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La literatura del XVIII: ensayo y teatro

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Presentación del tema: "La literatura del XVIII: ensayo y teatro"— Transcripción de la presentación:

1 La literatura del XVIII: ensayo y teatro
La Familia de Felipe V Louis Michel van Loo

2 Marco sociocultural A pesar de las múltiples denominaciones que ha recibido el periodo que comprende el siglo XVIII (“El Siglo de las Luces”, “Neoclasicismo”, “La Ilustración”, etc.), todos tienen en común en que fue el periodo en el que se produce el laicismo de la cultura. De esta manera se pone en cuestión la tradición y la teología como fuentes de conocimiento en menoscabo de la razón y el saber como medios de alcanzar la verdad. Pero el camino hacia la consecución de este nuevo espíritu no fue lento, aunque avanzó con paso firme: en una primer momento domina un espíritu crítico que trata de modificar los coptos preestablecidos; en otro segundo, llevó al absolutismo como forma de gobernar: ahora es el estado quien asume todos los poderes (educación, economía, política, etc.).

3 Marco sociocultural Y para llevar a cabo esta empresa fue crucial la creación de una serie de instituciones que pudiese divulgar este espíritu reformador: Las Sociedades Económicas de Amigos del País. La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1752) La Real Academia de Historia (1738) La Real Academia Española de la Lengua (1714) La Biblioteca Nacional (1712)

4 Rasgos de la literatura del XVIII
El carácter didáctico y moral de la obra. La obra debe tener un alcance universal y un aire de verosimilitud. Se debe mantener la unidad de estilo y separación de géneros, evitando mezclar en una misma obra, lo trágico con lo cómico, el verso con la prosa y el tono elevado con lo familiar. El respeto a las tres unidades clásicas de tiempo, espacio y acción, a imagen y semejanza de las obras clásicas griegas y latinas. La prosa divulgativa, el ensayo y el teatro se convierten en los géneros predilectos.

5 Autores del ensayo Benito J. Feijoo
Su obra “Teatro crítico universal”, compuesto por ocho volúmenes y que inició en 1776, es un conjunto de ensayos y disertaciones sobre diferentes materias para combatir los muchos errores y supersticiones que había heredado la sociedad españolas, al mismo tiempo que le permitía divulgar los adelantos sociales y culturales que se estaban produciendo en Europa.

6 Autores del ensayo José Cadalso
Las “Cartas marruecas” es la obra más importante de este autor. Escrita bajo el molde epistolar pone en escena a tres personajes que son en realidad tres puntos de vista para analizar críticamente la sociedad española del momento. Por un lado, el joven marroquí Gazel, que, como buen observador, mira con extrañeza algunas costumbres españolas. Por otro, el joven Nuño, el español que, bien conocedor de su patria, matiza y explica las observaciones del joven Gazel. Finalmente, Ben Beley, el sabio que intenta situarse por encima de los demás personajes para extraer de estos episodios ideas y principios universales.

7 Autores del ensayo Melchor G. Jovellanos
Su producción ensayística se centra ante todo en su preocupación por los problemas de España. En todas ellas siempre prima el carácter didáctico. Su prosa se caracterizó por un exquisito cuidado del lenguaje al que imprimió de gran calidad literaria. Entre sus obras más relevantes, destaca “La Memoria sobre los espectáculos Públicos”. Dividida en dos partes, la primera se centra en la historia de las fiestas de la tradición española. La segunda, analiza el presente y llega a la conclusión de que como la clase popular se proporciona sus fiestas, es a la gente noble a quien hay que proporcionar espectáculos para educarlos en el buen gusto y en los nuevos valores ilustrados.

8 Tendencias y autores del teatro
1. La instauración de la tragedia clásica Nicolás Fernández de Moratín: destaca con la obra “Hormesinda”, donde pone en escena a dos personajes que simbolizaba la lucha de valores que se escenificó durante esta etapa: don Pelayo, portador de valores ilustrados, y Hormesinda, que representaba la raza deshonrada de lo tradicional. Víctor García de la Huerta: obtuvo gran éxito con “Raquel”, una obra que desgranó una dura crítica a la tradición al mismo tiempo que anticipa muchos elementos propio del Romanticismo. En ella, pone en acción la pasión que siente el rey Alfonso VIII por una judía toledana, Raquel. Pero la dura presión a la que es sometido el rey, por su condición de judía, provoca que la destierren. Sin embargo, con el tiempo, se arrepiente y revoca este destierro para casarse con ella y hacerla reina. El pueblo se rebela y Raquel es asesinada mientras el rey se encuentra de caza.

9 2. El teatro popular de Ramón de la Cruz
Ramón de la Cruz, a pesar de sus originales zarzuelas, fue más conocidos por sus sainetes, género sucesor de los entremeses tradicionales. Los sainetes son obras breves cómicas de un acto donde el autor hace desfilar los tipos más genuinos de la sociedad española de la época: majos, ambulantes, petimetres, barberos. Obras: “Los padres de San Isidro”, “La casa de Tócame-Roque”

10 3. La comedia neoclásica: Leandro Fernández de Moratín
Leandro Fernández de Moratín se erige aquí como el autor más importante de esta tendencia, porque acertó a plasmar como ningún otro autor en la comedia las virtudes que para el teatro español se defendían: la crítica a la tradición, la intención didáctica, el triunfo de la razón y magistral uso del respeto a las tres unidades (espacio, acción y tiempo).

11 Leandro Fernández de Moratín
En sus cinco comedias (“El viejo y la niña”, “La comedia nueva o el café”, “El barón”, etc.) ahondó unos temas recurrentes como la educación de los jóvenes, los matrimonios de conveniencia, la fuerza de la razón frente al desenfreno de las pasiones irracionales. Pero fue sin duda en “El sí de las niñas”, estrenada en el Teatro de la Cruz, en 1806, donde el autor alcanzó la excelencia por la capacidad que hizo de servirse de la reglas de las tres unidades en pos de dotar a la obra de mayor intriga e interés en el argumento. Es decir, hizo que esta ley que tanto defendieron los reformadores ilustrados no fuera inútil y sirviera a la capacidad creativa de los autores.


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