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Publicada porCarmelo Martin Modificado hace 6 años
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“El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”
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Los ejemplos de las Escrituras revelan que la obediencia fiel a la voluntad de Dios promueve la unidad y la armonía entre el pueblo de Dios. Sin embargo, la desobediencia y la tendencia a seguir inclinaciones personales crean condiciones que fomentan la desunión.
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CONVERTÍOS, HIJOS REBELDES
“Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion” (Jeremías 3:14). ¿Qué nos dice sobre la rebeldía del pueblo y la respuesta de amor y paciencia de Dios para con sus hijos? Es impresionante, e incluso asombrosa, la extensión del amor, misericordia y generosidad de Dios. Su incesante y repetido mensaje de llamamiento para que las personas a quienes su mensaje les alcance no se alejen y no se rebelen contra su dirección, por el contrario, se vuelvan al camino ofrecido y sean bendecidos. En el registro de la historia humana visualizamos entre los llamados hijos de Dios, o pueblo de Dios, un movimiento pendular entre obediencia y comunión versus desobediencia y rebeldía, siempre seguidos de apelaciones divinas para el retorno a los brazos paternos. Invariablemente la respuesta humana a esos llamados ha sido de desprecio y con consecuencias indeseables. Lamentablemente, la historia de Israel es muy poco parecida a lo que Dios quiso para ellos. De forma visible, la historia de Israel muestra las causas de la desunión entre el pueblo de Dios y sirve como un libro de texto para los creyentes de hoy. Sus errores y las fatales consecuencias que experimentaron no son menos amenazantes en el presente (Denis Fortin, “Causes of Disunity” : One in Christ: Bible Book Shelf 4Q 2018). PIENSA: ¿Qué marcó la diferencia entre la obediencia y la desobediencia en tu vida?
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CADA UNO HACÍA LO QUE BIEN LE PARECÍA
“En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 17:6). ¿Cuáles fueron las condiciones espirituales y sociales de Israel durante el tiempo de los jueces? Al adoptar prácticas y cultos de los pueblos que debieron haber sido exterminados o dominados, los israelitas se creyeron superiores y, por eso mismo, no necesitaron de quien los dirija en sus vidas y propósitos, por el contrario, sólo aceptaron vivir y hacer lo que esté de acuerdo con sus propios conceptos de rectitud y santidad (Jueces 17:6 y 21:25). Dejaron de ser testigos del mensaje, del plan y de la voluntad de Dios para los pueblos vecinos, robando a Dios del servicio que les fue confiado, así como practicaron el testimonio contrario a lo que Dios deseó que ellos hicieran, robando de los pueblos extranjeros la oportunidad de conocer a Dios, su amor, comunión, gracia y misericordia. Esto se procesó gradualmente, por aceptar opiniones, filosofías y cultura, por inmiscuirse con el modo de vivir de esos pueblos, corruptos, promiscuos, concupiscentes. Y en vez de elevar y dignificar los estatutos divinos delante de aquellas personas, asimilaron sus degradaciones, llevándolos a juzgar las enseñanzas de Jehová como de un Dios déspota, de carácter malvado, sanguinario y cruel. PIENSA: ¿Cómo impactan nuestras acciones como iglesia en quienes nos rodean? ¿Qué ven ellos en los adventistas del séptimo día que los impresiona positivamente?
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LA DIVISIÓN DE LA NACIÓN HEBREA
“Y el rey respondió al pueblo duramente, dejando el consejo que los ancianos le habían dado; y les habló conforme al consejo de los jóvenes…” (1 Reyes 12:13, 14 p.p.). ¿Qué sucedió como consecuencia de seguir un consejo imprudente? A pesar de las revelaciones sobre la adquisición de la sabiduría dejada por el padre en Proverbios, Roboam que asumió el reinado en lugar de Salomón, rechaza escuchar la orientación de los sabios mayores que habían servido bajo su padre y acepta el consejo de sus contemporáneos, jóvenes miembros de la nobleza , y responde a la solicitud del pueblo de aliviar las cargas, que su proceder será más exigente y punitivo que el de su padre. De esta manera llevó al fracaso a una monarquía de ochenta años fundada por David y Salomón. Así la nación hebrea. Se dividió en dos reinos, del Norte o Israel, con diez tribus, y el Reino del Sur (Judá), formado por las tribus de Judá y Benjamín. Esta trágica historia es aleccionadora. La desunión es a menudo el resultado de un liderazgo deficiente y de consejos pobres. La falta de previsión, el enfoque en los objetivos a corto plazo, la desconexión con la gente y el orgullo, son debilidades en el liderazgo de la iglesia que amenazan con tener un impacto negativo en la unidad de la misma. Si bien admitimos fácilmente que nadie es perfecto, a menudo los dirigentes son los culpables de tomar malas decisiones que afectan la unidad del pueblo de Dios. PIENSA: ¿De qué manera podemos como iglesia evitar la fracturación de nuestra unidad?
