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Domingo III del Tiempo Ordinario

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Presentación del tema: "Domingo III del Tiempo Ordinario"— Transcripción de la presentación:

1

2 Domingo III del Tiempo Ordinario
Ciclo A Domingo III del Tiempo Ordinario «Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró Jesús a Galilea y comenzó a predicar»

3 Primera Lectura - Isaías 8,23.9,1-3
8,23 Porque ya no habrá oscuridad allí donde reinaba la angustia. En un primer tiempo, el Señor humilló al país de Zabulón y al país de Neftalí, pero en el futuro llenará de gloria la ruta del mar, el otro lado del Jordán, el distrito de los paganos. 9,1 El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz; sobre los que habitaban en el país de la oscuridad ha brillado una luz. 2 Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín. 3 Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda y el palo de su carcelero, todo eso lo has destrozado como en el día de Madián. Palabra de Dios Te alabamos Señor

4 «En la Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande»
Isaías, natural de Jerusalén, se muestra especialmente sensible a las tradiciones religiosas del lugar, tales como las referentes a la dinastía de David y a la ciudad de Jerusalén -poemas mesiánicos y cánticos de Sión-. La lectura de hoy nos acerca a los primeros: poema mesiánico.

5 Se trata de un poema mesiánico en el marco del libro del Emanuel.
El acontecimiento del nacimiento del niño es la razón de la intervención salvífica de Dios que celebran los versillos 1-4.Es un anuncio de paz. De paz, que nosotros podemos entender mesiánica.

6 Tras la humillación viene la exaltación; una luz intensa irrumpe en las tinieblas;
el gozo colma los espíritus. La razón inmediata parece ser la retirada del opresor. El agente principal, Dios. Dios, que ha actuado como en el día de Madián - recuerdo de la victoria de Gedeón sobre los madianitas con el estruendo de los cántaros y a la luz de las antorchas-. En el opresor podríamos reconocer al ejército asirio, cruel en extremo.

7 Salmo 27(26),1.4.13-14 1 El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré? 2 Cuando se alzaron contra mí los malvados para devorar mi carne, fueron ellos, mis adversarios y enemigos, los que tropezaron y cayeron. 3 Aunque acampe contra mí un ejército, mi corazón no temerá; aunque estalle una guerra contra mí, no perderé la confianza. 4 Una sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la Casa del Señor todos los días de mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y contemplar su Templo. 13 Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. 14 Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.

8 «El Señor es mi luz y mi salvación»
Salmo de confianza en su primera parte (1-6) y de súplica en su segunda (7-12) con un oráculo del Señor al final (14). Estos versos pertenecen todos al primer movimiento: confianza y esperanza. Miran al presente y miran al futuro. Y el uno como el otro -presente y futuro- descansan en el Señor.

9 No temáis, creed en Dios y creed también en mí?
Alarguemos nosotros la visión hasta la vida eterna y así tendrán los versos cumplido sentido cristiano. El oráculo final se hace carne y sangre en Cristo Jesús. ¿No son suyas aquellas palabras No temáis, creed en Dios y creed también en mí? Él es el fundamento de nuestra confianza presente y de nuestra esperanza futura. El salmo, por lo demás, corre transparente y emotivo. Recémoslo en Cristo Jesús.

10 Segunda Lectura - I Corintios 1,10-13.17
10 Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir. 11 Porque los de la familia de Cloe me han contado que hay discordias entre ustedes. 12 Me refiero a que cada uno afirma: «Yo soy de Pablo, yo de Apolo, yo de Cefas, yo de Cristo». 13 ¿Acaso Cristo está dividido? ¿O es que Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O será que ustedes fueron bautizados en el nombre de Pablo? 17 Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a anunciar la Buena Noticia, y esto sin recurrir a la elocuencia humana, para que la cruz de Cristo no pierda su eficacia. Palabra de Dios Te alabamos Señor

11 «Poneos de acuerdo y no andéis divididos»
Pablo defiende unidad de la Iglesia. Uno es Cristo y una también la Iglesia; uno el Crucificado y una, y firme en él, la cohesión de los bautizados. El pecado y el escándalo de la división se ciernen amenazadores sobre ellos: Yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Pablo…

12 del gran Ministro, Cristo. Uno es el Salvador.
Sin duda alguna no se ha llegado a entender bien el misterio de Cristo. La variedad de ministros no debe comprometer, antes bien, debe confirmar la unidad y exclusividad del gran Ministro, Cristo. Uno es el Salvador. El bautismo cristiano no nos consagra y articula al ministro sino al Señor; pues él murió por nosotros, y es en virtud de su muerte por lo que unos bautizan en su nombre y todos somos salvados. Se perfila, al fondo, la cruz del Señor, causa de nuestra salvación.

