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Publicada porLorena Escobar Ortíz Modificado hace 9 años
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SALVE LUISA ESPLENDOR DE LA IGLESIA Dilataste tu gran corazón, por lograr que tus hijas vivieran tu carisma con gozo y unión. Mira al pueblo que gime y suplica, ser librado de dura opresión, y haz que impere la digna justicia en favor de los pobres de hoy.
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Generosa cristiana, el bautismo te llevó hasta inmolarte en la cruz, y encendida en fervor del Espíritu, en escala ascendiste a Jesús. Responsable, hacendosa, exquisita por diversos estados de luz, a entonar el cantar de María, con humilde y filial gratitud
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Fue tu vida belleza selecta, que de niña y de joven brilló, en un mundo de horror y tinieblas, para ser mensajera de amor. De la gracia precioso portento, eres Luisa sonrisa de Dios, que marcada de cruel sufrimiento divinizas la cruz del dolor. Dulce esposa, leal, comprensiva, madre tierna solícita y fiel a tu ejemplo florecen familias con los frutos de paz y de fe. Fue tu vida belleza selecta, que de niña y de joven brilló, en un mundo de horror y tinieblas, para ser mensajera de amor. De la gracia precioso portento, eres Luisa sonrisa de Dios, que marcada de cruel sufrimiento divinizas la cruz del dolor. Dulce esposa, leal, comprensiva, madre tierna solícita y fiel a tu ejemplo florecen familias con los frutos de paz y de fe.
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La víspera de la concepción de la Santísima Virgen, habiendo escuchado la lectura de la epístola del día, tuve en sueños la visón de una gran oscuridad en pleno medio día, la que al principio me parecía poca y después fue seguida de una noche muy oscura que asombraba y espantaba a todo el mundo. Yo solo sentía sumisión a la Divina justicia. Pasada esta oscuridad, vi venir la claridad de pleno medio día y en algún lugar del aire, muy elevada vi como una figura al estilo de cómo se nos suele representar la transfiguración, que me pareció una figura de mujer.
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Con todo mi espíritu fue presa de una gran admiración, que me conducía a gratitud hacia Dios, pero tal que mi cuerpo se resentía, y despertándome con eso seguí sintiendo el dolor durante algún tiempo; y esta visión se me ha quedado siempre grabada en mi espíritu, contrariamente a lo que de ordinario me sucede con mis sueños, representándome que esta primera gracia en la Virgen era el comienzo de la luz que el Hijo de Dios debía traer al mundo. E: 38
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Tengo que decirle de todas formas que no creo que el mal sea tan grande como usted me lo pinta; consuélese pues querida hermana, y no se llene de amargura por esa falta, admire mas bien la bondad de Dios que ha permitido que caiga usted en ella para enseñarle a humillarse mejor que hasta ahora lo había hecho. C. 129
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Continúe así querida hermana se lo ruego, sirviendo a nuestros queridos amos con gran dulzura, respeto, y cordialidad, viendo siempre a Dios en ellos. C. 435
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ué pueden desear unas personas que se han entregado a Dios, sino buscar todo lo que pueda ayudarles a serle fieles E. 106
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Tener la caridad en el corazón, es indudablemente, amar a nuestras hermanas, como al mismo Jesucristo. E. 90
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!QUÉ HERMOSO CUADRO Dios mío¡ ! Qué humildad, qué fe, que prudencia, que buen juicio y siempre con la preocupación de conformar sus acciones con las de N. Señor¡ Hermanas mías os toca ahora a vosotras conformar vuestras acciones con las suyas e imitarle en todas las cosas. S. Vicente y las primeras hermanas !QUÉ HERMOSO CUADRO Dios mío¡ ! Qué humildad, qué fe, que prudencia, que buen juicio y siempre con la preocupación de conformar sus acciones con las de N. Señor¡ Hermanas mías os toca ahora a vosotras conformar vuestras acciones con las suyas e imitarle en todas las cosas. S. Vicente y las primeras hermanas
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