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Publicada porCatalina Velázquez Figueroa Modificado hace 9 años
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Lectio divina del Salmo dominical Gn 15,5-12.17-18: Dios hace alianza con Abrahán, el creyente. Sal 26,1.7-8a.8b-9abc.13-14: El Señor es mi luz y mi salvación. Flp 3,17-4,1: Cristo nos transformará, según el modelo de su cuerpo glorioso. Lc 9,28b-36: Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió. Domingo II de Cuaresma Año C: Fe que transfigura.
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El Señor es mi luz y mi salvación. Monte Tabor
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El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
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El Señor es mi luz y mi salvación. Monte Tabor
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Escúchame, Señor, que te llamo, ten piedad, respóndeme. Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro.»
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El Señor es mi luz y mi salvación. Monte Tabor
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Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro; no rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio.
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El Señor es mi luz y mi salvación. Monte Tabor
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Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor.
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El Señor es mi luz y mi salvación. Monte Tabor
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Lectio Ahora leemos el salmo entero, despacio… Salmo 26 (27) 1 [De David.] El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? 2 Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. 3 Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. 4 Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo. 5 Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca; 6 y así levantaré la cabeza sobre el enemigo que me cerca; en su tienda sacrificaré sacrificios de aclamación: cantaré y tocaré para el Señor. 7 Escúchame, Señor, que te llamo; ten piedad, respóndeme. 8 Oigo en mi corazón: "Buscad mi rostro". Tu rostro buscaré, Señor, 9 no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación. 10 Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor me recogerá. 11 Señor, enséñame tu camino, guíame por la senda llana, porque tengo enemigos. 12 No me entregues a la saña de mi adversario, porque se levantan contra mí testigos falsos, que respiran violencia. 13 Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida. 14 Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. Si quieres escuchar este salmo en hebreo, pincha aquí. Si quieres escuchar este salmo en hebreo, pincha aquí.
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Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Según el P. Ramón Ribera, monje de Montserrat, y otros estudiosos, el orden de los salmos no se debe al azar sino que hay toda una estructura interna.
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Nuestro salmo se encuentra en la primera parte del salterio, dedicado a las súplicas a Dios, formada por los libros: 1º: salmos 1-40 1º: salmos 1-40 2º: salmos 41-71 2º: salmos 41-71 Y 3º: salmos 72-88 Lectio ¿Qué lugar ocupa este salmo en el salterio? Salmo 26: Confianza en el peligro Dentro del primer libro, los salmos 3-31 constituyen la 1ª Colección de David. David es el protagonista de estos salmos y todos traen su nombre en el título (aunque esto no quiere decir que los haya escrito él). Toda esta colección está organizada en 4 septenarios que corresponden a 14+14. Para los hebreos el nº 14 es el equivalente numérico de las letras de la palabra “David.” El Salmo 26 se encuentra en el cuarto septenario (salmos 25-31).
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El salmo 26 que hoy proclamamos es un salmo de confianza individual, con elementos de súplica. Una persona, que se ha refugiado en el templo de Jerusalén, confía plenamente en que el Señor la declarará inocente. Consta de dos partes (vv. 1-6 y vv. 7-13, que para muchos en realidad se trataría de dos salmos y la Liturgia en parte lo corrobora pues para cada una de ellas pone un versículo introductorio distinto) y una conclusión (v.14). La primera parte (vv. 1-6) expresa la confianza del salmista orientada a la alabanza en el Señor a pesar del peligro bélico que le acecha. La segunda parte (vv. 7-13) expresa la confianza convertida en oración ante las pruebas de la vida. La conclusión (v. 14) es una invitación a la confianza. Parecen ser las palabras que un sacerdote dirige al fiel, reforzando la idea de que Dios le va a hacer justicia sin demora. Con todo, siguiendo a Schökel, vemos que hay “un denominador común: el miedo. Porque la confianza, por encima de todo, no tiene que vencer enemigos ni rebatir calumnias; tiene que vencer el miedo, el gran enemigo interior.” Lectio : ¿Qué dice el texto?
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Meditatio Lo propio de este paso es meditar qué me dice a mi el texto. Esto es algo muy personal por ello aquí para ayudar a esta meditación relacionamos el salmo con las lecturas del domingo. El Señor es la defensa de mi vida. ¡Con qué confianza gozosa diría esto Abraham ya que Dios hace alianza con él! Eso significa el “extraño” ritual que escuchamos en la 1ª lectura de cortar las víctimas en dos (de hecho en hebreo se dice: “cortar la alianza”) porque el que se comprometía con juramento pasaba entre los miembros para significar que si no cumplía el pacto le pasara a él otro tanto. ¡Y en nuestro texto es Dios mismo, figurado en la antorcha ardiente, quien pasa! Y, hablando de “paso” eso significa “Pascua.” Y Cristo mismo es la Víctima… ¿Cómo tener miedo? ¡Dios es la defensa de mi vida!
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Tu rostro buscaré, Señor. Tanto Abraham como san Pablo buscaron el rostro del Señor. A eso estamos llamados todos: a fijar nuestros ojos en Jesucristo tratando de descubrirLe en la oración, en los acontecimientos y en las personas. ¡No hagamos como aquellos “enemigos de la Cruz de Cristo” de quienes se queja san Pablo en la 2ª lectura! porque su dios es el vientre (que si alimentos puros o impuros…), su gloria sus vergüenzas (necesidad de la circuncisión…)
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El Señor es mi luz y mi salvación. El rostro de Cristo cambió, se transfiguró, mientras oraba. Y con Él aparecieron moisés y Elías –los que como Él también habían ayunado 40 días- ¡No cejemos en el camino cuaresmal: el ayuno, la limosna, la oración o, dicho de otra manera, las obras de misericordia; y contemplaremos al Señor lleno de gloria (ahora sí, plena y para siempre) en la Resurrección.
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Oratio ¿Qué me hace decirle a Dios este salmo, la liturgia de este domingo? Te damos gracias, Señor porque la luz de tu Misterio Pascual guía nuestro camino cuaresmal. Haz que durante estos días no cesemos de buscar tu Rostro, ya sea transfigurado o velado, en nuestros hermanos. Amén
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Contemplatio Miro y me dejo mirar… En esto los Padres de la Iglesia son maestros… «No hay que pensar que cada uno de nosotros tiene que luchar contra todos estos poderes, porque creo que es imposible para cualquier hombre… pienso que la naturaleza humana tiene su capacidad propia, aunque sea Pablo, aquel de quien se dice: “Este es un instrumento de mi elección.”, o Pedro, aquel “contra el que no prevalecerán las puertas del infierno”, o Moisés “el amigo de Dios”, absolutamente ninguno de ellos podría soportar a la vez sin algún daño toda la muchedumbre de poderes del mal, a no ser que actúe en ellos el poder de aquel que dijo: “Tened confianza, yo he vencido al mundo”… Porque no creo que la naturaleza humana por sí sola pueda luchar sino cuando sienta en sí la presencia e inhabitación del Señor, con la esperanza del auxilio divino y diga: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré.”» (O RÍGENES, Sobre los principios, 3,2,5)O RÍGENES
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Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. Actio ¿Qué me hace vivir el Señor a partir de esta Palabra? Es el momento de la “obediencia de la Fe”…
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