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La narrativa del 39 a nuestros días

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Presentación del tema: "La narrativa del 39 a nuestros días"— Transcripción de la presentación:

1 La narrativa del 39 a nuestros días
Tema 13 libro de texto La narrativa del 39 a nuestros días

2 CONTENIDOS CONCEPTUALES
Etapas de la narrativa de posguerra La novela existencial. La familia de Pascual Duarte La novela social. La colmena, punto de partida de la novela social La novela experimental. Experimentación formal en Tiempo de silencio La novela en el exilio

3 1. Etapas Existencial Social Experimental

4 La novela existencial Temas: Técnicas narrativas
Angustia existencial desde una perspectiva personal Incertidumbre Aislamiento Técnicas narrativas Violencia de los protagonistas Espacio angustioso Tiempo reducido La familia de Pascual Duarte (1942), Camilo José Cela; tremendismo Nada (1945), Carmen Laforet, reflejo de una sociedad asfixiante La sombra del ciprés es alargada (1947), la religiosidad como alivio

5 Camilo José Cela

6 Datos biográficos 1916-2002 Comenzó estudios de Medicina y Derecho
Trabajó como funcionario en oficina sindical En la convalecencia de una enfermedad se dedicó a leer y escribir Éxito de La familia de Pascual Duarte Académico en 1957 Premio Nacional de Literatura1984, Nobel 1989, Cervantes 1996

7 Trayectoria literaria
Cultivó todos los géneros Novelas heterogéneas La familia de Pascual Duarte Pabellón de reposo (1943), la inacción Nuevas andanzas y desventuras del Lazarillo de Tormes, pastiche picaresco La colmena (1951) Mrs Cadwell habla con su hijo (1953), lo onírico La catira (1955), la realidad hispanoamericana San Camilo 1936 (1966), el monólogo interior Oficio de tinieblas 5 (1969), surrealista Últimas novelas: Mazurca para dos muertos, Cristo versus Arizona, El asesinato del perdedor, La cruz de San Andrés, Madera de boj

8 La familia de Pascual Duarte (1942), pág. 250
Tremendismo Argumento Protagonista Estilo apropiado al personaje + Cela La tradición literaria Picaresca Naturalista

9 Mi madre no sabía leer ni escribir; mi padre sí, y tan orgulloso estaba de ello que se lo echaba en cara cada lunes y cada martes y, con frecuencia y aunque no viniera a cuento, solía llamarla ignorante, ofensa gravísima para mi madre, que se ponía como un basilisco. Algunas tardes venía mi padre para casa con un papel en la mano y, quisiéramos que no, nos sentaba a los dos en la cocina y nos leía las noticias; venían después los comentarios y en ese momento yo me echaba a temblar porque estos comentarios eran siempre el principio de alguna bronca. Mi madre, por ofenderlo, le decía que el papel no decía nada de lo que leía y que todo lo que decía se lo sacaba mi padre de la cabeza, y a éste, el oírla esa opinión le sacaba de quicio; gritaba como si estuviera loco, la llamaba ignorante y bruja y acababa siempre diciendo a grandes voces que si él supiera decir esas cosas de los papeles a buena hora se le hubiera ocurrido casarse con ella. Ya estaba armada. Ella le llamaba desgraciado y peludo, lo tachaba de hambriento y portugués, y él, como si esperara a oír esa palabra para golpearla, se sacaba el cinturón y la corría todo alrededor de la cocina hasta que se hartaba. Yo, al principio, apañaba algún cintarazo que otro, pero cuando tuve más experiencia y aprendí que la única manera de no mojarse es no estando a la lluvia, lo que hacía, en cuanto veía que las cosas tomaban mal cariz, era dejarlos solos y marcharme. Allá ellos.

