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La Celestina Fernando de Rojas.

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1 La Celestina Fernando de Rojas

2 LO QUE HAY QUE LEER

3 CUADRO. V (En la casa de Celestina)
CUADRO IV (En la calle) PARMENO: Podemos ir por la calle de la iglesia, por si estuviera todavía Celestina en sus devociones. SEMPRONIO: Qué poco la conoces. Cuando tiene un asunto entre manos no se acuerda de Dios, ni de las santidades, ni de los clérigos. Sólo va a la iglesia en busca de trabajo. Mueve los labios y finge rezar, pero está repasando los virgos que tiene a su cargo, la edad de las muchachas más jóvenes y la generosidad de los canónigos. Aunque ella te criara, la conozco yo, bastante mejor. PÁRMENO: Sé muchas cosas de la vieja, pero he decidido callármelas para que no te vuelvas a enfadar conmigo. SEMPRONIO: Conviene saberlo para nuestro provecho, pero no publicarlo para nuestro daño. Si Calisto llega a conocerla bien, llamará a otra alcahueta de la que tú y yo no sacaremos nada. PÁRMENO: Calla, que está abierto el portón. Llama antes de entrar, que seguramente estarán desaliñadas y no querrán que las veamos así. SEMPRONIO: Entra sin cuidado, nosotros somos de la casa. Mira a Celestina poniendo la mesa. CUADRO. V (En la casa de Celestina) CELESTINA: Aquí están mis enamorados, mis perlas de oro. PÁRMENO (aparte): iQué recibimiento nos hace la señora! ¡Cuánto halago fingido! SEMPRONIO (aparte): De eso vive. No sé quién le enseñaría tanta ruindad. PÁRMENO (aparte): La necesidad y la pobreza. El hambre es la mejor maestra del mundo. CELESTINA: ¡Muchachas! Bajad rápido, que han entrado dos hombres y me quieren forzar. ELICIA: ¡Hace tres horas que estamos esperando! Supongo que la tardanza será culpa de Sempronio, que nunca tiene ganas de verme. SEMPRONIO: Quien sirve a otro no dispone de su tiempo, ni es libre para entrar y salir. Así que no te enfades conmigo y vamos a comer. ELICIA: Ni siquiera saluda. ¡Derecho a comer! A mesa puesta, con las manos lavadas y muy poca vergüenza.

4 SEMPRONIO: Después reñiremos, vamos a comer ahora
SEMPRONIO: Después reñiremos, vamos a comer ahora. Madre, siéntate tú primero. CELESTINA: No hacen falta miramientos, que hay sitio para todos, a Dios gracias. SEMPRONIO: ¿Qué nuevas tienes de los amores de nuestro amo y de aquella graciosa y gentil Melibea? ELICIA: ¿Gentil Melibea? ¡Vete de aquí, mezquino! ¡Mal provecho te haga lo que comes! ¡Jesús, Jesús! ¿Cómo se te ocurre llamar gentil a Melibea? Me río yo de su hermosura, que todo lo que tiene se compra con dinero en la tienda. Ponle su ropa y sus adornos a un palo y también dirás que es gentil. (Levantándose de la mesa.) No es por alabarme, pero yo soy tan hermosa como tu gentil Melibea. AREÚSA: ¡Ya quisiera Melibea parecerse a ti! Estas damas son alabadas por lo que se gastan en potingues, no por las gracias de su cuerpo. ¡y qué tetas tiene para ser doncella! Dos grandes calabazas, peor que si hubiera parido tres veces. No sé lo que vio Calisto en ella; por mucho menos podría divertirse con otras más hermosas. SEMPRONIO: Pues tiene fama de lo contrario en la ciudad. Todo el mundo habla de su belleza. Hermanas, me parece que cada una arrima aquí el agua a su molino. AREÚSA: Nunca han sido fiables las opiniones y las famas de la ciudad. No vivirá alegre quien quiera regirse por la voluntad de muchos. El vulgo sólo piensa vanidades, extiende mentiras, se escandaliza con la bondad y aplaude a los malvados. SEMPRONIO: Ese vulgo del que hablas no suele perdonar los defectos de sus señores. Si Melibea tuviese alguno, ya nos habríamos enterado. Además, no es raro que Calisto la prefiera a ella; los dos son nobles, y los nacidos de buen linaje se buscan entre sí. AREÚSA: Ruin sea el que por ruin se tiene. Las obras hacen el linaje, que todos somos nietos de Adán y Eva. Procure cada uno valer por sí mismo y no vayamos a buscar la nobleza en la virtud de nuestros antepasados. CELESTINA: Hijos, por mi vida, acabad ya con esta discusión. Y tú, Elicia, vuelve a la mesa. ELICIA: No quiero sentarme junto a ese desgraciado. ¿Para qué? ¿Para que me compare con ese andrajo de Melibea?

