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Publicada porLuis Manuel Montes Modificado hace 7 años
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PINTURA NOVOHISPANA SIGLOS XVI Y XVII
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Antecedentes Simón Pereyns (1530?-1590?), pintor flamenco cuya obra está considerada como una de las primeras manifestaciones del renacimiento en la Nueva España. Nació en Amberes (hoy Bélgica). Hacia 1558 se trasladó a Lisboa (Portugal) y poco después a la ciudad española de Toledo, donde realizó algunos retratos de personajes de la corte de Felipe II. En 1566, se unió al séquito del recién nombrado virrey de Nueva España, Gastón de Peralta. Un hecho central en la biografía de Pereyns fue el proceso y las torturas a las que fue sometido por el tribunal de la Inquisición a causa de su carácter impulsivo y la envidia que provocaban los favores con los que le distinguía el virrey.
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En su obra se aprecia cierta estilización característica de la pintura flamenca unida a la gama cromática y el equilibrio formal propios del renacimiento italiano. De su extensa producción destacan el San Cristóbal de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México (1585); el retablo de Huejotzingo (1586), en especial las tablas de la Epifanía y la Circuncisión (basadas en dos grabados de Alberto Durero), y la imagen de inspiración rafaelesca de la Virgen del Perdón (1569), que toma el nombre del altar de la catedral mexicana en el que estaba situada.
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Se llama altar del Perdón en las catedrales españolas el que ocupa el transcoro y que por eso queda frente a la puerta principal de la iglesia que recibe, igualmente, el nombre de puerta del Perdón. Débase a esto que por esa puerta entraban los penitenciados del Santo Oficio a reconciliarse con la iglesia que les otorgaba magnánimamente su perdón, después de ciertas ceremonias rituales. En todas las catedrales españolas existe la puerta llamada del Perdón.
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La Virgen del Perdón que fue pintada en 1568 por el flamenco Simón Pereyns para la antigua Catedral de México. Esta obra se dañó irremediablemente en el incendio de la catedral ocurrido en 1967, quemándose en más de un 70% hasta la carbonización y pese al deterioro se le ha hecho partícipe en recientes exhibiciones de arte. A partir de los fragmentos conservados se realizó un estudio científico de la técnica y materiales con el fin de fortalecer la interpretación en torno al contexto histórico y la intención del artista.
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En La Resurrección del retablo mayor en la Iglesia de San Miguel (Huejotzingo, Puebla) es muy clara la influencia manierista, sobre todo en el soldado sobre la esquina inferior derecha, quien presenta una complicada posición al voltear asombrado hacia Cristo y mantener su cuerpo frontal mientras su pierna derecha se dobla. La sensualidad de la que tanto expresa el Manierismo, estaría indicada aquí en el cuerpo del Resucitado. Otros pintores que formaron parte del grupo de Simón Pereyns fueron Francisco de Morales, Francisco de Zumaya y Juan de Arrúe.
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Pereyns fue víctima de las opresiones de la Inquisición novohispana -puesto que no únicamente esta institución trataba asuntos relacionados con la religión, sino que también se prestaba para convenir venganzas personales – 1. Las acusaciones en contra de Pereyns consistían en que él había enunciado que era mayor pecado tener amores con una casada que con una soltera; que él prefería pintar retratos y no santos y que cuando se confesaba no tenía por qué decir todos sus pecados. 2. Recordemos su vida en Flandes... Él decía que la concepción cercana de lo divino surgió en el norte de Europa y que esto se expresaba en el arte de su tiempo. Pereyns había heredado los conceptos de sus antepasados, concretamente de su padre, quien era luterano. No es casual que una actitud así frente a la institución eclesiástica novohispana se expresara en boca de un flamenco.
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Andrés de la Concha (fl. entre 1568 y 1612) Nacido en Sevilla (España) e hijo de Francisco de Concha e Isabel Sánchez, viajó a América en 1568. En 1570 ya se encontraba en la ciudad de Antequera de Oaxaca, en México, donde realizó primero el retablo mayor para su catedral vieja y después varios colaterales. A partir de 1578 ya está instalado en la ciudad de México, donde trabaja junto al pintor flamenco Simón Pereyns, con el que se reparte las diferentes labores de pintura, policromía, dorado, talla y ensamblaje en los retablos que contratan juntos. Entre 1576 y 1593 vuelve a trabajar en varias poblaciones de Oaxaca, participando en los retablos de Teposcolula, Coixtlahuaca, Yanhuitlán, que había contratado desde España, Tamazulapan, Achiutla y Oaxtepec. Al mismo tiempo trabaja para la catedral vieja de la capital del Virreinato y para la iglesia del Convento de Huejotzingo. Su nombre también aparece relacionado con la arquitectura, ya que en 1601 es nombrado maestro mayor de la Catedral de la Ciudad de México. Al morir en 1612 dejó sin terminar el retablo mayor de la iglesia de los dominicos en Antequera de Oaxaca.
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La Sagrada Familia La descripción que Concha realiza sobre la Sagrada Familia revela tanto su entrenamiento Maniterista como su acercamiento a las nuevas corrientes teológicas y artísticas de su tiempo. Las imágenes de la Sagrada Familia, especialmente cuando se refiere a sólo tres personas (Jesús, María y José), fueron particularmente importantes en la iconografía de la época implicando una referencia trinitaria. En este contexto, la inclusión de un joven Juan Bautista mantiene la pre-trinitaria tradición a la vez que muestra la posición de San José al margen de la composición. Asimismo, la separación espacial, las poses exageradas, y la porcelánica terminación de las figuras refieren a valores estilísticos manieristas probablemente derivados de la última etapa de Miguel Ángel.
