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Domingo XXXIII Tiempo Ordinario TALENTOS

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Presentación del tema: "Domingo XXXIII Tiempo Ordinario TALENTOS"— Transcripción de la presentación:

1 Domingo XXXIII Tiempo Ordinario TALENTOS
Coment. Evangelio Domingo XXXIII T. Ordinario A Noviembre Francisco Cerro Chaves. Obispo de Coria-Cáceres Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: Celtic 1long version ind Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual

2 TEXTO BÍBLICO Mt «Es como un hombre que, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.

3 Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».

4 Jesús es siempre desconcertante en su bondad y apasionado en su amor a cada uno de nosotros.

5 Esta parábola de los talentos si no la situamos en el sentido de lo que nos quiere transmitir el Señor nos podemos perder y conducirnos a presentar un Dios más caprichoso que otra cosa.

6 Nos puede llevar a rechazar a un Dios inconcebible con nuestros parámetros.

7 ¿Cuál es la moraleja de esta parábola?

8 Lo primero es la confianza que deposita en cada uno de nosotros, que siempre nos confía sus cosas más queridas: la vida, la Iglesia, la salvación, María su Madre, la santidad…

9 Los dos primeros fructifican lo que tienen.
Jesús exige porque da. Los dos primeros fructifican lo que tienen.

10 El último el que esconde el talento, aparentemente el más honrado y honesto que no quiere negociar es el que recibe las palabras más duras de Jesús y nos pueden parecer desproporcionadas.

11 ¿Dónde estuvo el error del último?
En que no arriesgó nada.

12 No se lanzó por los senderos de la confianza ilimitada del que sabe de quién se ha fiado. El miedo ha paralizado su corazón.

13 No arriesga nada porque no confía nada.
Está en la lógica del mundo de la mundanidad, pero no en la lógica de Dios.

14 Lo que al Señor le duele es que no es capaz de tener un corazón que se arriesgue, que se lance confiando y se instala en su miedo a fructificar.

15 A los que arriesgan los llama el Señor siervos fieles y cumplidores, al último malvado y holgazán.

16 ¿Cuál había sido la metedura de pata?

17 Sencillamente que el miedo había paralizado su corazón
Sencillamente que el miedo había paralizado su corazón. No arriesgó nada. Escondió el talento.

18 Su perdición fue que no quiso arriesgar nada y su corazón se paralizó.

19 El Señor siempre nos exige el arriesgar, el abandono, el tirarnos de cabeza. No hacerlo es nuestra perdición.

20 Ser cristiano, está claro, que no es ser un imprudente, en locuras que tarde o temprano pagamos y que podemos ser engañados,

21 pero aquí en la parábola de los talentos el que se presenta como honrado y más cuerdo, en el fondo, es el que no es capaz de hacer por Dios nada que lleve consigo el riesgo de equivocarse. FIN


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