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Publicada porÁngeles Caballero Salazar Modificado hace 6 años
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Ascensión del Señor San Mateo 28,16-20. En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de el; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo".
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Ascensión del Señor El Señor, extendiendo los brazos como alas, cubrió así como una águila el nido que cuidaba tiernamente (Dt 32,11) y dijo a sus pequeños: "Os he protegido con mi sombra contra todos los peligros (Sal.90,1): así como yo os he amado, amadme. Yo no me separo de vosotros: Si estoy con vosotros, ¿quién estará contra vosotros? "(cf Mt 28,20; Rm 8,31)… También por amor a vosotros subo a los cielos, con el fin de disponer el lugar donde debo estar con vosotros: porque "en la casa de mi Padre hay muchas moradas" (Jn 14,2)… Voy pues a preparar una morada para vosotros y llevaros allí, y 'Yo no me separo de vosotros: estoy con vosotros, y ¿quién estará contra vosotros?' "
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Jesús es verdaderamente el Emanuel, “Dios con nosotros”,
Ascensión del Señor Así este Evangelio según San Mateo termina como comenzó. Al principio se nos anunció el nombre de Emanuel. Jesús es verdaderamente el Emanuel, “Dios con nosotros”, en todos los tiempos y en todas las circunstancias, el resucitado sigue presente entre nosotros. Es su voluntad que todos se salven. Todos deben llegar a ser sus discípulos. El encargo de Jesús resume las dos fases de la iniciación cristiana, tal como se vivía en la Comunidad de Mateo. La primera era la enseñanza. Su contenido eran las palabras de Jesús, que el evangelista ha recogido y ordenado en cinco grandes discursos: el auténtico discípulo debe aprender a ponerlas en práctica. Con esto demuestra que ama al Señor. La segunda fase era el Bautismo, que sellaba la íntima vinculación del discípulo con el Padre como su hijo adoptivo, con el Hijo como su hermano menor, y con el Espíritu Santo como su templo y parte de la Comunidad animada por este Espíritu. Con cariño, Bettty
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