10 Introducción Cap. 2º Narrador protagonista cuenta su niñez (Extremadura) desde la cárcel Primer bloque de la novela: 5 primeros caps. (infancia en familia rural desgraciada)

11 Aspectos temáticos Relaciones violentas en el seno de una familia desestructurada Ejemplo del origen que lleva al desenlace fatal del protagonista (determinismo)

12 Estructura interna Dos partes, según presencia personajes
Dominada por los padres (hasta que se hartaba) Reacción de Pascual

13 Análisis Uso del pretérito imperfecto; acciones cotidianas
Credibilidad del discurso del narrador: Simplicidad de recursos formales, en línea con el narrador Sintaxis sencilla Polisíndenton Comparaciones populares Abundancia de repeticiones (mi madre, mi padre) Similicadencias (le decía que el papel no decía nada de lo que leía) Modismos populares (ya estaba armada) Expresiones proverbiales (la única manera de no mojarse…) Errores gramaticales (el oírla esa expresión) Acumulación de insultos: bruja, desgraciado, peludo, portugués Léxico de la agresividad: bronca, gritaba, golpearla, cintarazo… La impronta de Cela en la perfección narrativa, lejos de la escasa instrucción del personaje Series bimembres Pretérito imperfecto de indicativo al principio de las frases

14 Conclusiones Fragmento representativo Situación de la preguerra
Existencialismo y testimonio social

15 3. Los cincuenta. El Realismo Social (1951-1962)
Cambio sociocultural Renovación (compromiso) Entre La colmena y Tiempo de silencio Aldecoa, Sánchez Ferlosio, Juan Goytisolo, Caballero Bonald… Testimonio de las injusticias y del malestar social (objetivismo / realismo social) Importancia del mensaje La miseria de la vida rural; los “valores” de la burguesía urbana; el mundo obrero Estructura lineal, largos capítulos secuenciados, personaje colectivo, narrador objetivo (como una cámara), el diálogo, lenguaje sencillo

16 La colmena

17 Trama argumental Paradójicamente no la hay
Se presenta una panorámica que retrata a una sociedad, la de postguerra Es una especie de colmena: pequeñas historias que se entrelazan

18 Temas La incertidumbre de los destinos humanos La angustia existencial
Novela de testimonio social El hambre, el dinero, el sexo, la guerra, la alienación...

19 Estructura 6 capítulos y un epílogo, dividido en secuencias
Final abierto Elementos de cohesión Relaciones múltiples entre los personajes Degradación moral Los espacios: café de doña Rosa, el café de San Bernardo, el bar de Celestino Ortiz, las casas de citas, el burdel de doña Jesusa, la lechería Reducción temporal, dos días y medio Descripción impresionista; repeticiones Frase corta en las descripciones y más largas al narrar Diálogos adecuados a los registros de los personajes Variedad de tonos: irónico, amargo, lírico, humorístico

20 Narrador Narrador externo y narrador omnisciente
Semejanza con el objetivo de una cámara Intervenciones puntuales en primera persona

21 El tiempo Dos días de invierno de 1942
Uso del presente: intensidad, dinamismo, tensión Tempo narrativo muy lento No lineal, interés por describir una sociedad: Capítulos I y II: atardecer y anochecer del primer día Capítulos III y IV: atardecer y anochecer del segundo día Capítulo V: atardecer del segundo día Capítulo VI: amanecer del tercer día Final: una mañana, tres o cuatro días después Simultaneidad Multiplicidad de perspectivas

22 Los personajes Más de 300 Se describen por lo que dicen y hacen
Ausencia de un verdadero protagonista División en explotadores y explotados 45 tienen mayor presencia Relaciones cruzadas El más importante Martín Marco Doña Rosa, Filo, doña Visi, la señorita Elvira, Victorita…

23 No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único que importante.
Doña Rosa va y viene por entre las mesas del café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña Rosa dice con frecuencia leñe y nos ha merengao. Para doña Rosa, el mundo es su café, y alrededor de su café, todo lo demás. Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo esto son habladurías: doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella. A doña Rosa lo que le gusta es arrastrar sus arrobas, sin más ni más, por entre las mesas. Fuma tabaco de noventa, cuando está a solas, y bebe ojén, buenas copas de ojén, desde que se levanta hasta que se acuesta. Después tose y sonríe. Cuando está de buenas, se sienta en la cocina, en una banqueta baja, y lee novelas y folletines, cuanto más sangrientos mejor: todo alimenta. Entonces le gasta bromas a la gente y les cuenta el crimen de la calle de Bordadores o el del expreso de Andalucía.

