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Daba testimonio de la Luz Lectio divina Domingo III Adviento Ciclo B.

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Presentación del tema: "Daba testimonio de la Luz Lectio divina Domingo III Adviento Ciclo B."— Transcripción de la presentación:

1 Daba testimonio de la Luz Lectio divina Domingo III Adviento Ciclo B.
17 Diciembre Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Deep Praying Instrumental. P Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

2 Oración inicial Tú eres la Luz, Señor,
el que nos sacas de nuestras oscuridades del error y del pecado, porque eres la Verdad, Tú eres nuestra salvación. Ayúdanos a ver la oscuridad y el pecado en nuestra vida, lo que nos aleja de ti, lo que nos impide vivir tu Vida. Danos un corazón abierto y haznos experimentar la alegría y la paz que vienen de Ti, y que seamos luz para nuestro mundo.

3 TEXTO BÍBLICO Jn Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. Y éste es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: « ¿Tú quién eres?». Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías». Le preguntaron: « ¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». « ¿Eres tú el Profeta?». Respondió: «No». Y le dijeron: « ¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».

4 Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías». Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia». Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

5 lectura ¿Qué dice el Texto?

6 Hay un sobrenombre para este tercer domingo de Adviento: “gaudete”, el domingo del “alegraos”.
Hace una semana recordábamos que el Adviento nos debe conducir a un cambio en nuestra vida cristiana, a un allanar los caminos abajando las altiveces, enderezando los entuertos, desmantelando las trampas, desarmando los conflictos... para que el Señor vuelva a entrar de lleno en nuestro quehacer cotidiano.

7 … la liturgia de este domingo nos viene a recordar que la alegría cristiana se llama también esperanza, porque la esperanza cristiana genera alegría. Isaías, entreviendo el día de la llegada del Mesías exclamaba: “desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios”.

8 El profeta añadirá una hermosa comparación para comprender su dicha: “como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos”.

9 Este es el anuncio de verdadera alegría: nuestra tierra no es maldita, nuestros jardines no son marchitos, porque algo va a suceder que llenará de luz, verdad e inocencia... lo que la terca realidad tantas veces se empeña en oscurecer y acorralar.

10 Esa buena noticia era aquel que todos esperaban, y que el Bautista anunció como Luz.
Vuelve a salir el tema del Adviento como preparación real para una venida real de Jesucristo a nuestras vidas. Porque sólo quien toma conciencia de sus oscuridades, puede de verdad esperar a alguien que le traiga la luz.

11 La alegría de saber que un mundo nuevo empieza cada vez que hacemos hueco en nosotros y entre nosotros, al Reino de Dios que Jesús nos trajo. Esta es la buena noticia: vendar los corazones desgarrados, rehabilitar a los cautivos y libertar a los prisioneros (sean cuales sean los desgarrones, las cautividades y las prisiones).

12 Dios viene. El año de gracia es proclamado.
Se nos invita a brindar sin chinchines de burbujas efímeras, sino con la alegría honda y duradera, la que nace de la esperanza del don de una Persona que es nuestra Buena Noticia.

13 ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?

14 Desde ya hace dos semanas el Tiempo de Adviento nos invita a la vigilancia espiritual para preparar el camino al Señor que viene. En este tercer domingo la liturgia nos propone otra actitud interior con la cual vivir esta espera del Señor, es decir, la alegría.

15 ¡Ya no es necesario buscar en otro sitio!
La que viene de la cercanía de Dios, de su presencia en nuestra vida. Desde que Jesús entró en la historia, con su nacimiento en Belén, la humanidad recibió un brote del reino de Dios, como un terreno que recibe la semilla, promesa de la cosecha futura. ¡Ya no es necesario buscar en otro sitio! ¿…cuál es la alegría que el cristiano está llamado a vivir y testimoniar?

16 Alegría que ya es real y posible de experimentar ahora, porque Jesús mismo es nuestra alegría, y con Jesús la alegría está en casa... Él está vivo, es el Resucitado, y actúa en nosotros y entre nosotros, especialmente con la Palabra y los Sacramentos.

17 Estamos llamados a acoger siempre de nuevo la presencia de Dios en medio de nosotros y ayudar a los demás a descubrirla, o a redescubrirla si la olvidaron. Se trata de una misión hermosa, semejante a la de Juan el Bautista: orientar a la gente a Cristo porque Él es la meta a quien tiende el corazón del hombre cuando busca la alegría y la felicidad.