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Retablo de Tamazulapan El altar principal está adornado con un retablo fragmentario del ebanista, pintor y escultor español Andrés de la Concha, que data del los siglos XVI, XVII y XVIII. Esta es una muestra de las joyas arquitectónicas de la ruta dominica durante la colonización española. Cabe señalar que recientemente el retablo, las pinturas y las esculturas fueron restauradas por las cargadoras de la imágen de la Santísima Virgen de la Natividad con una fuerte inversión cercana los $ 1 500 000.00 y aún falta presupuesto para concluir.
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Fue discípulo de Luis de Vargas, al Virreinato de Nueva España cerca del año 1568 para trabajar en el retablo mayor de la iglesia de Yanhuitlán, el cual concluyó dos años después. Más adelante fue contratado por cofradías en México, pero en 1580 retornó a la Catedral de Oaxaca para realizar seis retablos y un sagrario, demostrando así que la mayor carga de obras ejecutadas para esta región proceden de manos españolas. El artista siguió trabajando en los años subsiguientes, trabajó lienzo y talla en 1581 en Teposcolula y posteriormente en la antigua iglesia de Santo Domingo en México, al igual que para la antigua Catedral de la Nueva España y la iglesia franciscana de Huejotzingo entre 1584-85
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Su labor prosiguió en los años siguientes en Coixtlahuaca, Yanhitlán, Tamazulapan y Achiutla de la zona de Oaxaca, culminando los trabajos hacia 1587. De estos se conservan 30 obras aproximadamente. En 1593 desarrolla un retablo para los dominicos en Oaxatepec y entre 1611 y 1612 otro retablo para Antequera, Oaxaca, el cual quedó inconcluso por su fallecimiento.
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La obra conservada de este pintor es muestra del enlace de la influencia italiana en la pintura, tan evidente para esa época en Sevilla, además de mostrar una orientación en la que los trajes se tornan ampulosos y se ciñen a un paleta muy propia del siglo XVI. Entre sus cuadros figuran la Sagrada Familia, escenas ligadas a la natividad de Jesús, entre ellos La adoración de los pastores, pero también algunas representaciones de la Ascensión. La obra de De la Concha está siendo estudiada, pero está definida por una pincelada fina en el que asoman blancos, rojos, azules y amarillos y sus combinaciones secundarias.
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Entre sus pinturas más características figuran la Santa Cecilia y la Sagrada Familia, en ellas podemos encontrar detalles en las que el color logra texturas y una visión clara de los trajes un tanto acartonados, pero provistos de esplendor, además de los detalles que lo enlazan a la típica influencia italiana. Destacan los aportes ligados a la Natividad de Jesús, ya que esa temática tiene mayor relevancia hacia esa época, aspecto que es retomado por sus discípulos quienes continuaron con esa expresividad. Santa Cecilia
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Alonso López de Herrera “El Divino” Alonso López de Herrera (1579-1654), pintor del renacimiento mexicano también conocido como el Divino Herrera. Su primera obra, el Retrato del arzobispo fray García Guerra (Museo de Chapultepec), data de 1609. En ella ya se aprecia lo que va a convertirse en su rasgo característico: la precisión en el dibujo unida al gusto por el detalle.
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La virgen del Rosario En 1610 ingresó como novicio en la orden de los dominicos y en 1922 realizó las pinturas para el desaparecido retablo mayor de la iglesia de Santo Domingo en México D. F. Son obra suya también La Asunción y el Cristo resucitado, de clara influencia italiana
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Fray García Guerra
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San Francisco Borja
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Así mismo, realizó varias versiones de la Santa faz, como el Divino Rostro pintado en 1634 sobre la puerta del sagrario del altar del Perdón en la Catedral de México o la Santa faz que se encuentra en la Escuela de Artes Plásticas. Toda su obra posee un estilo muy personal y seguro en el trazo que contrasta con el de contemporáneos suyos como Luis Juárez.
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La gran tabla de La Asunción de la Virgen, de Alonso López de Herrera, llamado "el divino", es obra de calidad en la que están presentes las raíces de la pintura española y novohispana. La composición se divide en dos partes: superior donde se encuentra la imagen de la Virgen entre los ángeles, una augusta matrona con manto flotante de una delicada belleza y fina ejecución que se destaca sobre fondo claro, mientras la parte baja con los Apóstoles tiene una entonación obscura; así, el efecto de luminosidad en el cuadro es perfecto y unifica la composición por entero. Ya en detalle todo el dibujo particular de las figuras es delicado y las manos de la Virgen son características de las obras de "el divino Herrera", cuya obra maestra es esta Asunción.
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LOS ECHAVE Baltasar de Echave y Orio, "el viejo", el primero de tres generaciones de pintores que tuvieron el mismo nombre, pero que se distinguen por sus expresiones y por sus apellidos maternos. Echave Orio fue un verdadero maestro y sus obras tienen acento italiano. Sus grandes composiciones, como el Martirio de San Ponciano, son concepciones grandiosas resueltas con profundos conocimientos, con sabio dibujo, con movimiento, efectos de luz y sombra y verdadero dramatismo.
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Su Adoración de los Reyes esta compuesta por una gran diagonal aparente a través de las figuras principales, es obra de gran calidad; la belleza italianizante de la Virgen y el Niño, la dignidad del rey que se arrodilla para besar el pie del Salvador y la justa colocación de las demás figuras secundarias dan solemnidad a toda la escena; el dibujo es excelente y la calidad de la pintura misma es de primer orden, rica en efectos en el vestido del rey, sobria en los paños, un poco rígidos, del traje de la Virgen, obscura en los fondos para que lo principal destaque.
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En la obra que Echave Orio alcanzó una emoción dramática es La Oración del Huerto, que tiene una barroca composición nuevamente por una gran diagonal que va del extremo inferior derecho al superior izquierdo del cuadro. Jesús arrodillado posa sus manos sobre una roca, su túnica es roja, y esa entonación cálida sirve de base a la cabeza, central en el cuadro, con el rostro lleno de inspiración, sangrante y doloroso; es el rostro de Jesús más fino y vigoroso, más dulce y más dramático de toda la pintura novohispana y es magistral, como el cuadro todo..
