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Publicada porMelissa Medina Custódio Modificado hace 5 años
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DIOS TE ESPERA SIEMPRE Lectio divina domingo XXIV. T. O. Ciclo C.
15 Septiembre Catequistas de Cádiz y Ceuta Música: Silencio Music Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
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Oración inicial Gracias, Señor, por tu Palabra
que siempre es luz para mis pasos; por enseñarme que debo ser misericordioso como lo es el Padre. Hoy me invitas a aceptar a mis hermanos como son, a no dejar a un lado a los que, por ir en busca de la felicidad se desvían del camino. Ayúdame a recibirlos y acompañarlos, a buscar en mí los dones que me has dado, a encender mi lámpara para ver y escuchar a los que me necesitan y celebrar con ellos los triunfos y gracias que recibimos de Ti.
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TEXTO BÍBLICO Lc En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.» Jesús les dijo esta parábola: «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido." Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse. Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: “Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me habla perdido. "
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Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»
También les dijo: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna."El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba comer. Recapacitando entonces, se dijo:"Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros."
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Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebramos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado."
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LECTURA ¿Qué dice el Texto?
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Jesús describe una parábola, que simbólicamente representa a los dos tipos de personas que estarán en torno a su vida: los publicanos y pecadores por un lado, y los fariseos y letrados por otro. Pero el protagonismo no recae en los hijos ni en sus representados, sino en el padre y en su misericordia.
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Publicanos y pecadores (el hijo menor): Este hijo siempre había sido medidor de su destino: decidirá marcharse y regresar, haciendo para ambos momentos un discurso ante su padre. Sorprende la actitud de él… “cuando estaba lejos, su padre lo vio; y echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo”. Es el proceso relato de la misericordia.
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Y el error de aquel hijo menor, que le condujo a la fuga hacia los espejismos de una falsa felicidad y de una esclavizante independencia, será transformado por el padre en gozo y encuentro, en alegría inesperada e inmerecida. La última palabra dicha por ese padre, que es la que queda sobre todas las penúltimas dichas por el hijo, es el triunfo de la misericordia y la gracia.
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Fariseos y letrados (el hijo mayor)
Fariseos y letrados (el hijo mayor). Triste es la actitud de este otro hijo, aparentemente cumplidor, sin escándalos... pero resentido y vacío. No pecó como su hermano, pero no fue por amor al padre, sino a sí mismo, a su imagen, a su fama. Cuando la fidelidad no produce felicidad, es señal de que no se es fiel por amor sino por interés…
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Quien vive calculando, no puede entender, ni siquiera ver, lo que se le ofrece gratuitamente, en una cantidad y calidad infinitamente mayor de cuanto se puede esperar.
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Acaso cada uno de nosotros seamos una variante de esta parábola, y tengamos parte de la actitud del hijo menor y parte de la del mayor. Lo importante es que en la andanza de nuestra vida podamos tener un encuentro con la misericordia. Hay muchas maneras de vivir lejos del Padre Dios, y muchos modos de despreciar su amor estando junto a Él, porque podemos ser un hijo perdido o un hijo huérfano.
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La trama de esta parábola es la de nuestra posibilidad de ser perdonados. El sacramento de la Penitencia es siempre el abrazo de este Padre que viéndonos en todas nuestras lejanías, se nos acerca, nos abraza, nos besa y nos invita a su fiesta. Esta es la revolución de Dios, que de modo desproporcionado y gratuito, con su propia medida, no quiere resignarse a que se pierda uno solo de sus hijos queridos.
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¿Qué me dice el Señor en el Texto?
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
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La liturgia de hoy… recoge tres parábolas con las cuales Jesús responde a las murmuraciones de los escribas y los fariseos. Los cuales critican su comportamiento y dicen: «Éste acoge a los pecadores y come con ellos». Con estas tres narraciones, Jesús quiere hacer entender que Dios Padre es el primero en tener una actitud acogedora y misericordiosa hacia los pecadores.
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Con estas tres parábolas, Jesús nos presenta el verdadero rostro de Dios, un Padre con los brazos abiertos, que trata a los pecadores con ternura y compasión. La parábola que más conmueve — conmueve a todos —, porque manifiesta el infinito amor de Dios, es la del padre que estrecha, que abraza al hijo encontrado.
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Y lo que llama la atención no es tanto la triste historia de un joven que se precipita en la degradación, sino sus palabras decisivas: «Me levantaré, iré a mi padre». El camino de vuelta a casa es el camino de la esperanza y de la vida nueva.
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Dios espera siempre nuestro reanudar el viaje, nos espera con paciencia, nos ve cuando todavía estamos lejos, sale a nuestro encuentro, nos abraza, nos besa, nos perdona. ¡Así es Dios! ¡Así es nuestro Padre! Y su perdón borra el pasado y nos regenera en el amor. Olvida el pasado: ésta es la debilidad de Dios. Cuando nos abraza y nos perdona, pierde la memoria, ¡no tiene memoria! Olvida el pasado.