18 San Pablo, en la liturgia de hoy, indica las condiciones para ser «misioneros de la alegría»: rezar con perseverancia, dar siempre gracias a Dios, cooperando con su Espíritu, buscar el bien y evitar el mal. Si éste es nuestro estilo de vida, entonces la Buena Noticia podrá entrar en muchas casas y ayudar a las personas y a las familias a redescubrir que en Jesús está la salvación.

19 Y esta es la paz que Dios dona a sus hijos.
El cristiano es una persona que tiene el corazón lleno de paz porque sabe centrar su alegría en el Señor incluso cuando atraviesa momentos difíciles de la vida. Tener fe no significa no tener momentos difíciles sino tener la fuerza de afrontarlos sabiendo que no estamos solos. Y esta es la paz que Dios dona a sus hijos.

20 ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?

21 tu enviado, Juan el Bautista, no tuvo reparos en decir una y otra vez,
Señor Jesús, tu enviado, Juan el Bautista, no tuvo reparos en decir una y otra vez, que él no era el Cristo, sino que venía a disponer y preparar tu venida, porque eras Tú la luz del mundo el que das el sentido pleno y verdadero a la vida.

22 te dio a conocer tanto de palabras como con su vida,
Él dio testimonio de ti, te dio a conocer tanto de palabras como con su vida, para que fueran a ti para encontrar en ti, vida plena.

23 Señor, ayúdanos en esta Navidad, que también nosotros
como Juan Bautista, podamos dar testimonio de ti en nuestras familias, entre nuestros amigos, en nuestras comunidades, para que seas Tú el que actúes en nosotros y así nos atraigas a ti con lazos de amor y misericordia.

24 Regálanos Señor la gracia de ser instrumentos tuyos
para que otros te busquen y así seas Tú para nosotros, vida y salvación. Que así sea.

25 ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?

26 «El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres... a proclamar un año de gracia del Señor». ¿Cómo resuenan en tu interior y actualizas en tu vida estás palabras de Isaías?

27 ¿Conoces en verdad a Jesús? ¿Es Él el centro de tu vida?
El cristiano como Juan tiene que dar a conocer a Jesús, pero para eso hay que conocerlo en verdad. ¿Conoces en verdad a Jesús? ¿Es Él el centro de tu vida? ¿Eres testigo fiel capaz de dar tu vida, tu fama, tu status, tu comodidad… por la justicia, la paz… en beneficio de otros?

28 Juan exhortaba a buscar al Señor, ¿tu vida, tus actitudes, tu entrega y servicio a los demás ayuda a otros a buscar al Señor?

29 Tu vivencia de la alegría y la esperanza, tu compromiso cristiano estimula a otros a conocer a Jesús?

30 ¿Qué puedes responder tú?
¿Qué te gustaría responder? Piensa que a ti te preguntan como a Juan «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». El contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”».

31 acción ¿A qué me comprometo?

32 ¿Porque no aprovechas para iniciar un estudio más sistemático para poder dar razón de tu fe?
A Juan le preguntan si es él el Mesías, el enviado… Tú que podrías decir de Jesús, desde tu experiencia de vida. Te invito a profundizar y conocer a Jesús.

33 Como Juan tu misión es anunciar y preparar la venida del Señor.
¿Qué cosas concretas te propones para que así sea?

34 Déjate guiar y transformar por Él.
Examina tu vida de oración, cómo la llevas, constancia, relación con el Señor…? Déjate guiar y transformar por Él.

35 Ayuda y anima a las personas con las que entras en contacto para que lleguen a un mayor conocimiento y experiencia del Señor.

36 El Adviento es desierto, austeridad, conversión…
Renuncia a comodidades, cosas y gastos superfluos en beneficio de los que carecen y como preparación a la venida de Jesús. El Adviento es desierto, austeridad, conversión…

37 En nuestra vida hay zonas oscuras que están necesitadas de la Luz.
Localízalas en tu vida y procura que alguna/as queden a la luz.

38 Sé testigo de esperanza y alegría en medio de las personas y problemas que te rodean.
FIN


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