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En el extremo superior izquierdo se abre el obscuro cielo y aparece un ángel con el cáliz de la amargura; la luz que brota de esa zona ilumina y contrasta la imagen de Jesús dándole realce sobre el obscuro fondo. Si el ante, para que lo sea, debe arrancar la emoción del espectador, esta obra cumple a maravilla esa función primera; es pintura sabia y profunda, sentida con autenticidad y de positiva y dramática belleza, bastaría ella sola para reputar a Echave Orio de verdadero maestro
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La Imagen de la Virgen de Guadalupe que pintó en 1606 es un ejemplo de pintura al óleo sobre tabla y una muestra de mensaje pictórico o componente comunicativo. Respecto a su sistema de manufactura es un óleo sobre tabla, mide 170 cm de alto por 110 cm de ancho. Hasta el día de hoy este cuadro es la copia fiel más temprana que conocemos de la Virgen de Guadalupe. Fechado en 1606, prueba que ya en ese momento existía interés por tener imágenes copia de la Virgen del Tepeyac. Esta es una obra importante para el desarrollo de la iconografía Guadalupana, ya que nos permite afirmar que Echave conoció, observó y asimiló detenidamente la imagen, logró que su copia se apegara en todos y cada uno de los detalles, la mandorla, las estrellas, las flores del vestido, los rayos, la luna y el ángel, lo único que tiene rasgos y expresión diferente es el rostro de la Virgen.
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Es un cuadro de contenido ideológico; presenta la tilma extendida, la imagen está al centro, con los extremos superiores se sostiene y se forman pliegues a los lados, es decir, muestra a la Virgen como se apareció y no como se encontraba en el altar de la ermita del Tepeyac. En ese momento histórico debió ser muy relevante el hecho de que la imagen de la Virgen de Guadalupe está en dos lienzos unidos por una costura ya que la copia de Echave marca claramente una línea vertical que sigue la trayectoria de la unión de los lienzos, el artista lo pinta en una obra que ejecutó sobre tabla, por lo que podemos pensar que en su tiempo fue relevante la costura.
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Hijo suyo fue Baltasar de Echave Ibía, llamado también "el Echave de los azules", porque esa es la entonación frecuente en sus cuadros. Es ya un artista criollo que sigue rutas e ideas personales, diferentes de las del padre; es, a veces, más alambicado, menos vigoroso, pero muy fino y sensible, cuando no es retórico. No es seguro que algunos cuadros que se le atribuyen sean de su mano, por lo que más vale atenerse a dos obras suyas. Baltasar Echave Ibia
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La inmaculada (1622) es pintura ambiciosa de inspiración arcaizante y flamenquista. Sobre tonos claros ocupa la parte central la figura de la Virgen, de rostro regordete y preciosas manos; su traje y manto, aunque flotantes, son rígidos y riquísimos en calidad y dibujos decorativos; es una imagen ciertamente celestial, rodeada de angelillos que llevan los símbolos de la letanía o bien cartelas. Un aspecto muy interesante de Echave Ibía es su interés por el paisaje, pues este género no aparece en la pintura novohispana salvo en algunos fondos, pero no con validez propia e independiente. En la parte más baja del cuadro que consideramos hay un fantástico paisaje y al centro una graciosa sirena, al parecer masculina, pues no se atrevió el pintor a darle forma clara a los senos.
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Esta pudibundez es típica de la pintura novohispana, y de la española en general, que apenas si en las imágenes del Cristo y de San Sebastián se permitió el lujo del desnudo.
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Luis Juárez En el orden que seguimos corresponde ocuparse en obras de Luis Juárez, otro artista criollo que floreció en la primera mitad del siglo XVII y que fue discípulo directo de Echave Orio. Poseyó excelentes conocimientos transmitidos por su maestro, pero su personalidad es distinta, menos vigorosa, más delicada y con tiernas inspiraciones. Sus paños son, por lo general, acartonados; sus ángeles son muy característicos, con doradas y vaporosas cabelleras y formas elegantes.
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Otro tema que trató Juárez fue La imposición de la casulla a San Ildefonso y en él consiguió unificar y llevar al límite sus posibilidades Bien construido, por medio de un eje vertical a la izquierda, en la "sección de oro", y una diagonal que a través del cuerpo del santo llega a la cabeza inclinada de la Virgen, todas las figuras tienen vivacidad, excepto la del santo, que en místico arrobamiento levanta la mirada a lo alto y extiende brazos y manos.
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El idealismo de las figuras de los ángeles y de la Virgen misma es conmovedor y de distinta manera el rostro del santo. La entonación general es clara, pero contrasta con obscuros, y por medio de dos ángeles que llevan la mitra, en el primer plano a la izquierda, logra el pintor sugerir la tercera dimensión. Es un cuadro cuidadosamente pintado, espiritual y de excelente calidad.
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Sebastián López de Arteaga. Sevilla, 1610-México, 1656) Pintor español, activo en México. Formado con Zurbarán, introdujo en sus obras el claroscuro y el modelado fuertemente acusado. Entre sus cuadros destacan La incredulidad de santo Tomás (1643), Los desposorios de la Virgen y El crucificado (Academia de Bellas Artes). Pintó también los retratos de los primeros inquisidores de México.
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Sebastián López de Arteaga. Fue notario del Santo Oficio, para el que pintó un Cristo en la cruz de intenso claroscuro y barroco movimiento en el cuerpo
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La pintura por la que López de Arteaga tiene un lugar excepcional en nuestra historia es la Incredulidad de Santo Tomás, obra espléndida y comparable a otras semejantes de maestros europeos No es indiferente que el pintor fuera sevillano y que se haya formado en su ciudad natal, pues de allí partió la escuela tenebrista española. En el cuadro en cuestión el cuerpo de Cristo de pie, desnudo hasta más abajo de la cintura, luce su frondosa belleza, iluminado preponderantemente, y su cabeza tiene una construcción, una elegancia, como la figura toda, y una belleza extraordinaria; el resto del cuerpo se cubre con un manto rojo y la postura es garbosa, con aplomo sobre los pies, que también se iluminan y descubren su excelente y fuerte dibujo.