24 Introducción Inicio, primer capítulo de la obra
Avatares por los que pasa la publicación Localización de la obra en la trayectoria del autor Situación en el contexto de la narrativa española, coincidencias y diferencias con la novela de los 40 y 50

25 Tema Descripción de un personaje representativo del sector de los triunfadores Contraste con la mayor parte de la novela Seguridad de doña Rosa frente a incertidumbre de casi todos

26 Estructura Primer párrafo intervención de doña Rosa
Segundo párrafo descripción del personaje: su físico, gestos, gustos y hábitos

27 Análisis del texto

28 Intervención en primera persona; énfasis del pronombre personal
No perdamos la perspectiva, yo ya estoy harta de decirlo, es lo único que importa Intervención en primera persona; énfasis del pronombre personal Función del tiempo verbal Intensidad del presente, eternidad Paradoja entre esta intervención y su carácter La perspectiva es muy limitada

29 Prosopografía y etopeya de doña Rosa
Doña Rosa va y viene por entre las mesas del café, tropezando a los clientes con su tremendo trasero. Doña Rosa dice con frecuencia leñe y nos ha merengao. Para doña Rosa, el mundo es su café, y alrededor de su café, todo lo demás Prosa rítmica de Cela Repeticiones de doña Rosa, café, estructuras bimembres, paralelismos... Importancia del café La función del espacio cohesionador Prosopografía y etopeya de doña Rosa Descripción grotesca, esperpéntica En el carácter también se observa su vulgaridad

30 Fórmula para producir credibilidad Placeres vulgares de doña Rosa
Hay quien dice que a doña Rosa le brillan los ojillos cuando viene la primavera y las muchachas empiezan a andar de manga corta. Yo creo que todo esto son habladurías: doña Rosa no hubiera soltado jamás un buen amadeo de plata por nada de este mundo. Ni con primavera ni sin ella Fórmula para producir credibilidad La tercera persona impersonal “hay quien dice” Placeres vulgares de doña Rosa Lesbianismo con jóvenes Valor del diminutivo “ojillos” No es afectivo, sugiere lascivia Intervención del narrador Dominio omnisciente Figura que se produce en amadeo de plata Metonimia

31 Elementos que degradan a doña Rosa
A doña Rosa lo que le gusta es arrastrar sus arrobas, sin más ni más, por entre las mesas. Fuma tabaco de noventa, cuando está a solas, y bebe ojén, buenas copas de ojén, desde que se levanta hasta que se acuesta. Después tose y sonríe. Cuando está de buenas, se sienta en la cocina, en una banqueta baja, y lee novelas y folletines, cuanto más sangrientos mejor: todo alimenta Elementos que degradan a doña Rosa Como animal se arrastra La arroba toma como unidad al cerdo Alcohólica, expresado con recurso de énfasis (amplificación) y con hipérbole. Además hay una metonimia “ojén” Cuando está de buenas (excepcionalidad) La banqueta baja en armonía con su posición moral Sadismo morboso

32 La señorita Elvira se calla y sigue fumando
La señorita Elvira se calla y sigue fumando. Hoy está como algo destemplada, siente escalofríos y nota que le baila un poco todo lo que ve. La señorita Elvira lleva una vida perra, una vida que bien mirado, ni merecería la pena vivirla. No hace nada, eso es cierto, pero por no hacer nada, ni come siquiera. Lee novelas, va al café, se fuma algún que otro tritón y está a lo que caiga. Lo malo es que lo que cae suele ser de pascuas a ramos, y para eso, casi siempre de desecho de tienta y defectuoso

33 Aspectos temáticos Ejemplo ilustrativo de la incertidumbre de los destinos humanos Personaje que representa a la amplia gama de humillados de la novela

34 Estructura Quinta secuencia del primer capítulo
Difícil encontrar una articulación en un fragmento tan corto En una perspectiva más amplia, conclusión a la primera referencia a este personaje

35 Análisis del texto Historia del personaje (huérfana con trauma, maltratada, prostituta que apenas ejerce...) Dominio del narrador omnisciente, con comentarios y valoraciones que expresan Ternura hacia el personaje Prosa rítmica de Cela Armonía entre forma y contenido La miseria del personaje y la expresión sencilla Breves proposiciones coordinadas (lee novelas, va al café, se fuma... Y está a lo que caiga) Insistencia enfática en la negación Uso de frases hechas Metonimia del tritón Sucesión de formas verbales en presente de indicativo (presente existencial) Animalización (vida perra) Su padre fue ejecutado por asesinar a su mujer cuando tenía once o doce años

