneros. Consigue una expedición de 73 jesuitas destinados al Brasil. Salen en tres barcos. En las islas de Madeira es asaltada la nave de Ignacio de Azevedo por los hugonotes. Azevedo y 39 compañeros son cruelmente martirizados. Hoy, todos están en los altares como beatos.

71 Fue muy grande el celo con que san Francisco de Borja propagó las misiones y la evangelización del mundo pagano. Sugirió al papa, san Pio V, la creación de la Congregación para la Propagación de la Fe.

72 En Mozambique también establece una Casa con dos padres y un hermano.
Los inmensos territorios, desde la India, Japón e islas del Océano Pacífico fueron también preocupación permanente para San Francisco de Borja. En Etiopía, alienta los heroicos trabajos del Patriarca, el jesuita Andrés de Oviedo, de quien había recibido los Ejercicios espirituales en los lejanos años de Gandía. En Mozambique también establece una Casa con dos padres y un hermano.

73 No obstante sus muchas ocupaciones, San Francisco encontraba tiempo todavía para encargarse de otros asuntos. Por ejemplo, cuando la peste causó estragos en Roma,1566, el santo reunió limosnas para asistir a los pobres y envió a sus súbditos, por parejas, a cuidar a los enfermos de la ciudad, no obstante el peligro al que los exponía.

74 En el mes de junio de 1571 San Francisco de Borja recibió una misión, por obediencia, de parte del papa San Pío V. El Papa tenía muy en el corazón la Santa Liga contra El Turco que amenazaba a Europa, especialmente después de la caída de Chipre. San Francisco debe acompañar al Cardenal Bonelli, sobrino del Papa, y usar toda su influencia en las cortes de España y Portugal en orden a ratificar la Liga.

75 Aunque la embajada fue un fracaso desde el punto de vista político, constituyó un triunfo personal de Francisco. En todas partes se reunían multitudes para "ver al santo duque" y oírle predicar. Felipe II, olvidando las antiguas animosidades, le recibió tan cordialmente como sus súbditos. Al mismo tiempo el santo Borja atendía negocios de la Compañía.

76 Regresa con el Cardenal legado, vía España y Francia
Regresa con el Cardenal legado, vía España y Francia. En Francia empezaron a decaer sus fuerzas. Al llegar a Italia, debe detenerse en la ciudad de Ferrara por más de cuatro meses. Estaba gravemente enfermo. Allí supo la muerte del papa Pío V y la elección de Gregorio XIII.

77 En septiembre de 1572 determina seguir su viaje a Roma, contrariando en ello los juicios de los médicos y de los jesuitas. Su primo el duque de Ferrara, Alfonso, alarmado por el estado de su salud, le envió desde Ferrara a Roma en un carruaje. El viaje duró varias jornadas. A Roma llegó el 28 de septiembre, con profunda consolación. Todos los cardenales vinieron a visitarlo y, en especial el representante del papa Gregorio, con su bendición.

78 Como en otras ocasiones anteriores, se le ofreció el cargo de cardenal y tenía posibilidades de llegar a ser Papa, pero no lo aceptó por no considerarse digno y porque debía dedicarse a atender su orden. Pío IV y Pío V no habían querido imponerle una dignidad que le hubiera causado sufrimiento. Sin embargo ahora Gregorio XIII parecía resuelto, en 1572, a ignorar este rechazo, pero en esta ocasión la muerte le salvó al santo de la elevación que tanto había temido.

79 La fatiga del viaje apresuró el fin de San Francisco
La fatiga del viaje apresuró el fin de San Francisco. Sólo le quedaban ya dos días de vida. Por intermedio de su hermano Tomás, el santo envió sus bendiciones a cada uno de sus hijos y nietos y, a medida que su hermano le repetía los nombres de cada uno, oraba por ellos.

80 Cuando el santo perdió el habla, un pintor entró a retratarle
Cuando el santo perdió el habla, un pintor entró a retratarle. Al ver al pintor, San Francisco manifestó su desaprobación con la mirada y el gesto y no se dejó pintar. Según la expresión del P. Brodrick fue "uno de los hombres más buenos, amables y nobles que había pisado nuestro pobre mundo."

81 Después de recibir el viático, pidió que lo dejasen solo con su Señor
Después de recibir el viático, pidió que lo dejasen solo con su Señor. El hermano Melchor cogió su esquelética mano amarilla. “¿Deseáis algo, padre Francisco?” “Sólo quiero a Jesús”. Fueron sus últimas palabras. Así, cogido de la mano del hermano Melchor, expiró san Francisco de Borja. Era la medianoche, entre el 30 de septiembre y el 1 de Octubre de Tenía 61 años (hubiera cumplido 62 el 28 de octubre).