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Pedro Ramírez, originario de Sevilla que se asentó en México a principios de 1600, fundando una singular familia novohispana con una gran relevancia como arquitectos, ensambladores y pintores.
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PEDRO RAMIREZ ” ” El viejo” Nació en México en 1634, su familia de Sevilla, España, fue casado con Isabel de Contreras, hija de Pedro de Palencia e Isabel de Contreras, y se destaca como escultor, ensamblador y arquitecto. Como muestra se indican varias obras importantes: - 1641. Retablo del Altar Mayor de la Iglesia de San Lázaro en México - 1660. Retablo Mayor de la Iglesia del Convento de Santa Clara - 1662. Retablo para el entierro de los herederos de Andrés Arias Tenorio en el Convento de Santa Clara. - 1662 – Retablo Mayor de la antigua Iglesia de San Francisco - 1666 Las pilas y túmulos funerarios que se erigieron en México en honor de Felipe II
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PEDRO RAMIREZ DE CONTRERAS ” el mozo” (1638-1679) Nació en México el 23 de septiembre de 1638 – Vivía junto a la Pila Seca de Santo Domingo, fue casado con Josefa Sánchez de Prado. Ocupa un lugar destacado en el desarrollo de la pintura colonial y considerado como unos de los principales representantes de la llamada fase TENEBRISTA en la Nueva España. Su actividad abarca un periodo de 30 años, se citan algunas de sus obras se conservan en la actualidad - Liberación de San Pedro, Museo Nacional del Virreinato
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- - Jesús servido por los ángeles, posiblemente de 1656 en la Parroquia de San Miguel de México, con solo 18 años.
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El Carro triunfal de la Iglesia y La Eucaristía y ritos paganos, en la Catedral de Guatemala
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Pedro Ramírez, el Mozo
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Liberación de San Pedro, ahora en el Museo Virreinal, en Tepotzotlán. Una vez más la escuela tenebrista alcanza un buen éxito. Sobre el obscuro fondo aparece a la izquierda San Pedro, de rodillas, cuya cabeza es por sí un trozo de pintura excelente, fuerte y magnífica; pero aún es más importante el ángel liberador, de pie a la derecha, que es una bella figura andrógina, pues tiene vigor varonil y delicadeza femenina. Su vestido y su manto flotan airosamente y quedan desnudos un brazo y parte de una pierna, lo cual es suficiente para insinuar cierta sensualidad que hace muy atractiva la figura, que tuvo buena fortuna, pues más adelante en ella parecen inspirarse otros artistas, que no alcanzan la majestad y calidad de ella. Es un cuadro fuerte, magnífico, sin una sola debilidad, y sin duda la obra maestra de Ramírez.
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LAUREANO RAMIREZ DE CONTRERAS Destaca como escultor, ensamblador y arquitecto. Entre sus obras: - 1667. – Monumento de Cuaresma en el Convento de Regina Celi - 1679. Renovación del retablo del Convento del Jesús María, donde fue enterrada, la hija natural de Felipe II, Micaela de los Ángeles, sobrina del arzobispo y Virrey de México Pedro de Moya Contreras, - 1678 Retablo de San Francisco Javier en la Iglesia de San Pedro y San Pablo en el Museo Nacional de Virreinato. - 1685. Retablo para la Parroquia de Llerena del Sombrerete, en Zacatecas
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José Juárez José Juárez, hijo de Luis, con no muchas, pero variadas obras; hay diferencias notables en sus dos grandes composiciones: Santos Justo y Pastor (1635), y Martirio de San Lorenzo En la primera hay perfección; es idealista y convencional; la segunda es teatral, pletórica de figuras y de acentuado claroscuro.
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la obra capital para conocer todas las cualidades de José Juárez es La Adoración de los Reyes (1655); es un cuadro rotundo. Tiene composición piramidal, con eje central y grandes diagonales, pero otras cualidades se encuentran en el diseño de todas las formas particulares, en la maestría de la ejecución misma, en el lujo de los atuendos y en la belleza de las figuras. Claroscurista, pero sin llegar al extremoso tenebrismo, Juárez es aquí un espíritu reflexivo; la entonación general es un tanto fría y la luz perfila las formas salientes y deja bien destacadas las figuras de la Virgen, del Niño Jesús y de dos de los reyes, uno de rodillas, otro de pie, mientras el rey negro aparece casi en silueta sobre el paisaje del fondo. Las ricas telas, los adornos y accesorios están como cincelados, trabajados escrupulosamente; la figura del rey a la derecha, de pie y con turbante, es magnífica y llena de aplomo. No hay debilidades en ningún detalle, cabeza y manos están bien estudiadas y el conjunto es monumental y admirable. Es una de las obras maestras de la pintura novohispana.
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nSan Agustín
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Balstasar de Echave y Rioja El último de los pintores importantes de esta época y tendencias es Echave y Rioja (1632-1682), Nació en México y fue hijo de Baltasar de Echave Ibía. Al parecer, su formación artística se inició en el taller de José Juárez, por lo que sería importante notar las semejanzas y diferencias que hacen de este artista uno de los mejores exponentes del arte novohispano del siglo XVII. Se han considerado como sus obras más importantes los dos lienzos de la Catedral de Puebla, en donde se representan La Iglesia Militante y La Iglesia Triunfante. La fuente de estas obras son dos estampas que posiblemente son derivadas de la obra de Rubens. "La Inmaculada Concepción“ Baltasar de Echave Rioja
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Baltasar de Echave y Rioja El Entierro de Cristo (1668)
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Significativa y bella es la obra El Entierro de Cristo. Se podría considerar uno de los lienzos más importantes de la historia de la pintura en México, debido al gran realismo que el pintor imprimió en las figuras de Cristo y de María. A su vez, la escena alude a un momento de solemnidad, silencio y dolor. Aunque la composición es circular por la disposición de los personajes alrededor de Cristo, ésta se abre en José de Arimatea- uno de los dos hombres que carga el cuerpo- y el personaje que levanta la antorcha para que de esta forma el espectador forme parte del conjunto.
