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Publicada porFrancisco Herrera Ayala Modificado hace 7 años
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Niños Oposicionistas: un reto para los Padres
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Un estudio longitudinal llevado a cabo por Robins (1966) permitió especificar patrones de conducta infantil que parecieran predecir serios disturbios psiquiátricos en adultos. Esencialmente, este estudio mostró que niños pequeños que emiten frecuente conducta “antisocial”, tienden a exhibir comportamientos similares cuando adultos, al punto que probablemente sean etiquetados como sociópatas. La conducta antisocial definida por Robins incluye diversos comportamientos como vagar, mentir y robar. Sin embargo, de gran interés para este estudio es el dato de que muchos de estos niños antisociales tienen padres muy descuidados en su responsabilidad por proporcionar disciplina y supervisión. Estos niños suelen ser bastante oposicionistas ante los requerimientos sociales y sus padres son incapaces o no les interesa enfrentar el problema.
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Desde el punto de vista de la teoría del reforzamiento, la modificación de la conducta oposicionista de los niños representa interesantes problemas prácticos y teóricos. Muchos teóricos del reforzamiento asumen que la conducta inapropiada de los niños es debida a la atención contingente que le proporcionan los padres de los niños, sus maestros, sus compañeros, etc. En otras palabras, podemos asumir que estas personas son fuentes de reforzamiento positivo para el niño y que resultan responsables del mantenimiento de la conducta inapropiada de este. Más aún, la manipulación de estas contingencias deberían producir efectos predecibles en la conducta desviada del niño. Esto es, la frecuencia de la conducta inapropiada debería debilitarse al no estar las contingencias e incrementarse si la contingencia está presente. Diversos investigadores (Hawkins, Peterson, Schwied & Bijou, 1966; Harris, Wolf y Baer, 1964) han proporcionado un claro apoyo a estas predicciones. Padres y maestros podrían ser entrenados para utilizar su poder como reforzadores positivos y producir cambios terapéuticos dramáticos en la conducta desviada de los niños.
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Aunque este “manejo de contingencias” ha sido efectivo en modificar la conducta desviada de los niños, ha sido también marcadamente inefectivo para tratar el comportamiento oposicionista, en lo que se refiere a las interacciones padre-hijo. Wahler (1968) estudió 5 familias de niños extremamente oposicionistas. En su estudio, se intentó eliminar las contingencias de atención por parte de los padres, al tiempo que se mantenía esta contingencia para el comportamiento cooperativo La siguiente Figura resume los resultados de esa investigación.
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Como se ve, aunque los padres diferencialmente atendían la conducta cooperativa de los niños, la frecuencia de la conducta oposicionista no cambiaba. Afortunadamente, un procedimiento de tiempo fuera (castigo) si resultó efectivo para obtener los resultados terapéuticos. En este procedimiento, se instruyó a los padres para aislar a su hijo (en su recámara) inmediatamente después de ocurrir su conducta oposicionista y continuar con su aprobación social sobre el comportamiento cooperativo. Como se muestra en la Figura, ocurrieron cambios dramáticos y estables en la conducta de los niños.
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En un estudio efectuado al año siguiente por el mismo autor (Wahler, 1969), se reportan los resultados de otros dos niños oposicionistas manejados con la misma técnica. En las dos gráficas que aparecen en seguida, se podrá apreciar que los resultados del tiempo fuera mas el manejo de contingencias retirando la atención sobre la conducta oposicionista de los niños, dieron buenos resultados.
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REFERENCIA : Oppositional Children: a quest for parental reinforcement control Robert G. Wahler Journal of Applied Behavior Analysis, 1969, 2,
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