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PREVENCIÓN Y CONTROL DE INFECCIONES Dolores Castro Muriel
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La infección… … Se genera por microorganismos que colonizan el organismo de un individuo. En las instituciones sociosanitarias en las que conviven diversas personas es más fácil que se produzca la transmisión de dichos microorganismos.
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La infección Para entender cómo se produce una infección, es necesario comprender la dinámica de funcionamiento de la cadena epidemiológica de la infección.
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La infección La mera presencia de microorganismos no es suficiente para que se desarrolle la infección, ya que, además, se precisa la existencia de futuros huéspedes susceptibles.
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La infección A priori todos los seres humanos desarrollan mecanismos de defensa ante las distintas agresiones, por lo que sólo excepcionalmente desarrollarán infecciones cuando dichos mecanismos hayan fracasado.
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La cadena epidemiológica… … está constituida, esencialmente, por tres elementos: agente infeccioso, mecanismo de transmisión y huésped susceptible.
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El agente infeccioso… Es todo microorganismo que posee la capacidad de infectar como, por ejemplo, las bacterias, los virus, los hongos, los parásitos… Este puede alojarse en otro huésped o en un reservorio, entendiendo por reservorio el hábitat en el que el agente infeccioso puede sobrevivir sin causar enfermedad.
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El mecanismo de transmisión… Hace referencia a la forma en que el microorganismo llega hasta el huésped susceptible, con origen en el portador o reservorio.
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El mecanismo de transmisión… Se produce el contagio directo cuando tanto receptor como portador entran en relación directa, por ejemplo, mediante el contacto físico. En cambio, en el contagio directo suelen intervenir vehículos mediadores sin que portador y receptor tengan que entrar en contacto directo.
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El mecanismo de transmisión… Estos vehículos son los denominados “fómites” cuando se trata de objetos inanimados y “vectores” cuando los vehículos son insectos, roedores…
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El huésped susceptible Es el último eslabón de la cadena, se trata de cualquier individuo que, poniéndose en contacto con el agente infeccioso, puede desarrollar la enfermedad.
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El huésped susceptible Clásicamente entendemos como huéspedes más susceptibles a las personas que tienen menos mecanismos de defensa como, por ejemplo, los niños, los ancianos y los enfermos.
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En el ámbito institucional y hospitalario, a la transmisión y el padecimiento de infecciones ocasionadas dentro del ámbito residencial, se les denomina “infección nosocomial”.
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En muchas ocasiones, los mismos cuidadores son portadores de microorganismos, sirviendo como reservorio su calzado, sus manos o sus uniformes.
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La higiene de las manos constituye la medida más eficaz, eficiente y rápida en el control de las infecciones nosocomiales. El personal cuidador debe practicar, necesariamente, la higiene de las manos antes y después del contacto con el usuario o su entorno.
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Los equipos de protección Que se pueden utilizar para la prevención de enfermedades transmisibles son, entre otros: mascarillas, guantes, batas, gorros, calzas…
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Cuando existe infección y posibilidad de infectar al resto de residentes puede ser pertinente, incluso, el aislamiento de los afectados.
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Tipos de aislamiento Según el tipo de patología de la que se trate y los mecanismos de transmisión de cada caso, existen diferentes formas de aislamiento:
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Aislamiento de piel y mucosas: Se lleva a cabo en aquellas patologías que pueden ser transmitidas por contacto directo. Es deseable la ubicación del usuario en una habitación individual, el lavado de manos antes y después de entrar en contacto con él, la utilización de guantes, así como la desinfección de la ropa de cama y demás utensilios de uso personal.
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Aislamiento entérico: Se realiza cuando las posibilidades de microorganismos derivan de la vía digestiva o de la fecal. Para este tipo de aislamiento se requiere la utilización de bata y guantes, la higiene estricta de manos y la desinfección rigurosa de fómites como los utensilios de cocina o las sábanas. En ocasiones el usuario puede reinfectarse a sí mismo.
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Aislamiento respiratorio: Se debe llevar a cabo cuando el sujeto expulsa los microorganismos al hablar, toser, estornudar… Estas secreciones respiratorias son el principal medio de contagio de enfermedades como la tuberculosis o la meningitis. Se requiere una habitación individual bien ventilada para el usuario, así como la utilización de mascarilla facial, el lavado de manos y la desinfección de los fómites para los cuidadores.
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Aislamiento protector o inverso: Se realiza para proteger al usuario en situación de inmunodefensa. Dispondrá de habitación individual y todo el personal que entre en contacto con él debe, por seguridad, acometer el pertinente lavado de manos, uso de guantes, mascarilla y bata. Del mismo modo, todos los enseres y alimentos que entren en contacto con el sujeto deben garantizar condiciones de asepsia, por tanto, el material que se emplee será estéril y desechable, los alimentos estarán perfectamente cocinados y el agua de consumo será embotellada.
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Aislamiento estricto: Supone que el individuo es portador de enfermedades altamente contagiosas por vía respiratoria, por vía digestiva o por contacto. Este tipo de aislamiento implica llevar al máximo todas las medidas de protección.
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