Undécimo domingo del tiempo ordinario

Presentación del tema: "Undécimo domingo del tiempo ordinario"— Transcripción de la presentación:

1 Undécimo domingo del tiempo ordinario
Ciclo C Día 12 de Junio de 2010

2 Retomamos el tiempo ordinario
Retomamos el tiempo ordinario. En este año, al estar en el ciclo C, el evangelio está tomado de san Lucas, cuando una mujer perfuma los pies de Jesús, que está comiendo en casa de Simón, el fariseo. Dice así: Lc 7,36 – 8,3

3 En aquel tiempo, un fariseo
rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa.

4 Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas.

5 se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos Y se los ungía con el perfume.

6 Al ver esto, el fariseo que lo había invitado, se dijo:
Si este fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.

7 Jesús tomó la palabra y le dijo: “Simón, tengo algo que decirte”.

8 Él respondió: "Dímelo, maestro".

9 Jesús le dijo: “Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?”

10 "Supongo que aquel a quien
Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más".

11 Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente".

12 Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: “¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüen-to; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume”.

13 sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor;
"Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama".

14 Tus pecados están perdonados". Y a ella le dijo:

15 que hasta perdona pecados?"
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: "¿Quién es éste que hasta perdona pecados?"

16 Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".

17 Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes. Palabra del Señor

18 Un fariseo invita a comer a Jesús
Jesús acepta, porque es la ocasión para dar un mensaje de amor y perdón.

19 No era raro que entrase cualquier persona para hablar con algún comensal. Lo raro es que una pecadora entrase en casa de un fariseo para perfumar los pies de Jesús. No tenemos derecho a decir qué clase de pecadora era, ya que los fariseos llamaban pecadora por poca cosa.

20 porque no comprenden el amor y el perdón
Los fariseos piensan mal de Jesús porque no comprenden el amor y el perdón

21 que vuelve arrepentido,
Esta escena se parece a la parábola del hijo pródigo: La mujer es como el hijo pequeño que vuelve arrepentido, mientras que los fariseos siguen siendo como el hermano mayor que no comprende el perdón.

22 Hoy Jesús nos dice que es más grande quien más amor tenga

23 Todos tenemos defectos y muchas necesidades
Vayamos a Jesús que El nos acoge

24 Jesús nos dice: "Ven a mí"

25 Si tienes dolor en tus carnes, ven a mí, Automático

26 Si nadie te abre las puertas, ven a mí,

27 si crees que nadie te entiende, ven a mí,

28 Si buscas paz y no encuentras, ven a mí.

29 ven a mí, Si notas que te marginan,

30 si ya te faltan las fuerzas,
ven a mí,

31 si ya no tienes esperanza, si ya todos te desprecian, ven a mí.

32 ven a mi, ven a mí y tu peso aliviaré,

33 Ven a mí, ven a mí y mi paz yo te daré.

34 Ven a mí, ven a mí y tu peso aliviaré, y mi paz yo te daré.

35 Que la Virgen María nos lleve a Jesús. AMEN