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Aún así, se trata de una apertura parcial, puesto que al mismo tiempo que la escena y la figura principal se muestran al exterior de la obra, se observan elementos que limitan la entrada, como es la pierna doblada de José de Arimatea, y el brazo del personaje de la antorcha que se antepone a la vista del espectador. Por otra parte, el rostro de María nos recuerda en gran medida a las Piedades flamencas del Renacimiento, debido al levantamiento de la cabeza, el alargamiento del cuello y la expresión misma en los ojos y la nariz rojas así como la hinchazón de los párpados y las mejillas. Asimismo, la influencia de los artistas flamencos como Roger Van der Weyden debe ser notada en la languidez y pesadez del cuerpo muerto de Cristo, así como el rostro afilado y los ojos cerrados que denotan más que la muerte, un sueño profundo. Por último se encuentran aquí los instrumentos de la pasión, cargados por un niño que no aparece en el relato bíblico
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A pesar de que nunca conoció Europa, se le puede reconocer una belleza comparable con la moda del Viejo Continente en las representaciones tenebristas. Posiblemente, Echave Rioja pudo mantener contacto con el estilo imperante europeo a través de los grabados y pinturas firmadas por Zurbarán, Murillo y algunos pintores flamencos, que arribaron a la Nueva España.
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Su San Pedro Arbués (1666)
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Cristóbal de Villalpando La fecha exacta de su nacimiento no se ha podido determinar debido a que hasta el momento no se ha localizado su fe de bautismo, sin embargo diversos autores hacen una aproximación acerca de este evento, así Rafael Carrillo Aspeitia, lo establece cerca de 1647 mientras que Manuel G. Revilla lo ubica alrededor de 1649.
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Cristóbal de Villalpando El primer documento que da referencia de la vida del pintor, se encuentra en el libro de amonestaciones de españoles 1666-1669 del Sagrario de la Catedral y hace constar que el 2 de junio de 1669 hacen verdadero y legítimo el matrimonio entre Cristóbal de Villalpando y María de Mendoza (posiblemente hija del pintor poblano Diego de Mendoza) En el mismo documento se expresa que ambos contrayentes son naturales y vecinos de esta ciudad (la ciudad de México), aunque al no encontrar registro de su nacimiento, cabe la posibilidad de que haya nacido en España o bien en cualquier otra región del país. El 30 de agosto de 1680, la pareja lleva a bautizar a su primer hijo de nombre Carlos y cuyo padrino fue el afamado pintor Baltazar Echave y Rioja.
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La primera obra documentada es el retablo de Huaquechula (Puebla) en 1675.
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Cristóbal de Villalpando Sin duda Villalpando, se inició en el oficio como muchos otros de la época, copiando los grabados de los autores europeos que llegaban en los barcos hasta América, ya que se puede apreciar influencia de Rubens sobre todo en el manejo de las sombras y el color. Se cree que fue aprendiz de Baltazar Echave y Rioja, pero también se le relaciona mucho con Juan Correa, aunque desarrolló posteriormente un estilo inconfundible
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Cristóbal de Villalpando Según las obras de las que se tiene conocimiento, las primeras en las que el pintor estampa su firma datan de 1675 y son los del retablo de Huaquechula, Puebla, uno de los monasterios franciscanos más antiguos y hermosos de ese Estado. Los lienzos que Villalpando hizo para este lugar son 17; 6 de la vida de la Virgen, 8 de santos franciscanos y tres que rematan el retablo que son: El calvario, La Ascensión y la Asunción de la Virgen
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Cristóbal de Villalpando Como todos los pintores en su tiempo, o por lo menos los que vivían de este oficio, éste autor trabajaba por encargo, es decir, le eran asignados los temas, los lugares y hasta el tiempo en que debía pintar, sin embargo siempre iba más allá, transgrediendo los límites impuestos, en ocasiones con una belleza y pulcritud de técnica superior a la imaginada por los "clientes", a veces con asimetrías o composiciones diferentes a las solicitadas
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Cristóbal de Villalpando En la Ciudad de México, propiamente en Azcapotzalco se encuentra otro retablo, uno de cuyos lienzos está firmado por Villalpando pero sin fecha, sin embargo Francisco de la Maza lo sitúa alrededor de 1681, fecha que coincida con los trabajos que el pintor Juan Correa realizara para el mismo templo
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Cristóbal de Villalpando El retablo de Azcapotzalco está dedicado a Santa Rosa de Lima, en él narra la vida de la primera santa de América, además de origen criollo, por lo cual existía una importante cofradía en México. Partiendo del supuesto de que Correa y Villalpando trabajaron en la misma fecha en dicho templo, se puede deducir la época por el estilo del pintor; en este retablo representa a Santa Rosa con un cuerpo pequeño como de una niña, lo cual no corresponde con la edad que representan las facciones, además de rostros más redondos y con pocas sombras, los temas que elige son tomados con apego a la biografía, lo cual indica menos audacia que la utilizada casi 15 años después en el retablo de Santa Rosa para la capilla de San Felipe de Jesús en la Catedral de la ciudad de México
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Cristóbal de Villalpando En 1683 se lleva a cabo otra obra: La transfiguración en la Catedral de Puebla, en la cual se nota el crecimiento artístico del pintor en el uso del color y el manejo de los contrastes de luz, un año después de terminados los trabajos, llega a México para decorar la sacristía de la Catedral Metropolitana entre 1684 y 1686 donde realizó cuatro cuadros, San Miguel Arcángel, La mujer del Apocalipsis, La iglesia militante y triunfante y por último El triunfo de la Eucaristía.
