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Publicada porAna Navarro Campos Modificado hace 7 años
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Lectio divina del Salmo dominical Sagrado Corazón de Jesús
Año A:El Señor nos elige por puro amor. Dt 7,6-11: El Señor se enamoró de vosotros y os eligió. Sal 102, : La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos. 1Jn 4,7-16: Dios nos amó. Mt 11,25-30: Soy manso y humilde de corazón.
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La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
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Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre
Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
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La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
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Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura.
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La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
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El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel.
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La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
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El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas.
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La misericordia del Señor dura siempre, para los que cumplen sus mandatos.
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Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio…
1Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. 2Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. 3Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; 4él rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura; 5él sacia de bienes tus anhelos, y como un águila se renueva tu juventud. 6El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos; 7enseñó sus caminos a Moisés y sus hazañas a los hijos de Israel. 8El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia; 9no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; 10no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. 11Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre sus fieles; 12como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. 13Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el Señor ternura por sus fieles; 14porque él conoce nuestra masa, se acuerda de que somos barro. 15Los días del hombre duran lo que la hierba, florecen como flor del campo, 16que el viento la roza, y ya no existe, su terreno no volverá a verla. 17Pero la misericordia del Señor dura siempre, su justicia pasa de hijos a nietos: 18para los que guardan la alianza y recitan y cumplen sus mandatos. 19El Señor puso en el cielo su trono, su soberanía gobierna el universo. 20Bendecid al Señor, ángeles suyos, poderosos ejecutores de sus órdenes, prontos a la voz de su palabra. 21Bendecid al Señor, ejércitos suyos, servidores que cumplís sus deseos. 22Bendecid al Señor, todas sus obras, en todo lugar de su imperio. ¡Bendice, alma mía, al Señor! Si quieres escuchar este salmo en hebreo, pincha aquí.
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Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.
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Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio?
Nuestro salmo se encuentra en la segunda parte del salterio, dedicado a las alabanzas a Dios, formada por los libros: 4º: salmos y 5º: salmos Salmo 102: Himno a la misericordia de Dios.
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Lectio: ¿Qué dice el texto?
El salmo 102 es un himno a la misericordia paternal de Dios que comienza en forma de diálogo entre el salmista y su propia alma (vv. 1-2), exhortándose a alabar a Dios y a no olvidar ninguno de sus beneficios. Beneficios que enumera a continuación: el Señor perdona sus culpas y cura sus enfermedades (v.3), arranca su vida de la muerte y la colma de su amor y compasión (v.4), sacia de bienes sus años (v.5), y hace justicia y defiende a los oprimidos (v.6). En la segunda parte (vv.7-19) el salmista contempla los beneficios que el Señor ha llevado a cabo en la historia del pueblo: ha revelado sus caminos (v.7), la actitud de Dios hacia los pecadores no es la de un Juez inapelable, sino la de un padre bondadoso (vv. 8-13). La razón de este proceder del Señor es que Él nos ha creado y sabe que somos frágiles (vv ). El poema concluye con una invitación a bendecir a Dios, dirigida a todo el universo, explicitada en cuatro invitaciones dirigidas a: los ángeles (v.20), los astros (v.21), todas las cosas creadas (v.22 a), y al mismo salmista (v.22b).
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Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto
Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. Bendice, alma mía, al Señor y no olvides sus beneficios. ¿Cómo no bendecir a Quien nos ha bendecido antes por puro amor, a pesar de (o precisamente por) nuestra pequeñez? Él nos ha elegido y su Amor dura por siempre.
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Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades.
Ante el Amor misericordioso de Dios manifestado en Cristo nos damos cuenta de nuestra infinita estrechez de corazón… Pero, no desesperemos, no temamos, confiemos en el Señor mientras, humilde y mansamente trabajamos cada día por aprender de su Corazón a servir a Dios y a nuestros hermanos. Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades.
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El Señor te colma de gracia y de ternura.
San Juan nos lo dice de forma más breve: “Dios nos amó” ¿Nos lo creemos? ¡Dios nos ama! Entonces nuestra vida tiene que cambiar…
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Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo?
Te damos gracias, Señor, por tu Amor, siempre fiel. Haz que cada día nos parezcamos más a ti. Amén.
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Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros…
«Todo hombre ama; nadie hay que no ame; pero hay que preguntar qué es lo que ama. No se nos invita a no amar, sino a que elijamos lo que hemos de amar. ¿Pero, cómo vamos a elegir si no somos primero elegidos, y cómo vamos a amar si no nos aman primero? Oíd al apóstol Juan: Nosotros amamos a Dios, porque él nos amó primero. Trata de averiguar de dónde le viene al hombre poder amar a Dios, y no encuentra otra razón sino porque Dios le amó primero. Se entregó a sí mismo para que le amáramos y con ello nos dio la posibilidad y el motivo de amarle. Por tanto, teniendo una gran confianza, amemos a Dios en virtud del mismo don que Dios nos ha dado. Oíd a Juan que dice más claramente aún: Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él. No basta con decir: El amor es de Dios. ¿Quién de vosotros sería capaz de decir: Dios es amor? Y lo dijo quien sabía lo que se traía entre manos. Dios se nos ofrece como objeto total y nos dice: «Amadme, y me poseeréis, porque no os será posible amarme si antes no me poseéis». (San Agustín, Sermón 34, 2. 3)
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Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra?
Es el momento de la “obediencia de la Fe”… Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón.
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