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31 Domingo Tiempo ordinario

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Presentación del tema: "31 Domingo Tiempo ordinario"— Transcripción de la presentación:

1 31 Domingo Tiempo ordinario
4 de noviembre de 2012

2 En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén. La gracia de nuestro Señor Jesucristo,el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros Y con tu espíritu. Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados

3 misterios, reconozcamos nuestros
pecados. Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

4 Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor. Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

5 Amén. Señor, ten piedad. Cristo, ten piedad.

6 Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso Señor, Hijo único, Jesucristo, Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo

7 del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros. Porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

8 ORACIÓN COLECTA Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles, concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que nos prometes.

9 Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amen.

10 Lectura del libro del Deuterenomio
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: -- Teme al Señor tu Dios, guardando todos los mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo Israel, y ponlo por obra

11 para que te vaya bien y crezcas en número
para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor Dios de tus padres: "Es una tierra que mana leche y miel." Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es solamente uno. Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con todo el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que yo te digo quedarán en tu memoria”.

12 Palabra de Dios

13 Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza

14 Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza,
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador

15 Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza

16 Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos

17 Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza

18 Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador. Tu diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido

19 Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza

20 Lectura de la carta a los Hebreos
Hermanos. Ha habido multitud de sacerdotes del Antiguo Testamento, porque la muerte les impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que pueda salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a

21 Dios, porque vive siempre para interceder en su favor
Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. El no necesita ofrecer sacrificios cada día --como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados,

22 después por los del pueblo--, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre. Palabra de Dios

23 Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: -- ¿Qué mandamiento es el primero de todos? Respondió Jesús: -- El primero es: “Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor: amarás al Señor tu Dios

24 con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamientos mayores que éstos. Él replicó: -- Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y

25 que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Jesús viendo que había respondido sensatamente le dijo: -- No estás lejos del Reino de Dios. Y nadie se atrevió a hacerle más

26 preguntas. Palabra del Señor

27 “¿Qué mandamiento es el primero de todos?”

28 CREDO

29 Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra
Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y

30 sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, todopoderoso. Desde allí va a venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica la comunión de los santos, el perdón de los pecados,

31 la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén

32 ORACIÓN DE LOS FIELES

33 Pidamos a Dios que escuche nuestras oraciones y nos bendiga
Pidamos a Dios que escuche nuestras oraciones y nos bendiga. Respondamos diciendo: -Escúchanos, Señor, y ten piedad.

34 Para que el amor sea siempre el distintivo de todos los cristianos.
Oremos. -Escúchanos, Señor, y ten piedad.

35 Para que los que guían a las comunidades cristianas ayuden con sabiduría a los fieles a vivir en la verdad. Oremos. -Escúchanos, Señor, y ten piedad.

36 Para que los sacerdotes, unidos a Cristo, vivan intensamente su misión.
Oremos. -Escúchanos, Señor, y ten piedad.

37 Para que loa padres eduquen a sus hijos en la verdad, les den ejemplo y los ayuden a ser honestos, responsables y solidarios. Oremos. -Escúchanos, Señor, y ten piedad.

38 Para que el Señor conceda a las comunidades religiosas nuevas vocaciones.
Oremos. -Escúchanos, Señor, y ten piedad.

39 Para que la celebración de esta Eucaristía acreciente nuestra fe, fortalezca nuestra esperanza y avive nuestra caridad. Oremos. -Escúchanos, Señor, y ten piedad.

40 Danos tu bendición, Padre, y por los méritos de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, escucha nuestras oraciones. Amén.

41 LITURGIA DE LA EUCARISTÍA

42 Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida. Bendito seas por siempre, Señor.

43 Bendito seas, Señor, Dios del universo,
por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación. Bendito seas por siempre, Señor.

44 Orad, hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso. El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

45 ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que este sacrificio, Señor, sea para ti una ofrenda pura, y para nosotros una generosa efusión de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.

46 El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario.

47 En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación, darte gracias, Padre Santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por el, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen,

48 fuera nuestro Salvador y Redentor.
El, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso con los ángeles y los santos proclamamos tu gloria, diciendo:

49 Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de su gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor.

50 Santo eres en verdad, Señor,
fuente de toda santidad; por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu, de manera que sean para nosotros Cuerpo y Sangre de Jesucristo, nuestro Señor. El cual, cuando iba a ser entregado a su Pasión, voluntariamente

51 aceptada, tomó pan; dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE EL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

52 Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo: TOMAD Y BEBED TODOS DE EL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS Y POR TODOS LOS

53 HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Éste es el Sacramento de nuestra fe. Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. !Ven, Señor Jesús!

54 Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia. Te pedimos, humildemente, que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos

55 del Cuerpo y Sangre de Cristo.
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el Papa Benedicto, con nuestro Obispo Casimiro y todos los pastores que cuidan de tu

56 pueblo, llévala a su perfección por la caridad.
Acuérdate también de nuestros hermanos que durmieron en la esperanza de la resurrección, y de todos los que han muerto en tu misericordia, admítelos a contemplar la luz de tu rostro. Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen, Madre de

57 Dios, los apóstoles y cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezcamos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas. Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.

58 Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Jesús nos enseñó:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

59 Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

60 Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.

61 Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy"; no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.

62 Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. La paz del Señor esté siempre con vosotros. Y con tu espíritu. Podéis daros fraternalmente la paz.

63 Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros. danos la paz.

64 Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. El Cuerpo de Cristo. Amén.

65 “¿Qué mandamiento es el primero de todos?”

66 ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te rogamos, Señor, que aumente en nosotros la acción de tu poder, para que, alimentados con estos sacramentos, tu gracia nos disponga a recibir las promesas con que los enriqueces. Por Jesucristo nuestro Señor.

67 El Señor esté con vosotros.
Y con tu espíritu. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. Amén. Podéis ir en paz. Demos gracias a Dios.

68 “¿Qué mandamiento es el primero de todos?”


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