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con uno de los más pequeños...
Lo que hicisteis Lectio divina Domingo XXXIV T. O Ciclo A. 26 Noviembre Secretariado Catequesis de Cádiz y Ceuta Música: El amor algo maravilloso Elaboración: Manuel López/Eloísa Díaz-Jara Montaje: Eloísa Díaz-Jara Avance Manual
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Oración inicial “Venid vosotros, benditos de mi Padre;
heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. Danos Señor la gracia de adherirnos a ti, viviendo con tus sentimientos, con tus actitudes y con tu disposición. Amando como Tú, sintiendo como Tú, dando la vida como Tú.
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TEXTO BÍBLICO MT «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
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Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”. Entonces también estos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”. Él les replicará: “En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
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lectura ¿Qué dice el Texto?
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Al término del año cristiano se nos presenta una solemnidad de Jesús que enmarca el sentido de este domingo último: Cristo Rey del Universo. Herodes, al comienzo de la vida del Señor, y Pilato al final, cada uno desde sus intereses, tuvieron miedo de este Jesús Rey.
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…Ni Pilato ni Herodes entendieron la realeza de Jesús, y por eso la persiguieron cada uno a su modo. Su realeza, se ha ido presentando y desgranando como un auténtico servicio: reinar para servir.
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Es la imagen del Buen Pastor que Jesús hará suya después
Es la imagen del Buen Pastor que Jesús hará suya después. ¿Cómo temer el juicio de quien tanto nos amó? El juicio final del que nos habla este Evangelio, en el cual estarán presentes todas las naciones ante el trono de la gloria del Hijo del Hombre, será precisamente el juicio de quien tanto ha amado a sus ovejas, como admirablemente dibuja Ezequiel (Ez 34,11-16).
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Pero este juicio misericordioso no sólo tendrá lugar solemnemente al final de los tiempos. Porque la vida nueva consiste en encontrar, y reconocer, y amar al Hijo de Dios para permanecer así en la luz y en la verdad. Esto es lo que nos dice la parábola de este Evangelio desde la estrecha vinculación que el rey-pastor Jesús hace de su persona con cada uno de los hombres, especialmente los más desfavorecidos.
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Por eso hemos de repetir otra vez que debemos vigilar sobre nuestra fe y nuestra vida cristiana, pero no al modo pagano: “por si acaso viene Dios y nos pilla”… Dios no es ese inevitable intruso en nuestra vida, del que se puede prescindir y al que se trata de esquinar.
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El juicio final está continuamente anticipado en lo cotidiano de nuestra vida. El cristianismo no puede zanjarse en un curso intensivo, habiendo vivido descristianamente el resto de la vida.
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De la misma manera que cuanto decimos y hacemos por Jesús, tiene una verificación también cotidiana en el amor al prójimo: “os aseguro que cuanto hicisteis con uno de esos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”
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¿Qué me dice el Señor en el Texto?
Meditación ¿Qué me dice el Señor en el Texto?
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La liturgia de hoy nos invita a fijar la mirada en Jesús como Rey del Universo. La hermosa oración del Prefacio nos recuerda que su reino es «reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz». Las lecturas (de este domingo) nos muestran cómo realizó Jesús su reino; cómo lo realiza en el devenir de la historia; y qué nos pide a nosotros.
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Todo el pasaje está entrelazado por verbos que indican la premura y el amor del pastor hacia su rebaño: buscar, cuidar, reunir a los dispersos, conducir al apacentamiento, hacer descansar, buscar a la oveja perdida, recoger a la descarriada, vendar a la herida, fortalecer a la enferma, atender, apacentar. Cómo realizó Jesús su reino: lo hizo con la cercanía y la ternura hacia nosotros. Él es el pastor, de quien habló el profeta Ezequiel.
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Todos estas actitudes se hicieron realidad en Jesucristo: Él es verdaderamente el «gran pastor de las ovejas y guardián de nuestras almas»
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¿Cómo lleva adelante Jesús su reino
¿Cómo lleva adelante Jesús su reino? El apóstol Pablo, en la Primera Carta a los Corintios, dice: «Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies». …Jesús no es un rey al estilo de este mundo: para Él reinar no es mandar, sino obedecer al Padre, entregarse a Él, para que se realice su designio de amor y de salvación.
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El Evangelio nos dice qué nos pide el reino de Jesús a nosotros: nos recuerda que la cercanía y la ternura son la norma de vida también para nosotros, y a partir de esto seremos juzgados. Este será el protocolo de nuestro juicio. Es la gran parábola del juicio final de Mateo 25.
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Quien las realiza demuestra haber acogido la realeza de Jesús, porque hizo espacio en su corazón a la caridad de Dios. La salvación no comienza con la confesión de la realeza de Cristo, sino con la imitación de sus obras de misericordia a través de las cuales Él realizó el reino.
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¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
oración ¿Qué respondo al Señor que me habla en el Texto?
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El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
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Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
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Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.
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Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
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¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
contemplación ¿Cómo reflejo en mi vida lo que me dice Dios en el Texto?
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Contempla que Jesús te dice:
Los justos contestarán: ¿cuándo hemos hecho todo esto? Y Él responderá: «En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis» Contempla que Jesús te dice: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme».
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Mira tu vida y reconoce cómo vives tu vida de fe, cómo asumes el mensaje de Jesús y si te puedes llamar verdadero discípulo.
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¿El llamarte cristiano te compromete con los más necesitados?
¿Eres sensible y solidario a las necesidades de los que tienes cerca y necesitan ayuda? ¿Te acercas a los que pasan necesidad y haces algo por paliar sus problemas? ¿Te esfuerzas por ser presencia de Dios entre las personas a las que prestas ayuda, las acompañas, las comprendes…?
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Nada nos acerca más a él que aprender a mirar detenidamente el rostro de los que sufren con compasión En ningún lugar podremos reconocer con más verdad el rostro de Jesús. En cada persona que sufre Jesús sale a nuestro encuentro, nos mira, nos interroga y nos suplica.
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El Señor premiará a cada uno según el bien que haya hecho
El Señor premiará a cada uno según el bien que haya hecho. Si hoy fuera el día de tu encuentro con Él, ¿estarías entre los que amaron, se preocuparon, ayudaron… a los necesitados, o entre los indiferentes y que pasaron de largo ante los problemas y necesidades de los demás?
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acción ¿A qué me comprometo?
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“Conmigo lo hicisteis…”,”Señor, ¿Cuándo te vimos…
“Conmigo lo hicisteis…”,”Señor, ¿Cuándo te vimos…? Ejercítate en reconocer la presencia de Dios en los hermanos, sobre todo en los más débiles, los más pobres, en el que te molesta, te incordia…?
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Ten gestos de solidaridad y amor concretos para los que sufren y pasan necesidad y para tu comunidad de fe, tu grupo, tu familia…
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Comprométete a mantener una actitud permanente para atender al Señor en estos hermanos más necesitados, como dice el Señor: “Tuve hambre, tuve sed, era emigrante, estuve desnudo, estuve enfermo y estuve en prisión...”
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Localiza quienes necesitan cerca de ti ayuda, ¿qué necesitan, en qué les puedes ayudar…? y disponte a ayudarlos.
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A partir de hoy proponte vivir tu vida fe de forma más comprometida y ser testigo con tu vida del Amor de Dios.
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Llénate de Dios para realizar todas estas acciones, pues si te falta la fe, puedes convertirte en una ONG más, sin Jesús, que da el sentido pleno a la vida. FIN
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