5 SEMPRONIO: No es verdad, mi vida; yo no te he comparado con nadie.
AREÚSA: Si no vuelves a la mesa, me levanto yo también, que no vaya quedarme sola con estos desagradecidos. ELIClA: Pues hazme sitio a tu lado. Prefiero estar lejos del canalla de Sempronio. CELESTINA: No le contestes, o no acabaremos nunca. Y vamos a lo nuestro. ¿Cómo sigue Calisto? PÁRMENO: Se fue a la iglesia de la Magdalena, echando fuego por los ojos y maldiciones por la boca, para rogarle a Dios que te ayude en la conquista de Melibea. Nuestra ganancia es segura, todos tendremos sayo nuevo CELESTINA: Alegra mucho lo que se gana con poco trabajo. Bienvenido sea, y nunca falten los enamorados ricos dispuestos a compartir lo que les sobra. Tiene el amor tanta fuerza que abre todas las bolsas, grandes o pequeñas, y cierra todas las razones. SEMPRONIO: Eso es verdad, y aquí está la culpable de que yo viviese durante mucho tiempo con la cabeza hueca, sin dormir, saltando paredes y haciendo coplas. Pero todo lo di por bien empleado después de conquistar a esta joya. ELICIA: Muy seguro estás de que me tienes ganada. Pues te diré que en cuanto me dejas sola llamo a otro más amable y generoso que tú. CELESTINA: No le hagas caso, Sempronio, que sigue enfadada por lo de Melibea. Déjala que disparate. Como la conozco bien, sé que está deseando terminar de comer para subirse contigo a la alcoba. Venga, haya reconciliación, besaos y abrazaos, que, mientras estéis en la mesa, de cintura para arriba se perdona todo. Así me gusta, que ya no me queda otra cosa que mirar y sentir envidia. ELICIA: A la puerta llaman, madre; se acabó la fiesta. CELESTINA: Mira quién es. LUCRECIA (Afuera): ¡Celestina! ¡Elicia! ELICIA: Por la voz, puede ser mi prima Lucrecia. CELESTINA (mientras sale Elicia): Pues abre y que se divierta con nosotros, que la infeliz está perdiendo la juventud encerrada en una casa ajena.

6 AREÚSA: iQué razón tienes
AREÚSA: iQué razón tienes! Estas pobres que sirven a señoras ni gozan de libertad ni conocen los sabores del amor. Nunca pueden hablar de tú a tú con nadie y acaban recibiendo una saya rota y mucho desprecio como único regalo. Dios nos libre de servir a estas señoras que sólo saben insultar, dar voces y mostrarse insatisfechas. Siempre he preferido pasar hambre en mi casa, libre y dueña de lo mío, que comer en sus grandes palacios, humillada y cautiva. CELESTINA: Lástima que a muchas mujeres les falte tu clarividencia. LUCRECIA (entrando con Elicia): Dios bendiga a tanta gente y tan honrada. CELESTINA: ¿Tanta, hija? Cómo se nota que no me conociste en mi época de prosperidad, cuando se sentaban a mi mesa nueve o diez muchachas, y ninguna pasaba de dieciocho años. LUCRECIA: Pues no tendrías un momento de respiro, porque ese ganado es muy difícil de guardar. CELESTINA: Fueron mi alivio y mi descanso. Todas me obedecían, todas me honraban; suyo era el afán y mío el provecho. Nunca tuve más servidores: caballeros, viejos, mozos y curas de todas las clases, desde obispos a sacristanes. Entrando yo por la iglesia, dejaban sus oraciones y corrían a saludarme y a preguntarme por sus novias. Y el que estaba diciendo misa se turbaba de tal manera que ya no hacía cosa a derechas. SEMPRONIO: Espantados nos tienes con esas historias de la santa madre Iglesia. CELESTINA: No permita Dios que yo levante falso testimonio. Como la clerecía es tan grande, hay de todo; unos muy castos y otros dispuestos a gastarse los diezmos de Dios en mantener a las de mi oficio. Por mi puerta entraban gallinas, perdices, tórtolas... hasta el pan y los peces y los mejores vinos. La verdad es que ahora vivo en la miseria. AREÚSA: No te quejes, madre, que Dios lo remediará todo. CELESTINA: La memoria me obliga a llorar, recordándome aquel tiempo alegre en el que era servida por todo el mundo. SEMPRONIO: No es conveniente sufrir por lo que no se puede recuperar. ¿Para qué doblar las tristezas? Venga, levantemos la mesa. Atiende, madre, a esta doncella, que nosotros nos subimos a la habitación a disfrutar del presente. CELESTINA: Que os aproveche a todos. Algún día seréis viejos y os acordaréis de mis lágrimas.

