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Lectio divina del Salmo dominical
Domingo XIII del Tiempo Ordinario Año A: Acoger al Señor en sus enviados. 2R 4, a: Ese hombre de Dios es un santo; se quedará aquí. Sal 88, : Cantaré eternamente las misericordias del Señor. Rm 6, : Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que andemos en una nueva vida. Mt 10,37-42: El que no toma su cruz no es digno de mí. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí.
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Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
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Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad.“
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Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
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Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: camina, oh Señor, a la luz de tu rostro; tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo.
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Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
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Porque tú eres su honor y su fuerza, y con tu favor realzas nuestro poder. Porque el Señor es nuestro escudo, y el Santo de Israel nuestro rey.
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Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
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Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio…
1Oda de Etán, el ezraita 2Cantaré eternamente las misericordias del Señor, anunciaré tu fidelidad por todas las edades. 3Porque dije: "Tu misericordia es un edificio eterno, más que el cielo has afianzado tu fidelidad.“ 4Sellé una alianza con mi elegido, jurando a David, mi siervo: 5"Te fundaré un linaje perpetuo, edificaré tu trono para todas las edades.“ 6El cielo proclama tus maravillas, Señor, y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles. 7¿Quién sobre las nubes se compara a Dios? ¿Quién como el Señor entre los seres divinos? 8Dios es temible en el consejo de los ángeles, es grande y terrible para toda su corte. 9Señor de los ejércitos, ¿quién como tú? El poder y la fidelidad te rodean. 10Tú domeñas la soberbia del mar y amansas la hinchazón del oleaje; 11tú traspasaste y destrozaste a Rahab, tu brazo potente desbarató al enemigo. 12Tuyo es el cielo, tuya es la tierra; tú cimentaste el orbe y cuanto contiene; 13tú has creado el norte y el sur, el Tabor y el Hermón aclaman tu nombre. 14Tienes un brazo poderoso: fuerte es tu izquierda y alta tu derecha. 15Justicia y derecho sostienen tu trono, misericordia y fidelidad te preceden. 16Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; 17tu nombre es su gozo cada día, tu justicia es su orgullo. 18Porque tú eres su honor y su fuerza, y con tu favor realzas nuestro poder. 19Porque el Señor es nuestro escudo, y el Santo de Israel nuestro rey.
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20Un día hablaste en visión a tus amigos: "He ceñido la corona a un héroe, he levantado a un soldado sobre el pueblo. 21Encontré a David, mi siervo, y lo he ungido con óleo sagrado; 22para que mi mano esté siempre con él y mi brazo lo haga valeroso; 23no lo engañará el enemigo ni los malvados lo humillarán; 24ante él desharé a sus adversarios y heriré a los que lo odian. 25Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán por mi nombre crecerá su poder: 26extenderé su izquierda hasta el mar, y su derecha hasta el Gran Río. 27El me invocará: "Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora"; 28y yo lo nombraré mi primogénito, excelso entre los reyes de la tierra. 29Le mantendré eternamente mi favor, y mi alianza con él será estable; 30le daré una posteridad perpetua y un trono duradero como el cielo.” 31"Si sus hijos abandonan mi ley y no siguen mis mandamientos, 32si profanan mis preceptos y no guardan mis mandatos, 33castigaré con la vara sus pecados y a latigazos sus culpas; 34pero no les retiraré mi favor ni desmentiré mi fidelidad, 35no violaré mi alianza ni cambiaré mis promesas. 36Una vez juré por mi santidad no faltar a mi palabra con David: 37"Su linaje será perpetuo, y su trono como el sol en mi presencia, 38como la luna, que siempre permanece: su solio será más firme que el cielo."
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39Tú, encolerizado con tu Ungido, lo has rechazado y desechado; 40has roto la alianza con tu siervo y has profanado hasta el suelo su corona; 41has derribado sus murallas y derrocado sus fortalezas; 42todo viandante lo saquea, y es la burla de sus vecinos; 43has sostenido la diestra de sus enemigos y has dado el triunfo a sus adversarios; 44pero a él le has embotado la espada y no lo has confortado en la pelea; 45has quebrado su cetro glorioso y has derribado su trono; 46has acortado los días de su juventud y lo has cubierto de ignominia. 47¿Hasta cuándo, Señor, estarás escondido y arderá como un fuego tu cólera? 48Recuerda, Señor, lo corta que es mi vida y lo caducos que has creado a los humanos. 49¿Quién vivirá sin ver la muerte? ¿Quién sustraerá su vida a la garra del abismo? 50¿Dónde está, Señor, tu antigua misericordia que por tu fidelidad juraste a David? 51Acuérdate, Señor, de la afrenta de tus siervos: lo que tengo que aguantar de las naciones, 52de cómo afrentan, Señor, tus enemigos, de cómo afrentan las huellas de tu Ungido. *** 53¡Bendito sea el Señor por siempre! ¡Amén. Amén! Si quieres escuchar el salmo en su lengua original, pincha aquí
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Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.
