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V. - Los límites del pluralismo 8
V.- Los límites del pluralismo ¿Una sociedad pluralista supone una ciudadanía gratis? Sartori, Giovanni; Los fundamentos del pluralismo; en: Revista La Política; Número 1; Liberalismo, comunitarismo y democracia; Paidós; Barcelona; España; 1996; pp (*)
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¿Qué decir del pluralismo?
Para Sartori, tolerancia y pluralismo son cosas diversas pues “la tolerancia respeta valores ajenos, mientras que el pluralismo afirma un valor propio. Porque el pluralismo afirma que la diversidad y el disenso son valores que enriquecen al individuo y también a su ciudad política”.
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Los seres humanos no somos hatos, ni piños ni manadas de seres idénticos
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De acuerdo al pluralismo, ya no es la discordia la sospechosa, sino que la unanimidad. ¿Por qué? Porque finitos y limitados como somos los seres humanos, siempre deberemos sostener nuestras verdades con humildad.
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Dotados todos los hombres y mujeres de dignidad y libertad, todos tienen derecho a vivir su verdad, sin más límites que los que impongan el Bien Común.
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Hoy los modernos creemos que en la variedad y no en la uniformidad, en la deliberación y no en imposición, en el cambio y no en el inmovilismo que surgen el consenso social enriquecido.
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Se trata de entender el pacto social como surgido de una permanente concordia discors o de unanimidad pluralista. Notemos que estamos hablando de pacto y concordia, pues el pluralismo es una creencia que sirve para fundar la sociedad, no para destruirla.
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Anotemos pues que “el intento primario del pluralismo es asegurar la paz intercultural, no fomentar una hostilidad entre culturas”. Se trata de una diversidad contenida, de una multiplicidad con cohesión.
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Un contexto pluralista postula un reconocimiento recíproco de las diversas identidades, voluntarias e involuntarias, diversificando el poder, pero jamás permitiendo la creación, en el interior de la sociedad, de comunidades cerradas, exclusivas, intolerantes y agresivas entre ellas. Una sociedad pluralista no es una sociedad fragmentada.
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Sartori nos invita a distinguir el pluralismo del que hemos hablado, es decir como creencia, del pluralismo social y del político. Así el pluralismo político exige que, en el “terreno de lo fundamental, de los principios fundamentales, es necesario el consenso”.
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El pluralismo aprueba el principio mayoritario limitado, porque rechaza la tiranía de la mayoría, promoviendo activamente el respeto de los derechos de la minoría.
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El pluralismo defiende una concepción política y no bélica el conflicto, pues la política no es la guerra. “Es decir, que quien pierde se puede volver tranquilamente a su casa” y la rotación del poder es natural y pacífica.
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Es regla fundamental, por ejemplo, la resolución pacífica de los conflictos. Sólo si estos consensos se dan podemos entrar en las discordias doctrinarias, ideológicas, programáticas y de la calidad de las autoridades a seguir.
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El pluralismo social supone que la religión, la política y la economía están adecuadamente separadas.
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Al interior de la sociedad pluralista conviven las más variadas asociaciones y estas “deben ser, en primer lugar, voluntarias (no obligatorias o dentro de las cuales se nace) y, en segundo lugar, no exclusivas, abiertas a afiliaciones múltiples”.
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Una sociedad estructurada en torno castas y clanes exclusivos, excluyentes e inmóviles no es pluralista. Del mismo modo, una sociedad que promueve la multiplicación de las diferencias grupales, y a estas las convierte en esenciales e irreductibles, “niega el pluralismo en todos los terrenos: tanto por su intolerancia, como porque rechaza el reconocimiento recíproco y hace prevalecer la separación sobre la integración”.
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Un Estado neutral busca establecer reglas generales para todos por igual y sólo establece excepciones limitadas a este principio.
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Como señala Sartori, que la intolerancia como recta actitud moral supone criterios. “El primero es que siempre debemos proporcionar razones de aquello que consideramos intolerable”. (…)
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El segundo criterio implica el harm principle, el principio “de no hacer el mal”.
Y el tercer criterio es obviamente la reciprocidad: al ser tolerantes con los demás esperamos, a nuestra vez, ser tolerados por ellos”.
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El segundo criterio implica el harm principle, el principio “de no hacer el mal”.
Y el tercer criterio es obviamente la reciprocidad: al ser tolerantes con los demás esperamos, a nuestra vez, ser tolerados por ellos”.
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El segundo criterio implica el harm principle, el principio “de no hacer el mal”.
Y el tercer criterio es obviamente la reciprocidad: al ser tolerantes con los demás esperamos, a nuestra vez, ser tolerados por ellos”.
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Volvamos ahora a la realidad actual marcada por múltiples comunidades que exigen identidad, pertenencia, respeto y reconocimiento. El sentido de identidad que poseemos como miembros de una comunidad política nacional se ve, en determinadas ocasiones, en conflicto con otras identidades más particulares basadas en la clase social, la raza, la etnia, la religión, el genero, las preferencias sexuales, profesiones, etc.
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A su vez, en la medida que como ciudadanos nuestra pertenencia a una comunidad política nacional implica un vínculo con diferentes individuos, los cuales son portadores a su vez de diferentes identidades, resulta difícil imaginar cómo sin una identidad política compartida sea posible generar una verdadera sociedad democrática.
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Uno de los desafíos para las democracias contemporáneas consiste precisamente en reconocer tales diferencias sin caer en una situación en donde los ciudadanos se vean así mismos, básicamente, como portadores de identidades particulares, de otro modo los sentimientos de reciprocidad y preocupación mutua serían mínimos.
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Bibliografia Ollero, Andrés, Tolerancia y verdad, en Revista Chilena de Derecho, Vol.24, N.1 Arendt, Hannah De la historia a la acción; Paidos; Barcelona; España; 1995. Bobbio, Norberto; El filósofo y la política (Antología); Tolerancia, Fondo de Cultura Económica, México; 1996. Sartori, Giovanni, La sociedad Multiétnica. Pluralismo, Multiculturalismo y Extranjeros; Taurus; Madrid; 2001 Walzer, Michael (1998). Tratado sobre la Tolerancia (Paidós, Barcelona) Kymlicka, Will and Norman, Wayne (2000). ‘Citizenship in Culturally Diverse Societies: Issues, Contexts, Concepts’ in Kymlicka, Will and Norman, Wayne (eds.), Citizenship in Diverse Societies (Oxford University Press, Oxford)
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No debemos tolerar a la amenaza porcina
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