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«Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión». Y os hago una pregunta: ¿habéis pensado alguna vez que cada vez que nos acercamos a un confesionario hay alegría en el cielo? Esto nos infunde una gran esperanza, porque no hay pecado en el cual hayamos caído y del cual, con la gracia de Dios, no podamos resurgir; no hay persona irrecuperable, ¡ninguno es irrecuperable!
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Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y contra ti». Por este camino, nosotros podemos dar alegría a Dios, y su alegría puede convertirse en su fiesta y la nuestra.
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¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
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Señor, me invitas a ponerme en el lugar, no solamente del hijo que se va de la casa, sino en el hijo mayor que tantas veces asumo sin darme cuenta.
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Necesito de ti y de tu misericordia, por mi egoísmo, me coloco como juez de mis hermanos, y cuando me invitas a alegrarme por su regreso a la casa, me parece que tú eres injusto.
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Con facilidad me engaño a mí mismo y sigo el camino fácil que me ofrece la vida y soy ciego y sordo indiferente a las necesidades de los demás, para concentrarme sólo en mi propia felicidad.
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Que tu gracia me mantenga, Señor, siempre a tu lado
Que tu gracia me mantenga, Señor, siempre a tu lado. Cambia mi corazón de piedra, cerrado y pronto para juzgar, y dame, en tu misericordia, un corazón de hijo que sepa expresar que «ese hijo tuyo» es también «mi hermano».
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¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
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¿Te ves en el hijo pródigo como en un espejo
¿Te ves en el hijo pródigo como en un espejo? ¿Reconoces tus ansias de libertad, de vivir al máximo, de aprovechar el tiempo que vives? ¿Recapacitas alguna vez sobre el sentido de la vida?
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Te sientes retratado en el hermano "bueno"
Te sientes retratado en el hermano "bueno"? ¿Eres intransigente con las debilidades de los demás? ¿Lo eres con las tuyas? ¿Te cansas de intentar ser mejor?
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¿Confias en el amor de Dios
¿Confias en el amor de Dios? ¿Te mueve el amor de Dios a perseverar en el intento de ser bueno? ¿O banalizas el amor de Dios, creyendo que “se pasa de rosca” en su bondad?
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La parábola del padre misericordioso o de la reconciliación es la parábola de nuestra comunidad, de nuestro grupo. Ahí estamos todos. Poco vale reflexionar sobre ella si no lo llevamos a la práctica. Sería bueno que analicemos nuestras relaciones, las divisiones que existen, los recelos. ¿Cómo se trata a los que no practican, o traen ideas nuevas, o tienen otra modalidad? ¿Qué se hace por los cristianos indiferentes y por los no cristianos para entablar un diálogo?
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Los cristianos, a menudo, como el hijo pródigo, tenemos una imagen muy pobre de Dios. Pensamos que nos admitirá sólo como jornaleros, cuando El nos sigue esperando como hijos. Si emprendes el camino hacia El, irá madurando tu fe, porque Dios irá penetrando tu vida. Lo que era, quizás, sólo temor, se convertirá en comunión. Que es lo que quiere el Padre.
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«Alégrate, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado». El cuestionamiento es: ¿Formarás parte de esta fiesta? ¿o te quedarás afuera de la casa? ¿Reconocerás al otro como tu hermano? ¿Quién es el Padre para ti?
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acción ¿A qué me comprometo?
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Pide al Señor, que te ayude a confiar siempre en su gran misericordia y que no permita que abuses de su amor. Madura tu fe, acrecienta tu fe…
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Jesús te invita a ser como el Padre misericordioso capaz de perdonar, amar, a pesar de todo y no ser como el hijo que se aleja para experimentar la libertad que ofrece el mundo y también como el hijo mayor que a pesar de estar con el padre no es capaz de convivir con él y envidia a su hermano que quiso ser diferente. Rompe con tus justificadas razones y empieza a perdonar y amar.
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No esperes la llegada del otro
No esperes la llegada del otro. Sal a su encuentro para perdonar, para acoger, para amar como el buen padre. Sé como el padre de la parábola con las personas con las que tengas algún problema o desencuentro…: un padre que no se cierra en el resentimiento por el abandono del hijo menor, sino que al contrario continúa esperándolo y después corre a su encuentro y lo abraza, no lo deja ni siquiera terminar su confesión.
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El padre va también a llamar al hijo mayor y lo invita a entrar, busca abrir su corazón al amor, para que ninguno quede excluso de la fiesta de la misericordia. Deja entrar en tu vida a las personas que ves solas, están pasando un mal momento, una necesidad… ¡La misericordia es una fiesta!. Deja los resentimientos y vive la alegría del encuentro.
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Ten la valentía de reconocer y recapacitar cuando cometa faltas y errores que afecten a los hermanos. Empieza a vivir, deja de pensar. Ten la valentía de reconocerte pecador.
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En el camino de la vida, en ocasiones, perdemos también a personas, por falta de entendimiento... No las des por perdida. Buscalas y alégrate de encontrarlas. FIN
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