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Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos º: salmos Y 3º: salmos 72-88 Este salmo es el último del tercer libro, de ahí la doxología final que se le ha añadido, igual que a los salmos 40, 71 y 105 con los que se cierran los otros libros del salterio. Este salmo real hace inclusión con el salmo 2, también real, que, junto con el salmo 71 forman los puntales sobre los que descansa toda esta primera parte del salterio. Salmo 88: Himno al Dios fiel a las promesas hechas a David
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Lectio: ¿Qué dice el texto?
El salmo 88 trata del Ungido, el descendiente legítimo de David, y expresa una esperanza inquebrantable en virtud de la promesa y fidelidad divinas. Ya en el Antiguo Testamento se leyó en clave mesiánica, escatológica. Así preparado, pasa al contexto cristiano, en el que alcanza su plenitud de sentido en Cristo Jesús, Hijo de David. La evocación de las promesas hechas por el Señor a David constituye la parte central y originaria de este magnífico poema. Posteriormente, se le añadió un himno cósmico tras el asedio fracasado de Senaquerib a Jerusalén que parecía inexpugnable. Con el desastre nacional de la deportación a Babilonia, momento en el que cae la dinastía davídica, se añaden la lamentación y la súplica finales. Con esta visión global del Salmo, es fácil percibir la conexión entre sus diversas partes: -Título del salmo (v. 1) -Oráculo divino (vv ) -Himno cósmico (vv. 6-19) -Lamentación (vv ) -Súplica (vv ) -El versículo 53 no forma parte del salmo, se trata de la doxología final que cierra el tercer libro del salterio.
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Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
Meditatio :Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Cantaré eternamente las misericordias del Señor. El tema central de este domingo, según la selección de lecturas que nos ofrece la liturgia de hoy, es la acogida al Señor en la persona de sus profetas y enviados. ¡Ojalá que sepamos reconocer los profetas que el Señor suscita en nuestro tiempo para acoger su oráculo y cantar con David el amor y la fidelidad eterna del Señor!
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Tu nombre es su gozo cada día.
La sunamita supo reconocer en Eliseo al hombre de Dios. Le preparó una habitación en su casa y se llenó de gozo al recibirlo. ¿Sabemos acoger con gozo, dando al mismo tiempo libertad a quien llega? Acoger no es acaparar sino respetar al otro en su insondable misterio.
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El Señor es nuestro escudo.
Aunque tengamos que cargar con la cruz y tomar dolorosas decisiones personales cuando está en juego nuestro seguimiento del Señor, no temamos. Acojamos al Señor en nuestra vida, ¡Él es nuestro Escudo! Si recibimos sus mediaciones humanas y las escuchamos, ¡lo recibimos a Él! Y si lo recibimos a Él, ¡recibimos al Padre! ¿Puede haber mayor recompensa que esta?
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Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo?
Te damos gracias, Señor, porque al recibir a tus enviados te recibimos a Ti. Haz que con ellos recibamos también el cumplimiento de tus promesas. Amén.
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Contemplatio : Miro y me dejo mirar…
“Aunque es verdad que toda la sagrada Escritura está impregnada de la gracia divina, el libro de los salmos posee, con todo, una especial dulzura. La historia instruye, la ley enseña, la profecía anuncia, la reprensión corrige, la enseñanza moral aconseja; pero el libro de los salmos es como un compendio de todo ello y una medicina espiritual para todos. El que lo lee halla en él un remedio específico para curar las heridas de sus propias pasiones. Aquel que desee recordar e imitar las hazañas de los antepasados hallará compendiada en un solo salmo toda la historia de los padres antiguos, y así, leyéndolo, podrá irla recorriendo de forma resumida. Aquel que investiga el contenido de la ley, que se reduce toda ella al mandamiento del amor (porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley), hallará en los salmos con cuánto amor uno solo se expuso a graves peligros para librar a todo el pueblo de su oprobio. Y ¿qué decir de su contenido profético? Aquello que otros habían anunciado de manera enigmática se promete clara y abiertamente a un personaje determinado, a saber, que de su descendencia nacerá el Señor Jesús, como dice el Señor a aquél: A uno de tu linaje pondré sobre tu trono. De este modo, en los salmos hallamos profetizado no sólo el nacimiento de Jesús, sino también su pasión salvadora, su reposo en el sepulcro, su resurrección, su ascensión al cielo y su glorificación a la derecha del Padre. El salmista anuncia lo que nadie se hubiera atrevido a decir, aquello mismo que luego, en el Evangelio, proclamó el Señor en persona.” (San Ambrosio, Comentario al Salmo 1, 4, 7-8)
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Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra?
Es el momento de la “obediencia de la Fe”… ¡Recibe a Cristo en la persona de los hermanos!
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