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Domingo III Cuaresma Ciclo B TEMPLO DESTRUÍDO
Coment. Evangelio Domingo III Cuaresma Ciclo B Marzo Francisco Cerro Chaves. Obispo de Coria-Cáceres Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Dreams. Part Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
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TEXTO BÍBLICO Jn Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora». Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?». Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Los judíos replicaron: «Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero él hablaba del templo de su cuerpo.
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Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba a ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.
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El Evangelio de Juan de este Tercer Domingo de Cuaresma,
es un pasaje misterioso y un poco desconcertante porque aparece un Jesús al que no estamos acostumbrados.
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Son tres los retos a los que se enfrenta y que tiene delante a sus enemigos de ayer, de hoy y de siempre,
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a los que el Papa Francisco llama los autorreferenciales, los fariseos, aquellos que le miraban por encima del hombro y que sabían más que nadie sobre Dios, la ley, el templo …y todo.
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Primer desconcierto: Aparece un Jesús que parece violento porque han profanado el Templo, la casa del Padre y la han convertido en cueva de ladrones, en lugar de negocios, en tienda de “souvenirs”.
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“El celo de tu casa me devora”
Es un Jesús que parece fuera de sí, tanto que algunos más sencillos de corazón les hace recordar una frase de los profetas: “El celo de tu casa me devora”
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Segundo, Jesús desconcertante cuando les habla del templo de su Cuerpo como templo donde, como dice Pablo, “habita en plenitud la divinidad”.
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También sus enemigos son crueles y Jesús no escatima nada para insistir en la revelación central de su Cuerpo, del Templo, que destruido, será ensalzado “cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí”.
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Los fariseos, sus enemigos, no se enteran.
Tampoco les interesa mucho Jesús de Nazaret ni su doctrina.
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Tampoco le escuchan aunque le tengan delante de sus narices.
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Pero llega el Señor a revelarse como el misterio central del Padre, con su muerte y resurrección acaecida en Jerusalén.
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Se presenta como el Mesías, el Redentor, el que tenía que venir al mundo.
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Los designios del Padre.
Por último, desconcierta que por una parte el Señor les revele los secretos de su Corazón.
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Por una parte, se ve que como Amado del Padre y, por otra parte, se ve con corazón humano y no se fía mucho de ellos, de lo que habita en el corazón humano.
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Parece que nos ama porque nos conoce y nos conoce porque nos ama
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y, a la vez, sabe también de nuestro corazón con sótanos, recovecos como los de los fariseos,
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que no acaban de entender al Maestro de Nazaret porque les parece demasiado humano y cercano a los hombres.
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Sin embargo, es impresionante descubrir que el Señor sabe lo que alberga cada corazón humano y nos ama incondicionalmente,
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pero no pensemos que le estamos metiendo a Dios “un gol” continuamente
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porque nos conoce y nos ama; y nos ama y nos conoce y también sabe que no todo es oro lo que reluce en la vida. FIN
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