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Lectio divina del Salmo dominical

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Presentación del tema: "Lectio divina del Salmo dominical"— Transcripción de la presentación:

1 Lectio divina del Salmo dominical
Domingo I de Adviento Is 2,1-5: El Señor reúne a todos los pueblos en la paz eterna del Reino de Dios. Sal 121, : Vamos alegres a la casa del Señor. Rm 13,11-14: Nuestra salvación está más cerca. Mt 24,37-44: Estad en vela para estar preparados.

2 Vamos alegres a la casa del Señor.

3 ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»
¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.

4 Vamos alegres a la casa del Señor.

5 Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David.

6 Vamos alegres a la casa del Señor.

7 Desead la paz a Jerusalén: «Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios.»

8 Vamos alegres a la casa del Señor.

9 Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo
Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo.» Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.

10 Vamos alegres a la casa del Señor.

11 Si quieres escuchar el original hebreo, pincha aquí
Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… Salmo 121 (122) 1¡Qué alegría cuando me dijeron: "Vamos a la casa del Señor"! 2Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.  3Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. 4Allá suben las tribus, las tribus del Señor,  según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor; 5en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David.  6Desead la paz a Jerusalén: "Vivan seguros los que te aman, 7haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios".  8Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: "La paz contigo". 9Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien. Si quieres escuchar el original hebreo, pincha aquí

12 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.

13 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Nuestro salmo se encuentra en la segunda parte del salterio, dedicado a las alabanzas a Dios, formada por los libros: 4º: salmos y 5º: salmos Salmo 121 (122): La ciudad santa de Jerusalén. El salmo 121 forma parte –dentro del quinto libro- del grupo de salmos denominados “De las subidas o de Peregrinaje” (salmos ) porque los judíos rezaban estos salmos cuando subían a Jerusalén para las fiestas.

14 Lectio ¿Qué dice el texto?
El salmo 121 es un canto de alegría y admiración dirigido a Jerusalén por un peregrino que llega a la ciudad santa. La composición se divide en tres partes: -vv. 1-2: se anuncia la peregrinación a Jerusalén en su inicio y su llegada, que el peregrino ya intuye y saborea. -v. 3-5: el salmista dirige su canta de alabanza a Sión por su belleza, su edificación compacta y sus tribunales de justicia. -v.6-9: se desea la paz a Jerusalén y a cuantos la aman. Todo el salmo juega con la sonoridad de la palabra “paz” (en hebreo “shalom”) ya que Jerusalen (que en hebreo se pronuncia “Ierushalaim”) significa “visión de paz” según la traducción de san Jerónimo aunque esta no sea exacta. La paz entonces se convierte en deseo, objeto de oración y tarea. En el Evangelio, Cristo llorará sobre la ciudad santa: “Si en este día comprendieras tú también los caminos de la paz…” (Lc 19, 41) La eterna paradoja de la Jerusalén terrena… por ello, el Nuevo Testamento nos invita a elevar los ojos y el corazón no ya a la Jerusalén de abajo sino a la del Cielo.

15 Vamos alegres a la casa del Señor
Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Vamos alegres a la casa del Señor A esto nos invita la 1ª lectura en este comienzo de Adviento: a unirnos a los pueblos numerosos que suben a la casa del Dios de Jacob. Esperamos la Venida (el “advenimiento/adviento”) del Señor. Y nos preparamos a ella durante este hermoso tiempo litúrgico a dos niveles: esperamos su Venida “al final de los días”, “cuando venga el Hijo del hombre” -que es la perspectiva que destaca en este 1er domingo de Adviento- y nos disponemos a vivir sacramentalmente la venida del Señor hecho Niño en Belén. Y todo esto sin olvidar esa “venida intermedia” de la que nos habla san Bernardo, que es la venida invisible y cotidiana de Dios a nuestras vidas mediante la gracia.

16 Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén.
Estar en vela, preparados para cuando vuelva el Señor es casi como llegar… porque el deseo anticipa la realidad. ¡Estemos atentos, démonos cuenta del tiempo en que vivimos!

17 Por mis hermanos y compañeros voy a decir: “la paz contigo”.
El Señor, según la profecía de Isaías, reúne a todos los pueblos en la paz perpetua del Reino de Dios. Y el salmo es un canto y murmullo de paz. Paz activa que nada tiene que ver con riñas y pendencias, paz que busca el bien del hermano, que es lo que literalmente dice el salmo de hoy: “buscaré el bien para ti.”

18 Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo?
Te damos gracias, Señor, porque nos llamas nuevamente a esperar tu venida con esperanza y vigilancia atenta. Haz que, mientras nos encaminamos a tu Casa con alegría, seamos instrumentos de tu paz. Amén.

19 Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…
“Este salmo que emprendí hoy exponer a vuestra caridad anhela la eterna Jerusalén; mejor dicho, suspira por ella este que sube en este salmo, pues es cántico de grado. Muchas veces he dicho a vuestra caridad que éstos no son grados o peldaños de los (hombres) que bajan, sino de los que suben. Luego éste quiere subir. ¿Y adonde quiere subir si no es al cielo? ¿Y qué significa al cielo? ¿Acaso quiere subir para estar con el sol, la luna y las estrellas? No por cierto, pues hay en el cielo una eterna Jerusalén, en donde están los ángeles, nuestros conciudadanos. Lejos de estos conciudadanos peregrinamos ahora en la tierra. En la peregrinación suspiramos, en la ciudad nos regocijaremos. Ya estaban nuestros pies en los atrios de Jerusalén. Si preguntabas por la casa del Señor, ve cuál es la casa del Señor. En aquella casa es alabado el que edificó la casa. Él es delicia de todos los que habitan en ella. El solo es la esperanza aquí y la realidad allí. Luego ¿qué deben pensar los que corren? Como que se hallan ya allí y están de pie allí. Luego corramos hacia allí para que seamos edificados.” (San Agustín, Comentario al salmo 121, )

20 ¡Ven, caminemos a la luz del Señor!
Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”… ¡Ven, caminemos a la luz del Señor!


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