82 San Francisco de Borja yacía inmóvil ante la mirada sobrecogida de sus hermanos. Pocos hombres han sabido afrontar la muerte como él, porque pocos hombres han pensado tanto en la muerte durante su vida.

83 El Papa Urbano VIII lo beatificó en 1624.

84 San Francisco de Borja fue canonizado el 12 de abril de 1671 junto a San Felipe Benicio, San Cayetano de Thiene, San Luis Beltrán y Santa Rosa de Lima.

85 El mismo año en que fue canonizado, su cuerpo fue trasladado a la casa que la Compañía tenía en Madrid, donde fue depositado. En 1931 un incendio provocado por manifestantes revolucionarios durante las violentas jornadas anticlericales del mes de mayo, a poco de instaurada la Segunda República, lo destruyó casi por completo, salvándose de las cenizas unas pocas reliquias.

86 Un siglo más tarde escribió el P
Un siglo más tarde escribió el P. Verjus: "Se puede decir con verdad que la Compañía debe a San Francisco de Borja su forma característica y su perfección. San Ignacio de Loyola proyectó el edificio y echó los cimientos; el P. Laínez construyó los muros; San Francisco de Borja techó el edificio y arregló el interior y, de esta suerte, concluyó la gran obra que Dios había revelado a San Ignacio".

87 Tal vez ningún otro santo de la época moderna haya conocido y tratado, personalmente, a tan gran número de santos canonizados. Entre los jesuitas podemos citar los nombres de San Ignacio, San Pedro Canisio, San Estanislao de Kotska, San Bernardino Realino, San Roberto Bellarmino. Entre los no jesuitas a San Pío V, San Carlos Borromeo, Santa Teresa de Jesús, San Juan de Avila, San Juan Ribera, San Pedro de Alcántara.

88 Entre las virtudes destacables de san Francisco de Borja está la humildad.
Desde el momento de su "conversión", San Francisco cayó en la cuenta de la importancia y de la dificultad de alcanzar la verdadera humildad y se impuso toda clase de humillaciones a los ojos de Dios y de los hombres. En momentos de triunfos sentía que la gente deberían gritarle: “¡Ve a ocupar tu sitio en el infierno!”

89 A pesar del extraordinario trabajo que desempeñó durante sus siete años de generalato, jamás se desvió un ápice de la meta que se había fijado, ni descuidó su vida interior.

90 Desde el primer momento en que decidió seguir el camino de la fe cristiana con mayor sinceridad, tuvo que esforzarse en enderezar el tronco de un árbol que él sentía torcerse hacia otro lado, quizás al buen comer y beber, o a la vida muelle que en un tiempo gozó y a su pasión por los caballos y la caza. Las cosas del mundo le pesaban y pedía continuamente un amor que le permitiese “olvido de lo de acá” y “vivir en el Señor, como si no viese sino a él” o “vivir como quien está para morir”.

91 Detrás del esfuerzo ascético se ocultaba una plenitud mística y mucho amor: “Al Espíritu Santo le pidió amor para quitar el amor a todas las cosas, por ponerle en él, y amar del amor que fuimos amados”. Muchas veces había repetido su ideal: “Tener el corazón sin apetecer sino a Dios” y a “todas las creaturas en él”, hasta llegar a “ver las cosas en el Señor, y por él olvidarlas todas”.

92 Tenía una profunda devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen
Tenía una profunda devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Estando muy enfermo, quiso visitar el Santuario Mariano de Loreto, donde pasó ocho días. No podía encantar más a los que le rodeaban que oírle hablar sobre la Virgen María, pues, cuando lo hacía, tenía el don de aumentar la devoción de sus oyentes.

93 Además de sus virtudes que lo hacían el modelo de la corte y los atractivos personales que le adornaban, el marqués de Lombay y duque de Gandía poseía un refinado gusto musical.

94 Se deleitaba sobre todo, en composiciones eclesiásticas y testificando la habilidad del compositor, se puede asegurar que en el siglo XVI y antes de Palestrina, san Francisco de Borja fue uno de los principales restauradores de la música sacra.

95  Dejó una joya musical, la Visitatio Sepulchri, representación teatral cantada que dio a conocer en agosto de 1550, poco antes de dejar Gandia para ingresar en la Compañía de Jesús tras la muerte de su mujer Leonor.

96 Estamos escuchando el “aleluya” de esta obra “visitatio sepulchri”, compuesta por san Francisco de Borja. Automático

97 Esta obra del músico, san Francisco de Borja, se sigue cantando y representando al menos en Gandía.

98 Su vida fue un aleluya a Dios Uno y Trino, aleluya que sigue vivo en el cielo.

99 Su amor a la Virgen le hizo dulce el caminar hacia Dios.

100 Que se nos trasmita esta dulzura a todos.
AMÉN

101 Autor: Silverio Velasco Capellán de las hermanas Jesu Communio en el Monasterio de la Aguilera


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