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¿CÓMO INFLUYE EN LOS NIÑOS LA FORMACIÓN DE VÍNCULOS AFECTIVOS?

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Presentación del tema: "¿CÓMO INFLUYE EN LOS NIÑOS LA FORMACIÓN DE VÍNCULOS AFECTIVOS?"— Transcripción de la presentación:

1 ¿CÓMO INFLUYE EN LOS NIÑOS LA FORMACIÓN DE VÍNCULOS AFECTIVOS?

2 El niño nace programado para sobrevivir en determinadas condiciones pero también bajo la necesidad de que sus necesidades básicas sean cubiertas. Estas pueden resumirse en: Necesidades fisiológicas (alimentación, higiene, sueño, etc...). Necesidad de protección ante posibles peligros (reales o imaginarios). Necesidad de explorar su entorno. Necesidad de jugar. Necesidad de establecer vínculos afectivos.

3 EL APEGO Conocido también como vínculo afectivo, es una relación especial que el niño establece con un número reducido de personas. Es un lazo afectivo que se forma entre él mismo y cada una de estas personas, un lazo que le impulsa a buscar la proximidad y el contacto con ellas a lo largo del tiempo. Es, sin duda, un mecanismo innato por el que el niño busca seguridad. Las conductas de apego se hacen más relevantes en aquellas situaciones que el niño percibe como más amenazantes (enfermedades, caídas, separaciones, peleas con otros niños, etc).

4 FIGURA PRINCIPAL DE APEGO: LA MADRE
Si bien tradicionalmente la figura con la que se establece el vinculo de apego más fuerte ha sido con la madre, hoy en día asistimos a una acentuación de la implicación del padre en los cuidados de la primera infancia. Motivos de horarios laborales, número de hijos, recursos económicos, etc., determinan la necesidad de una corresponsabilidad por parte ambos progenitores en las labores de atención al bebé. Aún aceptando esta realidad, no hay que perder de vista que desde un punto de vista biológico y evolutivo, es la madre la que está en disposición de efectuar una relación especialmente fuerte con el hijo.

5 GUARDERÍAS La guardería supone la primera salida del niño de su entorno más próximo. Supone también el momento de empezar a asimilar los diferentes aprendizajes y, lo que es más importante, el inicio de la relación con sus iguales (sus compañeros). El niño pasa de ser el protagonista a ser uno más dentro de un colectivo y esto puede crearle cierto desasosiego. La incorporación de un niño con dos años o menos, no debería efectuarse de forma repentina y con tiempos prolongados, probablemente bajo las presiones laborales, necesidades horarias u de otro tipo por parte de los padres.

6 ALGUNAS RECOMENDACIONES
Lo ideal es que los primeros contactos se produzcan en compañía de la madre u otras figuras de apego secundarios (abuelos, tíos...) por tiempos breves para posteriormente irlo dejando sólo en intervalos más espaciados. Hay que tener en cuenta que a edades de 1 o 2 años, el niño no dispone de estructuras cognitivas suficientemente maduras como para interpretar que, la separación de su madre en un entorno nuevo, es un hecho temporal. La marcha de la madre es vivida, en un primer momento, como una pérdida real e irreparable (no entiende que más tarde vendrá a recogerle) y los mecanismos innatos de supervivencia se ponen en marcha (llanto, pataletas...).

7 Fase 1 (desde el nacimiento a los 2 meses)
FASES DEL APEGO Fase 1 (desde el nacimiento a los 2 meses) En inicio, los bebés no centran su atención exclusivamente en sus madres y suelen responder positivamente delante cualquier persona. Sin embargo, los neonatos, ya vienen al mundo con un cierto número de respuestas innatas diseñadas para atraer a la madre cerca (llanto) y mantenerla próxima (mostrándose sonriente o tranquilo). Y aunque, en esta etapa, no esté todavía maduro el vínculo de apego con la madre o cuidador, sí se ha comprobado que los recién nacidos prefieren mirar a sus madres que a un desconocido.

8 Fase 2 (desde los 2 a los 7 meses) Durante esta segunda etapa los bebés van consolidando los vínculos afectivos con la madre, padre o cuidador y dirigen hacia ellos sus respuestas sociales. Aunque todavía aceptan extraños, les otorgan menor atención. A lo largo de este período el bebé y su cuidador desarrollan pautas de interacción que les permiten comunicarse y establecer una relación especial entre ellos.

9 Fase 3 (desde los 7 a los 24 meses)
El Apego se hace más evidente siendo muy fuerte alrededor de los 2 años. Ahora las conductas de apego van a configurarse alrededor del desarrollo evolutivo en 2 áreas concretas: la emocional y la del desarrollo físico. Con el mayor nivel de capacidades cognitivas asumidas en esta etapa, los bebés empiezan a distinguir lo extraño de lo habitual y ahora suelen reaccionar negativamente ante situaciones o personas desconocidas. Apartarse de la figura de apego supone producir protestas por la separación que implican llantos y la búsqueda de la madre. Por su parte el desarrollo físico (el niño empieza primero a gatear para luego pasar a la posición erguida y a dar sus primeros pasos), supone adquirir un control respecto al lugar donde se encuentra. Ahora, si desea no separarse de su madre, podrá dirigirse hacia ella en lugar de reclamar su presencia mediante el llanto.

10 EL SENTIRSE QUERIDO Y AMADO PROPORCIONA SEGURIDAD Y ESTABILIDAD A LOS NIÑOS
Desde que nacen, los niños tienen la capacidad de vincularse emocionalmente a otras personas, especialmente a sus padres, sobre todo si estos le proporcionan mimos, arrullos y caricias. Establecer unos vínculos afectivos adecuados en la primera infancia es esencial para el equilibrio emocional de la persona.

11 Es muy importante para los niños desarrollar la capacidad de vincularse afectivamente a otras personas. Los vínculos afectivos enriquecen la vida de los niños, a la vez que crean un modelo para sus futuras relaciones sociales. El sentirse vinculados afectiva o emocionalmente a otras personas proporciona seguridad y estabilidad a los niños. Los niños que no desarrollan esta capacidad presentan, por lo general, una mayor vulnerabilidad al estrés.

12 Los niños realizan su primera vinculación con sus padres o cuidadores habituales a lo largo del primer año. La vinculación más intensa es la que se produce entre el niño y su madre biológica. Ello no significa que la facultad de formar vínculos afectivos con otras personas se constituya de una vez por todas, a partir de ese modelo. De hecho, se siguen formando vínculos a lo largo de la infancia y la adolescencia, y cumplen la misma función: aportar seguridad y estabilidad a la persona. Los padres adoptivos pueden desarrollar vínculos estrechos y estables con sus hijos.

13 Una preocupación de las madres que trabajan fuera de casa es la de si el niño puede verse perjudicado, afectivamente, por su ausencia. Se sabe que ser cuidado por terceras personas no perturbará los vínculos afectivos del niño con su madre siempre y cuando: El niño se sienta seguro con sus cuidadores y establezca con ellos una buena relación. El niño reciba cuidados de calidad por parte de la persona o personas que estén a su cargo. El niño proceda de una familia estable, con padres cálidos y transigentes. La madre no trabaje más de 35 horas a la semana y disfrute con su trabajo. El tiempo compartido se dedique a actividades comunes, priorizando el contacto físico, la demostración de la afectividad, el juego, etc.


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