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Inicios del autocontrol
El autocontrol en la esfera moral implica inhibir un impulso para participar en una conducta que viola una norma moral. Algunas veces se le llama resistencia a la tentación. Para comportarse de forma autocontrolada, los niños deben tener algo de habilidad para pensar sobre ellos mismos como seres separados, autónomos, que pueden dirigir sus propias acciones. Y también deben tener la capacidad figurativa y la de memoria para interiorizar la orden de un cuidador y aplicarla a su propia conducta. El comienzo del autocontrol aparece en forma de conformidad. Entre los 12 y 18 meses, los niños empiezan a mostrar una consciencia clara de los deseos y expectativas del cuidador y pueden obedecer voluntariamente peticiones y mandatos simples. Una manera en que los niños pequeños hacen valer su sentido de autonomía emergente es resistiéndose a las órdenes de los adultos. Pero entre aquellos que experimentan un cuidado cálido y sensible y unas expectativas razonables de la conducta madura, la oposición es menos común que la conformidad impaciente y de buena voluntad en la que el niño parece abarcar la agenda de los padres. Según Vygostki, los niños no guían su propia conducta hasta que incorporan las normas de los adultos en su propio discurso y lo utilizan para darse instrucciones así mismos.
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