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Publicada porAlisa Villano Modificado hace 10 años
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El desierto que nos presenta el evangelista, es tiempo y lugar de contrastes. En el desierto vive Jesús cuarenta días y vive rodeado de animales salvajes. Es tentado por satanás y los ángeles le sirven. Así el desierto, aunque es un tiempo y lugar de apartamiento, no está vacío, está cargado de presencias. [ ] Comenzamos la Cuaresma. Y la liturgia nos propone para este 1er domingo, un relato muy breve pero a la vez muy lleno de símbolos en torno a dos experiencias: desierto y conversión. La conversión también es tiempo y lugar de contrastes. Se nos anuncia que se ha cerrado ya un ciclo: “el tiempo se ha cumplido”, y a la vez nos anuncian que estamos en el tiempo del Evangelio. Y así, la conversión implica la salida del tiempo caduco, el actual, para transitar uno nuevo, el de la llegada del Reino. Pero en medio de la experiencia de desierto y conversión, aparece el Espíritu que impulsa, y la situación de Juan Bautista que provoca coraje. Marcos nos dice que Jesús va al desierto bajo el impulso del Espíritu Santo, y que movido por el arresto del Bautista, va a Galilea para anunciar la conversión. Jesús ni se resiste al Espíritu, ni se paraliza ante la dificultad o el reto.
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Desierto y conversión son presentados por Marcos como dos aspectos inseparables de un mismo camino. Una ruta que se transita con la luz del Evangelio. Todo desierto bien vivido ha de llevar a la conversión. Puede que nos resistamos a vivir el desierto que nos ofrece Dios por estar afianzados en nuestros apegos, en nuestras comodidades, en nuestras cerrazones. Y puede que con ello estemos rechazando la gracia de la conversión, y la salvación. [ ] El Evangelio de este domingo nos está invitando a vivir el desierto y la conversión. Propone que dejemos guiarnos por el Espíritu Santo al desierto de Dios, que nos demos un tiempo para que podamos encontrarnos cara a y sin miedo, con todo lo que llevamos dentro de nosotros mismos. Y nos propone, como a Jesús, que estemos atentos a lo que va pasando a nuestro alrededor, para que las realidades de hoy provoquen el coraje de responder a los retos que nos presenten el Espíritu y el Mundo. Que nos atrevamos a salir de nosotros mismos y nos expongamos a la energía del Espíritu de Dios para que nos coloque en la vida, libres, convertidos, solidarios, misericordiosos, alegres y esperanzados en la venida del Reino.
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En aquel tiempo, el Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto, donde permaneció cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivió allí entre animales salvajes y los ángeles le servían. Después de que arrestaron a Juan el Bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el Evangelio de Dios y decía: Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios ya está cerca. Arrepiéntanse y crean en el Evangelio. Palabra del Señor. [ ]
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Al final, rezo el Padrenuestro, saboreando cada palabra.
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Me sereno para esta cita con Dios. Me acomodo con una postura que implique todo mi ser. Al ritmo de la respiración doy lugar al silencio. ( Una y otra vez repito este ejercicio ) [ ]
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[ Sigo adelante ] NOTA: La oración preparatoria me ayuda a experimentar libertad de apegos. La repito tantas veces como quiera, dejando que resuene en mí. NOTA: Este paso merece hacerlo con esmero. Le dedico unos 10 minutos.
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Señor, llévame al desierto para entrar en proceso de conversión. [ ]
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Dejarse conducir por el Espíritu al desierto implica arriesgarse, exponerse y disponerse a la acción de Dios. Si nos atrevamos a vivir el desierto divino saldremos curtidos de generosidad y misericordia. Que en esta cuaresma estemos atentos a la acción del Espíritu Santo que transforma todos nuestros miedos y resistencias en libertad. [ ]
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Dejarse conquistar por Jesús implica volverse y mirarlo a Él y convertirse a un nuevo modo de amar y de servir. Si nos hacemos amigos y amigas de Jesús nuestra vida se llena de alegría y contagiamos a otros la hermandad. Que en esta cuaresma estemos atentos a la palabra de Jesús que convierte todos nuestros males y pecados en gracia divina. [ ]
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Dejarse iluminar por la Palabra implica captar que “el tiempo se ha cumplido” y que hace falta nuevas prácticas y símbolos según los nuevos tiempos de Dios. Si estamos atentos a la realidad de cada persona, de cada tiempo y lugar, el Señor nos dará fortaleza y sabiduría para actuar y servir con gozo. Que en esta cuaresma estemos atentos al amor de Dios que re-crea toda nuestra vida, haciéndola benéfica para nosotros mismos y para quien nos necesita. [ ]
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[ Comienza el Cierre de la oración ] MI CONVERSIÓN Si quieres tener tu vida muy recta con el Señor, ten absoluta confianza en Cristo tu redentor. Si el orgullo te domina y no sabes pedir perdón, abre tu vida a Dios Padre, pues tú eres su creación. La gracia de Dios abunda, cuando hay reconciliación, atiende siempre su llamada, te ofrece la salvación. Escudriña su Palabra. Ora y entra en oración, permítete ver a Cristo, y tendrás la conversión. No temas vivir desiertos. Todo lo depara el Señor, deja que actúe su Espíritu, y experimentará su amor. (Cf. Evelyn Concepción)
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Para centrar la experiencia vivida en la Oración, respondo en forma sencilla las siguientes interrogantes: [ Termino con la oración siguiente ]
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