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17 de abril de 2011 Domingo de Ramos

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Presentación del tema: "17 de abril de 2011 Domingo de Ramos"— Transcripción de la presentación:

1 17 de abril de 2011 Domingo de Ramos

2 En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén. La gracia de nuestro Señor Jesucristo,el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros Y con tu espíritu. Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados

3 misterios, reconozcamos nuestros
Pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

4 Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

5 Amén. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad.

6 ORACIÓN COLECTA Dios todopoderoso y eterno, tu quisiste que nuestro Salvador se hiciese hombre y muriese en la cruz, para mostrar al género humano el ejemplo de una vida sumisa a tu voluntad; concédenos que las enseñanzas de su pasión nos sirvan de testimonio y que un día

7 participemos en su gloriosa resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amen.

8 1ª LECTURA

9 Lectura del libro de Isaías
Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento. Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados. El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los

10 que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos
que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado Palabra de Dios

11 SALMO RESPONSORIAL (Sal 21)

12 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

13 Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere

14 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

15 Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores; me taladran las manos y los pies, puedo contar mis huesos

16 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

17 Se reparten mi ropa, echan a suertes mi túnica. Pero tú, Señor, no te quedes lejos; fuerza mía, ven corriendo a ayudarme

18 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

19 Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo; linaje de Jacob, glorificadlo; tenedlo, linaje de Israel

20 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

21 2ª LECTURA

22 Lectura de Carta del apóstol San Pablo a los Filipenses.
Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la

23 muerte, y una muerte de cruz
muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre"; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble --en el cielo, en la tierra, en el abismo--, y toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios Padre. Palabra de Dios

24 EVANGELIO

25 Lectura del santo Evangelio según San Mateo
C. Jesús fue llevado ante el gobernador, y el gobernador le preguntó: S. --¿Eres tú el rey de los judíos? C. Jesús respondió: + --Tú lo dices. C. Y, mientras lo acusaban los sumos sacerdotes y los ancianos,

26 no contestaba nada. Entonces Pilato le preguntó:
S. -- ¿No oyes cuántos cargos presentan contra ti? C. Como no contestaba a ninguna pregunta, el gobernador estaba muy extrañado. Por la fiesta, el gobernador solía soltar un preso, el que la gente quisiera. Había entonces un preso famoso,

27 llamado Barrabás. Cuando la gente acudió, les dijo Pilato:
S. -- ¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, a quien llaman el Mesías? C. Pues sabía que se lo habían entregado por envidia. Y, mientras estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó a decir: S. -- No te metas con ese justo,

28 porque esta noche he sufrido mucho soñando con él.
C. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente que pidieran el indulto de Barrabás y la muerte de Jesús. El gobernador preguntó: S. -- ¿A cuál de los dos queréis que os suelte?

29 C. Ellos dijeron: S. -- A Barrabás. C . Pilato les preguntó: S. -- ¿Y qué hago con Jesús, llamado el Mesías? C. Contestaron todos: S. -- Qué lo crucifiquen. C. Pilato insistió: S. -- Pues, ¿qué mal ha hecho? C. Pero ellos gritaban más fuerte:

30 S. -- ¡Qué lo crucifiquen!
C. Al ver Pilato que todo era inútil y que, al contrario, se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos en presencia de la multitud, diciendo: S. -- Soy inocente de esta sangre. ¡Allá vosotros! C. Y el pueblo entero contestó: S. -- ¡Su sangre caiga sobre

31 nosotros y sobre nuestros hijos!
C. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y, trenzando una corona

32 de espinas, se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando ante él la rodilla, se burlaban de él, diciendo: S. -- ¡Salve, rey de los judíos! C. Luego le escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y, terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su

33 ropa y lo llevaron a crucificar
Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz. Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir: «La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa,

34 echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo
echándola a suertes, y luego se sentaron a custodiarlo. Encima de su cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Éste es Jesús, el rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban lo injuriaban y decían, meneando la cabeza:

35 S. -- Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz. C. Los sumos sacerdotes con los escribas y los ancianos se burlaban también, diciendo: S. -- A otros ha salvado, y él no se puede salvar. ¿No es el rey de Israel? Que baje ahora de la cruz,