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CISMA EN CORINTO “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer” (1 Corintios 1:10). ¿Cuál parece haber sido la causa de la desunión, divisiones y disputas en Corinto? De lo que leemos en 1 Corintios 1:10-17, parece que los corintios estaban discutiendo acerca de cuál enseñanza era superior, o más fiel a la Escritura. Los creyentes estaban divididos en bandos de acuerdo con quienes los habían instruido en la fe. Las divisiones, sean por qué motivos, sólo debilitan los esfuerzos de la iglesia de representar bien la victoria de Cristo sobre el pecado, la cruz, y la vida de los seres humanos. Para engrandecer a Cristo e iluminar el mundo con su mensaje, en palabras y acciones, es que hemos sido llamados. Para elevar ante el mundo a "Cristo, Sabiduría y Poder de Dios" (1 Corintios 1:17). Por lo tanto, la unidad cristiana encuentra su origen en la adoración de un Señor: Jesucristo. Al pie de la cruz, todos estamos en el mismo nivel del suelo que pisamos. Nos bautizamos siguiendo el ejemplo de Jesús, el único que puede limpiarnos del pecado. Esas realidades alimentan la fe del creyente y son motivo de celebración. Pablo advierte a los corintios respecto a la sabiduría del mundo, a los peligros de alardear y a la necesidad de ellos de reenfocar su fe en Jesús. (Denis Fortin, “Causes of Disunity”; One in Christ: Bible Book Shelf 4Q 2018) PIENSA: ¿Por qué siempre debemos ser cuidadosos con nuestra lealtad hacia cualquier persona que no sea Cristo?
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“ENTRARÁN EN MEDIO DE VOSOTROS LOBOS RAPACES”
“Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño” (Hechos 20:29) ¿De qué cosas advierte Pablo y cómo debemos responder a ellas? En primer lugar, aquellos que responden al llamado para liderar al pueblo de Dios debemos atender a la instrucción de la profecía de Ezequiel 33:1-6, que dice que quien es designado "atalaya" debe sonar la trompeta para avisar de la aproximación del enemigo y de la espada que mata; Segundo, del propio cuerpo de miembros, entre los discípulos surgirían "lobos voraces" disfrazados que, actuaría como maestros y, en particular, presentarían disposición para difundir novedades y falsas enseñanzas corrompidas por el egoísmo; Tercero - todos debemos estar alertas y listos para combatir los errores difundidos dentro de la iglesia, distorsión de la verdad para atraer a las personas débiles en la fe y la convicción o aún nuevos en el conocimiento de la verdad, así como la impiedad en estos días finales de la historia del tiempo, siempre buenos esgrimistas con la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Así como conversaciones frívolas y de asuntos triviales. PIENSA: Como iglesia, ¿cómo podemos protegernos de personas similares que, mediante falsas enseñanzas, pueden causar divisiones entre nosotros?
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La Biblia, escrita para nuestra instrucción, ofrece muchos ejemplos de situaciones que llevaron a la desunión. En cada caso, los elementos de la naturaleza humana que generan división entre el pueblo de Dios incluyen el egoísmo, el interés propio, el amor al poder y la falta de respeto a la Palabra de Dios. La naturaleza humana es engañosa sobre todas las cosas y naturalmente, conduce a un enfoque en el yo y en la desunión. El primer paso para preservar la unidad entre el pueblo de Dios es estar conscientes de esta tendencia humana natural, aunque pecaminosa. (Denis Fortin, “Causes of Disunity” One in Christ: Bible Book Shelf 4Q 2018)
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