36 4. La novela experimental (1960-1970)

37 Corrientes renovadoras
Agotamiento del Realismo Kafka: angustia, enigmas irresolutos, incertidumbre Proust: introspección y autoanálisis Joyce: el antihéroe Faulkner: tono sombrío, alucinante Noveau roman: ruptura con temas sociales

38 Nuevas técnicas narrativas
Ruptura con la narrativa tradicional Diversidad de puntos de vista Multiplicidad de perspectiva Menor importancia del argumento Predominio de la secuencia Desorden cronológico Estructura abierta El monólogo interior Novedades tipográficas

39 Narradores de los 60 Juan Marse Juan Benet Cela Miguel Delibes
Últimas tardes con Teresa; Si te dicen que caí Juan Benet Volverás a región Cela Miguel Delibes Cinco hora con Mario Gonzalo Torrente Ballester La saga fuga de J.B.

40 Luis Martín Santos

41 Datos biográficos 1924-1965 Médico: cirujano y piquiatra
Investigador en el CSIC Director del psiquiátrico de San Sebastián Relación con otros escritores Afiliado al PSOE, preso político Sólida formación Crítico con la narrativa realista Muerto en accidente a los 41 años

42 Trayectoria literaria
Dedicación tardía (38 años) Sólo publica en vida Tiempo de silencio (1962) Apólogos (1970), relatos Tiempo de destrucción (1975)

43 Tiempo de silencio

44 Trama argumental Pedro, investigador La necesidad de encontrar ratones
La “ayuda” de Amador Las chabolas Dorita El desenlace fatal de Florita Ayuda de Matías; los calabozos; Intervención inesperada de la mujer del Muecas El Cartucho La destrucción

45 Aspectos temáticos Frustración existencial Crítica social
Alta burguesía Clase media Clase media baja Proletariado Victimas / explotadores Recursos al servicio de la ironía, el sarcasmo y la parodia (desajuste entre realidad y ficción)

46 Estructura 63 secuencias Narración, descripción y algo de diálogo
Sintaxis larga Desarrollo lineal con episodios simultáneos Organización “clásica”: Planteamiento: 1-11, Pedro; el suburbio Desarrollo: 12-30, la noche del sábado; 31-42, el mundo de Matías y la persecución de Pedro; 43-56, detención, Desenlace (57-63)

47 Narrador Omnisciente Primera persona: monólogo interior
Multiplicidad de perspectiva

48 Espacio y tiempo Madrid y su extrarradio (al final El Escorial)
Diversidad de espacios: chabolas, pensión, casa aristocrática, burdeles, centro de investigación, teatro Tiempo reducido, postguerra Desarrollo lineal Algún salto atrás Secuencias simultáneas Elipsis

49 Personajes Pedro, protagonista Imagen degradada de los demás Frustrado
Fracasado Cobarde Resignado Imagen degradada de los demás Matías Amador Dueña de la pensión Florita Las prostitutas La familia del Muecas Cartucho

50 Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregabab el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz. El sol entraba en la cocina haciendo ese reguero visible de minúsculas partículas que delata su paso en los lugares polvorientos. Doña Luisa, con los párpados ligeramente caídos, lo vio llegar y permaneció inmóvil, dotada de otras cualidades que la comercial afabilidad nocturna y su casi ternura por los jovencitos. Matías se precipitó sobre el ídolo y con esfuerzo de sus nobles brazos y de su estómago en bascas, lo abrazó. Aquí estamos. ¿Dónde están las chicas? No es hora –informó la severa matrona. No importa. Venimos a comer con vosotras. Os convidamos. Convida Pedro… Entraba el mandadero y Doña Luisa, con un gesto, le hizo acercarse para ver el contenido del cesto. Para poder verlo mejor, con la otra mano, alejó a Matías. Pedro había quedado cerca de la ventana, azorado, un tanto atónito de la existencia de la cocina, de un fogón, de un gato negro y de un cesto de la compra. Doña Luisa, sin levantarse, alzó la tapa y gruñó su aprobación. Tomó un tomate y lo levantó, haciendo que el sol golpease con dureza sobre la pequeña esfera roja. Ella miraba el tomate por un lado. Pedro lo miraba por el otro. Ambos lo veían desde diferente perspectiva.