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Cristóbal de Villalpando Triunfo de la Eucaristia
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San Miguel Arcángel
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Cristóbal de Villalpando El conjunto de la sacristía tiene una belleza excepcional, sin embargo cabe destacar la pintura que se encuentra sobre la puerta de entrada, la de San Miguel Arcángel donde se muestra un ángel lleno de aguerrida elegancia y soberbia, bajo él se encuentra un grupo de hombres que están arrodillados en actitud de veneración entre los que se encuentran importantes personajes de la época como el arzobispo, e importantes miembros del cabildo, iniciando por Don Francisco Aguilar y Seixas, Don Ignacio de Hoyos y Santillana, Don Antonio de Velasco, entre otros. Es importante mencionar que entre los religiosos se encuentra un civil, una figura de cara muy larga, cabello lacio y ojos grandes que parecen mirar fijamente al espectador todo el tiempo, ese hombre es señalado por Francisco de la Maza como el mismo Cristóbal de Villalpando y al respecto cita: "...muy a la usanza de los pintores del Renacimiento y del Barroco se autorretrata en el lugar adecuado, en la parte baja de su grandioso mural, cercano al espectador y arriba de la firma" misma que se puede leer claramente: XPTOBAL D VILLALPANDO YNVENTOR POR SU MANO PINTÓ.
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Cristóbal de Villalpando Se conocen varias maneras de firmar del mismo pintor, caso único en la época, en ocasiones sólo ponía su apellido, Villalpando, a veces añadiendo una f, fat o fac que quiere decir "hace". También utilizó su nombre como se ponía en los documentos: Xptobal D Villalpando, en algunos cuadros aparece su nombre en mayúsculas XPTOBAL D VILLALPANDO como es el caso de la sacristía de la Catedral de México y otras veces más firmó en letras redondas con nombre y apellido Cristóbal de Villalpando Arcángel Baraquiel
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Cristóbal de Villalpando Para el año que termina los lienzos de la Catedral, el pintor es nombrado veedor a la orden del Virrey, por esta razón obtiene un puesto de mayor jerarquía y responsabilidad al encargarse de aplicar y propiamente observar los exámenes de los nuevos pintores que se iban uniendo al gremio.
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Cristóbal de Villalpando Se traslada a Guadalajara en 1687 para pintar también la sacristía en la Catedral de esta ciudad, donde repitió el tema de La iglesia militante y triunfante pero con modificaciones para adaptar al nuevo espacio A su regreso a la ciudad de México en 1688 le fueron encargados dos cuadros para el real Colegio de San Ignacio (las vizcaínas), uno fue la representación de la virgen de Aranzazú considerada como la más bella que se ha pintado al respecto, la otra fue una crucifixión. Ese mismo año, por solicitud del Canónigo Don Cristóbal Francisco del Castillo, viaja a Puebla para pintar la cúpula de los Reyes, la cual quedó convertida en una obra magnífica que permanece hasta nuestros días en la Catedral de la capital poblana.
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Cristóbal de Villalpando En los años siguientes pinta la Capilla del Rosario en el Templo de Santo Domingo en dónde la Virgen se le aparece a Santo Domingo y le da a beber de su leche como un alimento espiritual. Este tema tan difícil de resolver de manera pictórica sin caer en el trasfondo sensual del asunto, fue hecho por Villalpando de modo que se aprecia a la Virgen de pié y con una de sus manos descubre el seno de entre las vestiduras, de cuyo pezón brota un chorrito de leche que cae en la boca de Santo Domingo quien espera la gracia con las manos y la boca entreabiertos en éxtasis espiritual
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Cristóbal de Villalpando La vida de San Francisco de Asís también fue pintada por Villalpando para la ciudad de Guatemala, el contrato o documento de compromiso establece que "habían de hacerse 33 lienzos grandes y 16 chicos con la vida de San Francisco el día 20 de septiembre de l691.
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Cristóbal de Villalpando Después de esta larga y prolífica trayectoria, Villalpando hace una pintura diferente, muy personal, la única en toda su vida artística que no es con motivo religioso y es precisamente La plaza mayor de México pintada en 1695 con un ángulo de oriente a poniente, donde se aprecia la plaza y otros edificios como la Catedral, el Palacio del Virrey, los portales de La Merced y, el Parián, fue la primera de una serie de tres con el mismo tema pero hechas por diferente autor
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Cristóbal de Villalpando Las tres obras mencionadas son de gran belleza, pero la de Villalpando tiene una peculiaridad como siempre; en primer plano pinta el edificio del Parián con sus aceras, comercios, detalles en las fachadas y hasta su patio con todo y fuente, sin embargo para 1695, año en que se realiza la pintura, éste edificio no existía, fue construido 8 años después, pero lo sorprendente es que el edificio real tenía las características que el pintor había plasmado en su obra. Seguramente Villalpando no era vidente, pero si visionario y seguramente conocía bien el proyecto del edificio. Sin embargo surge otra contradicción: en el mismo año, tampoco se había terminado el Palacio del Virrey (ahora Palacio Nacional) pero a diferencia del Parián, éste si fue pintado tal y como se encontraba en ese momento.
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Cristóbal de Villalpando Dejando de lado y para la reflexión "el misterio del Parián"; hacia 1706 se realizan en Zacatecas 6 pinturas sobre La vida de la Virgen, en los datos encontrados se puede rastrear la trayectoria que han seguido estas obras desde la casa del gobernador Francisco García Salinas entre 1786 y 1841, después pasaron a la hacienda de San Pedro Piedragorda y por último llevadas a la Capilla de "Gualupito" cerca de la ciudad de Zacatecas.
