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Publicada porElvira Camacho Montoya Modificado hace 7 años
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Caminamos con Cristo hacia la transfiguración feliz de nuestras vidas.
Transfiguración del Señor Lucas 9, 28b-36 II domingo de Cuaresma
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Jesús nos invita al Tabor, a una experiencia gozosa de Dios.
28 Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Santiago y subió al monte para orar. 29 Mientras oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente. Monte Tabor Jesús nos invita al Tabor, a una experiencia gozosa de Dios. A subir con él a la montaña, a contemplar, sin dormirnos, la manifestación del Padre. La montaña significa elevación, retiro, silencio, oración, paz, esfuerzo, tensión y sacrificio en el ascenso, lucha contra la comodidad, superación Siempre más.
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30 En esto aparecieron conversando con él dos hombres
30 En esto aparecieron conversando con él dos hombres. Eran Moisés y Elías, 31 que, resplandecientes de gloria, hablaban del éxodo que Jesús había de consumar en Jerusalén. “Éxodo” es una palabra cargada de sentido: es el inicio de una salida y de un camino que conduce a la Pascua, un camino hacia la liberación y la libertad, es alcanzar la Tierra Prometida. Para Jesús es su pasión, muerte, resurrección, su paso definitivo a los brazos del Padre. Para nosotros es la esperanza, la certeza, de que la muerte ha sido vencida por la resurrección, por la Vida.
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32 Pedro y sus compañeros, aunque estaban cargados de sueño, se mantuvieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos que estaban con él. Al comenzar el camino de la cruz Jesús nos muestra lo que nos espera: su gloria y la nuestra. La cruz y la muerte no tienen la última palabra, sino la glorificación, la vida plena. Podemos recordar las veces que “hemos visto su Gloria” en nuestra vida. Las experiencias luminosas más profundas de Él y con Él. Revivirlas, gozarlas, agradecerlas...
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33 Cuando éstos se retiraban, Pedro dijo a Jesús: –Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Vamos a hacer tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pedro no sabía lo que decía. La visión termina pronto y deja a los discípulos frente a la realidad cotidiana. Las experiencias espirituales no son para separarnos de la realidad sino para darnos luz y fuerza para afrontar en toda su profundidad, el mensaje, el camino y la causa de Jesús.
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34 Mientras estaba hablando, vino una nube y los cubrió; y se asustaron al entrar en la nube. 35 de la nube salió una voz que decía: –Este es mi Hijo elegido; escuchadlo. Dios nos ha dejado su Voz, su Palabra. Jesús es toda su Palabra, por Jesús sabemos cómo es Dios. Jesús es la plenitud de todo lo que Dios nos quiere decir. ¿Qué hago para conocer mejor y hacer vida el mensaje de Jesús?. ¿Escucho su voz en cada persona y en los acontecimientos de cada día?
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36 Mientras sonaba la voz, Jesús se quedó solo
36 Mientras sonaba la voz, Jesús se quedó solo. Ellos guardaron silencio y no contaron a nadie por entonces nada de lo que habían visto. La Ley y los Profetas han desaparecido, sólo resuena con fuerza la Voz, la Palabra y la Persona de Jesús. Nos sigue hablando para que no perdamos de vista la meta ni su presencia en el camino de búsqueda de Dios y de su Reino.
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El Señor es mi Luz Amén (Salmo 26) Eres mi luz y mi alegría,
eres mi verdad y mi estrella. Eres la defensa de mi vida, eres mi victoria en mis dudas y mis temores. Tu rostro buscaré de día, mi alma de noche te anhela; tu rostro, en él toda gloria, fuente de toda belleza. No me escondas tu rostro, no se apaguen las estrellas. Espero gozar de tu dicha. Espero contemplar tu rostro, transfigurada en tu imagen, en el país de la Vida. Amén
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