51 Introducción Preámbulo teórico Secuencia 37
Pedro perseguido, se esconde en el burdel de Doña Luisa

52 Tema Parodia crítica de la sociedad de postguerra a través de uno de sus ambientes más degenerados

53 Estructura Tres partes que coinciden con la estructura externa
Descripción del burdel Breve diálogo, proporcional a la importancia de escuchar a los personajes Último párrafo que prepara importante escena final

54 Análisis del texto

55 Narrador observador externo Alteración del orden sintáctico
Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregaban el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz. Punto de vista Narrador observador externo Alteración del orden sintáctico Lugar destacado de doña Luisa y ambientación propicia Recurso de repetición Anáfora, impresión sofocante, con obstáculos, como un laberinto

56 Imagen mitológica que recuerda pasillos y escaleras en penumbra
Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregaban el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz. Imagen mitológica que recuerda pasillos y escaleras en penumbra Laberinto Olientes a tabaco frío Colillas de tabaco apagadas, olor desagradable

57 Materiales nobles, mosaicos, parquets…
Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregaban el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz. Materiales nobles, mosaicos, parquets… Ironía, poco probables en un prostíbulo Posible alegoría de la tierra y la lluvia “Ejecución del único cambio…” Inadecuación del verbo, que puede sugerir una actividad científica o más compleja, en línea con el tóno irónico del texto y la novela Salubridad sospechosa

58 Decamerónico convento La sana contralateral Ídolo búdico bañado de luz
Matías y Pedro, cómplice y delincuente, tras atravesar los pasillos y escaleras en penumbra, olientes a tabaco frío, tras pasar estirando las piernas por encima de mujeres arrodilladas que fregaban el suelo, tras resbalar en los mosaicos húmedos, tras percibir en los parquets de madera el mismo olor que en verano sale de la tierra seca tras la lluvia, tras adivinar por las puertas abiertas la ejecución del único cambio de sábanas cada veinticuatro horas que caracteriza a los prostíbulos económicos bien llevados, tras encontrarse en otro pasillo con el único-hombre, oligofrénico de mano contraída, mandadero de un decamerónico convento, que con su cesto lleno de vituallas se dirigía también, arrastrando la pierna enferma por el suelo, gracias al vigoroso esfuerzo de la sana contralateral, hacia la lejana cocina, tropezaron de bruces con el ídolo búdico bañado en luz. Único-hombre Recuerda a los eunucos, único en el harem Particularidad del tránsito entre las limpiadoras y doña Luisa Individuo erguido, pero discapacitado, que contribuye al esperpento Decamerónico convento Recuerdo del Decamerón, que junto a convento produce un oxímoron La sana contralateral Terminología científica, nueva inadecuación irónica Ídolo búdico bañado de luz Metáfora grotesca de doña Luisa La luz sugiere el “altar” en que se encuentra, tras la penumbra

59 Sentido de “comercial afabilidad…”
Doña Luisa, con los párpados ligeramente caídos, lo vio llegar y permaneció inmóvil, dotada de otras cualidades que la comercial afabilidad nocturna y su casi ternura por los jovencitos. Matías se precipitó sobre el ídolo y con esfuerzo de sus nobles brazos y de su estómago en bascas, lo abrazó. Continúa la inadecuación entre forma y contenido en la descripción de doña Luisa Sentido de “comercial afabilidad…” Actitud más cariñosa hacia su clientela El ídolo sugiere paganismo, lujuria… Sugerencia del epíteto noble dedicado a Matías Categoría aristocrática del personaje Estómago en bascas Revuelto por la borrachera

60 Contraste entre el corto diálogo y la extensa descripción anterior
-Aquí estamos. ¿Dónde están las chicas? -No es hora –informó la severa matrona. -No importa. Venimos a comer con vosotras. Os convidamos. Convida Pedro… Contraste entre el corto diálogo y la extensa descripción anterior Crítica a Matías