36 y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios
y le creeremos. ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libre ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios? C. Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban. Desde el mediodía hasta la media tarde, vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde, Jesús gritó:

37 + -- Elí, Elí, lamá sabaktaní.
C. (Es decir: + -- Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?) C. Al oírlo, algunos de los que estaban por allí dijeron: S. -- A Elías llama éste. C. Uno de ellos fue corriendo; en seguida, cogió una esponja empapada en vinagre y,

38 (Todos se arrodillan, y se hace una pausa)
sujetándola en una caña, le dio a beber. S. -- Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo. C. Jesús dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu.  (Todos se arrodillan, y se hace una pausa)

39 C. Entonces, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; la tierra tembló, las rocas se rajaron. Las tumbas se abrieron, y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron. Después que él resucitó, salieron de las tumbas, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y sus hombres, que

40 custodiaban a Jesús, el ver el terremoto y lo que pasaba, dijeron aterrorizados:
S. -- Realmente éste era Hijo de Dios. Palabra del Señor

41 HOMILÍA

42

43 CREDO

44 Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y

45 sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados,

46 la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén

47 ORACIÓN DE LOS FIELES

48 Oremos a Dios, autor de nuestra salvación, y, sabiendo que Jesús es el que viene en su nombre para salvarnos de la muerte y del pecado, digámosle: -Te rogamos, óyenos.

49 Por la Iglesia; para que en la pasión y muerte de Cristo descubra su amor por los hombres, y en su resurrección encuentre la fuerza que necesita para anunciarlo. Oremos. -Te rogamos, óyenos.

50 Por los cristianos: para que durante esta semana nos adentremos en el Corazón de Cristo y se nos conceda descubrir el amor infinito de Dios. Oremos. -Te rogamos, óyenos.

51 Por los que no tienen fe, por los que se sienten tentados, por los enfermos y los pobres; para que el Señor Jesús sea su consuelo y su liberación. Oremos. -Te rogamos, óyenos.

52 Por los cristianos: para que sepamos reconocer en los pobres y necesitados, y en cuantos reclaman nuestra ayuda, compañía y consuelo, el rostro de Jesús. Oremos. -Te rogamos, óyenos.

53 Por los que llevan en sus vidas las marcas de la pasión de Cristo: para que como él den sentido a sus sufrimientos y con él sean redentores de la humanidad. Oremos. -Te rogamos, óyenos.

54 Dios y salvador del mundo, escucha nuestras súplicas confiadas y haz que la contemplación de los misterios de nuestra redención nos haga más sensibles a tu voz, que nos llama a la santidad y al compromiso con los pobres y necesitados. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

55 LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

56 Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Bendito seas por siempre, Señor.

57 Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. Bendito seas por siempre, Señor.

58 Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

59 ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por la pasión de tu Hijo sé propicio a tu pueblo, Señor, y concédenos, por esta celebración que actualiza el único sacrificio de Jesucristo, la misericordia que no merecen nuestros pecados . Por Jesucristo nuestro Señor.

60 El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario.

61 En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro. El cual, siendo inocente, se entregó a la muerte por los pecadores, y aceptó la injusticia de ser contado entre los criminales.

62 De esta forma, al morir, destruyó nuestra culpa, y, al resucitar, fuimos justificados.
Por eso, te alaban los ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar:

63 Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de su gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor.

64 Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente

65 aceptada, tomó pan; dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

66 Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS

67 HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Éste es el Sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. !Ven, Señor Jesús!

68 Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos, humildemente, que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos

69 del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Benedicto, con nuestro Obispo Casimiro y todos los pastores que cuidan de tu

70 pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia, admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen, Madre de

71 Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

72 Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

73 Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

74 Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.

75 Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy"; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.

76 Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. La paz del Señor esté siempre con vosotros. Y con tu espíritu. Podéis daros fraternalmente la paz.

77 Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros. danos la paz.

78 Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. El Cuerpo de Cristo. Amén.

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80 ORACIÓN Fortalecidos con tan santos misterios, te dirigimos esta súplica, Señor: del mismo modo que la muerte de tu Hijo nos ha hecho esperar lo que nuestra fe nos promete, que su resurrección nos alcance la plena posesión de lo que anhelamos. Por Jesucristo Nuestro Señor.

81 El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Amén. Podéis ir en paz. Demos gracias a Dios.

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