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Cristóbal de Villalpando En 1710 quedan fechadas las últimas obras conocidas de Cristóbal de Villalpando y fueron hechas para el colegio jesuita de Tepotzotlan, las cuales se refieren a La vida de San Ignacio de Loyola, La serie consta de 22 pinturas aunque el número original era 28 ya que fueron encargadas para decorar el patio, por tal motivo iban colocadas bajo cada arco, es decir, 5 en cada corredor, más 2 por cada esquina. Las pinturas actualmente han perdido su orden original debido a que han sido desmontadas 2 veces, una para una exposición en Toluca en el siglo XIX y otra en 1910 para ocultarlas y protegerlas
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Cristóbal de Villalpando En 1714 muere Cristóbal de Villalpando "...viudo de María de Mendoza. Vivía en la calle de la Concepción. Recibió los santos óleos y se enterró en San Agustín... no testó según dixo su hixo el Br. Carlos de Villalpando
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Cristóbal de Villalpando El estilo del pintor En el cuerpo se representan todas las sensaciones, y para pintar cuerpos Villalpando tenía nuevamente un estilo muy variado, tal vez tomaba modelos de otros pintores unas veces y otras los inventaba él mismo, lo cierto es que no hay un tipo de cuerpo por el cual se le identifique. Los rostros sin embargo si guardan características muy similares: caras ovaladas de ojos muy grandes un poco abultados y rasgados, tal vez porque la mayor expresión de un rostro se encuentra en los ojos y él sabía sacar el máximo provecho de las expresiones.
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Cristóbal de Villalpando El estilo del pintor Las manos y los pies, pienso que son los elementos más discordantes dentro de las obras de Villalpando, en ocasiones pinta cuerpos femeninos con manos grandes y toscas, o tipos masculinos con manos muy largas y dedos puntiagudos. En cuanto a los pies, generalmente son desproporcionados como en el “Ecce Homo” de La Profesa donde los pies están un poco levantados apoyándose hacia las puntas, los dedos son muy largos se doblan hacia arriba en sus articulaciones además se exaltan tanto los nervios y músculos dando en conjunto una apariencia mas bien de garras que de extremidades humanas.
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Cristóbal de Villalpando El estilo del pintor La pintura religiosa de la época barroca dejaba el desnudo para los angelitos (putti) y necesariamente para Cristo, en el resto de los personajes se hacía gala de hermosas vestimentas. En el siglo XVII “los nuevos tiempos trajeron nuevas formas, los pliegues son cada vez más gallardos y se diferencia mejor la ductilidad de las telas, véase particularmente, en los arcángeles de Villalpando, el gran número y la prolija variedad de pliegues que se apiñan y se separan o se entremezclan con formas insospechadas como si ráfagas ocultas los obligaran a remolinarse… esa libertad de movimiento que caracteriza al barroco, tiene su más alto exponente en Cristóbal de Villalpando quien lleva el estilo a un grado superlativo
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Cristóbal de Villalpando El estilo del pintor
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Juan Correa como profanos nJuan Correa (ciudad de México, 1646 - 1716) pintor novohispano, estuvo activo entre 1676 y 1739; su obra es tanto de temas religiosos como profanos
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nEs más tradicionalista y sobrio que Villalpando
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nEstudios recientes han enriquecido los datos biográficos y le han dado mayor interés a su figura, por cuanto se ha puesto en claro que Correa era Mulato
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nLa obra de Corre es extensa y desigual producción, como en caso de Villapando, se encuentra dispersa y gran parte de ella en poder de particulares
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Patrona de México, la América española y las islas Filipinas. Según la tradición, el 9 de diciembre de 1531 la Virgen se apareció al indio Juan Diego, que se dirigía a la ciudad de México, al pie del cerro Tepeyac. Le encargó que dijera al Obispo de México que era su deseo que se le construyera un templo en aquel lugar. El obispo no creyó el mensaje, así que la Virgen hizo crecer unas rosas que debía entregar el indio como prueba de la verdad de su embajada. Cuando Juan Diego presentó al obispo las rosas que había envuelto en su manta, en el tejido de ésta apareció pintada la imagen de la Virgen, que es la que se venera actualmente en el santuario. El templo que en aquel lugar se erigió fue primero una humilde ermita, ampliándose más tarde hasta llegar a convertirse en una basílica. A su alrededor se fundó la ciudad de Guadalupe-Hidalgo. Primitivamente, la Virgen de Guadalupe se conoció con el nombre de Nuestra Señora de Tepeyac. La visión de Juan Diego: Virgen de Guadalupe de Juan Correa. Ciudad de México, 1667. Óleo sobre lienzo, 300 x 255 cm. Museo Nacional de Escultura, Valladolid.
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Escuela Poblana La ciudad de Puebla se convierte en un centro artístico del virreinato. En la segunda mitad del XVII surge una escuela propia de la ciudad. Artístas provenientes del viejo mundo Pedro García Ferrer: artífice que poseía conocimientos en varias disciplinas artísticas y que muestra deudor del claroscuro valenciano de Francisco Ribalta. Nació en Alcorista (Aragón) Llega a la Nueva España con el Obispo Juan de Palafox y Mendoza, su obra principal es participar en el altar de los Reyes de la Catedral de Puebla, y el lienzo de la Concepción del mismo retablo, considerado como el introductor de la pintura tenebrista
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Diego Borgraf El segundo es el pintor flamenco Diego de Borgraf Poseedor de un dibujo seco pero correcto y cuya producción es variable, pero de inobjetable calidad. La visión de Santa Teresa (1677) San Ildefonso y Santa Leocadia Cristo atado a la columna San Antonio de Padua
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Juan Tinoco Pintor mexicano. Su abundante obra de tema religioso se caracteriza por el dominio del dibujo y la composición, así como por la sobriedad y firmeza de colorido. Destacan Batalla bíblica (catedral de Puebla), Santa Rosalía (iglesia de San Agustín, Puebla), El patrocinio de Nuestra Señora (iglesia de San Agustín) y un Apostolado (Academia de Puebla).