61 Insistencia en la caracterización negativa de Matías
Entraba el mandadero y Doña Luisa, con un gesto, le hizo acercarse para ver el contenido del cesto. Para poder verlo mejor, con la otra mano, alejó a Matías. Pedro había quedado cerca de la ventana, azorado, un tanto atónito de la existencia de la cocina, de un fogón, de un gato negro y de un cesto de la compra. Doña Luisa, sin levantarse, alzó la tapa y gruñó su aprobación. Tomó un tomate y lo levantó, haciendo que el sol golpease con dureza sobre la pequeña esfera roja. Ella miraba el tomate por un lado. Pedro lo miraba por el otro. Ambos lo veían desde diferente perspectiva. Insistencia en la caracterización negativa de Matías La sorpresa de Pedro Relación de las líneas finales con otra secuencia importante de la novela Parodia del discurso de un intelectual (Ortega)

62 Amador se había sentado en uno de los objetos que el Muecas ordenaba, que resultó ser una olla oxidada con un agujero. Pero así acomodado volvía sus espaldas a la puerta y la carencia de luz interior de la chabola se hacía más evidente, por lo que el visitado dijo: – Vamos, Amador. Échate a un lado. ¿No ves que quitas la luz al señor doctor? Ya para entonces salía la descendencia del Muecas en funciones de homenaje a través de los velos que celaban el resto de sus propiedades inmuebles y sonriendo con risa bobalicona que descubría el grueso trazo de sus encías superiores sobre los dientes blancos y pequeños en medio de un rostro redondo, ofrecía en un vaso un poco de agua en la que debía haber experimentado un limón a juzgar por una pepita que como pequeño dirigible flotaba. – ¡Dásela, Florita! que se refresque el señor doctor. – Tenga, señor doctor – se atrevió a decir Florita poniéndose algo colorada, pero haciendo chocar su mirada negra con la también azorada de D. Pedro. Éste no osaba fijar la vista en ninguno de los detalles del interior de la chabola, aunque la curiosidad le impulsaba a hacerlo, temiendo ofender a los disfrutadores de tan míseras riquezas, pero al mismo tiempo comprendía que el honor del propietario exige que el visitante diga algo en su elogio, por inverosímil y absurdo que pueda ser. – Esta fresca esta limonada –eligió al fin.

63 Introducción Secuencia 10

64 Temas Testimonio de la miseria física y moral de parte de la sociedad española de postguerra a través de una familia que reside en un barrio de chabolas La mala situación de la Ciencia indicativa del retraso del país Frustración existencial ilustrada por el protagonista desorientado en los ambientes que descubre

65 Estructura Secuencia situada en la primera parte de la novela (11 primeras secuencias) Plantea ya las circunstancias que van a desarrollar la trama Fragmento en el que se alternan descripción, diálogo y narración Tres partes Descripción de la chabola La familia del Muecas Impresiones de Pedro

66 Análisis del texto

67 Narrador observador externo Poca presencia del diálogo
Amador se había sentado en uno de los objetos que el Muecas ordenaba, que resultó ser una olla oxidada con un agujero. Pero así acomodado volvía sus espaldas a la puerta y la carencia de luz interior de la chabola se hacía más evidente, por lo que el visitado dijo: – Vamos, Amador. Échate a un lado. ¿No ves que quitas la luz al señor doctor? Narrador observador externo Poca presencia del diálogo Condiciones miserables de la chabola Sin muebles, objetos; la puerta como única entrada de luz; desorden El visitado, comienzo de la inadecuación Discurso adulador del Muecas

68 Inadecuación entre forma y contenido que provoca la ironía
Ya para entonces salía la descendencia del Muecas en funciones de homenaje a través de los velos que celaban el resto de sus propiedades inmuebles y sonriendo con risa bobalicona que descubría el grueso trazo de sus encías superiores sobre los dientes blancos y pequeños en medio de un rostro redondo, ofrecía en un vaso un poco de agua en la que debía haber experimentado un limón a juzgar por una pepita que como pequeño dirigible flotaba. Inadecuación entre forma y contenido que provoca la ironía Parece que hablara de un caballero feudal (recuerdo del Quijote) Técnica expresionista, feísmo Comparación que contribuye a la ironía

