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Quinto mandamiento del Decálogo (3)

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Presentación del tema: "Quinto mandamiento del Decálogo (3)"— Transcripción de la presentación:

1 Quinto mandamiento del Decálogo (3)
EL RESPETO A LA VIDA Quinto mandamiento del Decálogo (3)

2 Respeto de la dignidad de las personas
respeto a la propia alma al alma del prójimo: escándalo respeto a la salud respeto a la persona en la investigación científica trasplante de órganos libertad física e integridad corporal respeto a los muertos

3 Respeto de la dignidad de las personas
respeto a la propia alma honrar la presencia de Dios en nuestra alma en gracia evitar cualquier pecado crecer en la vida de la gracia y en el amor de Dios identificarnos con Cristo mediante la oración y los sacramentos

4 Respeto de la dignidad de las personas
el que escandaliza se convierte en tentador de su prójimo actitud o comporta-miento que induce a otro a hacer el mal al alma del prójimo: escándalo Catecismo, Más le vale que le cuelguen al cuello una piedra de molino y que le echen al mar (Mt 18, 6) Grave, si induce a pecado grave Importancia de hacer Apostolado

5 Respeto de la dignidad de las personas
El cuerpo es templo del Espíritu Santo, y la salud es medio para servir a Dios y a los hombres. respeto a la salud Catecismo, Excesos en comida, alcohol, tabaco y medicinas. El uso, producción clandestina y tráfico de drogas es falta grave. Prudencia en conducción de vehículos.

6 Respeto de la dignidad de las personas
Las investigaciones o experimentos en el ser humano no pueden legitimar actos que en sí mismos son contrarios a la dignidad de las personas y a la ley moral. respeto a la persona en la investigación científica Catecismo Ningún ser humano debe ser tratado sólo como medio para el progreso de la ciencia.

7 Respeto de la dignidad de las personas
Los daños y riesgos físicos y psíquicos que padece el donante han de ser proporcionados al bien del destinatario. La donación después de la muerte es un acto noble y meritorio. Se requiere que sea libre y gratuita y respete la justicia y la caridad. Catecismo, 2296 No se puede admitir la mutilación que deja inválido, o provocar directamente la muerte. trasplante de órganos

8 Respeto de la dignidad de las personas
El secuestro y la toma de rehenes son moralmente ilícitos: suponen tratar a las personas como medios. La esterilización directamente voluntaria, fuera de casos de orden estrictamente terapéu-tico es contraria a la ley moral Terrorismo y tortura también son gravemente contrarios a la justicia y la caridad. libertad física e integridad corporal Catecismo,

9 Respeto de la dignidad de las personas
«Los cuerpos de los difuntos deben ser tratados con respeto y caridad en la fe y la esperanza de la resurrección. Enterrar a los muertos es una obra de misericordia». La Iglesia recomienda que se conserve la costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos (Códico de D° Canónico, 1176). Permite la incineración si no se cuestiona la fe en la resurrección del cuerpo. Catecismo respeto a los muertos

10 La defensa de la paz «Bienaventurados los pacíficos (los que promueven la paz) porque ellos serán llamados hijos de Dios» (Mt 5, 8). Característica del espíritu de filiación divina es ser sembradores de paz y de alegría.

11 La defensa de la paz «La paz no puede alcanzarse en la tierra sin:
la salvaguardia de los bienes de las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, el respeto de la dignidad de las personas y de los pueblos, la práctica asidua de la fraternidad (...). Es obra de la justicia y efecto de la caridad» (Catecismo, 2304).

12 La defensa de la paz Existe una legítima defensa mediante la fuerza militar. Pero la gravedad de semejante decisión somete a ésta a rigurosas condiciones de legitimidad moral. La apreciación de estas condiciones de legitimidad moral pertenece al juicio prudente de quienes están a cargo del bien común (Catecismo, 2309).

13 La defensa de la paz «Las injusticias, las desigualdades excesivas de orden económico o social, la envidia, la desconfianza y el orgullo, que existen entre los hombres y las naciones, amenazan sin cesar la paz y causan las guerras. Todo lo que se hace para superar estos desórdenes contribuye a edificar la paz y evitar la guerra» (Catecismo, 2317).

14 La defensa de la paz «Ama a tu patria: el patriotismo es una virtud cristiana. Pero si el patriotismo se convierte en un nacionalismo que lleva a mirar con despego, con desprecio –sin caridad cristiana ni justicia– a otros pueblos, a otras naciones, es un pecado» (San Josemaría Escrivá, Surco, 315).


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