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«Romance del rey moro que perdió Alhama»
Localización histórico - geográfica
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Los musulmanes invaden la Península Ibérica en el año 711 y la ocupan por ocho siglos.
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Europa en el año 1000.
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La Reconquista de España fue iniciada en el siglo VIII por los cristianos del norte de la península ibérica y se extiende por ochocientos años.
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Andalucía fue el centro político y cultural del poder moro, y su último reducto.
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Granada es una gran ciudad andaluza, último reducto musulmán a caer a manos cristianas.
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Alhama era una ciudad-fortaleza de los moros situada cerca de Granada.
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La caída de Alhama en 1482 preanuncia la pérdida posterior de Granada.
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El Alhambra es un palacio-fortaleza esplendoroso situado en las colinas de Granada, donde vivían los sultanes moros.
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Granada se rindió a los Reyes Católicos el 2 de enero de 1492.
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«Romance del rey moro que perdió Alhama»
Vocabulario
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Moro: árabe del norte de África.
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Añafil: flauta árabe.
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Marte: dios romano de la guerra.
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Alfaquí: sabio árabe, maestro del Corán.
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Abencerrajes: importante familia musulmana de Granada que fue asesinada por motivos políticos.
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Tornadizos: cristianos conversos al Islam.
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«Romance del rey moro que perdió Alhama»
Autor anónimo
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Paseábase el rey moro por la ciudad de Granada
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desde la puerta de Elvira hasta la de Vivarrambla.
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¡Ay de mi Alhama!
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Cartas le fueron venidas que Alhama era ganada:
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las cartas echó al fuego, y al mensajero matara.
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¡Ay de mi Alhama!
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Descabalga de una mula, y en un caballo cabalga;
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por el Zacatín arriba subido se había al Alhambra.
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¡Ay de mi Alhama!
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Como en el Alhambra estuvo, al mismo punto mandaba
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que se toquen sus trompetas, sus añafiles de plata.
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¡Ay de mi Alhama!
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Y que las cajas de guerra apriesa toquen al arma,
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porque lo oigan sus moros, los de la Vega y Granada.
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¡Ay de mi Alhama!
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Los moros que al son oyeron que al sangriento Marte llama,
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uno a uno y dos a dos juntado se ha gran batalla.
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¡Ay de mi Alhama!
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Allí habló un moro viejo, de esta manera hablara: —¿Para qué nos llamas, rey para qué es esta llamada?
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¡Ay de mi Alhama!
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—Habéis de saber, amigos, una nueva desdichada
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que cristianos de braveza ya nos han ganado Alhama.
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¡Ay de mi Alhama!
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Allí habló un alfaquí de barba crecida y cana: —¡Bien se te emplea, buen rey, buen rey, bien se te empleara!
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¡Ay de mi Alhama!
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—¡Mataste los Abencerrajes, que eran la flor de Granada;
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cogiste los tornadizos de Córdoba la nombrada!
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¡Ay de mi Alhama!
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—Por eso mereces, rey, una pena muy doblada;
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que te pierdas tú y el reino,
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y aquí se pierda Granada.
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¡Ay de mi Alhama!
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Fin
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