69 Función de la sensualidad en el resto de la historia
– ¡Dásela, Florita! que se refresque el señor doctor. – Tenga, señor doctor – se atrevió a decir Florita poniéndose algo colorada, pero haciendo chocar su mirada negra con la también azorada de D. Pedro. Éste no osaba fijar la vista en ninguno de los detalles del interior de la chabola, aunque la curiosidad le impulsaba a hacerlo, temiendo ofender a los disfrutadores de tan míseras riquezas, pero al mismo tiempo comprendía que el honor del propietario exige que el visitante diga algo en su elogio, por inverosímil y absurdo que pueda ser. – Esta fresca esta limonada –eligió al fin. Función de la sensualidad en el resto de la historia Desorientación de Pedro No es capaz de posicionarse ante lo que le rodea Oxímoron que redunda en el sarcasmo Otras expresiones inapropiadas para producir la ironía El narrador no pierde la perspectiva

70 5. La novela en el exilio Narrativa (lo social) Temas principales
El pasado de España (explicaciones) La añoranza de España La nueva realidad del exiliado Abstracción, simbolismo, filosofía Arturo Barea, Rosa Chacel, Francisco Ayala, Max Aub, Ramón J. Sender

71 Desde 1975 a la actualidad Fin de la dictadura
Divulgación mayor de la novela por… Argumento y estructura: Historias fáciles de leer Punto de vista: tercera persona Tiempo y espacio racionales Personajes: vuelta al protagonista

72 Desde 1975 a la actualidad Estilo y técnicas narrativas:
Sencillez y naturalidad Personajes con registros propios El diálogo frente al monólogo interior o digresiones Temática. Cuestiones existenciales: Intimismo Decepción política Individuo frente a sociedad (mayor ficcionalización Misterio, exotismo, intriga (evasión)

73 Desde 1975 a la actualidad Tendencias de la novela coetánea:
Novela histórica Proyección de problemas presentes No digas que fue un sueño (1986), Terenci Moix Crónica del rey pasmado (1989), Gonzalo Torrente Ballester Soldados de Salamina (2001), Javier Cercas

74 Desde 1975 a la actualidad Novela policíaca o de intriga
Juego intelectual Juan Madrid, Vázquez Montalbán, Muñoz Molina… Novela de aventuras Peripecias para conseguir objetivo Alatriste, Arturo Pérez Reverte

75 Desde 1975 a la actualidad Novela intimista Inquietudes existenciales
La identidad y el sentido de la vida Juegos de la edad tardía (1989), Luis Landero Mortal y rosa (1975), Francisco Umbral Atlas de geografía humana (1998), Almudena Grandes

76 FRAGMENTO DE LOS GIRASOLES CIEGOS
Publicado el junio 2, 2010 por josecarlosarandalengua

77 Una de las cosas que más me sorprende es que, inevitablemente, todos teníamos recuerdos de la guerra civil, del cerco de Madrid, de los acosos de las bombas y de los obuses. Sin embargo, nunca hablábamos de ello. En el colegio, Franco, José Antonio Primo de Rivera, la Falange, el Movimiento eran cosas que habían aparecido como por ensalmo, que habían caído del cielo para poner orden en el caos, para devolver a los hombres la gloria y la cordura. No había víctimas, eran héroes, no había muertos, eran caídos por Dios y por España, y no había guerra porque la Victoria, al escribirse con mayúscula, era algo más parecido a la fuerza de la gravedad que a la resolución de un conflicto entre los hombres. Del grupo de amigos que formaban parte de aquel universo sólo uno, Javier Ruiz Tapiador, vestía muy de tarde en tarde el uniforme de Flecha. Tenía ocho años y ya parecía un hombre en miniatura: hablaba con voz grave, tenía un tupé inalterable por la brillantina y una forma de vestir que reflejaba cierto bienestar en su familia. Su casa era caliente, y acogedora y, para corroborar su liderazgo, tenía un hermano mayor, Carlos, que nos contaba cuentos de terror a todo el grupo de amigos con una pasión en sus descripciones, con una maestría para crear situaciones horrendas, que aún hoy sigue sorprendiéndome su inefable capacidad de narrar historias improvisadas. A la luz de una vela que le confería un aire fantasmal, hablando cadenciosamente y salpicando su narración de onomatopeyas escalofriantes, comenzaba siempre su relato hablándonos de unos hechos pavorosos que él había presenciado. Los protagonistas eran siempre un grupo de niños de nuestra edad acosados por un ejército de leprosos que se movían lenta y amenazadoramente buscando nuestras vísceras como si fueran su única posibilidad de sobrevivir. La lepra no era una enfermedad infecciosa, era una enfermedad del alma y su peligro no estribaba en el contagio sino en su voracidad caníbal.