7 Este es un fragmento de “La Celestina”
Responded en vuestro cuaderno a la siguientes preguntas: 1) Este fragmento tiene características de un género literario ¿Cuál? ¿Por qué? 2) ¿Quiénes son los seis personajes que aparecen en el fragmento? . 3) ¿Qué relaciones de parentesco u otro tipo unen a los personajes? 4) ¿Qué es la envidia? ¿Puede verse este pecado capital en el fragmento? 5) ¿Qué es la gula? ¿Puede verse este pecado capital en el fragmento? 6) ¿Qué es la lujuria? ¿Puede verse este pecado capital en el fragmento? 7) ¿Qué es la avaricia? ¿Puede verse este pecado capital en el fragmento? 8) ¿Qué es la ira? ¿Puede verse este pecado capital en el fragmento? 9) ¿Qué es la pereza? ¿Puede verse este pecado capital en el fragmento? 10) ¿Qué es la soberbia? ¿Puede verse este pecado capital en el fragmento? 11) En una intervención de Areúsa se critica la mentalidad medieval según la cual los hombres y las mujeres pertenecen por nacimiento a un estamento social. Copia las palabras en las que puede verse esa crítica.

8 LO QUE HAY QUE SABER

9 LA CELESTINA En 1499 se publica en Burgos una obra anónima que constaba de 16 actos titulada “Comedia de Calisto y Melibea. El éxito fue tal que se publicaron nuevas ediciones con variaciones: Se añadieron cinco actos a partir del XIV, con lo que finalmente constaba de 21 actos. Mediante unos versos acrósticos Fernando de Rojas declara ser el autor de esta obra.  La obra pasó a llamarse “Tragicomedia de Calisto y Melibea”.

10 LA CELESTINA En 1502 una de las ediciones publicadas incluía por primera vez en el título a “La Celestina”. A partir de 1569 aparece una nueva edición con el nombre de “La Celestina”, que ha perdurado hasta nuestros días. Es una de las obras capitales de la literatura española. Su supuesto autor, Fernando de Rojas, confesó en la “carta del autor a un su amigo” (aparece en las ediciones de la “Tragicomedia”) que hacia 1497 encontró el primer acto y el comienzo del segundo mientras estudiaba leyes en Salamanca y, al haberle gustado mucho y no conocer el final de la historia, añadió el resto de actos hasta concluirla.

11 FERNANDO DE ROJAS Nació en La Puebla de Montalbán (Toledo), probablemente hacia 1475, en el seno de una familia de origen judío, conversos después de 1492, lo que le acarreó a su padre y a él problemas con la Inquisición. Estudió Derecho en la Universidad de Salamanca entre 1494 y 1502, periodo en el que, según parece, escribió La Celestina. Regresa a La Puebla de Montalbán. Algunos años después se casó con Leonor Álvarez, también conversa cuya familia había tenido problemas con la Inquisición. Hacia 1508 se establece en Talavera de la Reina (Toledo) donde ejerce como abogado y, durante algunos periodos, como alcalde de la ciudad. Murió en esta ciudad en abril de 1541.

