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Publicada porEduardo Torregrosa Modificado hace 6 años
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Esclarecer a los participantes sobre el principal medio enseñado por Jesús de obtener la salvación del espíritu, y sobre cómo vivenciar esta enseñanza en nuestro día a día.
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Lo que es necesario para salvarse. Parábola del buen samaritano
1. “Cuando el Hijo del hombre venga en su majestad, acompañado de todos los ángeles, se sentará en su trono de gloria. Reunidas ante él todas las naciones, él separará los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y colocará las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. ”Entonces dirá el Rey a los que estén a su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; no tenía techo, y me hospedasteis; estuve desnudo, y me vestisteis; estuve enfermo, y me visitasteis; estuve en prisión, y fuisteis a verme’. ”Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer; o con sed, y te dimos de beber?
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¿Cuándo te vimos sin techo, y te hospedamos; o sin ropa, y te vestimos
¿Cuándo te vimos sin techo, y te hospedamos; o sin ropa, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en prisión, y fuimos a visitarte?’ Y el Rey les responderá: ‘En verdad os digo, que todas las veces que hicisteis eso a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí mismo lo hicisteis’. ”Dirá a continuación a los que estén a su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno, que fue preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; no tenía techo, y no me hospedasteis; estuve sin ropa, y no me vestisteis; estuve enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. ”Entonces ellos también responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, con sed, sin techo o sin ropa, enfermo o en prisión, y no te asistimos?’ Pero Él les responderá: ‘En verdad os digo, que todas las veces que dejasteis de asistir a uno de estos más pequeños, dejasteis de hacerlo para conmigo mismo’. ”Y esos irán al suplicio eterno, y los justos a la vida eterna.” (San Mateo, 25:31 a 46.)
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VOLVER A LEER EL PRIMER PÁRRAFO
1.- ¿A qué hecho hace Jesús referencia al principio del texto?
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R: A la época en que la Tierra dejará de ser un mundo de pruebas y expiaciones, por tanto, inferior, para ser un mundo mejor, en el cual el egoísmo y el mal no sean la tónica. En esa oportunidad, los malos serán apartados hacia mundos inferiores, tornándose reales las palabras: “Bienaventurados los mansos y pacíficos, porque poseerán la Tierra”. “…cuando el Hijo del hombre viniere en su majestad… apartará unos de los otros, como el pastor aparta las ovejas de los cabritos… y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda.” En las palabras de Jesús hay una idea dominante: “la de la felicidad reservada al justo y de la desdicha que espera al malo”.
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2.- ¿Qué sentido podemos atribuir a la expresión “poseer el reino”, usada por Jesús en este pasaje?
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R: No se trata, evidentemente, de un reino material, con el confort y las riquezas conocidas en la Tierra, sino del reino espiritual, donde los justos encontrarán la suprema alegría, la paz, y gozarán de la presencia del amor infinito de Dios. Para hacerse entender, Jesús utilizaba imágenes, figuras de lenguaje, pues los hombres que lo escuchaban aún eran espíritus de poco progreso, incapaces de comprender las cuestiones puramente espirituales.
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3.- ¿Qué hicieron los justos para merecer el reino prometido?
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R: Cuando fue posible y estuvo al alcance de cada uno, atendieron a las necesidades básicas de sus hermanos más carentes: necesidades de alimentación, vivienda, vestuario, salud y confort moral. Alimentar a los hambrientos, dar agua a los sedientos y techo a los desabrigados, vestir a los desnudos: he ahí el camino enseñado por Jesús, para llegar al reino de nuestro Padre. El confort moral y espiritual también es una necesidad humana, pues “no sólo de pan vive el hombre”.
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4.- ¿Cómo considera Jesús la buena acción, practicada a favor de los necesitados?
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hermanos, fue a mí mismo a quien lo hicisteis.”
R: Como si fuera practicada en su propio favor, en su propio beneficio. “…por cuanto, tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; tuve necesidad de hospedarme y me hospedasteis; estuve desnudo y me cubristeis; estuve enfermo y me visitasteis; estuve en la cárcel y me vinisteis a ver”. “En verdad os digo, cuantas veces lo hicisteis con relación a uno de estos más pequeños de mis hermanos, fue a mí mismo a quien lo hicisteis.”
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5.- ¿Por qué socorriendo al prójimo estamos agradando a Dios?
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R: Porque el camino que conduce a Dios pasa, obligatoriamente, por nuestro prójimo, a quien debemos auxilio y amparo. El precepto de Jesús “amaos unos a los otros”, es ruta segura que nos llevará, sin desvíos, al reino de Dios.
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6.- De acuerdo con esta lección, ¿qué necesita el espíritu para salvarse?
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R: Hacer el bien al prójimo, sobre todo, a aquellos más necesitados y olvidados; en otras palabras: practicar la caridad. En este pasaje, Jesús resalta que el Juez no pregunta si se cumplió esta o aquella formalidad, si observó más o menos tal o cual práctica exterior, si frecuentó esta o aquella religión. Indaga, simplemente, si la caridad fue practicada.
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7.- ¿Cómo debemos actuar en nuestra vida diaria, para atender a las enseñanzas de Jesús y, más rápidamente, tornarnos poseedores del reino que Dios nos preparó?
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R: Debemos extender siempre nuestras manos en auxilio de los hermanos necesitados,
alimentándolos, vistiéndolos, abrigándolos, curándolos, confortándolos. “La Buena Nueva no prometía la paz de la vida superior a los que encalleciesen sus rodillas con penitencias incomprensibles, a los que especulasen sobre la naturaleza de Dios, que discutiesen las cosas del Cielo por anticipación, o que simplemente predicasen las verdades eternas, sino que exaltó la posición sublime de todos los que diseminasen el amor, en nombre del Todomisericordioso.”
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8.- ¿Qué ocurre a quien no practica la caridad?
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R: Reencarna en situaciones de miseria y abandono, para aprender el divino valor de la caridad.
Por más que rebusquemos motivos de salvación, si no practicamos la caridad, estaremos retenidos por mucho tiempo en las prisiones del egoísmo, del orgullo y de la vanidad. Toda la moral de Jesús se resume en la caridad y en la humildad, es decir, en las virtudes contrarias al egoísmo y al orgullo.
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La salvación del espíritu depende del bien que se hizo al prójimo, y se resumen, exclusivamente, en la práctica de la caridad por amor a Dios.
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No pierdas de vista que eres hijo de Dios.
Dios es padre de todos los niños y vive en el corazón de cada uno de sus hijos. Todos los hombres forman una comunidad de hermanos. Las diferencias de raza y religión sólo son externas. Míralos a todos como templos vivientes del Señor, y ama a Dios con el amor a sus creaturas, procurando servirlo en el servicio amoroso y dedicado a los hermanos. 87
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