78 TEMA La posguerra desde la inocencia de la infancia

79 RESUMEN En la posguerra no se hablaba de los recuerdos. Los vencedores camuflaban los horrores tras las palabras. Del grupo de amigos destacaba como líder Javier Ruiz Tapiador, por ser Flecha, tener una buena casa y un hermano mayor con una maravillosa capacidad para contar relatos de terror sobre niños de nuestra edad acosados por un ejército de leprosos caníbales.

80 ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS DEL TEXTO
El texto se organiza en dos bloques de contenido, que podríamos nombrar como 1: Recuerdos de ambiente  (1º y 2º párrafo) y 2: Recuerdos sobre Javier y los amigos (3º, 4º y 5º párrafo). Dentro de cada uno de los apartados podemos distinguir los siguientes contenidos:

81 …………1) Recuerdos de ambiente (generales):
…………………… Los horrores en los recuerdos se silenciaban (L.1-3). …………………… Los eufemismos de los vencedores pretendían transformar la realidad y los recuerdos (víctimas/héroes; muertos/caídos por Dios; guerra/Victoria, etc.)(L.4-10) ………..2) Recuerdos sobre Javier y los amigos (concretos). ……………………2.1. Descripción de Javier (L ) ……………………2.2. El magnetismo de su hermano Carlos (L.15-19) ………………………………….a) Su capacidad para inventar y contar historias de terror (L.20-3). ………………………………….b) Estructura del relato de terror: a) Principio de hechos vividos, b) niños, pandilla, protagonista, c) Leprosos antropófagos, antagonista (L.24-29).

82 Orientaciones comentario crítico
El silencio. ¿Por qué se impone en estas y otras circunstancias? El valor de los eufemismos La afinidad al poder Alegoría final

83 Fragmento: El viejo… Texto propuesto y comentado en la web

84 El alcalde, único funcionario, máxima autoridad y representante de un poder demasiado lejano como para provocar temor, era un individuo obeso que sudaba sin descanso. Decían los lugareños que la sudadera le empezó apenas pisó tierra luego de desembarcar del Sucre, y desde entonces no dejó de estrujar pañuelos, ganándose el apodo de la Babosa. Murmuraban también que antes de llegar a El Idilio estuvo asignado en alguna ciudad grande de la sierra, y que a causa de un desfalco lo enviaron a ese rincón perdido del oriente como castigo. Sudaba, y su otra ocupación consistía en administrar la provisión de cerveza. Estiraba las botellas bebiendo sentado en su despacho, a tragos cortos, pues sabía que una vez terminada la provisión la realidad se tornaría más desesperante. Cuando la suerte estaba de su parte, podía ocurrir que la sequía se viera recompensada con la visita de un gringo bien provisto de whisky. El alcalde no bebía aguardiente como los demás lugareños. Aseguraba que el Frontera le provocaba pesadillas y vivía acosado por el fantasma de la locura. Desde alguna fecha imprecisa vivía con una indígena a la que golpeaba salvajemente acusándola de haberle embrujado, y todos esperaban que la mujer lo asesinara. Se hacían incluso apuestas al respecto.

85 Desde el momento de su arribo, siete años atrás, se hizo odiar por todos. Llegó con la manía de cobrar impuestos por razones incomprensibles. Pretendió vender permisos de pesca y caza en un territorio ingobernable. Quiso cobrar derecho de usufructo a los recolectores de leña que juntaban madera húmeda en una selva más antigua que todos los Estados, y en un arresto de celo cívico mandó construir una choza de cañas para encerrar a los borrachos que se negaban a pagar las multas por alteración del orden público. Su paso provocaba miradas despectivas, y su sudor abonaba el odio de los lugareños. El anterior dignatario, en cambio, sí fue un hombre querido. Vivir y dejar vivir era su lema. A él le debían las llegadas del barco y las visitas del correo y del dentista, pero duró poco en el cargo. Cierta tarde mantuvo un altercado con unos buscadores de oro, y a los dos días lo encontraron con la cabeza abierta a machetazos y medio devorado por las hormigas.


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