12 LA OBRA La Celestina, en su versión definitiva, es una obra dialogada compuesta en veintiún actos. No podemos afirmar con rotundidad a qué género literario pertenece la obra, más bien al contrario, podemos aseverar a qué genero literario no pertenece. No es una obra narrativa, pues le falta un elemento esencial: el narrador. Aunque utiliza técnicas dramáticas, como el uso exclusivo del diálogo y las acotaciones, su extensión y la situación del teatro entre los siglos XV y XVI descartan que su autor o autores concibieran esta obra para ser representada. Por lo tanto, se puede considerar como una obra compuesta para ser leída como una novela, pero que utiliza técnicas dramáticas en la presentación de la trama. ¿Trama? ¿Qué trama?

13 ARGUMENTO Al principio de la obra, un joven conoce a una muchacha y se enamora. Hasta aquí todo normal. Es una situación repetida miles de veces en la historia de la literatura y millones de veces en la vida. La diferencia es que los protagonistas de esta historia no se llaman Sheila y Kevin ni viven en la edad digital. Él se llama Calisto y ella Melibea. Hace más de quinientos años él entró en el huerto de ella persiguiendo un halcón y se quedó profundamente enamorado …. pero es rechazado. Por consejo de su criado Sempronio, Calisto recurre a una vieja prostituta y ahora alcahueta profesional llamada Celestina quien, haciéndose pasar por vendedora de artículos diversos, puede entrar en las casas y de esa manera puede actuar de casamentera o concertar citas de amantes; Celestina vive con Elicia, amante de Sempronio, y conoce a Areúsa. El otro criado de Calisto, Pármeno, cuya madre fue compañera de Celestina, intenta disuadirlo, pero termina despreciado por su señor, al que sólo le importa satisfacer sus deseos, y se une a Sempronio y Celestina para explotar la pasión de Calisto y repartirse los regalos y recompensas que produzcan.

14 ARGUMENTO Mediante sus habilidades dialécticas y la promesa de conseguir el favor de Areúsa, Celestina se atrae la voluntad de Pármeno; y mediante la magia de un conjuro a Plutón, logra asimismo que Melibea se enamore de Calisto. Como premio Celestina recibe una cadena de oro, que será objeto de discordia, pues la codicia la lleva a negarse a compartirla con los criados de Calisto; éstos terminan asesinándola, por lo cual van presos y son ajusticiados. Las prostitutas Elicia y Areúsa, que han perdido a Celestina y a sus amantes, traman que el fanfarrón Centurio asesine a Calisto, pero este en realidad solo armará un alboroto. Mientras, Calisto y Melibea gozan de su amor, oyen agitación en la calle y creen que los criados de Calisto están en peligro, Calisto salta el muro de la casa de su amada, cae y se mata. Desesperada Melibea, se suicida y la obra termina con el llanto de Pleberio, padre de Melibea, quien lamenta la muerte de su hija.

15 LA CELESTINA: UNA OBRA DE TRANSICIÓN
En la actualidad “La Celestina” se considera como una obra de transición entre una Edad Media que se desmorona y una nueva época que todavía no ha llegado. Medieval es la intención moralizante de la obra, que se refleja en los efectos destructivos de los pecados capitales en los personajes: La lujuria La envidia La gula La avaricia La ira La pereza La soberbia  por Calisto y Melibea, Sempronio y Elicia, Pármeno y Areúsa….  por Areúsa y Elicia.  por Celestina, Sempronio, Elicia, Pármeno y Areúsa.  por Celestina.  por Sempronio y Pármeno.  por Calisto.  por Pleberio y Alisa, padres de Melibea.

16 LA CELESTINA: UNA OBRA DE TRANSICIÓN
En la actualidad “La Celestina” se considera como una obra de transición entre una Edad Media que se desmorona y una nueva época que todavía no ha llegado. Sin embargo, la nueva época que está a punto de llegar se refleja en la actitud de los personajes, totalmente alejada de la espiritualidad cristiana y bastante cercana a una concepción pagana de la vida, que se refleja en: No aparece la noción cristiana de pecado, ya que los personajes no se siente culpables, sino víctimas. El suicidio de Melibea es un final impropio para una concepción cristiana de la vida. La muerte pierde su sentido transcendente y se convierte en el final de la vida.

17 FOTOS DE LA OBRA

18 fin


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