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San Pedro y Santiago el Menor
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Fray Diego Becerra Franciscano nacido en Puebla; se sabe que ejecutó varias obras para la casa franciscana de la ciudad de México y para diversos templos de la ciudad de Puebla. Sus principales obras se encuentran en la Iglesia de San Agustín de la Ciudad de Morelia que hizo en 1682 para la sacristía de dicha Iglesia
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Antonio de Santander Poseedor de un dibujo excesivamente duro y meticuloso y para su época de una rica paleta. Probable que Rodrigo de la Piedra con cuya hija se caso, haya sido su maestro, sus hijo Antonio y José también fueron pintores Su obra mas importante fue la capilla de la soledad en la catedral de Puebla
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Descendimiento de la cruz
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Lorenzo de la Piedra La Virgen del Rosario con santo Domingo y santa Rosa,
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Lorenzo de la Piedra, Virgen de Guadalupe, óleo sobre tela, firma en el ángulo inferior derecho, Santuario del Desierto, San Luis Potosí
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Familia Lagarto LUIS LAGARTO (¿Sevilla? 1556 - Ciudad de México 1624) Luis Lagarto es considerado uno de los mejores iluminadores, tal vez el más relevante, del ámbito hispánico a finales del siglo XVI y principios del XVII. Desafortunadamente, las escasas noticias sobre su vida, no permiten un acercamiento concreto a su obra, si bien, su obra conservada permite una aproximación. Se presume que nació hacia 1556. Se carece de documentación fidedigna acerca del lugar de su nacimiento pero gracias al trabajo historiográfico de Guillermo Tovar de Teresa, actualmente podríamos establecer que nació en Sevilla, hijo de Juan Lagarto de Castro, maestro de leer, escribir y contar de la ciudad de Granada y que su formación artística la siguió en Granada, España con Lázaro de Velasco. Los Lagarto tienen un posible origen portugués, pero se asentaron en Sevilla, su patriarca fue el iluminador Luis Lagarto, quien se casó con Ana de Paz y tuvo 7 hijos Aunque se ignora la fecha exacta de su llegada a Nueva España, es muy probable que fuese en 1585, ya que se tiene noticia de que en ese año fue nombrado maestro de primeras letras en el Colegio de San Juan de Letrán de la capital y tuvo a su hijo primogénito.
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Familia Lagarto LUIS LAGARTO n(¿Sevilla? 1556 - Ciudad de México 1624) nHacia 1600 se encuentra en Puebla, contratando las capitulares del coro de la catedral. Dado que se desconoce la actividad de Lagarto entre 1594 y 1600, no es posible precisar si vivió en Puebla antes de 1600, pero lo cierto es que desde esta fecha y hasta 1611 trabajó en la iluminación de las capitulares de los más de cien libros de coro de la catedral poblana. Se cree que para este trabajo recibió ayuda de tres de sus hijos que tuvieron la misma formación que su padre. nHacia 1612, Lagarto se encuentra nuevamente en la ciudad de México. Las noticias sobre la vida de Lagarto entre 1612 y 1624 año de su muerte, son prácticamente inexistentes. nSe considera que el estilo de Lagarto fue una gran aportación al arte novohispano por la fantasía de sus diseños, imaginarios y de ensueño, algo que hasta el momento no se había visto en el Nuevo Mundo.
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Su obra es considerada muy italiana, aunque él se formó en Granada con el maestro Lázaro de Velasco, considerado el mejor iluminador de Granada. Vivió en Puebla de los Angeles entre 1600 y 1611. La mayor parte de sus obras están firmadas y fechadas, sin embargo no se sabe si se quedó a vivir en Puebla o México, o si murió allí, ya que para 1612 se pierde todo rastro documental acerca de él. La mejor biografía y recopilación de su obra fue compilada por Guillermo Tovar.
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Familia Lagarto los pintores de la familia Lagarto dedicados a ejecutar miniaturas para laminarios de libros de Coro, ellos procedían de Puebla. Esto establece un nexo entre oriundos de esa ciudad y Guatemala, no sólo en el orden material, sino que también en el espiritual, ya que se da relación por la devoción a la Virgen del Rosario, trascendiendo la iconografía de esta advocación Mariana existente en el templo de Santo Domingo de Guatemala hacia Puebla, y estableciendo además una conexión entre grupos hegemónicos de Guatemala que posiblemente se emparentaron con algunos de la ciudad de los Ángeles de Puebla y se quedaron a vivir allá.
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Sus descendientes fueron Luis Lagarto de la Vega quien nació en 1586, Andrés Lagarto de la Vega, Francisco Lagarto y Antonio Lagarto, todos dedicados al oficio de iluminador.
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En la ciudad de Puebla floreció una importante producción pictórica, de la cual debe destacarse en primer lugar a la familia de miniaturistas que lleva el nombre de Lagarto y que se compone de varios artistas: Luis, Andrés y Luis de la Vega Lagarto. Sus obras son exquisitas, con gran perfección de dibujo y ejecutadas con verdadera maestría.
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nLa madrugada del 15 diciembre de 1989 los poblanos dormían a pierna suelta mientras un comando saqueaba la catedral. Un grupo de hombres bien adiestrados trepó por una pared del edificio colonial, rompió un vitral del siglo XIX y descendió con cuidado por la parte interna del muro. nDespués, con ayuda de un gato hidráulico, los hombres levantaron una reja y se deslizaron hacia la nave mayor para apoderarse de dos valiosas figuras de marfil y mutilaron tres antiguos libros de coro para llevarse varias capitulares pintadas por Luis Lagarto en el siglo XVII.
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