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I.- LA ALEGRÍA COMO VOCACIÓN

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Presentación del tema: "I.- LA ALEGRÍA COMO VOCACIÓN"— Transcripción de la presentación:

1 I.- LA ALEGRÍA COMO VOCACIÓN

2 En estos últimos tiempos, hemos recibido una serie de llamados y provocaciones a vivir la ALEGRÍA como vocación específica nuestra. LA ALEGRÍA DEBE SER la manera en la que vivimos nuestra vocación, y como manera en la que testimoniamos ella.

3 El ícono de Betania es el paso de la tristeza de muerte a la ALEGRÍA DE VIDA.

4 EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM DEL SANTO PADRE FRANCISCO A LOS OBISPOS A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS A LAS PERSONAS CONSAGRADAS Y A LOS FIELES LAICOS SOBRE EL ANUNCIO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO ACTUAL

5 1. La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.

6 I. A legría que se renueva y se comunica
2. El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia aislada.

7 Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien.

8 Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente
Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado.

9 3. Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso.

10 No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque « nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor ».1 Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos.

11 Éste es el momento para decirle a Jesucristo: « Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores ». ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamosde acudir a su misericordia.

12 Aquel que nos invitó a perdonar « setenta veces siete » (Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nadapueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!

13 Palabras del Magisterio del Papa Francisco
CONGREGACIÓN PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA  Y LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA «ALEGRAOS...» Palabras del Magisterio del Papa Francisco Carta circular a los consagrados y consagradas hacia el año dedicado a la Vida consagrada (Prot. n. Sp.R. M 1/2014)

14 «Quería deciros una palabra, y la palabra era alegría
«Quería deciros una palabra, y la palabra era alegría. Siempre, donde están los consagrados, siempre hay alegría». Papa Francisco

15 «La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría». El incipit de la exhortación apostólica Evangelii gaudium resuena, en la línea del magisterio del Papa Francisco, con una sorprendente vitalidad: llama al admirable misterio de la Buena Noticia que, acogida en el corazón, transforma la vida. Se nos narra la parábola de la alegría: el encuentro con Jesús enciende en nosotros la belleza primigenia, esa belleza del rostro que irradia la gloria del Padre (cf. 2 Cor 4,6), cuyo fruto es la alegría.

16 Esta Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica invita a reflexionar sobre el tiempo de gracia que tenemos la dicha de vivir, con la invitación especial que el Papa dirige a la vida consagrada.

17 Acoger este magisterio significa renovar la existencia según el Evangelio, no como radicalidad en el sentido de modelo de perfección y a menudo de separación, sino como adhesión toto corde al encuentro de salvación, acontecimiento que transforma nuestra vida: «se trata de dejar todo para seguir al Señor. No, no quiero decir radical. La radicalidad evangélica no es sólo de los religiosos: se pide a todos. Pero los religiosos siguen al Señor de manera especial, de modo profético. Yo espero de ustedes este testimonio. Los religiosos tienen que ser hombres y mujeres capaces de despertar al mundo».

18 Nos podemos preguntar: Por qué tantos llamados a vivir nuestra vocación con ALEGRÍA?
O tal vez: Hemos perdido la ALEGRÍA EN LA VIDA RELIGIOSA? Es muy posible que como Superiores Mayores, o Delegados, o responsables, estemos cargados de muchas angustias.

19 Quizá nos preocupe cómo mantener nuestras obras, nuestras escuelas, nuestros hospitales, nuestras casas, nuestras comunidades, etc.? Quizá nos deprime ver la disminución de vocaciones, las salidas de la vida religiosa, la impotencia de hacer lo que hacíamos y de la forma en que lo hacíamos.

20 Quizá sentimos que estamos en un mundo demasiado complejo, con las nuevas tecnologías, con las redes sociales, con la globalización, las guerras de religión, etc. Quizá sentimos que los jóvenes son «demasiado» distintos a nosotros, demasiado «otra cosa». «La vida religiosa ya no es la misma».

21 Es más, quizá comenzamos a dudar del sentido mismo de la vida religiosa, de su validez, de su sentido, de su identidad. «Para qué ser religioso hoy»? Es muy posible, que existe algo, o mucha razón: hemos perdido la alegría, nos hemos deprimido, hemos dudado, hemos sentido que estamos muriendo, o quizá que ya estaos muertos.

22 Y es precisamente la CLAR con el ícono de Betania, el Santo Padre, la Congregación para la VC, los que nos insisten en lo contrario: NO, NO ESTÁN MUERTOS, NO ESTÁN DORMIDOS, NO ESTÁN ADORMECIDOS, AL CONTRARIO ESTÁN VIVOS, ESTÁN CON DIOS, ESTÁN CUMPLIENDO LA VOLUNTAD DEL SEÑOR.

23 Y eso, nos puede, y nos debe, traer una profunda, y sincera, ALEGRÍA.

24 Pero esta ALEGRÍA pasa por el encuentro y contacto permanente con Dios
Pero esta ALEGRÍA pasa por el encuentro y contacto permanente con Dios. La presencia del Espíritu Santo, NUNCA es una presencia de muerte, de tristeza, de desolación. Dios trae el AMOR, la VIDA, la DONACIÓN, la ALEGRÍA. Tenemos las experiencias de Lázaro. Y toda la acción de Dios en el Evangelio, y del Espíritu en Pentecostés.

25 La presencia de Dios es una presencia de Alegría, porque NO PUEDE SER DE OTRA MANERA. Es Buena Nueva, es el Gozo más profundo de nuestra existencia. Esta presencia es opuesta a la del mal, que nos trae tristeza, desolación, muerte. Por ello si en nuestro contacto con Dios, sentimos tristeza, desolación y muerte, duden seriamente si el Dios con el que estamos es el Dios nuestro, el Dios del amor y de la vida plena.

26 En todas las decisiones, en todas las pruebas, en todas las circunstancias, debe primar esta ALEGRÍA. La gente de nuestro pueblo nos da un ejemplo de esto. Los primeros cristianos y tantos santos y mártires nos dan ejemplo de esto.

27 La resurrección de Lázaro, en el ícono de Betania, puede ser la mayor expresión de una VC que se quiere resucitada definitivamente, y en presencia del Señor.


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