13 Lectura del Santo Evangelio Mateo 4,12-23
12 Cuando Jesús se enteró de que Juan había sido arrestado, se retiró a Galilea. 13 Y, dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaúm, a orillas del lago, en los confines de Zabulón y Neftalí, 14 para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: 15 “¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, país de la Transjordania, Galilea de las naciones! 16 El pueblo que se hallaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en las oscuras regiones de la muerte, se levantó una luz.” 17 A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca».

14 18 Mientras caminaba a orillas
del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. 19 Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres». 20 Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. 21 Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. 22 Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron. 23 Jesús recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del reino y curando todas las enfermedades y dolencias de la gente. Palabra de Dios Gloria a Ti, Señor Jesús

15 «Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró Jesús a Galilea y comenzó a predicar»
Al escuchar del arresto de Juan Bautista el Señor Jesús «se retiró a Galilea». Mas no retorna ya a Nazaret, la ciudad que lo vio crecer y trabajar, sino que «vino a residir en Cafarnaúm junto al mar». Cafarnaúm era una ciudad floreciente ubicada en la ribera noroeste del Mar de Galilea o Lago de Genesaret. Era la cuidad en la que vivían Simón, llamado por el Señor Cefas (Pedro), y su hermano Andrés. Ambos se dedicaban a la pesca».

16 Pedro lo hospedaba en su casa.
Desde allí iba y volvía recorriendo «toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo». Pedro lo hospedaba en su casa. Al dar inicio a su predicación y ministerio público en Galilea el Señor Jesús quiere dar cumplimiento a una antigua profecía Isaías: «¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles!

17 Zabulón y Neftalí eran dos de las doce tribus del pueblo de Israel
Zabulón y Neftalí eran dos de las doce tribus del pueblo de Israel. En la distribución territorial que se hizo en tiempos de Josué estaban situadas en el territorio de Galilea, una región ubicada al norte de la Palestina y considerada en los tiempos de Isaías como “tierra de gentiles”. Como “gentiles” se designaba a los pueblos extranjeros y a sus habitantes. Al no adorar al Dios verdadero los judíos los consideraban paganos y enemigos de Israel. Galilea era llamada tierra de gentiles puesto que muchos inmigrantes paganos habitaban allí junto con la población judía.

18 La primera exhortación es un llamado a la conversión: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos
ha llegado». El mensaje del Señor busca en primer lugar la reconciliación de los seres humanos con Dios, fundamento de la reconciliación del ser humano consigo mismo, con sus hermanos humanos y con la creación toda. El Señor ha venido con poder para disipar las tinieblas que son fruto del pecado y restituir así la vida divina de comunión perdida con Dios. Para ello es necesario un proceso de conversión por parte del ser humano, un volver hacia Dios y enmendar los caminos torcidos para caminar a la luz del Señor.

19 Luego del llamado a la conversión nos encontramos con un llamado a seguirlo de cerca,
para formarnos en una nueva misión. La respuesta de Pedro, Andrés, Santiago y Juan expresa la prontitud, y decisión de la respuesta: a nada se aferran por responder a este llamado, ni a su trabajo o “proyectos personales”, ni a los lazos familiares, por más fuertes que sean. Es así que la Iglesia «recibe la misión de anunciar el Reino de Cristo y de Dios e instaurarlo en todos los pueblos, y constituye en la tierra el germen y el principio de ese Reino» (Lumen Gentium, 5).

20 Gracias Señor por tu Palabra purificadora,
que ilumina, alimenta, enriquece, alegra, consuela y compromete. Concédenos vivir conforme a ella.

21 Para apoyarte en aquello que, para el mundo y para nosotros,
CONTIGO, SEÑOR, MIS PRIMEROS PASOS Para apoyarte en aquello que, para el mundo y para nosotros, Tú tienes pensado Y trabajar, sin desmayo ni tregua, para que muchos o algunos encuentren su felicidad en Ti. Porque, cuando me dices “sígueme” siento que, todavía, no te conozco lo suficiente. Que, soy cristiano sin saber lo qué significa y que me da miedo seguirte por lo que ello implica. Porque, cada día, nos das una oportunidad para seguirte. Una hora en la que decir “sí” o un “no”. Porque, siendo jóvenes, mayores o ancianos. Tú pasas por la orilla de nuestra vida pidiendo algo tan grande como personas que crean, esperen y te amén a Ti, Señor. ¿DARÉ MIS PRIMEROS PASOS, SEÑOR? ¿Dejaré algo por Ti?¿Haré algo por tu Reino? ¿Sacaré mis excusas para quedarme sentado en lo mío? ¿CÓMO DAR MIS PRIMEROS PASOS, SEÑOR? ¡Ah! ¡Ya lo sé, Señor! Dejando que Tú, conviertas todo lo que en mí, está un tanto desorientado y pervertido. ¡Gracias, Señor! Oración: P. Javier Leoz

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